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La ciudad sin librerías
Categoría (Cultura y democracia, El mundo del libro, General) por Manu de Ordoñana el 09-11-2013
Tags : acervo-espiritual, boticas-entrañables, comprar-ebooks-en-librerias, escritores diletantes, librería-espacio-social, libreros-inquietos, subsidio-publico-librerias
¿Es cierto que el número de librerías disminuye todos los años? Eso parece, aunque no tanto. Muchas aguantan como pueden, reducen los gastos, contraen la plantilla. Otras agonizan a la espera de que se jubile el propietario. Pero la situación es grave y lo será más en el futuro, varias son las razones:
* La crisis económica.* La pérdida de lectores en la juventud.
* El cambio de modelo hacia el libro electrónico.
* La fuerte competencia de las cadenas de venta online.
* Y también, la piratería de libros.
Son motivos suficientes para que los libreros estén inquietos. Algunos, además, alegan el crecimiento de los precios de los alquileres, otros se quejan de que las ventas a universidades y bibliotecas públicas se han reducido y algunas instituciones les deben dinero. Pero todos coinciden en que el mayor peligro es el libro electrónico y la competencia de las tiendas online. Y eso que todavía el consumo de ebooks es muy pequeño ─al menos, las ventas declaradas─, aunque eso quizá sea debido a que los índices de piratería que se dan en España son inadmisibles, con cifras que multiplican por siete a las de Francia.
Se podría pensar en algún tipo de subsidio público para aliviar los problemas de tesorería de un sector tan castigado por amenazas de tal calibre. Francia ya lo ha hecho, para evitar que sus librerías corran la misma suerte que en Estados Unidos. La ministra de Cultura y Comunicación, Aurélie Filippetti, cree que, si este canal se debilita, toda la industria editorial se resentirá, con sus efectos negativos, no sólo sobre la cultura en general, sino también sobre la economía. Y para refrendar su opinión, ha tomado una serie de medidas encaminadas a subvenir a las librerías con la creación de un fondo de ayudas por valor de nueve millones de euros.
La prensa gala ha aplaudido la medida, pero el norteamericano Bill McCoy, director ejecutivo del International Digital Publishing Forum ─un consorcio mundial dedicado a la reflexión y al desarrollo del libro digital─ cree que la batalla está perdida para siempre. De aquí a diez años, entre el 70 y el 90 por ciento del espacio ocupado por las librerías habrá desaparecido en Estados Unidos. Y en Europa, tarde o temprano, ocurrirá lo mismo: “La librería es el eslabón más débil de la cadena y no sobrevivirá a una revolución que no ha hecho más que empezar”.
Para iluminar el espectáculo, basta analizar el caso de Barnes and Noble. La mayor cadena de librerías del mundo anunció a primeros de este año que cerraba un tercio de sus establecimientos, manteniendo 450 de las 690 tiendas que posee en Estados Unidos, debido a la creciente caída de las ventas (en 2012, un 11% respecto al año anterior). Su intención es fortalecer la venta a través de Internet y consolidar su mercado en dispositivos digitales y tabletas a través de catálogos.
Pero es que, además, hay otro peligro en ciernes. Los editores se han dado cuenta de que alguien sobra en la cadena de distribución y ese alguien es el librero. Por eso se han lanzado a la carrera de distribuir su producción directamente al lector, bien sea a través de la venta directa, de la creación de comunidades de lectores o de la búsqueda de nuevos canales de venta. Los libreros independientes que han dado de comer a la industria editorial lo tienen hoy muy crudo para sobrevivir. Triste paradoja.
Todo eso para defenderse de la competencia que reciben de Amazon y Apple. Por ahora, los dos gigantes americanos se contentan con vender libros ─en papel y en digital─, pero no van a tardar mucho en convertirse en editores. De hecho ya han empezado a ofrecer el servicio “imprimir bajo demanda”, una fórmula que los escritores diletantes han acogido con esperanza. Y si eso es así, ¿no sería más lógico que esas posibles ayudas se crearan para salvar a los editores?
