sábado, 30 de noviembre de 2013

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Desmontando a Faulkner | Sociedad | EL PAÍS

Desmontando a Faulkner

Las escuelas de escritura atraen cada vez a más alumnos que buscan salida a su vocación

Pero el escritor, ¿necesita un maestro o solo un partero?


Carmen Secanella

Juan Marsé siempre subraya el principio de Las nieves de Kilimanjaro de Hemingway para explicar la raíz de su vocación literaria. Dice ese fetiche de su aprendizaje: “El Kilimanjaro es una montaña cubierta de nieve, de 19.710 pies de altura, y dicen que es la más alta de África. (...) Cerca de la cima se encuentra el esqueleto seco y helado de un leopardo, y nadie ha podido explicarse nunca qué estaba buscando el leopardo por aquellas alturas”.

¿Qué hacía ahí el leopardo? En la sustancia de lo que se desconoce está el principio de toda escritura. Pero para llegar ahí hace falta mucho aprendizaje, que a veces desemboca en escritores así (como Hemingway, como Marsé, como Caballero Bonald, que dice, con razón, que él no fue dotado para escribir mal). La paciencia y el aprendizaje es lo que aconseja Stephen King (en Mientras escribo, que Juan José Millás suele recomendar). “Si eres capaz de tomártelo en serio, hablaremos. Si no puedes, o no quieres, cierra el libro y dedícate a otra cosa”. Escribir “no es ningún concurso de popularidad, ni las olimpiadas de la moral; tampoco es ninguna iglesia, pero, joder, se trata de escribir, no de lavar el coche ni de ponerse rímel”.

Gándara: “A escribir se aprende hablando con los que te leen”
 
Porque hay que tomárselo en serio, muchos jóvenes y veteranos que tienen esa vocación han decidido ponerse en manos de profesores (en su mayoría escritores) para poner a prueba el porvenir de su vocación. Quizá el que empezó antes a impartir clases, en la Escuela de Letras, hace más de 20 años, es el novelista Alejandro Gándara. ¿Se enseña a escribir? “Se da lo necesario para que se aprenda. Y aprender tenemos que hacerlo todos, tarde o temprano, mal o bien, solos o acompañados. Y además, aquí la transmisión jerárquica de conocimientos solo funciona para mal”. ¿Y cómo aprendió? “A escribir se aprende escribiendo y hablando con los que te leen. Es un proceso autónomo de la lectura, la formación o la experiencia personal, aunque estos aspectos intervengan en el hecho de querer escribir. En mi caso, a escribir aprendí en mi primera editorial, Alfaguara, hablando con los editores y aceptando que me quedaba mucho por aprender. Así empecé a traducir Victoria, de Conrad”. ¿Cuál sería el fundamento de esa enseñanza? “Tomar conciencia de cómo mira uno y de cómo escribe uno. Es un proceso de atención especial, pues se dirige a un objeto continuamente escamoteado por trampas y justificaciones: uno mismo”.

¿Llegan los alumnos formados, piensan que es más fácil de lo que luego resulta? Gándara dirige ahora la Escuela Contemporánea de Humanidades y ahí “la creación literaria está atravesada por otros campos de conocimiento y por otras artes. No se va sólo a escribir y esa no es la única vocación que se observa. El alumno que llega a la ECH es un alumno que ya tiene experiencia y que, si necesita la escritura, es porque necesita también una forma de organizar su pensamiento y el sentido de lo que hace diariamente”.

En todo caso, ¿cómo se enseña literatura en España? “Se enseña Historia de la Literatura y solo en contadas ocasiones y casos aislados se trabaja sobre literatura. Es una asignatura de fondo memorístico, cuyas prácticas, cuando se hacen, consisten en un comentario de texto, que convierte lo escrito en mero objeto de interpretación. No se sabe qué es peor”.

Rafael Reig, novelista también, profesor en Hotel Kafka, escuela de escritura creativa, aprendió “leyendo sin parar”. “Crecí en la Edad de la Desconexión, cuando no había Internet ni móviles y aún podías sacar cuatro o cinco horas al día para leer por placer”. Aprender fue gracias a las lecturas y el encuentro con otros amigos que querían ser escritores, “con los que sin saber cómo montamos lo que hoy se llama un taller. Nuestro plan era sencillo: si desmontábamos los juguetes, los entenderíamos, aprenderíamos cómo se hacían”. ¿Y se aprende a escribir?

Reig: “Que la literatura esté al acceso de todos causa desconfianza”

“Me sorprende esa pregunta en una sociedad en la que nadie pregunta para qué rayos sirven las clases de parto. ¿Se enseña a parir? Eso no se cuestiona, incluso ahora que van a clases de parto los hombres. Sin embargo, que la literatura esté al acceso de todos provoca sospechas y desconfianza. Es parte de la visión mística de la literatura, que yo detesto. Claro que se enseña, aunque sin olvidar que nada que valga la pena se puede enseñar, hay que aprenderlo. El profesor solo es un seductor, alguien que provoca el deseo de aprender, el que contagia un entusiasmo”.

¿Cuál sería el fundamento de esa enseñanza: el rigor, la improvisación? “Sé que te va a sonar a sermón de curita, pero ¿por qué no el ejemplo? Yo aprendo mucho por envidia, no soporto ver a alguien que vive más intensamente con algo que yo ignoro. En cuanto me convencen de que me estoy perdiendo algo me pongo manos a la obra. Así pude sacar buenas notas hasta en matemáticas. El otro vértice es el trabajo de taller. Existen técnicas, o trucos, como los tienen los pintores, y conocer la historia de la literatura es aprender trucos, aprender a buscar en otras direcciones”.

En su escuela hay gente de todas las edades, “muchos mayores que yo que en alguna vuelta del camino se han parado a pensar que les faltaba algo, saber leer y escribir, que se estaban perdiendo algo. Llegan con entusiasmo y quizá con un déficit: la falta de familiaridad con los clásicos. Se saben de memoria los trucos de Carver, pongamos, pero no los de Galdós. Han oído hablar mucho de Faulkner, pongamos, pero no se han atrevido a perderle el respeto, a leerlo de tú a tú, a desmontarlo. En clase, el primer Faulkner es un momento emocionante, igual que el día en que descubren que, además de a Scott Fitzgerald, hay que leer a Nathanael West”.

