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Un año sin Nobel plagado de noveles
Un alud de primeras novelas marcan el inicio de curso
Ilustración de Fernando Vicente.
La venta de libros va camino de convertirse en un negocio estacional similar a la venta de ropa, es decir, con picos (¡Sant Jordi!), desiertos (el pos Sant Jordi) y simas (febrero). La lectura vive además en perpetua competencia con la industria del entretenimiento, esto es, con el resto del mundo. Ante ese panorama, el otoño —que últimamente empieza la última semana de agosto— es un tiempo ideal para el culto a la diosa Novedad —patrona de España— y para tomar posiciones en los escaparates de cara a la primera gran cumbre de la temporada: la campaña de Navidad. Estos son algunos candidatos a perdurar.
1. El siglo de los prodigios
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Eduardo Mendoza se ha lanzado a contar la segunda mitad del siglo XX a través de un personaje marca de la casa: el desganado Rufo Batalla, un periodista “con el certificado de buena conducta grabado en el rostro”. El rey recibe (Seix Barral), que transita por los años sesenta entre Europa y Estados Unidos, es la primera entrega de una trilogía que vuelve a poner patas arriba la perezosa división de la obra mendocina entre libros serios y de humor. Como sostiene el periodista Llàtzer Moix en Mundo Mendoza —la biografía de referencia del autor de La ciudad de los prodigios—, este no actúa como un escritor de libros mayores y menores, sino como un boxeador que unas veces aspira al título de campeón del peso pesado, y otras, al de peso pluma. Y que siempre gana.
2. Con Cervantes
Mendoza fue hace dos años el último español en ganar el Premio Cervantes. Le sucedió el nicaragüense Sergio Ramírez. Este otoño volverá a otorgarse y, si nadie lo remedia, a ser pasto de la absurda alternancia entre autores españoles y americanos. Víctima de esa discriminación positiva nacionalista fue Ricardo Piglia, que murió sin recibir el galardón. Después de publicar sus diarios en tres entregas, Anagrama lanza ahora Los casos del comisario Croce. Piglia es, con permiso de Roberto Bolaño, uno de los penúltimos maestros de la literatura latinoamericana, que en los próximos meses dejará en las librerías españolas un puñado de muestras de su vitalidad de la mano de autores como Rodrigo Rey Rosa (El país de Tóo; Alfaguara), Álvaro Enrigue (Ahora me rindo y eso es todo;Anagrama), Samanta Schweblin (Temporada Kentuki; Literatura Random House) o Alberto Chimal (Manos de lumbre; Páginas de Espuma). Además, Minúscula reedita Chilean Electric, una aproximación a la memoria de la dictadura pinochetista a cargo de Nona Fernández, que en 2016 resumió lo mejor de esa memoria en la magistral La dimensión desconocida. Otra autora que vuelve al universo que la convirtió en una revelación con El nervio óptico es la argentina María Gainza, que publica La luz negra (Anagrama).
3. Sin Nobel
El que ya no quiso el Cervantes después de ganar el Nobel fue Gabriel García Márquez, del que se publica ahora El escándalo del siglo (Literatura Random House), una necesaria antología de su obra periodística, hasta ahora encerrada en la cárcel dorada de unas obras completas. Sacudida por los escándalos, la Academia Sueca no concederá este octubre el premio más importante de las letras universales, pero su nombre no dejará de evocarse. ¿La razón? Verá la luz el diario del año en que lo ganó José Saramago (1998), y Murakami, eterno aspirante, lanzará novela nueva: La muerte del comendador (Tusquets). Está por ver si en Estocolmo amaina el temporal o si el británico de origen japonés Kazuo Ishiguro es el último del palmarés. El que ya no podrá engrosarlo es Philip Roth, fallecido la primavera pasada y del que este otoño se publica la recopilación de sus ensayos en Literatura Random House. Tampoco habrá quinielas durante la Feria de Fráncfort, que tiene a Georgia como país invitado y a Nino Haratischwili como esperanza blanca. La onda expansiva de las 1.000 páginas de su novela La octava vida (Alfaguara) se escuchará en toda Europa.
4. Relaciones asimétricas
Ya en el Parnaso pero sin el Nobel, Philip Roth es además el protagonista velado de Asimetría (Alfaguara), la primera novela de la estadounidense Lisa Halliday, que narra el romance entre una joven editora (que se parece mucho a ella misma) y un escritor consagrado (que se parece mucho al autor de Pastoral americana). La relación entre una mujer joven y un hombre maduro es también el punto de partida de los nuevos libros de dos autoras españolas: Sara Mesa (Cara de pan; Anagrama) y Luna Miguel (El funeral de Lolita; Lumen).
5. Muchos debutantes
Luna Miguel, de 28 años, publica su primera novela cuando ya cuenta con una larga trayectoria como poeta iniciada en la adolescencia. Algo parecido hizo Eva Baltasar cuando, con 10 poemarios a la espalda, sacudió hace unos meses el panorama de la narrativa en catalán con Permagel (Club Editor). A poco que los lectores dediquen la atención que merece a la versión castellana (Permafrost; en Random House), la obra de Baltasar debería producir el mismo efecto en el resto del panorama español. Escrita en primera persona sin concesiones sexuales o sentimentales (a la narradora no le gustan el mundo en general ni su familia en particular), parece por fin la novela llamada a romper otra barrera entre las distintas literaturas de eso que en el extranjero llaman España, y en España, el Estado. Entre los debutantes están también Ramón González, con Paz, amor y Death Metal (Tusquets), y Marta Orriols, con Aprender a hablar con las plantas(Lumen). Los dos, además, con novelas autobiográficas: el primero parte de los atentados de la sala parisiense Bataclan en 2015, de los que fue testigo; la segunda cuenta la historia de una mujer que pierde a su pareja en un accidente apenas horas después de que él rompa su relación con ella. Doble duelo.
6. Algunos consagrados
De Carlos Manuel Álvarez a María José Caro, pasando por Jerónimo Andreu o Munir Hachemi Guerrero, el curso 2018-2019 estará lleno de novelistas debutantes, pero los consagrados no faltarán a clase: Rosa Montero, Julio Llamazares, Marta Sanz, Arturo Pérez-Reverte, Isaac Rosa, Marcos Giralt Torrente, Jesús Ferrero, Toni Morrison, Nicole Krauss, Jonathan Littell, Hanif Kureishi, Mircea Cartarescu o Joan Didion tendrán novedades. Alguno de ellos tendrá incluso su minuto de gloria en las memorias literarias de Juan Cruz(Primeras personas; Alfaguara). O su minuto de gloria póstuma. Será el caso de Lucia Berlin (con Una noche en el paraíso) y el de Manuel Vázquez Montalbán: la continuación de las peripecias del detective Pepe Carvalho —resucitado, con permiso de la familia, por Carlos Zanón— coincidirá con el rescate de esa obra maestra de la literatura política que es Galíndez. También M. V. M. alternaba el peso pluma y el peso pesado. También ganaba siempre.
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