martes, 30 de abril de 2013

Meine Akte und ich ► La Stasi se cita con el escenario en Dresde | Cultura | EL PAÍS

La Stasi se cita con el escenario en Dresde | Cultura | EL PAÍS

La Stasi se cita con el escenario en Dresde

Ocho víctimas y un funcionario del servicio secreto recuerdan sus experiencias en 'Mis actas y yo'

Tras vender todas las entradas en su estreno, la obra estará en cartel hasta junio


Gottfried Dutschke (izquierda) y Peter Wachs durante la obra. / Cedida por el Statsschuspiel

Una vez más Alemania se cita con una de esas oscuras etapas de su historia a la que no tiene miedo a enfrentarse. Y no, no se trata de los nazis, esta vez le toca el turno a la República Democrática de Alemania (RDA). En Mis actas y yo (Meine Akte und ich), ocho víctimas y un funcionario del Ministerio para la Seguridad del Estado (Ministerium für die Staatssicherheit) toman el escenario de la Staatsschauspiel de Dresde para recordar sus experiencias con la Stasi.

La función se enmarca dentro del proyecto Vidas paralelas: El siglo XX a través de la policía secreta impulsado por el Festival Internacional de Teatro Divadelná Nitra de Eslovaquia, en el que participan ocho países del antiguo bloque soviético. "Vendrán de Hungría, Polonia, Rumanía y Chequia, entre otros. Yo me encargo de la parte alemana y soy el único que ha sugerido trabajar con testigos de la época", explica desde el otro lado de la línea telefónica en alemán Clemens Bechtel (Heidelberg, Baden Würtemmberg, 1964), director de la obra, estrenada el domingo en Dresde.

La iniciativa pretende rescatar el papel del servicio secreto antes de 1989 dentro del ambicioso marco del festival que busca poner el foco sobre fenómenos sociales y la recuperación de la memoria histórica. "Uno de los puntos clave del proyecto es que se abra un diálogo entre víctimas y funcionarios o autores de crímenes. Deseamos que 20 años después empiecen a sentarse juntos y promover el dialogo".



Evelin Ledig-Adam durante su actuación.

Los textos de la obra de 90 minutos de duración se escribieron a partir de una serie de entrevistas con los protagonistas: cinco víctimas de la policía secreta y tres que narran su historia desde la perspectiva de la Stasi. Entre ellos, se encuentra Gottfried Dutschke (Hainsberg, Turingia, 1945). Licenciado en Ciencias del Deporte y Biología, el alemán fue arrestado por ayudar a un grupo de amigos a huir de la RDA para reencontrase con familiares al otro lado. “A mis hijos, mi mujer y conocidos ya lo han escuchado, pero se lo quería contar a los jóvenes. Hay gente que quiere acabar con estas vivencias pero debe haber memoria histórica. Esta gente aún existe y podría ser peligrosa”, apunta sin tapujos. Tras arrestar a uno de sus compañeros de universidad en Praga, la Stasi encerró a Dutschke dos años y medio en la cárcel de Gera, una localidad a 133 kilómetros al oeste de Dresde. “Fue terrible. Mi mujer le dijo a mi hijo de 10 años que estaba en el hospital. No les hicieron nada pero estuvieron bajo vigilancia”. Junto a él, opositores, ciudadanos de otros países del bloque e, incluso, algún exfuncionario formaban parte de una prisión en la que Dutschke fue también castigado en una celda de aislamiento. “Me metieron ahí durante tres días por negarme a salir a andar y contestar a un guardia. Fue horrible: sin luz, contacto humano y sin saber hasta cuando”.

El histórico encuentro no ha resultado, sin embargo, sencillo de organizar. “Dar con víctimas que estuvieron en la cárcel o tuvieron malas experiencias es relativamente fácil pero, lógicamente, es más si uno ha tenido algo que ver con la Stasi. Está estigmatizado, es una marca diferenciadora. Normalmente esa gente esconde su biografía”, considera Bechtel. Entre las escasas personas presentes relacionadas con los funcionarios Evelin Ledig-Adam (Vogtland, Sajonia, 1955), evoca la experiencia de su primer marido. Bajista y violinista de profesión, él confesó a su mujer haberse unido a la Stasi en 1984, dos semanas después de haber firmado el contrato. “Se unió para poder viajar y su trabajo consistía en informar sobre otros músicos. Por aquel entonces pensé que era una traición a los ideales. Tenía miedo de hablar de compañeros y de si querían ir a la República Federal. Lo que nunca sabré es si escribió informes también de mí”, sospecha la antiguamente relaciones públicas de un teatro.

Mis actas y yo se suma así a la ya extensa memoria histórica de un país que, a pesar de saldar sus cuentas con la etapa comunista, ha ido aún más lejos en lo relativo a la época nazi. "Sobre ese periodo hay un verdadero diálogo. De niños nos llevaron con el colegio al campo de concentración de Buchenwald y a mí me impactó profundamente. Es algo que no se olvida", comenta Ledig-Adam. "Después de la Segunda Guerra Mundial hubo más juicios y castigos. Ahora, la gente ha viajado mucho, ha visto mundo, están bien educados y a lo mejor ha llegado la fase de pensar", argumenta Dutschke. "Espero que la juventud conozca esto y no piensen solo en coches y cosas banales. Sería triste y peligroso".

El régimen de la RDA como protagonista en la cultura alemana

Entre los escritores quizá fue Ronald M. Schernikau el que mantuvo una relación más estrafalaria con la República Democrática Alemana (RDA): nacido en el Este en 1960, de niño pasó con su madre a la República Federal escondido en un maletero. En Hannover se afiliaría al Partido Comunista y, todavía un escolar, escribiría una novela corta sobre un joven homosexual de provincias. Lo convirtió en una de las jóvenes promesas literarias en alemán. Cuando todo el mundo daba por muerta (con razón) a la RDA, el escritor solicitó la nacionalidad de su país natal. Se instaló en Berlín oriental en 1989, apenas unas semanas antes de la caída del Muro. Su libro de aquellos días Die tage in l. (Los días en L.) lleva el subtitulo “De cómo la RDA y la RFA no se entenderán nunca y menos a través de su literatura”. Nunca se publicó en el Este.

Schernikau murió de algo relacionado con el SIDA en 1991, en la Alemania ya unificada. Había terminado su tremendo mamotreto satírico y trágico legende (Leyenda. Contiene episodios como “Una canción para Rostock”, donde imagina una imposible victoria de la RDA en Eurovisión y la consiguiente organización del Festival en la ciudad norteña de Rostock. No se publicó hasta 1999.

En el teatro, que disfruta de gran popularidad en Alemania, ha llamado mucho la atención la pieza de 2003 Zeit zu lieben, Zeit zu sterben (Tiempo de amar, tiempo de morir), escrita por Fritz Kater. Pone en las tablas escenas de la vida de varios jóvenes de la RDA, entre nostálgicas y deprimentes.