Edu Vilas, que dirige el Hotel Kafka, cree que “si estás interesado en escribir, los talleres literarios aceleran el proceso de aprendizaje que resulta más arduo en soledad. La idea romántica de que el conocimiento no se puede transmitir, aplicada a cualquier disciplina, a cualquier arte, es sumamente retrógrada. La invocación a las Musas o a la Divina Providencia nos parecen alternativas un poco más complicadas, y erráticas, por decirlo de algún modo”. Así que se puede enseñar el manejo de las herramientas “para resolver los problemas que surgen al escribir un texto de ficción, y se puede enseñar a leer buscando la relación entre las intenciones comunicativas de un autor y los recursos narrativos que aplica, la relación entre fondo y forma”.

¿Y cómo se reconoce el talento? “Depende de a qué llamemos talento. Las dotes naturales de alguien para cualquier arte pueden descubrirse o no. Digamos que es más fácil reconocer y desarrollar el talento musical de un niño nacido en el Salzburgo de mediados del siglo XVIII en una familia de músicos que de un hijo de cazadores apaches de la misma época”.

“Leer mucho, escribir lo suficiente, perseverar, reflexionar, trabajar, seguir las propias intuiciones y ser pacientes”. Ahí se forja la vocación, dice Edu Vilas. Y Jordi Soler, escritor que nació en México y que ahora vive en España, tiene esta receta: “No sé cómo se forja, lo que sé es que no se puede escapar de ella; se trata de un oficio que consume la mayor parte de tu vida y te deja muy poco dinero; es una vocación para insensatos, de locos; si hubiera dedicado el empeño que he puesto en mis libros en labrarme una carrera de abogado, o de médico, hoy tendría una vida mucho más desahogada económicamente pero, qué le vamos a hacer, se trata de una vocación, es decir, de una fuerza que te arrastra de manera irremediable”.

Marta Sanz: “Si la inspiración llega, mejor que te pille trabajando”

¿Y se enseña a escribir? “Me parece que enseñar a escribir es imposible, porque la literatura va precisamente en sentido contrario, es un acto íntimo que va de adentro hacia afuera, y los maestros están necesariamente fuera: el escritor nace solo y, si acaso, más que un maestro que le enseñe, puede servirle una partera que le ayude a salir”.

Sin embargo, Ruth Toledano, poeta, y Marta Sanz, novelista, tuvieron una fructífera relación, hace dos décadas, con la Escuela de Letras de Gándara. Ruth: “Mi experiencia fue muy positiva, tanto en lo personal como en lo profesional. Me conectó con nuevos estudios literarios, por lo que reavivó una pasión de siempre. Y lo hizo desde el enfoque de la creación, que no se potencia lo suficiente en el colegio y en la universidad. Tuve unos profesores que eran novelistas, poetas, críticos literarios o periodistas como Gándara, Juan Carlos Suñén, Constantino Bértolo, Juan José Millás o José María Guelbenzu”. ¿Y se aprende de veras? “Sí, desde la práctica; nos dijeron que para desarrollar la escritura, para ser buena escritora, lo importante es la lectura. Y que los grandes enemigos de la escritura son la pereza, el postergarla una y otra vez, el miedo al papel en blanco”.

“Uno nace con ciertas aptitudes”, dice Marta Sanz, “pero creo que hay personas que te enseñan a afinar la mirada y sobre todo a no regodearte en tu supuesta facilidad. Yo procuro desacralizar la literatura para democratizar la posibilidad de la lectura y de la escritura”. Para ella, el rigor es la base del aprendizaje. “La creatividad se produce dentro de unos cauces estrechos. Le doy mucho valor a la planificación, creo que es el único punto de partida para luego ir aprendiendo cosas mientras uno escribe... Cosas que tal vez te invitan a tirar a la basura esos mismos puntos de partida. Pero no se sabe ni se aprende nada sin saber algo previamente. La actitud ha de ser la del que sabe que si la inspiración existe y llega es mejor que lo pille a uno trabajando”.

En la escuela tuvo maestros, “luego los maestros son también esos escritores que para cada quien son imprescindibles. En mi caso, además, la figura de mi madre como lectora iconoclasta y narradora oral es decisiva”.

EE UU es donde más talleres de escritura hay y de más antigüedad

Elisa Velasco estudió en esa escuela y hace años montó, con otros, Función Lenguaje, que se dedica a la misma enseñanza. Ella cree que, en efecto, se aprende “a leer, a mirar, a hacerse las preguntas correctas. Y me parece que ahora, más que nunca, son necesarias...” Ella aprendió: “A leerme, a valorar mis propios textos. A leer mejor”.

Entendió también que “lo importante era previo a la escritura: el pensamiento, las ideas, la visión propia de la realidad”. Estudió Biología. “Ambas cosas se complementan: el pensamiento científico tiene mucho de pensamiento creativo”. Abundan las escuelas, en Estados Unidos, en América Latina. Parece evidente, Elisa Velasco, que son imprescindibles. “Sí, en América Latina esta vía de formación de los escritores es muy frecuente, y por sus aulas pasaron Roberto Bolaño, Abelardo Castillo o Mario Bellatín, por poner unos ejemplos. Estados Unidos quizá sea el país con más escuelas de escritura creativa, y de más antigüedad. Allí estudiaron o enseñaron escritores como John Cheever, Raymond Carver y parte significativa de los escritores de la segunda mitad del XX”.

Guillermo Aguirre ya ha publicado, como Elisa Velasco, como Marta Sanz, como Ruth Toledano. “Llegué muy pronto a la Escuela de Letras y después algo más crecidito al máster del Hotel Kafka. Tenía apenas 18 años y con esa edad casi toda experiencia buena es muy buena y casi toda experiencia mala es muy mala... Venía de un Bilbao gris, de trabajar en un bar; el proceso de aprendizaje se juntó con mi bohemia posadolescente y el descubrimiento de la emancipación, así que se me hace difícil separar unas cosas de las otras: todo ello fue el mismo factor de floración y crecimiento, la misma educación sentimental”.

