jueves, 2 de julio de 2015

LA BIFURCACIÓN DEL CAMINO [कांटा सडक] Kāṇṭā saḍaka

LIBERACIÓN DEL SUFRIMIENTO.
El budismo desarrolló muchas corrientes de culto y filosofía en los numerosos y diferentes países a los que llegó.
Todas, se basan con las mismas bases fundamentales, y todas están de acuerdo en rechazar cualquier idea o dogma de un dios; no reconocen a un “ser supremo" El budismo consiste fundamentalmente en técnicas para limpiar las “manchas” mentales y de conducta que restringen o bloquean nuestra visión interior.
Esta visión interior puede surgir gradualmente en nosotros o llegar de pronto. De hecho, no es sino la condición natural de la claridad mental integrada, que aparece sólo cuando los deseos, ansias, creencias, hábitos y percepciones falsas que surgen del apego por las cosas se eliminan.
Buda no quiso nombrar o describir ningún fin último excepto la liberación del sufrimiento causado por el apego a la propia identidad.
Señaló que todas las cosas son efímeras y perecederas. Por muy firmemente asentadas, placenteras y felices que puedan parecer en el momento, su desaparición provoca continuo sufrimiento, así que lo único razonable es escapar de los apegos terrenales con tanta urgencia como de un edificio en llamas.
El nirvana es la iluminación en vida, la adquisición del conocimiento que nos lleva al desapego de las cosas mundanas.
El método para alcanzar el nirvana se basa en un control introspectivo cuidadoso, físico y mental, y auto crítico.
A través de él se desarrolla una actitud de alerta permanente sobre lo que se hace, se dice, se piensa y se siente. Normalmente se experimenta una sucesión interior de imágenes, engaños, necesidades, miedos y resentimientos egoístas que ininterrumpidamente ocupan la mente.
Hay que aprender a examinarlos todos desapasionadamente, con mente tranquila, como si se estuviera viendo pasar la corriente de un río, y darse cuenta de que son vacíos e irreales.
Sólo se puede hacer esto desarrollando la capacidad para una contemplación introspectiva prolongada y la habilidad para ignorar las distracciones de todo tipo. Para lograrlo hay que tener el equipo necesario, llamado genéricamente “medios” o “método”.
Algunas personas pueden sentir que este proceso es excesivamente negativo, pues rechaza, como sin valor, todas las experiencias y hechos. Pero esta negatividad es ella misma una ilusión.
Los budistas necesitan enumerar las creencias ilusorias una por una a fin de alcanzar la realidad última más allá de nombres y categorías.
El budismo tiene términos para cierto número de realizaciones importantes que necesitamos experimentar. Sólo podemos entender el significado de los términos si tratamos de llegar a esas realizaciones nosotros mismos.
Los términos que se dan aquí están en sánscrito y traducidos, pero ninguna palabra castellana es capaz de expresar del todo los significados originales budistas.
El arte tibetano está enteramente dedicado a provocar estas realizaciones y su imaginería figurativa siempre se refiere a ellas.
La personificación es muy importante en todo el complejo imaginario y artístico del Tíbet. En el arte budista indio más temprano, entre aproximadamente el 200 a.C. y el 200 de nuestra era, se suponía que representar a Buda en una forma humana corriente no estaba bien.
El hecho de que Buda hubiera alcanzado el nirvana implicaba que había sobrepasado los límites de lo humano. Objetos muy simples se utilizaban para simbolizar su presencia en los muchos relieves escultóricos que representaban acontecimientos en los que tomó parte: un cojín en su asiento, un par de huellas de pies en forma de loto o el símbolo arcaico de un gran pilar.
Pero hacia el siglo I se empezaron a grabar y pintar imágenes indias de Buda.
Los imagineros budistas, como todo arte de lo sagrado, empleaban un léxico estilístico muy limitado y elaboraban distintas variaciones sobre un número relativamente reducido de formas.
Este conservadurismo tiene su origen en el objetivo esencialmente didáctico del arte sacro budista: la reiteración inculca el mensaje y le añade fuerza acumulativa.
En la iconografía budista, todos los gestos de la mano (mudras) tienen un significado concreto, al igual que en las imágenes hinduistas.
Los movimientos mudra son el fiel reflejo de los movimientos de la mente y constituyen uno de los principales elementos simbólicos utilizados para comunicar los principios del dharma.
Todas las imágenes de Buda sirven para diferentes propósitos. La imagen es un trampolín para la meditación, un medio de llenar la mente con una forma que representa la perfección. La verdadera apreciación de la forma conduce a lo informe del mismo modo que la verdadera percepción del sonido conduce al silencio.
Thuk Je Che Tibet.
Thuk Je Che Tibet
-.-.-

el dispensador dice:
el camino se abre,
se bifurca hacia la incertidumbre,
¿derecha?,
¿izquierda?,
¿seguir de largo,
rectilineando una nueva senda?,
el paisaje es variado,
el horizonte se despliega como vela,
las circunstancias envuelven,
el sueño no espera,
nadie se va,
hasta que la señal del ángel le llega...
debes caminar,
porque el movimiento lleva,
hay un camino trazado,
pero no es línea recta,
debes ajustarlo... mientras la vida atropella...
no resistas,
lo que la consciencia indica,
ella percibe,
lo que la sapiencia salpica,
empujando hacia ciénagas,
donde el barro complica...

a veces aciertas,
a veces lágrimas,
a veces sonrisas,
lo bueno es encarar lo que sigue,
paso a paso,
sin pausa y sin prisa...

todo dependerá de la decisión que tomes,
o hacia dónde te dirijas,
déjate llevar,
por la mano del ángel... 
que ve los abismos,
que al alma complican,
no dudes,
no te lamentes,
no padezcas las lavas hirvientes,
simplemente camina hacia tu naciente,
él te llevará hacia donde el pensamiento hace "mente",
si sabes de mares,
será el puerto el que te encuentre.
JULIO 02, 2015.-

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