Porque esa presunta ayuda a las librerías quizá no va a servir de mucho, a no ser que se reconviertan, se adapten a los nuevos tiempos. Pero, ¿qué tipo de reconversión? ¿vender también e-books, además de libros impresos? ¿Podemos imaginar una librería que venda libros digitales? ¿Por qué no? Una compañía canadiense ha desarrollado un método para transformar un libro digital en un producto tangible con el fin de que la gente lo pueda ver, tocar y comprar en la librería, pasar páginas en pantalla como si fuera un libro físico. Sería el primer paso, un signo de que el librero ha cambiado de mentalidad y se prepara para afrontar el futuro.
Claro que esto no será suficiente para recuperar el esplendor perdido, pero podría servir como cebo para atraer a compradores curiosos, si se les ofrece un espacio social en el que compartir experiencias, conversar con el librero ─que volvería a recuperar su función prescriptora─ y salir de la tienda tras haber descargado dos ebooks en su dispositivo de lectura. De ahí a montar su propia tienda online, no hay más que un paso, dicen que no es tan difícil, solo es cuestión de actitud.
Si esa presunta ayuda del gobierno es para ganar tiempo y conseguir que las librerías se adapten al nuevo modelo, merecería la pena hacer la prueba. Los recursos necesarios para poner en marcha un proyecto de tal naturaleza no tienen por qué ser altos. Cualquier cosa antes que someterse a la inacción. Porque la perspectiva espanta al ciudadano: ¿Puede uno imaginar lo que sería una ciudad sin librerías? Boticas entrañables en las que nos hemos sumergido durante horas para hojear las últimas novedades, para descubrir algún libro olvidado, para recuperar recuerdos de la juventud… No podemos dejarlas caer, forman parte de nuestro acervo espiritual. Mientras tanto, te sugiero que leas la entrevista que la “Universitat Oberta de Catalunya” hace en su blog a Marià Marín y Teresa Iribarren. Lo que cuentan las dos expertas abre el camino a la esperanza.
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el dispensador dice: los libros han sido propiedad exclusiva de reyes, los que embargados por el cansancio que implican sus tareas envueltas en cinismos, disponían de gentes educadas para leer e informar, sin interpretar, leer e informar... por entonces los señores, los príncipes, los duques, los condes, se hallaban atareados en gastar sus tiempos haciendo nada, y dicha in (conducta) ha pasado a la posteridad, asumida por una civilización atrapada en urgencias, anestesiada con estupideces que disfrazan las ignorancias crecientes. Por su parte, los reyes de la Iglesia Católica medieval, así como de otras no católicas pero igual de medievales, necesitaron quemar bibliotecas para evitar que los conocimientos reflexivos se expandieran por el orbe, y a pesar de sus esfuerzos fundamentalistas, no pudieron evitar que la lectura se generalizara, que la escritura hiciera lo propio, y hasta los autores fueran capaces de sobrevivir a sus obras, por las que en otros tiempos hubiesen sido quemados, ahorcados, o lapidados, aunque más no sea por las dudas... no se ha escuchado pedir perdón a los primeros cristianos luego de arrasar con los conocimientos milenarios depositados en la escuela ptolomeica, pero a estas alturas, nadie tiene tiempo para acordarse del acontecimiento, mucho menos de darle el valor que este merece.
Las dictaduras del siglo XX se han caracterizado por quemar todo aquello que habilitase a pensar a las gentes, los anónimos, desconocidos, meros mortales... y cuanto más inducían a reflexionar en las incapacidades político-militares, en sus negligencias administrativas, en las corrupciones de los estados ausentes, en la depredación de ricos sin almas (aunque educados), más era la necesidad de convertir en cenizas las páginas de las discordias, esas que alimentaban la sed de cambios por justicias que nunca llegarían... curiosamente, dictadores disfrazados de demócratas han procedido de la misma forma, desde la conclusión de la segunda guerra mundial hasta aquí, esto es evaporando corporativamente todo aquello escrito que comprometiera sus actos de barbarie... lo cual se traduce como que, empleando técnicas comunes al terrorismo de estado, decían aplacar los terrorismos que promovían las indignaciones masivas... en este periplo, muchas obras nunca salieron a la luz... muchos autores fueron asesinados sin que nadie supiese por qué... y muchos negocios afines a las ideas y sus aportes fueron prolijamente neutralizados a través de acciones "corporativas", muy bien diseñadas, para que la "gentuza" no se de cuenta que todo está mal y pinta para peor...