Es un oficio de soledad, leer y escribir. “Las escuelas de escritura”, dice Aguirre, “sirven para paliar esa soledad, compartir las dudas del proceso creativo y, por supuesto, aprender trucos más rápido”.
Ángela Medina salió del Hotel Kafka y ya publica. Lo primero que se aprende en las escuelas, dice, “es a leer, eso se fomenta muchísimo”, y es fundamental para escribir... “Yo aprendí, además, que una cosa es la literatura que a ti te gusta y otra la que se te da bien escribir, y muchas cosas más que curiosamente no tenían nada que ver con la técnica o la teoría. No se trata de un clásico sistema en el que tienes un examen final para demostrar tus conocimientos, sino que aplicas constantemente lo que aprendes sobre lo que escribes y eso te ayuda a conocer tu escritura y mejorarla”.

Leer es lo primero. “He leído mucho desde pequeña, pero podría decirse que el primero fue Bukowski. El que me mostró que la literatura podía ser millones de cosas más de las que había leído o imaginado”.

Marsé se fijaba en aquel principio de Las nieves del Kilimanjaro. Con paciencia, subiendo esa cima, se llega a intuir el secreto de la literatura, que en este caso el autor de Un día volveré cifraba en el misterio que encerraba aquel solitario esqueleto de leopardo.



el dispensador dice:
siempre hay un motivo,
que moviliza al corazón,
que desarrolla cierta pasión,
sentimiento de profesión,
sentimiento de acción,
sentido de escritor...

siempre necesitas de un empujón de la consciencia para despertar ciertas habilidades que vienen con uno... sin saber a ciencia cierta de dónde vienen... pero despertando la capacidad de darse cuenta de que dicha habilidad está, te pertenece, forma parte de tu esencia, y debe ser o puede ser desarrollada mientras dura tu "tiempo respirable", esto es mientras cursa tu destino, o lo que es lo mismo, mientras transcurre tu vida... algunas escuelas aseveran la necesidad de ejercitar la lectura... otras escuelas hacen lo propio con el sentido de la observación... y no faltan algunas que aseguran que todo se fundamenta en la interpretación. Por supuesto, cada escuela se rige por la opinión y la experiencia de su fundador... de su mentor... de su promotor. Pero la realidad excede los ámbitos de formación... se te puede formar en gramática y lenguaje... se te puede formar en los modos y los estilos... pero finalmente, si la habilidad, el don, y el talento, no están contigo, en tus fibras, en tu esencia... no lograrás traducir tu espíritu al sentido y sentimiento de "ser escritor"... podría decirte que serlo depende en esencia de tu propia "gracia", pero en verdad te diré que serlo depende de tu karma... esto es, si está en tu karma y en la memoria de tu karma, lo serás, a pesar de los humanos y sus escuelas... de las editoriales y sus conveniencias... de los editores y sus negligencias... de los críticos y sus vehemencias... hasta de los estúpidos y sus inclemencias... y si no está allí, en la gracia que porta tu alma... aunque quieras escribir, no lo lograrás... aunque quieras pintar no podrás... aunque pretendas cincelar no lograrás diferenciar un mármol de una caliza... aunque desees musicalizar, los sostenidos huirán de tí impidiéndote leer un pentagrama... esto es, nada distinto a lo que ocurre con los matemáticos, con los físicos, con los químicos, o con cualquiera que no quepa en su alma.

acto seguido, te diré que la escritura es una cuestión de perspectiva, y que ésta te distingue a medida que maduras un estilo... estilo es lo que te distingue... y es evidente, historia mediante, que hay tantos estilos como humanos hay... y que si tu estilo es "copiar" a aquellos que parece irles bien, finalmente sucumbirás a ti mismo, aún cuando las editoriales te rescaten por conveniencia. En verdad, no hay escuela, tampoco universidad que enseñen a vivir, a ser padre, hijo... y ése es un principio que debes asumir desde el comienzo de tus pasos... traducido: te podrán enseñar las bases, pero tu mismo descubrir dónde están tus fundamentos, dónde residen, en qué consisten, y hacia dónde te llevan... ya que si no lo haces por ti mismo, pasarás de largo de tu propio destino sin haberte dado cuenta dónde estaba éste (destino).

en lo personal, te diré que es bueno poder leer en distintas lenguas... inglés, portugués, alemán, francés, contribuyen a alimentar el giro idiomático... y si a ello le agregas los orientalismos, árabe, chino, coreano, japonés, descubrirás que el pensamiento se retroalimenta, tornándose funcional a las circunstancias y sus hechos, así como a las experiencias consecuentes... más aún, en lo personal creo en el pensamiento matemático tanto como en el geométrico, y a pesar de mis afinidades por lo químico, prefiero las alquimias, ya que el conjunto habilita a un ir y venir del pensamiento, cruzando portales del espacio-tiempo, asumiendo la capacidad de abstraerse tanto del ayer como del mañana, despegándose del espíritu del hoy, para poder divisar al hecho humano desde una distancia impecable... esto es, mirando la existencia desde la inexistencia... eso que somos antes de ser.

cuando recorres literatura en diferentes lenguas, aprendes a comprender el acto humano a partir de sus circunstancias... aprendes a comprender que el humanismo es distinto según donde estés parado... y aún siendo distinto, todos los humanismos confluyen hacia una filosofía y una lógica comunes al acto humano en sí mismo... cuando el acto humano no está imbuido de dicha filosofía y dicha lógica, se consume en sí mismo, evaporándose, no dejando rastro... porque la cultura, para ser tal, demanda revelarse en fundamentos filosóficos genuinos, aún cuando estos sean inconscientes al escritor.