La autopsia de sus regímenes históricos fracasados es uno de los temas principales en la cultura popular alemana. Hace décadas que interpretar a un nazi en una gran producción sirve de trampolín internacional para actores de lengua alemana. Como segunda opción queda la RDA, cuyo abanico de personajes abarca desde el espía noble de La vida de los otros (Florian Henckel von Donnersmarck, 2006) hasta la enternecedora comunista enferma de Good Bye, Lenin (2003), de Wolfgang Becker. El thriller sobre la policía política de la RDA y la comedia sobre la caída del Muro fueron enormes éxitos internacionales. Menos conocida fuera, pero también un éxito en Alemania, fue la comedia de Leander Haussmann Sonnenallee (1999). Desde que desapareció en 1990, la RDA ha inspirado una larguísima lista de películas de cine y televisión.


el dispensador dice:
¿cómo es la vida de los otros?,
¿qué hay detrás de los saludos de ocasión?,
¿qué hay detrás de cada puerta,
de cada alcoba, de cada ventana?,
curiosidades exaltadas,
ansiedades desesperadas,
hasta paredes que hablan,
espías que graban,
estados que desaniman,
mientras persiguen y matan,
¿de qué sirve el acta?,
¿qué aporta investigar al que pasa?,
¿suma?,
¿resta?,
¿mata?,
hace falta memoria,
para no perder sentido de distancia,
es peligroso cuando el horizonte por sí mismo avanza,
hacercándose al "uno mismo",
quebrando la brecha,
entre el ayer y el mañana...
acaso...
¿hay muros en nuestras almas?,
¿hay fronteras que dividen raíces,
y banderas separando ramas?,
cuando el hoy atrapa,
te quedas sin mañana...
cuando el ayer apura,
lo que se vive, supera, desborda y pasa...
y así como así,
te quedas sin tu mañana,
creyendo haber vivido,
lo que en verdad sólo fue un drama.

no pierdas la memoria,
porque puedes extraviar tu mañana,
lo que se niega de un ayer,
deforma las distancias,
entre tu huella... el horizonte que ves... y tu tiempo que se gasta.
no hay espacios,
cuando las gentes se arrastran,
esmerilando espíritus,
lijando almas.
ABRIL 30, 2013.-
 
 

ABEJAS MAÑANA ▲ Europa prohíbe tres pesticidas que matan a las abejas - ABC.es

Europa prohíbe tres pesticidas que matan a las abejas - ABC.es

Ciencia

Europa prohíbe tres pesticidas que matan a las abejas

Día 29/04/2013 - 17.58h

Se trata de insecticidas muy comunes en los cultivos y que los científicos relacionan con la muerte masiva de estos insectos en todo el mundo

La Comisión Europea (CE) ha decidido prohibir el uso de tres plaguicidas muy comunes en los cultivos relacionados con la muerte masiva de abejas en todo el mundo, según investigaciones científicas. Se trata de tres neonicotinoides frecuentes en la siembra del girasol, la colza, el algodón y el maíz.
La desaparición de cientos de millones de abejas, vitales para mantener el ecosistema, se ha convertido en una preocupación para la comunidad científica desde hace años. El número de estos insectos ha disminuido de forma desmesurada, una crisis que se ha denominado el problema del colapso de las colonias (CCD, por sus siglas en inglés) y cuyo origen puede estar en estos insecticidas.
La decisión se basa en el principio de precaución a partir de un informe de la Agencia europea de seguridad alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) que señala tres plaguicidas de la familia de los neonicotinoides comercializados en Europa por Bayer y Syngenta: clotianidina, tiametoxam e imidacloprid. Estos químicos pueden afectar al sistema nervioso de los insectos causándoles parálisis y hasta la muerte, pero no suponen un riesgo para la salud humana.
Expertos de los Estados miembros se pronunciaron hoy sobre la propuesta de Bruselas y no alcanzaron una mayoría cualificada a favor o en contra de la iniciativa, de manera que en ausencia de acuerdo corresponde a la CE decidir sobre la adopción de la restricción propuesta. En total, quince Estados miembros votaron a favor, dos más que en una votación precedente en marzo: España, Alemania, Francia, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Estonia, Chipre, Letonia, Luxemburgo, Eslovenia, Malta, Holanda, Polonia y Suecia, según indicaron fuentes comunitarias. En contra se mostraron ocho países: Reino Unido, Italia, Portugal, la República Checa, Austria, Hungría, Rumanía y Eslovaquia.
El comisario europeo de Sanidad, Tonio Borg, recordó que las abejas son "vitales para nuestro ecosistema" al favorecer la polinización, y que su contribución anual a la agricultura europea se cifra en más de 22.000 millones de euros.

Uso restringido

El origen de la propuesta comunitaria es un informe de la EFSA publicado en enero que relaciona el uso de los insecticidas con neonicotinoides, sustancias derivadas de la nicotina, con la alta mortalidad que sufren las colonias de abejas. En particular, la CE sugiere modificar las condiciones de aprobación de tres derivados presentes en algunos pesticidas: el tiametoxam, el imidacloprid y la clotianidina, para restringir su uso a los cultivos que no atraen a las abejas y a los cereales de invierno, ya que la exposición a los pesticidas durante el otoño no se considera peligrosa.
Además, plantea prohibir la venta y el uso de "semillas tratadas" con productos que contengan esas tres sustancias (excluyendo también en este caso las semillas de las plantas que no atraen a esos insectos y las de los cereales de invierno). Las excepciones se limitarán a la posibilidad de tratar cultivos en invernaderos o campos al aire libre sólo después de la floración.
La CE precisó que las restricciones se aplicarían a partir del próximo 1 de diciembre, y que tan pronto como hubiera información disponible, y a más tardar en un máximo de dos años, deberá revisar las condiciones de aprobación de esas tres sustancias para "tener en cuenta las novedades científicas y técnicas relevantes".

Apicultores satisfechos

El presidente de la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata alemán Matthias Groote, celebró en un comunicado la decisión de la CE, pero advirtió de que "aún faltan datos por conocer" para entender exactamente cómo los neonicotinoides afectan a las abejas, al tiempo que aseguró que esas sustancias no son las únicas amenazas para estos insectos.
Por su parte, la eurodiputada francesa de Los Verdes Sandrine Bélier destacó que esta decisión es sólo "una primera etapa", al considerar que estos pesticidas deberían ser prohibidos "totalmente" para la adecuada recuperación de las abejas. Mientras, el liberal británico Chris Davies manifestó que "hay evidencias suficientes" para creer que los neonicotinoides perjudican a los polinizadores.
Greenpeace celebró en un comunicado igualmente la decisión, que salió adelante a pesar de la "presión" ejercida por empresas que fabrican esos pesticidas como Syngenta, Bayer o BASF. Asociaciones de apicultores y organizaciones ecologistas como Avaaz se manifestaron hoy frente a las instituciones comunitarias en Bruselas para pedir el veto de esas sustancias.

Europa prohíbe tres pesticidas que matan a las abejas - ABC.es


el dispensador dice: suelo encarar temas que atañen al conjunto, a "todos nosotros", a "algunos de nosotros", a la tribu (tal me gusta decirlo)... las abejas están en la Tierra desde mucho antes que el ser humano fuese transplantado... las abejas, como sociedad organizada, es fundamental para las existencias en la Tierra, y a pesar que el hombre no lo dimensiona ni tampoco lo reconoce, así es... es decir, las abejas son fundamentales a pesar de las soberbias y los desprecios humanos, de allí la importancia que les confiero... más allá, me gusta la miel... la que habitualmente adquiero [compro] en Santiago del Estero, la que según dicen en Alemania, es la mejor miel del mundo... lo sea o no lo sea, es lo mismo, esta miel aporta valor a mi alma, y también sabores curativos. Además, tengo abejas provenientes de panales desconocidos en mi propio jardín, nectareando flores diversas... convivimos... y muchas veces las veo morir por efectos directos de los herbicidas que se echan desde los cielos en los campos de soja, cada vez más extensos, avaricias y angurrias mediante... a decir verdad, las abejas son mucho más importantes que la soja... ya que sin las primeras, la soja será "imposible", por ende los humanos también lo serán. No sé si esta regulación será cumplida, lo más probable es que no, porque el hombre se ha vuelto depredador de sí mismo y ya no entiende razones... tampoco se conoce el efecto residual, real, de todos estos tóxicos fabricantes de tumores y de enfermedades desconocidas... no obstante lo cual, en países del primero, segundo, tercer y cuarto mundos, se seguirán usando a pesar de las gentes... porque las burlas se han hecho costumbre, y ya son conducta social asumida. Como sea, y aún cuando el hombre no lo entienda... la Tierra no será viable sin abejas, como tampoco lo será sin aves del paraíso, sin delfines, sin ballenas, sin orcas, sin osos polares, sin selvas... curiosamente, todo el conjunto mencionado, así como otros, contribuyen a la vida terrestre, a su cultura de nexos... hecho que se evaporaría en caso de extinción. Piénselo... total por pensar aún no hay impuestos, al igual que por respirar... hechos no menores a la hora del mañana necesario. ABRIL 30, 3013.-