he tenido mis referentes... Ernesto Sábato... José Álvarez López... Antoine de Saint-Exupéry ...
Pierre Benoit... y numeroso médicos que están en la historia de la medicina, pero que no figuran en recuento alguno, porque así son los apuros... omiten lo importante para verse atropellados por lo urgente... desde luego no son los únicos, son tantos que podría incluirlos en una guía telefónica, pero ahora, celulares mediante, sería imposible ennumerarlos... pero sí, debo confesarte, que he descubierto que existe una llave que nadie tiene en cuenta, y que aún teniéndola (en cuenta) no siempre (o casi nunca) es consciente... y esto es que puedes escribir lo que tu quieras y te sentirás conforme o satisfecho con ello, hasta feliz... pero el que determinará que sigas escribiendo, será tu lector... aquel que te impulsa a seguir haciéndolo de modo incógnito, sin revelarse a sí mismo, asumiendo que tu pensamiento le suma, en tanto y en cuanto sea contínuo y él se identifique con lo que haces, esto es "crear"... y allí, comprendes que el motivo por el cual existes como escritor, reside en el motor que implica ser tu lector... él te necesita para "andar"... y tu lo necesitas para "ser"... una rueda implacable que hace a las existencias de las personas...

si logras crear dicha rueda... el espíritu de la escritura se apoderará de tu alma... y el espíritu de las lecturas anidará en aquellos que sintonicen con tu mensaje...

una sugerencia, aún cuando necesites vivir de ello... nunca hagas nada por dinero... porque se trastocan los fines... y lo que se compra y se vende, aún cuando represente un éxito, será irremisiblemente efímero.
NOVIEMBRE 30, 2013.-







 

viernes, 29 de noviembre de 2013

NIÑA DURMIENDO ► “Hoy lo que más me inspira es ver el rostro de mi niña durmiendo” | Cultura | EL PAÍS

“Hoy lo que más me inspira es ver el rostro de mi niña durmiendo” | Cultura | EL PAÍS

“Hoy lo que más me inspira es ver el rostro de mi niña durmiendo”

El japonés Kore-eda estrena el drama familiar ‘De tal padre, tal hijo’

Steven Spielberg adaptará el filme en Estados Unidos en 2014



Un fotograma de 'De tal padre, tal hijo'.

El año que viene Hirokazu Kore-Eda (Tokio, 1962) tendrá el honor –y él así se lo ve, feliz- de ver adaptada en versión hollywoodiense su De tal padre, tal hijo, que se estrena hoy en España. Y lo hará ni más ni menos que Steven Spielberg, en una curiosa carambola: el estadounidense presidió el jurado del pasado festival de Cannes, donde concursaba el cineasta japonés con su último trabajo, y aunque la Palma de Oro recayó en La vida de Adèle (que Spielberg defendió fervientemente ante la prensa) estaba claro que De tal padre, tal hijo, por su reflexión sobre la familia, por la interpretación de los niños y por el tono, era el filme más cercano al gusto del director de E.T., el extraterrestre. Efectivamente, a las pocas semanas, Spielberg compró los derechos para adaptar en Estados Unidos este drama, que se llevó el premio del Jurado de Cannes, y la filmará a inicios del próximo año. Kore-Eda ya ha estado en DreamWorks, donde, cuando le ofrecieron participar en el guion, declinó amablemente la oferta, y el proceso va rápido: Spielberg está escogiendo el reparto. “No me atreví a preguntarle por qué le había interesado tanto mi filme. Sí me dijo que le había atraído mucho mi trabajo con los niños. A Spielberg siempre le ha motivado el tema del niño abandonado por sus padres”. ¿Y no tuvo ganas de reprocharle que no le diera la Palma de Oro? “No, con cómo fue recibida la película en el certamen me doy por satisfecho”.
Kore-Eda es uno de los grandes maestros del cine actual. Sus historias suenan a cercanas, su manera de dirigir a los niños es soberbia, su forma de huir de lo almibarado en tramas sobre la familia es clarividente. Su estilo naturalista, su visión del sofocamiento en la sociedad de los sentimientos, se acerca al de Ozu. En De tal padre, tal hijo, describe la sorpresa que reciben dos familias –una de clase alta, padre ejecutivo; otra de clase media-baja, padre con taller de reparaciones- cuando el director del hospital donde nacieron sus hijos hace siete años les confiesa que los bebés fueron intercambiados. ¿Qué hacer: quedarse con el niño con el que han vivido o intercambiarlos y reunificar a las familias biológicas?
Y todo ello contado desde el punto de vista del frustrado padre ejecutivo, al que encarna Masaharu Fukuyama, uno de las grandes estrellas de la canción en Japón. “Hay algo que no hecho antes: una historia barata. Barata, por sencilla. No hay elementos extras, solo una línea de trama”, cuenta Kore-Eda, que sí tiene claro que desde que él ha sido padre, su cine ha cambiado. “Aprendo aún como padre, mi hija es pequeña, y eso se refleja claramente en el protagonista principal, alguien que reacciona ante lo que le ocurre, que va detrás de los acontecimientos. Es una sensación que vivo en la vida diaria, y que quería reflejar en la pantalla. Y sí, ahora el punto de vista de mi cámara es el del progenitor, cuando antes eran los niños quienes protagonizaban mis guiones”. Eso sí, siempre dentro de la familia: “Es que no hay nada más importante. Todo el mundo tiene una. Pero es cierto que yo cambio y así lo hacen mis películas. Cuando rodé en 2004 Nadie sabe yo no era padre y aún vivía mi madre. Se nota, ¿verdad? En Still walking (2008) quería hablar de la generación de mis progenitores, que ya estaba desapareciendo, y en Kiseki (2011) ya me puse en manos de los niños porque yo acababa de ser padre”. Y que su cine influye en su vida diaria: “Cuando descansábamos entre tomas, me descubrí mirando a los niños como si yo fuera su padre. Hoy lo que más me inspira es ver el rostro de mi hija durmiendo”.
Pregunta. En Cannes le pregunté si sentía la influencia de Ozu y me dijo que solo en la secuencia de los juegos paternofiliales y que necesitaba tiempo para reflexionar su respuesta. Han pasado siete meses, ¿lo tiene más claro?
Respuesta. Sí, creo que a ambos nos interesa mucho las historias de hijos que no cumplen las expectativas de los padres, y cómo encajamos los seres humanos en la sociedad. Pero nada más, creo que nuestros estilos son muy distintos”.
Kore-Eda ama los riesgos en el rodaje: “Los dos niños del filme tenían agente pero nunca habían actuado. Es curioso por qué los contraté si no tenían experiencia previa. Lo hice porque quería que sencillamente mostraran sus auténticas emociones, y yo solo poner la cámara. Eso nos dio grandes momentos de improvisación de los niños. A los actores infantiles, desde Nadie sabe, nunca les enseño los guiones”. El japonés rehúye la posibilidad de un mensaje final: “No existe lo correcto o lo erróneo en la decisión que toman, en si quedarse con su hijo biológico o con el que han vivido. No quiero que nadie se tome mi opción como una la única respuesta. Mi intención era hablar de sangre contra tiempo. Sé que chocan dos clases sociales muy distintas, porque no se puede negar la realidad que vivimos en Tokio. Pero, por favor, que nadie entienda que una familia me parece mejor que la otra”.
La entrevista acaba con una carcajada de Kore-Eda. Japón, en realidad el comité de siete personas encargadas de la selección, no ha enviado ‘De tal padre, tal hijo’ a los Oscar. Y eso que venía desde Cannes acompañada de todo tipo de parabienes. ¿Le duele? “[Ríe] Salí de Cannes muy bien encaminado… Pero en mi país ese comité siempre ha primado lo local, títulos muy encerrados en su pequeñez. Me da pena”.



el dispensador dice:
te he visto durmiendo niña,
he visto mis sueños en tus ojos,
tus pensamientos son cerrojos,
de un tiempo que aún no sucede,
portas las esperanza de quien quiere,
un mañana amable acompañando sus pasos...

seguramente vas otros trazos,
futuro que aún no guarda años,
lo que has escrito en tu destino,
pertenecerá sólo a tus pasos,
no puedes regresar a quien te observa,
porque lo anterior ya ha pasado...

y ves que todo está sucediendo,
que la vida se va escurriendo,
cuando te quieras acordar,
también tú estarás volviendo,
portando los sentimientos,
de lo sembrado en tu propio tiempo...
y verás en otros ojos,
aquello que fueron tus sueños.
NOVIEMBRE 29, 2013.-


 

COSAS OYERES ► África entre voces y silencios >> África no es un país >> Blogs Internacional EL PAÍS

África entre voces y silencios >> África no es un país >> Blogs Internacional EL PAÍS


África no es un país


"Salvo por el nombre geográfico, África no existe", decía Ryszard Kapucinski. Y sí, desde Europa, acostumbramos a simplificar su realidad hasta hacerla una y pobre, catastrófica y dependiente. Pero África es un continente: 55 países, mil millones de personas, multiplicidad de mundos, etnias, voces, culturas... África heterogénea y rica contada desde allí y desde aquí. Un blog coral creado y coordinado por Lola Huete Machado.

Lola Huete Machado

África entre voces y silencios

Por: | 27 de noviembre de 2013
Autor invitado: Omer Freixa (*)
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Níger, fotografía de Alfredo Cáliz
La voz. El silencio. Una dupla que moviliza la historia. La gran tensión que a mi modo de ver atraviesa el devenir histórico del continente africano. Por mucho tiempo la mirada eurocéntrica impuso la idea que África no tuvo historia, el silencio. Uno de los filósofos más ilustres de la Modernidad, Georg Hegel, sentenció en el siglo XVIII: “Lo que entendemos propiamente por África es algo aislado y sin historia, sumido todavía por completo en el espíritu natural, y que sólo puede mencionarse aquí, en el umbral de la historia universal”.

Este referente europeo de la Modernidad marcó a fuego la impresión que se tiene sobre él y su gente. Primó el silencio por mucho tiempo. Esas palabras resuenan hoy día como una verdad absoluta e incuestionable para muchos. No tener historia equivale a no tener voz, y el que calla es fácilmente dominado.

Así fue como el contenido de la fuerte aseveración del filósofo alemán fue reforzado mediante uno de los delitos más infames que registra la Humanidad en todos sus anales, el que se denominó la Gran Trata Atlántica. Con un resultado cercano a las diez millones de víctimas (según algunos conteos estimados), constituyó un proceso histórico que en apenas cuatro siglos despobló en buena parte África y la convirtió en un sumidero de mano de obra barata y desechable para las plantaciones y otros sitios de trabajo forzado en la América colonial para los desgraciados africanos (ver Regreso a la costa de los esclavos). Todo involucionó en África durante aproximadamente los años 1600 a 1800. Como expresara el genial historiador británico, Basil Davidson, el continente se convirtió en el gran agobio del hombre negro, su habitante. Para los africanos transplantados del otro lado del océano el silencio fue la mejor arma del dominador. Pero no callaron absolutamente, ni en vano. Por lo bajo, resistieron y dejaron una nueva cultura en América, que siempre rebrota, como se verá a seguido.

La voz. La trata fue un comercio nefasto del cual, en líneas generales, nadie se arrepintió. Lucrativas ganancias dejaron su sello en la arquitectura de muchos sitios europeos, por no perderse en inventarios de otras clases. Tras arduas tareas, viajes insufribles y horrores indescriptibles los de “rostro de bronce” se ganaron el reprochable título de esclavos, y así se los consideró por mucho tiempo, con un nivel de degradación humana que ningún otro pueblo sufrió al paroxismo en la historia como el africano. En otras palabras, la fórmula se resumió en la idea de que el oriundo de África era el ideal a ser esclavizado porque no tenía nada que ofrecer más que sus fuertes brazos para trabajar en tareas consideradas humillantes para el resto. Recién a finales del siglo XVIII las primeras y minoritarias tímidas voces denunciaron lo infame de ese tráfico. La voz se activó de a poco. Tampoco el contexto fue muy alentador. La esclavitud en lugares de América como Brasil y Cuba se abolió tardíamente, recién a finales del siglo XIX.