lunes, 29 de abril de 2013

CUENTOS ROTOS ► Caperucita, doctora en Manhattan | Cultura | EL PAÍS

Caperucita, doctora en Manhattan | Cultura | EL PAÍS

Caperucita, doctora en Manhattan

Carmen Martín Gaite se ha convertido en un clásico de la literatura española en Estados Unidos


La escritora Carmen Martín Gaite. / Ana Torralba

¡Miranfú! Carmen Martín Gaite dijo la palabra mágica de su Caperucita en Manhattan, se abrió la alcantarilla y una corriente gustosa de aire tibio la ascendió hasta la corona de la estatua de la Libertad. Allí sigue, reinando como si no hubiera muerto. En Estados Unidos, donde aman a los reyes con vehemencia republicana, la han entronizado como el gran clásico de la literatura española contemporánea. El único autor de España presente en 56 universidades al norte del Río Grande.

Ni Benet, encumbrado entre la élite como el más singular de su generación y amadrinado por la escritora —como evidencia la correspondencia entre ambos editada recientemente por el profesor José Teruel—, ni Sánchez Ferlosio, su exmarido, han permanecido indemnes al paso del tiempo. “Ella es imprescindible. El cuarto de atrás es una novela canónica. Nadie puede doctorarse en Estados Unidos sin haberla leído, sin embargo ya casi nadie enseña a Benet ni El Jarama”, explica la catedrática de la Universidad de Delaware Joan L. Brown.

Y Brown no le dice por admiración —escribió en los setenta la primera tesis sobre Carmiña de su país— ni nostalgia —lo anterior, desde 1974, las convirtió en grandes amigas—. Esta catedrática ha dedicado dos estudios (1998 y 2008) a fijar el canon académico de la literatura española a partir de la investigación del programa de 56 universidades. Después de un complicado proceso de recopilación de datos, descubrió con placer el lugar que ocupaba su amiga escritora. Ni entre visillos, ni envuelta en nubosidad variable, Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925-Madrid, 2000) presidía el frontispicio, a la cabeza de los programas de estudio.

Tal vez sea la secuencia lógica al fenómeno que se había fraguado en vida de aquella autora que en sus últimos años tenía aspecto de reina de las nieves. “EE UU le dio antes que España tres cosas muy importantes: la fama, el dinero y un cuarto propio para escribir”, sostiene Joan L. Brown. No solo el mundo académico se rindió a sus pies, también lo hizo la crítica, incluida la del The New York Times, que celebró sin remilgos El cuarto de atrás. “Los norteamericanos aficionados a lo ibérico han desarrollado una pasión excepcional por Carmen Martín Gaite y, quiéralo o no ella, también se ha convertido en una de las figuras más importantes en el terreno de los estudios feministas actuales”, escribió John W. Kronik, de la Universidad de Cornell, dos años antes de la muerte de la autora de Lo raro es vivir. Los trabajos no cesan. Roberta Johnson, de la Universidad de Kansas, se ha sumado recientemente con un estudio sobre los paralelismos entre dos obras que María Zambrano y Carmen Martín Gaite escribieron enfermas.



Carmen Martín Gaite.

En 1980 la novelista había reflexionado: “Los críticos y estudiantes norteamericanos repartidos por las más distantes universidades le vienen dedicando a mi obra, a pesar de no estar aún traducida al inglés, una atención mucho más seria y rigurosa de la que ha merecido nunca entre mis compatriotas”. También ella experimentó la recurrente historia del profeta contra su tierra. Sin embargo, no cayó en el resquemor. Pasaba estancias en los campus americanos sin desarraigarse. “No tuvo el menor interés en convertirse en americana, tenía un gran sentido patriótico”, subraya Joan L. Brown.


Brown: "EE UU le dio antes que España fama, dinero y un cuarto propio"

Lo tuvo pese a que, durante años, pagó el peaje de tener aspiraciones en una sociedad nada tolerante hacia las mujeres que rompían lo convencional. “Había mucho machismo y mucho clasismo. Carmiña era feminista, no estaba bien considerada. Para mí fue un gran estímulo, yo estaba muy atrasada. El verano que compartimos fue muy importante porque me abrió cauces”, recuerda Ton Carandell, viuda de José Agustín Goytisolo, en referencia a unas vacaciones en Cataluña con la escritora y Sánchez Ferlosio.

Con el tiempo, Martín Gaite se convertiría en una de las más populares de la generación de los 50, como evidenciaban las colas que desfilaban ante ella en la Feria del Libro, y reconocidas (Nacional de Literatura y Príncipe de Asturias, entre otros). Y, a diferencia del olvido editorial que ha engullido a escritores fallecidos como Ignacio Aldecoa, ella sigue viva. “Acabó dando el salto de novelista buena a novelista popular, que la gente lee en el metro”, afirmó el catedrático de la Universidad de Zaragoza José-Carlos Mainer, en la conferencia que inauguró el congreso internacional Un lugar llamado Carmen Martín Gaite, organizado por la Universidad Autónoma. “No la considero una escritora olvidada, se me escapan las tesis que hay sobre ella. Lo que sí observo son ciertos prejuicios, como si fuera una autora para mujeres, y son erróneos, machistas y revelan el profundo desconocimiento de su obra”, observa el profesor de la Universidad Autónoma y codirector del congreso, José Teruel.

Tanto él como la italiana Maria Vittoria Calvi, editora de Cuadernos de todo, consideran que está pendiente el reconocimiento de su labor ensayística, que incluye más de una decena de títulos, algunos tan exitosos como Usos amorosos de la postguerra española (y su precedente sobre el XVIII) y otros tan documentados como El proceso de Macanaz. Historia de un empapelamiento. La publicación póstuma de Cuadernos de todo ha abierto un nuevo mundo a sus investigadores para indagar en la personalidad de Martín Gaite, alguien que se veía cabalgando perpetuamente entre el caos y el equilibrio. Se lo recordaba a sí misma con dos grandes fotografías de James Dean y Greta Garbo en su dormitorio. Queda la incógnita de si viajaban con ella a Estados Unidos, el país que antes la quiso. Un amor sorpresa. Algo diferente. ¡Miranfú!

El Boalo, corazón literario de los 50

Desde su casa de la sierra, Carmen Martín Gaite podía ver que las nieves daban un último suspiro sobre la cima de La Maliciosa, uno de los picos de la sierra que bordea El Boalo (Madrid), la localidad de 7.100 habitantes que su padre, un notario culto y feminista, eligió para jubilarse. Con el mismo granito de la finca que compró, se construyó una casa amplia, sólida y luminosa rodeada de fresnos. Las dos hermanas Martín Gaite, Ana María y Carmen, también se retiraron por temporadas a El Boalo, donde se ha ido concentrando el legado familiar. Tras el fallecimiento de la escritora en 2000, Ana María ofreció su archivo a la Universidad de Salamanca, donde Carmen estudió Filosofía y Letras. Pero no suscitó interés (“No lo quiso, no tenía sitio, ellos ya tienen a Unamuno”, ironiza Ana María), así que los documentos descansan hoy en el Archivo de Valladolid.