Luego siguió un capítulo que reforzó la penuria de los sin voz. Caprichosamente África fue repartida para la misma época en apenas una decena de Estados europeos. El colonialismo, que el reparto de África marcó como hito fundacional, implicó una reactivación del silencio. Pero los africanos siempre lo resistieron. En la lucha contra el dominio europeo (ahora puesto en el mapa) fueron labrando herramientas de lucha, una de ellas fue la voz. La prensa, los sindicatos, el poder de la palabra, en suma, con las independencias a los africanos les llegó la hora de la verdad. Volver a recobrar sus voces, escribir sus propias historias desmintiendo la cuasi mítica aseveración del filósofo de la Modernidad a partir de la década de 1960. Los lápices hoy siguen escribiéndolas. Por suerte, tres ejemplos recientes siempre lo recuerdan.
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El primero.
La Historia General de África, un ambicioso proyecto de la UNESCO lanzado durante la década de 1980, cubrió en ocho volúmenes la historia continental, y el número 9 se halla en proceso de elaboración a partir de un equipo de investigadores que está siendo reclutado en estos días. Por empezar, se conoce quién será su futuro coordinador, el distinguido profesor angoleño Luis Kandjimbo. Esta nueva edición abarcará el problema de la diáspora y además supone la oportunidad de efectuar una actualización de contenidos de las pasadas ediciones. Es que queda mucha historia africana por escribir. Como no puede ser de otro modo, se deben superar siglos de silencio.
Segundo. Una investigación antecedida por el correspondiente hallazgo arqueológico reveló la causa de la muerte del famoso faraón egipcio Tutankamón. Fue la embestida por un carruaje militar en el transcurso de una batalla y no por la malaria que clásicamente se supuso. Excelente, la voz contribuye a continuar recuperando el pasado, pero falta algo. En ningún momento, tanto en el enfoque periodístico encargado de difundir la buena nueva o desde la perspectiva de los difusores de la revelación, se invirtió siquiera un poco de escrito en explicar que la raíz de la gloriosa civilización egipcia es de corte africana. A pesar de todo, el silencio no desaparece.  
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Tercero,
por último, y fuera de África. Introduciéndonos de lleno en la Argentina. El pasado 8 de noviembre se conmemoró por primera vez el “Día nacional de los afroargentinos y de la cultura afro”. Entre varias cuestiones, cabe destacar la producción de una guía escolar para visibilizar el aporte afro en la identidad del país austral. Porque si Hegel justificó la falta de historia africana, muy por el contrario, la voz africana se extendió más allá de los confines del continente cuna de la humanidad. La citada e infame Trata Atlántica dejó un legado rico pero que en América latina las élites que forjaron las nuevas naciones simultáneamente cuando África era repartida literalmente como una torta, se obstinaron en no reconocer. El silencio aún se muestra y la reticencia invita a creer frases como que en Argentina no hay negros, o el racismo en sus múltiples formas contra la población afro en varios países latinoamericanos.      
Hegel enseñó, además de mostrar la ahistoricidad de África, que la dialéctica mueve al mundo, por así decirlo. Como se ve, la tenaz oposición entre la voz y el silencio aún sigue escribiendo las páginas de la historia. El papel del historiador es lograr que la primera se anteponga. Si en África dominó el silencio, su meta es recobrar la totalidad de voces y permitir que el continente deje de ser un algo opaco y silencioso. Superar la ignorancia porque, como resume una brillante frase “La cosa más oscura sobre África ha sido siempre nuestra ignorancia de ella”.
(*) Omer Freixa. Historiador africanista (UBA). www.omerfreixa.blogspot.com @OmerFreixa


Sobre los autores

Lola Huete Machado. Redactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog.
Chema Caballero Chema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.
José NaranjoJosé Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.
Ángeles JuradoÁngeles Jurado. Periodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.
Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas y mejorar el conocimiento y uso de los medios de comunicación en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los más jóvenes. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria' (Essays 2001-2011).
Akua DjanieAkua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...
 


el dispensador dice:
en África se habla con las miradas,
en África se habla con los silencios,
en África los espíritus prescinden de los tiempos,
en África puedes ver a las almas, llevadas por los vientos...
y eso, sólo en el África... lo podrás ver...

en África se cultivan las miradas,
las gentes saben de los duendes,
tanto como de las hadas,
saben de los artilugios,
tanto como del sabor a nada...

en África se escuchan los silencios,
las gentes saben de distancias,
tanto como saben de alientos,
saben que para ir a las fuentes,
es necesario dejarse llevar por los sentimientos...

en África no cursa el tiempo,
donde quieras ir,
siempre habrá un hueco,
por donde se filtran las almas,
transitando vacíos en los desiertos...

he escuchado ciertas voces,
conversando a mis espaldas,
van custodiando mi sombra,
mientras la huella indica que alguien pasa...
pronto la arena la cubre,
y allí no queda nada,
debes atender decires del viento,
lo que se borra se guarda...

más tarde la consciencia impone el silencio,
se oye el pensamiento de quien cabalga,
transita montando dunas,
la arena esmerila mientras habla,
y puedo asegurar,
que nada se le escapa,
si no reconoces los cielos,
las distancias te atrapan...

de pronto te cruzas con otros esclavos,
capturados por sus cuerpos,
hay un destino presente,
hay otro esperando, eterno,
prefieres seguir andando,
aunque todo se vea incierto...
es preferible ser pobre,
a quedar olvidado entre los muertos...

observa detenidamente los cielos,
observa detenidamente los suelos,
en cada uno hay un mensaje,
que alterará algún día tus sueños...
y cuando ello suceda,
te obligará a estar despierto,
sin saber cuál es el destino,
no hay horizontes en los desiertos.
NOVIEMBRE 29, 2013.-






 

jueves, 28 de noviembre de 2013

OLAS ▲ Jaume Plensa: «Es tan peligroso el fracaso como el éxito» - ABC.es

Jaume Plensa: «Es tan peligroso el fracaso como el éxito» - ABC.es

Jaume Plensa: «Es tan peligroso el fracaso como el éxito»
Día 26/11/2013 - 16.21h
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El escultor catalán sigue cosechando Premios Nacionales: a los de Artes Plásticas (2012) y Arte Gráfico (2013) suma ahora el Velázquez, que al fin se falló tras un «paréntesis» en 2012