Antes de morir, Carmiña —su única hija, Marta, falleció joven— le encargó a su hermana que preservase la memoria. Ana María, de 88 años, tiene una voluntad tan granítica como su casa. Ha concentrado en El Boalo la biblioteca y los objetos que la autora de Irse de casa tenía en otros domicilios. Ahora confía en que alguna institución —la Universidad Autónoma ha mostrado interés— asuma su proyecto para transformar la residencia en un centro de estudios sobre la generación de los cincuenta, en la que se agrupó a autores dispares cuya infancia coincidió con la posguerra (Ferlosio, Laforet, Aldecoa, Benet, García Hortelano, Caballero Bonald, Goytisolo, Matute...). Nada mejor en un lugar consagrado a la esencia de una autora que exploró narrativa, novela y ensayo y que un día se preguntó: “¿Qué haré para escribir, para estrellar todo lo que me bulle? ¿Contra qué muro? ¿Dónde dejar la marca?”.


el dispensador dice: al tiempo que el mundo humano (Tierra) se ha ido quedando sin bosques, también ha ido perdiendo sus inocencias, y con ellas se han quebrado los cuentos... ya no hay caperucitas cruzando bosques, no sólo porque estos fueron talados, sino porque las abuelitas están en desuso tanto como sus presencias, siendo olvidadas por las circunstancias de una crisis que envuelve el planeta humano ahogándolo. Tampoco quedan lobos... antes bien los humanos han asumido el papel de lobos de sí mismos y de otros, transformándose en depredadores de ilusiones y esperanzas ajenas... tampoco quedan leñadores porque las motosierras han hecho de ellos, una herramienta descartada... sin trabajo... ¿dónde ha ido a parar la inocencia?... los niños escriben sobre lo que ven... y sus experiencias iniciales suelen no ser buenas... carecen de inocencia porque el sistema les ha robado espacio y les ha diezmado sus tiempos, para luego convencerlos, falsamente, de que ahora abundan las oportunidades... no quedan aldeas, tampoco trovadores... las aldeas están vacías... los trovadores intentan sobrevivir "a la gorra" en las grandes ciudades, reclamando las atenciones de gentes que viven atrapadas en urgencias y en apuros que imponen "los otros", un intangible insoportable que anula los sentidos genuinos de la vida de cada quién, restando, siempre restando. Juntar dineros no tiene caso... hacer plataforma no tiene caso, porque no sabes en qué momento el estado ausente demandará devorar los patrimonios de los muchos, así como sus destinos, para liberar espacio en disco rígido de las miserias humanas. Más allá, tampoco hay príncipes, y los reyes están concentrados en salvar reinos quebrados, por ende ya no hay quien fabrique zapatos de cristal, y mucho menos hay alquimistas que sepan cómo transformar un zapallo en una carroza... ellos se han dedicado a lavar dineros y comprar propiedades que nadie habitará. Indudablemente, el mundo humano está raro, tan extraño está que el ser humano no se ha dado cuenta cuál es el precio de perder la inocencia... cuál es el precio de ser lobo de sí mismo... cuál es el precio de despreciar las vidas propias y ajenas. Mientras tanto, las ferias del libro venden, facturan, seleccionan autores malos en desmedro de los buenos, concediendo oportunidades que construyen éxitos editoriales a partir de la deformación social... detrás, los anónimos están saturando espacios... silencios... resignaciones... y como siempre sucede, cuando las variables saturan, los resultados se invierten... y cuando ello ocurre, todo renace, comienza nuevamente. ABRIL 29, 2013.-

Me pregunto: ¿la próxima caperucita, será roja?... ¿o el rojo seguirá siendo el color comunista por excelencia?... he llegado a la conclusión que el terrorismo no está en las almas de las gentes... sino sí en los estados ausentes y en los otros convenientes.

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El Cultural

Rima interna

por Martín López-Vega

El desguace personal de Abel Murcia

  • 29/04/2013


Si bien es cierto que hasta hace bien poco la figura del traductor resultaba más o menos invisible, no lo es menos que cada vez cobra más importancia en los distintos ámbitos. No siempre entre los reseñistas, que a menudo obvian cualquier referencia a que estén hablando de un libro traducido o, lo que es peor, hacen referencia a características de su estilo (desde “lo bien escrito que está” a asuntos más particulares) sin reparar en que lo que están leyendo en castellano no lo ha escrito aquel cuyo nombre figura en la cubierta, sino el traductor. De hecho, algunos de los mejores libros de poemas publicados en los últimos años llevan como apellido, cuando los lectores hablan de ellos, el nombre de su traductor: “la Safo de Aurora Luque”, “el Keats de Lorenzo Oliván”... son sólo un par de ejemplos. En las librerías, los lectores se preocupan cada vez más por comparar traducciones y no es raro oír cosas como “Este libro, ¿no lo tenéis en otra traducción que no sea la de Reina Palizón?”. Algunos traductores han influido tanto en el rumbo de las últimas generaciones poéticas como lo han hecho los poetas: es el caso, por ejemplo, de Francisco J. Uriz, gracias a quien conocemos lo mejor de la poesía nórdica, Nordbrandt, Tranströmer y Martinson incluidos.

Abel Murcia (1961) es uno de esos traductores cuya sola mención es garantía de que lo que leeremos serán poemas y no borrosas paráfrasis. Junto a Gerardo Beltrán ha vertido del polaco a un buen número de autores, y, sobre todo, la poesía de Wislawa Szymborska. Pero además de traductor y animador cultural (ha dirigido los Cervantes de Varsovia y Cracovia) es poeta y Desguace personal, publicado en edición bilingüe español-polaco por las ediciones de Czuly Barbarzynca (así llamada en homenaje a la novela de Bohumil Hrabal El bárbaro melancólico, y que es además una de las librerías más peculiares de Varsovia y probablemente de Europa) es su última entrega poética.

Probablemente Murcia sea tan buen traductor porque le gusta la artesanía del verso. Eso le lleva a experimentar con todas las estrofas conocidas, partiendo del haiku y llegando al siempre malentendido verso libre. En cualquier caso, la poesía de Murcia opta siempre por una factura sencilla, por un verso en el que el poeta corre al encuentro del que fue en otros momentos de la vida. Entender la vida perdida con una mirada que se quiere nueva es su primer empeño. “Vacío” es uno de los poemas de este libro:

El viento no recorre las paredes
aquí dentro, ni forma remolinos
en todos los rincones,
ni juega con las hojas de los árboles,
ni borra de la arena la espuma de las olas.
Aquí dentro la mesa está en su sitio,
el sofá en su lugar,
las sillas ordenadas,
formando en un desfile sin público ni orquesta.
Aquí dentro
a veces estoy yo, pero no ahora.
Tampoco estoy ahí afuera.
Si alguien me encuentra, sea donde sea,
que busque, por favor,
una oficina
de sujetos perdidos.
No recurre Abel Murcia con frecuencia al ingenio pero, como hace con cualquier otro ingrediente en el que podamos pensar, no lo desdeña. No hay una forma de poema que Murcia prefiera sobre otras; sí prefiere el poema de tono discursivo, confiar la sorpresa del poema a la imagen (a menudo, a la imagen final) en poemas que son como un largo paseo en busca de una pequeña epifanía que nos revele algo de lo que va siendo la vida. Si bien en algún caso el paseo podría acortarse un poco (algún poema se demora más de la cuenta en esos devaneos previos) lo cierto es que la cantidad de veces en que Murcia acaba por acertar acaba por convertir Desguace personal en un libro repleto de iluminaciones.


el dispensador dice:
¿lees mucho?,
¿lees poco?,
¿lees algo?,
¿se te entiende cuando hablas?,
¿se interpreta lo que expresas?,
¿te calificas o te descalificas?,
¿piensas en prosa?,
¿piensas en verso?,
¿reflexionas por lo que ves,
o lo haces por lo interno?,
mejor dicho,
¿dónde está tu volcán?,
¿cuál es tu fuente?,
¿eres tú mismo o aprovechas lo conveniente?, 
¿te impones o aceptas lo que viene?,
¿ves más allá o te quedas con lo que tienes?,
cuando hablas... ¿amanece u oscurece?,
preguntas que en soledad debes responderte,
si es que tú mismo,
deseas "creerte"
ABRIL 29, 2013.-

domingo, 28 de abril de 2013

RAÍCES || La hora global de la literatura en euskera | Cultura | EL PAÍS

La hora global de la literatura en euskera | Cultura | EL PAÍS

La hora global de la literatura en euskera

De la modernidad a la expansión actual, las letras vascas se han consolidado en los últimos 25 años

Tres generaciones de escritores coinciden en plena producción



De izquierda a derecha, Karmele Jaio, Harkaitz Cano, Eider Rodríguez, Ramon Saizarbitoria y Kirmen Uribe. / Javier Hernández


Ramon Saizarbitoria (San Sebastián, 1944) recuerda que empezó a escribir en euskera porque nadie lo hacía. Sin lecturas en su lengua literaria, sin pensar en ser traducido, sin otra ambición que llenar un vacío en el páramo cultural del franquismo, el veinteañero Saizarbitoria se convirtió en novelista.

“Quería escribir para que hubiera escritores vascos. Era un amateur de la literatura, como lo fuimos del teatro o de la política”, explica. “Trataba de traer a la literatura vasca lo que veíamos en el mundo que nos rodeaba para sacarla del atraso”. El amateur de la política fue elegido concejal en la lista de Euskadiko Ezkerra de la primera corporación democrática del Ayuntamiento de San Sebastián; el de la literatura escribió tres novelas —Egunero hasten delako (Porque empieza cada día), Ehun metro (Cien metros) y Ene Jesus (Jesús, María y José)— que pusieron los cimientos de la renovación literaria en euskera. Cuando con la Transición llegaron otros muchos a la política y a la literatura abandonó las dos actividades. “Era el momento de dejar paso a los profesionales”.

El silencio de Saizarbitoria duró dos décadas. Volvió a encontrarse con los lectores en 1995 con Hamaika pausu (Los pasos incontables), la novela que fue calificada como la memoria de una generación de vascos. Ahora publica la versión en castellano de Martutene, una obra monumental (casi 800 páginas), que ha obtenido el premio de la Crítica en euskera. Martutene es, en palabras de Jon Kortazar, catedrático de Literatura vasca de la Universidad del País Vasco, “un monumento a la creación”. En la larga trayectoria de Saizarbitoria se reflejan los cambios sufridos por la literatura en euskera: de un clima hostil de salida a la consideración de escritor canónico en un sistema literario con buena salud al que se siguen incorporando nuevos autores.

Invisibilidad, censura y sospecha. El poeta Gabriel Aresti (Bilbao, 1933-1975), el académico Koldo Mitxelena (Errenteria, 1915-San Sebastián, 1987) o la aparición de la editorial Lur fueron claves en la salida de los tiempos oscuros. Bernardo Atxaga (Asteasu, 1951) lo define como “un triángulo nefasto” en el que la literatura vasca “no contaba con un umbral que garantizara su futuro”. La invisibilidad cerraba el tercer ángulo de unas letras que habían llegado a la segunda mitad del siglo XX en manos del clero y ahogadas por la censura y la sospecha. “El cambio decisivo se dio a lo largo de la década de los setenta”, señala Atxaga. “Hubo un empaste inesperado entre lo que en el mundo se consideraba moderno y la cultura vasca”.

El cambio decisivo se dio en la época de los setenta. Hubo un empaste entre lo moderno y la cultura vasca”, dice Atxaga

Junto a Martutene coinciden en la mesa de novedades las traducciones al castellano de las novelas de Kirmen Uribe (Lo que mueve el mundo), la primera que publica tras recibir el Nacional de Narrativa por Bilbao-New York-Bilbao en 2009, y Harkaitz Cano (Twist). En el año en que se celebra el 25º aniversario de la publicación de Obabakoak, de Atxaga, un escritor veterano y dos de la generación de los setenta siguen el ahora camino natural de la traducción al encuentro con una comunidad de lectores más amplia. Sin el escalón del éxito de Obabakoak, la primera obra escrita en lengua vasca que consiguió el premio nacional de Narrativa, la más traducida y la más leída, no se explica el salto desde la penuria a la normalidad en menos de cuatro décadas.

Con el boom Obaba, la literatura vasca inició un recorrido que en 25 años ha sido más importante que el realizado en los dos siglos anteriores. “La publicación de Obabakoak fue el punto de inflexión. La literatura escrita en euskera ahora tiene un papel en la vida cultural, se ha incorporado a la República de las Letras”, defiende el escritor Iban Zaldua, autor del ensayo sobre literatura vasca Ese idioma raro y poderoso (2012).

Por vez primera en la historia coinciden tres generaciones de escritores en plena producción en lengua vasca. Los que abrieron el camino siguiendo la estela de Aresti siguen publicando. Destacan, además de Saizarbitoria y Atxaga, Anjel Lertxundi (Orio, 1944) —premio nacional de Ensayo en 2009 por Eskarmentu paperak, publicado en castellano bajo el título Vida y otras dudas, que el pasado año publicó Paper festa. Minimalia / La fiesta del papel. Minimalia, una colección de pequeños ensayos, entre el microrrelato y el cuaderno de notas de escritor—, Koldo Izagirre (Egarri egunak portualdean, 2011) y Joseba Sarrionaindia, prolífico autor de novela, relatos, ensayo y poesía, en paradero desconocido desde su fuga de prisión en 1985, donde cumplía una condena de 27 años por pertenencia a ETA.

Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970), Unai Elorriaga (Bilbao, 1973) y Harkaitz Cano (Lasarte, 1975), los tres escritores vascos que destacan en su grupo de edad, eran adolescentes en el momento del despegue de Obabakoak. Se encontraron la lengua unificada y desarrollada y un sistema literario construido que proyecta sus obras dentro y fuera del País Vasco. “Atxaga demostró que es posible ser escritor en euskera, ser leído y ser traducido. Nos dio ilusión a la comunidad y a los autores”, reconoce Uribe, premiado con el Nacional de Narrativa, siete años después de que el galardón recayera en SPrako tranbia (en castellano, Un tranvía en SP), de Elorriaga. “Nosotros hemos heredado una lengua literaria, unas editoriales, unos lectores, unos críticos; todavía con carencias, pero el sistema funciona. Ya teníamos todas las piezas sobre la mesa para empezar a jugar. Y también el prestigio. Es una literatura reconocida fuera del País Vasco”.

Hemos heredado una lengua literaria, lectores, editoriales y prestigio exterior; el sistema funciona”, añade Uribe

El impacto de Obabakoak fue tan grande que ensombreció a quienes publicaron poco después. Zaldua agrupa a los escritores Karlos Linazasoro, Xabier Montoia, Jon Alonso y Aingeru Epaltza en una generación de “autores más librescos”, que surgió entre los escritores que empezaron y que ahora tienen alrededor de 40 años. “No han seguido el camino de la profesionalización y no han conseguido la proyección de los más jóvenes, que sí han entendido la importancia de la imagen y la promoción y han sabido jugar sus cartas para contactar con el mercado”, destaca.