La nómina de premiados con el Velázquez de Artes Plásticas tiene un hueco en blanco: el de 2012. No se falló por el boicot de las asociaciones artísticas, como protesta por los recortes y el IVA. Con un año de retraso, y un fuerte tajo en su dotación económica (de los 125.000 euros de 2011 pasa a 100.000), Jaume Plensa (Barcelona, 1955) lo recibe como «un honor».
-Enhorabuena... ¡Vaya racha de premios Nacionales! Artes Plásticas 2012, Arte Gráfico 2013 y ahora el Velázquez. Reconocimiento nacional no le falta...
-Yo nunca he sentido que no lo tuviera. Aprecio mucho que la gente se acuerde de mí y piense en mi obra. Me ha hecho mucha ilusión este premio.
-Sin embargo, todo ese reconocimiento nacional no se corresponde con su ausencia en dos de los grandes museos de arte contemporáneo de España, el Reina Sofía y el MACBA, donde no hay ninguna obra suya expuesta en estos momentos. ¿Ve una mano negra?

-No, simplemente supongo que se debe a gustos estéticos. Es muy defendible en arte. Cada uno tiene un gusto. Yo trabajo en mi dirección, con lo que yo creo, y otros pueden opinar distinto. Esta es la riqueza del arte: que haya distintos puntos de vista. No, no pienso que haya nada de eso, simplemente un desencuentro. Pero no tengo ninguna prisa.
-¿Atribuye ese desencuentro simplemente a gustos estéticos?
-Yo expongo y trabajo donde me llaman. Soy un artista en el sentido nómada. Me encanta viajar, encontrar gente, y el mundo está lleno de personas con las que comparto ideas, ilusiones y sueños.
-El propio alcalde de Barcelona reconoce que hay poca obra pública suya en la ciudad. ¿Se siente reconocido en Cataluña y en el resto de España?
-El alcalde me lo comentó y estamos en conversaciones para ver si puedo hacer alguna obra, pero el proyecto está aún en estado embrionario. Me encantaría. Vamos a buscar el momento en que lo podamos hacer posible. En la ciudad hay obras menores, pequeñas, de juventud. El alcalde cree que sería bueno tener una obra más icónica.
-En 2012 quedó sin otorgarse este premio por un boicot de las asociaciones de artistas, que debían proponer a los miembros del Jurado. Se plantaron ante los recortes en cultura. ¿Cómo es posible sobrevivir hoy siendo artista?
-La cultura siempre está viva, nunca tiene crisis. El arte siempre nace de una gran dificultad. Es un momento en el que tendríamos que extremar la creación. Hay gente que lo está pasando muy mal, pero el arte no puede ser en ningún caso una exigencia. Es una forma de dar a los otros un mundo de belleza. Mi trabajo es un privilegio.
-¿La solución para los jóvenes artistas es salir fuera de España?
-Es muy importante creer en ti. Ya no hay «fueras» ni «dentros». O estás en todas partes o no estás. No creo en un arte local o internacional, creo en el arte. A veces oigo: «Si no hablan de ti, no existes...» Es una banalidad. Existes porque existes y esta reafirmación individual es la fuerza del artista y de la creación. Nunca se ha de esperar una respuesta en el arte. El arte nace y es inevitable y esta es su gran fuerza.
-El panorama del coleccionismo y el mercado en España es poco halagüeño. Contrasta con una burbuja internacional, donde se vende un Bacon por 142 millones de dólares, obras de Warhol y Koons por 60 millones...
-Esa es una forma ácida de mirarlo. Pero también hay una forma muy poética de mirar todo esto: que algo que no sirve para nada pueda llegar a valer tanto. Lo encuentro maravilloso. Es una de las grandes fuerzas del arte: que pueda ser un objeto de deseo tan grande para llegar a crear esta fricción económica.
-¿No cree, entonces, que el mercado pervierte el arte?
-Creo que no. Pero es tan peligroso el fracaso como el éxito. La obra del artista es como un atleta, se ha de entrenar constantemente, gane las carreras o las pierda. No hacemos arte para tener éxito, hacemos arte para trascender. Es una necesidad interior del creador.
-El jurado del premio ha destacado «su renovación en profundidad del lenguaje plástico de la escultura». ¿Cómo llegó a esa renovación?
-Me ha hecho mucha ilusión que destaque eso el jurado. Pero esa voluntad es inconsciente. Mi gran ideal era introducir este amor a la poesía y al interior del ser humano en la escultura como algo palpable, tangible. Soy mediterráneo y, por tanto, necesito tocar, acariciar las cosas. Necesitaba que la poesía o el mundo interior del ser humano fuera algo que pudiéramos acariciar físicamente. Poco a poco he ido introduciendo estos conceptos en mi obra.
-¿Es usted muy velazqueño?
-Yo creo que no hay nadie que no lo sea. De niños ya nos alimentaba Velázquez a muchas generaciones. Ir al Prado y llegar a su espacio es un placer. Es un honor para cualquier artista este premio, simplemente por el nombre. Es un premio de artista a artista.
-¿En qué medida se puede hallar la huella de Velázquez en su escultura?
-Igual que estoy fascinando con Dante en literatura, porque creó el espacio virtual, lo estoy con Velázquez porque creó el espacio virtual en sus cuadros. Hablar de espacio es hablar de escultura. Si Velázquez hubiera hecho escultura hubiera sido un genio como en pintura. El medio no es lo que hace a alguien genial, sino sus ideas. Y Velázquez plasmó en sus lienzos ideas absolutamente revolucionarias en su momento.
-Está en buena compañía, viendo la nómina de premiados.
-Meireles y yo trabajamos en la misma galería en Nueva York. Le respeto mucho. Y Tàpies ha sido el gran artista español, junto con Chillida. Es un honor.
-Es usted 100.000 euros más rico que esta mañana. ¿En qué los gastará?
-Cuando me dieron el Nacional de Artes Plásticas doné el premio al Banco de Alimentos. No sé qué haré con éste



el dispensador dice:
no pienses en el fracaso,
no consideres ningún éxito,
la vida guarda relieves,
que transita cada destino...
lleva en la espalda lo escrito,
guirnalda de árbol de vida,
todo lo que deba suceder,
allí habrá sido inscripto...