Uribe entiende que el boom Obabakoak se desinfló antes de que otros autores fueran reconocidos fuera. “Fue necesario, pero acarreó una visión reducida de la literatura vasca”, puntualiza. “La diferencia es que ahora la atención no está centrada en un solo libro, un solo autor, sino que es plural”.

El compromiso con la literatura que han mostrado los miembros de la generación intermedia, cree el autor de Lo que mueve el mundo, no es suficiente para romper los márgenes de la literatura en euskera. A falta de estudios específicos, se estima, por cruce de datos sobre hábitos culturales y estudios de edición, que tiene entre 15.000 y 20.000 lectores potenciales, que pueden llegar a los 40.000 en casos excepcionales, según los cálculos del sociólogo Harkaitz Zubiri. “Hay que poner algo más que libros de calidad; la historia no está hecha solo de textos sino de la percepción que tenemos de ellos. Hay que tener una presencia y ser traducido”, añade Uribe.

Lourdes Oñederra (San Sebastián, 1958) acaba de publicar Intemperies (babes bila), 14 años después de ganar los premios de la crítica y Euskadi de Literatura con Eta emakumeari sugeak esan zion. Karmele Jaio (Vitoria, 1970) ha sumado a su obra a finales de 2012 los relatos de Ez naiz ni; Zaldua, otra colección de relatos reunida en Idazten ari dela duen idazlea edo literatura gaixotasun gisa. La galería de escritores se ha ampliado en los últimos años con mujeres jóvenes, muchas de ellas residentes en el extranjero, como Garazi Goia (Segura, 1978), ingeniera de telecomunicaciones residente en Londres, o Irati Elorrieta (Algorta, 1979), autora de la colección de relatos Burbuilak, que trabaja en Alemania.

Se estima que el euskera tiene entre 15.000 y 20.000 lectores potenciales que pueden llegar a los 40.000

Eider Rodríguez (Errenteria, 1977), con tres libros publicados; Uxue Alberdi (Elgoibar, 1984); Irati Jiménez (Mundaka, 1977), y Katixa Agirre (Vitoria, 1981), entre otras, se han incorporado a la nómina de nuevas voces de mujeres en la literatura vasca. Jaio, con la traducción de su novela Musika airean (Música en el aire) lista para ser publicada en castellano, advierte que parecen más porque buena parte de sus libros se han concentrado en los últimos ocho años. “Las mujeres no somos más del 15% de los escritores en euskera”, puntualiza. “No solo es un derecho que publiquemos sino que es necesario para completar una literatura con el punto de vista de las mujeres. Las experiencias de las mujeres, las relaciones personales están entrando en las historias que cuentan las nuevas autoras”.

La memoria intergeneracional está muy presente en las obras de Uribe. Twist parte del caso Lasa y Zabala, miembros de un comando de ETA asesinados por los GAL. Martutene entreteje las heridas de la guerra civil y el terrorismo. “Lo que ha ocurrido en el País Vasco debe ser tratado en la literatura”, señala Uribe. “En Lo que mueve el mundo traslado la acción de Euskadi a Bélgica, pero hablo del drama de la muerte de un ser querido en circunstancias de violencia y de la importancia de la memoria en la reconciliación y en la identidad de la persona”. La violencia entró en la novela en euskera con Ehun metro (1976), en la que se reconstruye la existencia de un miembro de ETA en los cien metros que recorre antes de caer abatido por las balas de la policía. La ficción en torno al victimario, con una presencia mayoritaria en la narrativa en euskera que ha abordado el tema de la violencia, se ha ampliado a otras aproximaciones en las dos últimas décadas, recuerda Zaldua, con títulos que se acercan al mundo de las víctimas como Etorriko haiz nirekin? y los relatos de Ahotsak / Voces, de Mikel Hernández Abaitua; Denboraren izerdia, de Xabier Montoya; Ur-uharrak / Agua turbia, de Aingeru Epalza, o Etxeko hautsa / Los trapos sucios, de Lertxundi. Saizarbitoria comparte la opinión de que queda mucho por escribir sobre la violencia en el País Vasco. “La literatura tiene un papel insustituible para contar la verdad”, concluye.

Con el afianzamiento de los nuevos nombres, se intuye un nuevo escenario que ni los autores ni la crítica ven claro. Uribe subraya las diferencias estéticas que van en paralelo a otras literaturas. “Somos autores atrevidos en lo literario, que aportamos contemporaneidad, que asimilamos la tradición vasca y estamos atentos a lo que se hace fuera”, dice. Los profesores de la Universidad del País Vasco Jon Kortazar y Javier Rojo señalan la brecha existente en la literatura en euskera entre lo que funciona comercialmente y las obras que consideran relevantes. En un artículo incluido en el monográfico que la revista Ínsula dedica a los autores vascos, que se publica en mayo, afirman que gran parte de las obras con éxito de ventas lo alcanzan porque se han introducido en el circuito de la enseñanza. “Son”, dicen, “la versión vasca del best seller”. La relevancia social también se consigue, añaden, si la obra consigue que el lector tenga el sentimiento de pertenencia a un grupo, “novelas que se convierten en vehículo para una identidad que puede ser nacional, política, ideológica, generacional o sentimental”.

Ramon Saizarbitoria comparte la opinión de que queda mucho por escribir sobre la violencia en el País Vasco

Las novelas de Pello Lizarralde (Zumarraga, 1956) constituyen a juicio de Kortazar y Rojo un caso ejemplar de la situación de la novela vasca. Autor de Larrepetit (Saltamontes), publicada en 2002, y Orbanak (Marcas), diez años más tarde, entre otras, es un escritor de culto, muy valorado en el círculo de especialistas, pero poco conocido por el público. “Su obra es de las más coherentes y singulares”, destacan, “es creador de una de las narrativas, tanto en novela como en relato breve, más redondas que se pueden encontrar en lengua vasca”.

Los últimos años muestran “lo normal que es la literatura vasca”, dice Zaldua. “Lo peculiar es que sea una lengua minorizada en un contexto disglósico, pero cada vez se parece más a las literaturas grandes y pequeñas de su entorno”. Atxaga incide en que la literatura vasca vive con los mismos problemas que el resto de las literaturas europeas por causa de la expansión de la cultura anglosajona. “Todos los escritores que no se expresan en inglés tienen un problema de visibilidad. Se habla poco de colonialismo, pero nuestro grado de colonización es enorme, en la forma de comer, de viajar, de alimentarnos, y también de leer”, defiende. “Por su extensión, por su riqueza, por su poder, por sus industrias culturales, la literatura en inglés está adquiriendo cada vez más centralidad”.

Veinticinco años después del gran salto de Obabakoak su autor entiende que el sistema literario vasco está necesitado de una revisión crítica. “Hemos heredado manías, estereotipos y actitudes”, asegura. “La literatura vasca ha contado con el apoyo del movimiento a favor de la recuperación de la lengua, que ha llegado también de gentes que no hablaban euskera, pero el apoyo ha ido unido al purismo de la lengua. Cuanto más diferente, más interesante parecía, más vasca. Se ha sentido más simpatía por la diferencia, con su correlato político, cuanto más diferente, más apoya a la causa nacionalista. Y recuerdo lo que me dijo Aresti: ‘O se es purista o se es escritor”.

Bilbao-New York-Bilbao ha sido traducido a 14 lenguas. En japonés mereció en 2012 el premio al mejor libro traducido del año. El protagonista de Lo que mueve el mundo, Robert Mussche, un belga políglota, se pregunta en la novela por qué escribir en flamenco, si no es la lengua más rica y está situada entre las grandes tradiciones de Francia y Alemania. Responde que lo hace porque le “coloca en el mundo como persona”. Uribe se ríe al contar que ya casi nunca tiene que explicar por qué escribe en euskera. Como a Mussche, le pone en el mundo.


el dispensador dice:
corre por mis venas,
un 50% de sangre vasca,
poco más, poco menos,
comulgo más con dicha proporción,
que con mi otro 50%,
proveniente de la península itálica,
de la que suelo renegar...
sin embargo,
he tenido mucha influencia,
educación, formación,
árabe libanesa,
algo francesa,
algo musulmana,
algo cordobesa,
algo que me ha aportado valor,
al sentido de las "extrañezas"...
contando con que,
mi madrina contenía un 100%,
de sangre y cultura vascas,
acompañado por un padrino,
que respondía a un 100%,
de sangre y cultura judías...
por todo ello,
estoy integrado al eskera,
haciendo culto a la paciencia...
cuando jóven,
la literatura era escasa,
a pesar de lo cual,
pude recorrerla,
de la mano de algunos aportes,
cercanos, lejanos,
casi concedidos con la protección de alguna mano...
en un mundo confundido,
muchas veces,
injustamente despreciado...
es bueno asistir a los renacimientos,
a las expresiones de genuinos sentimientos,
sentirse conectado con las raíces,
por ello, 
buenos son los reconocimientos,
la identidad y la entidad,
de los pensamientos...
existe un signo de la Tierra en occidente,
el legado eskera es mucho mayor,
de lo que se estima...
en tal sentido, vale la pena,
navegar por las páginas de Basaldúa.
ABRIL 28, 2013.-
 

PERSONA ▲ “Quería entender lo que dice la gente, no lo que la literatura dice que dice” | Cultura | EL PAÍS

“Quería entender lo que dice la gente, no lo que la literatura dice que dice” | Cultura | EL PAÍS

“Quería entender lo que dice la gente, no lo que la literatura dice que dice”

Sheila Heti publica '¿Cómo debería ser una persona?', una rara celebración de la amistad femenina

La autora ha utilizado transcripciones de conversaciones y correos reales de sus amigos

El libro ha sido una sorprendente sensación editorial en Canadá y Estados Unidos


La escritora canadiense Sheila Heti. / Seth Fluker

El arte y la amistad se alimentan mutuamente. Yo siempre quise crear con amigos, como los surrealistas. Cuando estudiaba y leía sobre ellos me daban verdadera envidia porque la amistad ocupaba un lugar muy importante en su arte”, explica Sheila Heti (Toronto, 1976), recién levantada pero locuaz —y en pijama— en conversación vía Skype. A ella, que ese París de los surrealistas le quedaba muy lejos en el tiempo y el espacio, no le quedaría más remedio que crear en soledad, concluyó con resignación. Pero ¿Cómo debería ser una persona? (Alpha Decay), el cuarto libro de su excéntrica bibliografía y toda una sensación editorial en Canadá y Estados Unidos, vuelve a demostrar que se equivocaba.

¿Cómo debería ser una persona? se completa con el subtítulo Una novela desde la vida porque parte de las de Heti y su círculo de amigos. En 2005 la canadiense acababa de publicar su segundo libro, Ticknor, y lo último que necesitaba era volver a encerrarse a escribir otra novela. “Cuando llegas al final de un proyecto todo lo que formó parte de él está agotado. Es como romper con tu novio, ¿a que no tendría ningún sentido volver con él? Buscaba algo nuevo”. Mientras pensaba qué hacer, Heti decidió grabar las conversaciones de sus amigos “porque quería entender lo que dice la gente y no lo que la literatura dice que dice la gente”. No fue una “decisión premeditada”, insiste, pero con el tiempo se dio cuenta de que en esas transcripciones —y en algunos correos electrónicos reales que también copia y pega— estaba su siguiente libro. Las protagonistas son la propia Sheila y su amiga, la pintora y cineasta Margaux Williamson. Los secundarios, el escritor y filósofo Misha Glouberman, y el crítico y artista Sholem Krishtalka. “Me gustó tanto lo que escuché en las grabaciones que cuando traté de escribir a partir de ellas me di cuenta de que no tenía sentido inventar personajes de ficción. Además, por esa época Margaux no paraba de decir que había que ser económico y utilizar los recursos que tienes a tu alrededor”. Es decir, a los amigos. La propia Heti posó junto al diseñador gráfico Paul Sahre para Important Artifacts and Personal Property from the Collection of Lenore Doolan and Harold Morris, Including Books, Street Fashion, and Jewelry (2009) de Leanne Shapton, un libro de ficción disfrazado de catálogo de subastas que narraba la historia de una pareja a través de sus objetos personales, y en 2010 protagonizó la película experimental Teenage Hamlet dirigida por Williamson. Así pues, con ¿Cómo debería ser una persona? había llegado su turno. “Es como volver a la infancia y jugar con tus amigos. Hoy los míos son artistas: a veces jugamos con sus reglas y otras con las mías”.

“Un chapuzón realmente extraño, pero divertido, en la búsqueda de la autenticidad”. Eso es para la también escritora —y también canadiense— Margaret Atwood ¿Cómo debería ser una persona? Para Lena Dunham, la creadora de la serie Girls con quien se compara continuamente a Heti, “es una novela increíble en la que la metaficción se cruza con la no ficción. Es divertida y rara”. Para la artista y cineasta Miranda July es “un libro que lo arriesga todo y pulveriza todas esas normas que las mujeres seguimos para que nos tomen en serio”.

Me inspiré en Andy Warhol: quería que la novela fuera pop, que cualquiera pudiera leerla, que pareciera fácil
La obra se presta a estas definiciones y a muchas otras porque en ella hay ficción, no ficción e intencionada confusión. “A mí me encanta no comprender del todo las reglas que un artista ha seguido a la hora de crear una obra de arte. Ahí tienes a Agnès Varda. Ves sus películas y piensas ‘¿qué? ¿cómo?’. Sin embargo, en la ficción no hay misterio porque el lector entiende que el escritor ha imaginado a los personajes”, razona Heti. Y dado que el libro había nacido como un experimento, ¿por qué no tratar de desorientar al lector y recuperar parte de ese misterio perdido?

Para lograrlo, Sheila Heti sembró desconcierto en el fondo y en la forma de la novela, para la que ha empleado —le recriminan algunos— un lenguaje extremadamente sencillo para reflexionar sobre cuestiones —éxito, fama, arte, amistad, relaciones de pareja— extremadamente complejas. “Mi anterior libro era tan denso, tan difícil de leer, tan literario. Así que para este me inspiré en Andy Warhol: quería que la novela fuera pop, que cualquiera pudiera leerla, que pareciera fácil”.

¿Cómo debería ser una persona? le han preguntado insistente y previsiblemente a Heti en lecturas, en ruedas de prensa, en entrevistas, y ella sigue encogiéndose de hombros. “Era una pregunta que me preocupaba. Cómo ser una persona, cómo ser mejor, pero no buscaba una respuesta. Además, la pregunta también se refiere a otra cuestión: no solo a cómo deberíamos ser o actuar, sino a cómo ser como objetos. En el libro hay pasajes sobre la veneración y la idea de convertirse en un ídolo. Yo creo que la pregunta es tan legítima como falsa porque no puedes mirarte a ti mismo como a algo que creas, como a una obra de arte. El ser humano no es eso, pero, al mismo tiempo, es inevitable y todos nos planteamos este tipo de preguntas”.