párate en alguna playa,
observa el mar como si se tratase de una pantalla,
siente la arena en tu planta,
atiende el sonido de las aguas,
observa las crestas saladas,
huele lo que el mar te habla,
escucha a la caracola,
reverenciando a lo que se ama,
piensa que en verdad no eres nada,
más que un pedazo de alma,
caminando por el mundo,
entre arenas y distancias,
soledad de silencios quietos,
soledad que permanece estanca...

asume con pasión con la jornada,
sin esperar ser parte de ningún mañana,
cuando haya pasado tu tiempo,
el olvido te ganará por la espalda.
NOVIEMBRE 28, 2013.-

TEL KABRI ▲ Así eran los vinos de la bodega más antigua de la civilización - ABC.es

Así eran los vinos de la bodega más antigua de la civilización - ABC.es

Ciencia

Así eran los vinos de la bodega más antigua de la civilización

Día 26/11/2013 - 11.18h

Descubierta en las ruinas de una ciudad cananea, en Israel, guardaba caldos que sabían a miel, canela y menta hace 3.700 años

Producir al año casi 3000 botellas de vinos tintos y blancos no es algo que se pueda hacer en casa. Hace falta una bodega en toda regla, como la que han encontrado un equipo de investigadores estadounidenses e israelíes y que, con sus 3.700 años de antigüedad, podría ser la bodega mayor y más antigua del Cercano Oriente. La bodega y una sala de fiestas anexa, descubiertas en las ruinas de una ciudad cananea, en Israel, fueron destruidas durante el mismo hecho violento, tal vez un terremoto, que las cubrió con una gruesa capa de escombros de ladrillos de barro y yeso.
 
El grupo hizo el descubrimiento en Tel Kabri, las ruinas de una ciudad cananea del norte de Israel que data aproximadamente del año 1700 aC, mientras estaban excavando en el vasto palacio de los gobernadores de la ciudad. Primero descubrieron una jarra de un metro de largo, a la que más tarde bautizaron como "Bessie". Eric H. Cline, de la Universidad George Washington (GW), uno de los codirectores de la excavación, comenta que "continuamos cavando y cavando y, de repente, comenzaron a aparecer las amigas de Bessie. Cinco, 10, 15... hasta 40 jarras almacenadas en un trastero de 5x8 metros. Es un descubrimiento muy significativo. A nuestro entender, es la bodega más antigua y más grande encontrada jamás”.
 
Las 40 vasijas tienen una capacidad de alrededor de 2.000 litros, lo que significa que la bodega podría haber contenido el equivalente a cerca de 3.000 botellas de vinos tintos y blancos. Assaf Yasur-Landau, de la Universidad de Haifa, el otro codirector de las excavaciones, explica que "la bodega se encuentra cerca de una sala donde se celebraban banquetes, un lugar donde la élite de Tel Kabri y, posiblemente, los huéspedes extranjeros, consumían carne de cabra y vino. La bodega y la sala de banquetes fueron destruidas durante el mismo hecho violento, tal vez un terremoto, que las cubrió con una gruesa capa de escombros de ladrillos de barro y yeso”.

Sabor a miel y canela


Al principio no estaba claro que estas jarras se utilizaran para almacenar vino. Para saberlo, el doctor Koh, de la Universidad de Brandeis y director asociado de la excavación, estudió fragmentos de jarras utilizando el análisis de sus residuos orgánicos. Encontró rastros de ácidos tartárico y siríngico, ambos componentes clave en la fabricación del vino, así como otros compuestos que sugieren la presencia de ingredientes populares en la antigua vinificación de aquella época, tales como miel, menta, canela, bayas de enebro y resinas. La receta es similar a la de los vinos medicinales utilizados en el antiguo Egipto hace 2000 años. "Esto no era un licor destilado ilegalmente que alguien fabricaba en su sótano. Echando un vistazo a las mediciones que hemos hecho se puede comprobar cómo la receta de este vino fue seguida estrictamente en todas y cada una de las jarras” declara el doctor Koh.
 
Los investigadores ahora quieren continuar el análisis de la composición de estas soluciones para adquirir la información suficiente que les permita recrear el sabor de este vino. Por suerte, van a tener más pruebas en un par de años. Unos días antes de que los miembros del equipo acabaran con la campaña de este verano, descubrieron dos puertas que conducen fuera de la bodega, una al sur y otra al oeste. Es probable que ambas lleven a salas de almacenamiento adicionales. Van a tener que esperar hasta la próxima excavación, programada para 2015, para salir de dudas.
Así eran los vinos de la bodega más antigua de la civilización
Imagen aérea de la excavación de Tel Kabri en la que se pueden distinguir todas las estancias excavadas. El equipo de arqueólogos forma la palabra Kabri con sus cuerpos



el dispensador dice:
vendrán nuevo soles,
vendrán nuevos vinos,
nacerán nuevos sabores,
aguas y los destinos...
todo lo que se haya vivido,
se esfumará como si no hubiese existido,
y todo habrá pasado,
modificando el tiempo vivido...

verás nacer otras químicas,
todo será convertido,
algún mañana no habrá venido,
tras un efecto sostenido,
quién no dé justo testimonio,
caerá en el olvido,
atropellado por las escrituras,
pronunciadas en lo bíblico,
prolijamente omitido,
soberbias que se han esgrimido,
entre inquisidores y falsos elegidos...

está llegando la hora del milagro,
donde las aguas... se teñirán como vinos...
nadie podrá beber,
y la sed tendrá sus dominios...
prepárate para la hora,
en que cambiarán los polos de los destinos.
NOVIEMBRE 28, 2013.-