La Sheila del libro no tuvo amigos hasta los 25 años. Ese detalle biográfico, aclara Heti, no se corresponde con su vida. Otros, sí: la Sheila de ficción, como ella, vive en Toronto, ha pasado por un reciente divorcio, es escritora y sus amigos son, en su mayoría, artistas. En la vida de ambas, la amistad es fundamental. Y, al menos en la obra de la Sheila real, también. ¿Cómo debería ser una persona? es una celebración de la amistad entre dos mujeres. En Ticknor, su segunda obra, noveló la amistad entre dos hispanistas norteamericanos del siglo XIX, George Ticknor y William Prescott, y en la tercera, The chairs are where the people go, un peculiar libro de ensayo, escribió al dictado de su buen amigo Misha Glouberman: él hablaba sobre improvisación, activismo o monogamia y Heti se limitaba a transcribir. “Creo que, en general, se pone demasiado énfasis en el amor romántico y hay mucho más. Para mí la amistad siempre ha sido muy importante, pero a medida que me hago mayor valoro cada vez más mi relación con otras mujeres. Cuando era más joven me interesaban más los hombres, era con ellos con quien tenía unos vínculos más fuertes, pero ahora estoy fascinada con las mujeres”.

Como su amiga Margaux Williamson. “En este libro he ido contra todos mis instintos gracias a ella. Por primera vez no he pensado, ¿cómo puedo hacer que este libro sea perfecto? Me he limitado a escuchar a Margaux, a tratar de ver el mundo a través de sus ojos y de crear arte a su manera. Escribir este libro apoyándome en ella es lo mejor que me podía haber pasado. Ha sido totalmente liberador. A veces me pregunto: ‘¿Y si nunca la hubiera conocido? Y llego a la conclusión de que sería una pesadilla. ¡Solo escribiría novelas estúpidas!”.

¿Cómo debería ser una persona? Una novela desde la vida de Sheila Heti. Traducción de Regina López Muñoz. Alpha Decay. Barcelona, 2013. 312 páginas. 20,90 euros.

“Quería entender lo que dice la gente, no lo que la literatura dice que dice” | Cultura | EL PAÍS


el dispensador dice:
la Tierra está repleta de seres humanos,
curiosamente pocas son las personas...

el aire de la Tierra es respirado por miles de millones de hombres y mujeres,
curiosamente, pocos de aquellos que respiran, son personas...

el agua de la Tierra es bebida por miles de millones de humanos,
curiosamente, pocos de aquellos que la beben, son personas...

los sueños envuelven la Tierra acudiendo a los espíritus humanos,
curiosamente, dichos sueños son atendidos por escasas personas...

las huellas humanas se diseminan por el suelo terrestre,
sin embargo, pocas de dichas huellas pertenecen a humanos portantes de la condición de persona...

ser "persona", implica honrar la vida...
enaltecer la gracia sin mirar hacia arriba,
hacer del don una bendición,
hacer del talento un legado sin propiedad,
también sin tiempo...

la humanidad,
se ha vuelto "utilitaria",
por ende ha promovido que sus miembros,
sean descartables,
atrapados a la Ley de Darwin,
si "tienes con qué", sobrevivirás,
de lo contrario sucumbirás,
pero en última instancia,
también perecerás...
ello ha llevado al ser humano,
ha perder su humanismo,
a negar los valores filosóficos,
a rodearse de temores,
o bien,
a burlar el carácter invisible de los "vapores"...

la humanidad,
está atrapada en el criterio Darwiniano de la vida,
todos son esclavos de unos pocos,
esos pocos hacen lo que desean con sus esclavos,
por lo cual,
el humanismo se ha ido oxidando,
deteriorando, hasta derruirse,
y la Tierra, por lo tanto,
se ve condenada por apuros y urgencias impuestas,
por la deshumanización de esos mismos "pocos"...

¿adónde lleva la ignorancia?,
¿qué significa no educarse?,
¿qué sucede con el humano sin derechos,
o bien, qué sucede con el humano con derechos intercambiables,
adaptados a las conveniencias de aquellos "pocos"?,
¿por qué se entiende que título es sinónimo de ciencia,
y entonces, por qué se transita la vida vestidos de apariencias,
de envidias que no suman, pero reúnen carencias?,
¿por qué las gentes se han quedado sin paciencias,
se han indignado de tanto atropello,
sintiéndose burlados por las incoherencias impuestas?,
¿por qué se hace culto a la competencia,
una carrera donde todos pierden, nadie gana,
sacrificándose las esencias?...

preguntas que, tal vez, no tienen respuestas...
quizás sí,  si se pretende estar incluído en el "mañana necesario",
un ángulo que provee futuro... a los que aún no han sido "pensados"...

el hombre y en especial, la mujer, 
necesitan regresar sobre sus pasos,
y volver a "ser humanos",
sostener dicha condición en sus manos,
para lo cual,
sus espíritus deben estar cultivados,
filosofías,
cosmogonías,
comprender que cada cosa que existe,
cumple un rol, guardando un sentido superior...
claro está,
hoy se reniega de Dios,
o se lo llama sin voz,
se le extiende la mano,
para recibir una consesión,
pero inmediatamente se le da la espalda,
por ello el ser humano no tiene paz,
desconoce qué es la calma,
y se apresura a despojarse de su alma,
ya que ello le facilita el devorar a su prójimo...
despersonalizándolo...

el ser humano contemporáneo,
no entiende,
no comprende,
no dimensiona,
que el ser humano sin humanismo,
no existe,
porque es un entelequia de sí mismo,
asumiendo una visión antidiluviana de la vida,
donde todos masacran a todos,
al sólo efecto de ocupar un espacio,
que no mucho después,
será ocupado por otro más perverso,
más mezquino, más miserable,
más apurado, más cínico,
más hipócrita, más envidioso...

el ser humano contemporáneo,
no entiende,
no comprende,
no dimensiona,
no reflexiona,
la significancia ancestral de la "cultura",
la pertenencia a la tribu,
el sentido del "sí mismo",
en un espacio y en un tiempo,
que serán definitivamente únicos,
porque la "vida" es efímera,
no así el espíritu y sus geometrías...
entonces,
¿qué es el humano sin su cuerpo?,
¿asume su espíritu?,
¿navega hacia su puerto?,
¿o su lucha se concentra en "robar" otro "huerto",
sacrificando voluntades y asaltando esfuerzos?...

indudablemente,
el mundo humano está hirviendo,
el SOL regente está inquieto,
y la Tierra contenedora está herida,
muy herida,
por las avaracias y las angurrias de unos pocos,
que han hecho de la burla y el disimulo,
un modo de vida, su modo de vida,
el que imponen a muchos humanos,
que han cedido sus dignidades,
a cambio de mendrugos...
y el mundo humano está vestido de violencias,
que compran y venden pizcas de momentos,
que inmediatamente se transforman en tormentos...

ser persona es ser:
humilde,
inocente,
paciente,
comprensivo,
compasivo,
misericordioso,
solidario,
asumiendo el valor de la gracia recibida al nacer,
asumiendo el valor del don que se ha concedido para transitar la vida,
asumiendo que el talento consecuente,
debe ser fuente y referente,
para los que llegan detrás con el mismo "don de gente"
ya que "el pertenecer" también enaltece...

en mundo Tierra está repleto y desbordante de seres humanos,
pero lamentablemente,
pocas son las "personas",
que han entendido que la palabra tiene valor y entidad,
peso y densidad,
y que las intenciones, aclaran u oscurecen... las auras.
ABRIL 28, 2013.-