Cursamos el final del 2013... la civilización se está desmadrando a manos de las mismas corporaciones que se comieron a los autores de valor agregado, imponiendo otros autores insignificantes de mucho "verso" pero escaso "contenido", mucho morbo y ningún valor reflexivo, cuentito que le dicen... los premios inventados al efecto no han dado el resultado esperado porque esas mismas corporaciones editoriales, multifacéticas, se han dedicado a lavar dineros del narcotráfico, negocio mucho más rentable que el que pueden proporcionar autores de pacotilla devenidos en "nobeles" de conveniencias. Las corporaciones de las que hablo, esas mismas, se fueron devorando a las librerías para imponer sus modelos de ideas e ideologías, cuanto más vacíos, cuanto más confusos y cuantas más confusiones, mayores dilaciones del pensamiento reflexivo de aquellos anónimos denominados mortales... para dicha finalidad, bien valen las denuncias, las descalificaciones, los ninguneos, y todo tipo de culpas, tal lo aprendido allá por las etapas de las persecuciones de brujas, de pensadores, de alquimistas, de científicos, de investigadores, y de artistas que aportaban una pizca de luz ante tanto oscurantismo. Lamento decirles que como siempre, ganan los malos...
El medioevo actual es peor que el medioevo del medioevo... porque internet domina en tiempo real... porque las crisis se compran y se venden, incluyendo en ello a sus esclavos... porque el caos se instala según los intereses que los respaldan... porque las personas se han visto despojadas de sus dignidades... porque las personas se han visto despojadas de sus voluntades... porque esas mismas personas han visto cómo los estados y las corporaciones se roban y se han robado y se robarán sus esfuerzos... porque las gentes se han sentido (y lo han sido) víctimas de estados ausentes ninguneantes, asaltadores de bienestares elementales... y porque las gentes se han visto atropelladas por circunstancias fabricadas para justificar argumentos políticos viciados de nulidad jurídica y social... traducido, las gentes ven con pavura cómo el demonio se ha apoderado de la Tierra, convirtiéndola en un infierno...
En el infierno, del Dante o de cualquier otro, la esperanza no existe, pero las librerías tampoco... allí el derecho de autor lo ejerce por unicato un tal lucifer, que sabe de todo un poco, pero que en esencia sabe de oscurantismos, de persecuciones, de intolerancias, de discriminaciones, de mentiras y de otras traiciones... desde luego, en el infierno no hay bibliotecas, ya que nadie puede leer aquello que se quema de manera permanente por las altas temperaturas reinantes... y no habiendo lecturas, ni libros, tampoco hay tentaciones, a sabiendas que la única ideología que impera allí es la de los abismos, donde los mortales carecen de esperanza, algo semejante a lo que sucede por estas horas en la Tierra...
Lo antedicho suena doloroso, pero es real... cuando la ignorancia reina, los ignorantes son fácilmente dominables, y en eso estamos... ya que si el ser humano piensa, se torna peligroso para la clase política, mucho más para los reales dueños del poder (corporaciones sin alma), y ni qué hablar para militares y sacerdotes, siempre dominados por las peores miserias humanas que ellos endosan a terceros inocentes... en este punto, la civilización altamente tecnificada, se ha quedado sin substancias, sin esencias, sin éticas, sin filosofías, sin fuentes, es decir, sin nada... de allí que la humanidad, como raza, esté justito en el borde del precipicio que da a la "extinción"... pero cualquier parecido con la realidad es una mera coincidencia, y este relato nunca fue leído por Usted ni por nadie, y al modo de misión imposible, se autodestruirá en cinco segundos... por favor, intente no estar incluido en la debacle, que a estas alturas, ya aparece como "inevitable", ¿no le parece?.
NOVIEMBRE 10, 2013.-
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En el infierno, del Dante o de cualquier otro, la esperanza no existe, pero las librerías tampoco... allí el derecho de autor lo ejerce por unicato un tal lucifer, que sabe de todo un poco, pero que en esencia sabe de oscurantismos, de persecuciones, de intolerancias, de discriminaciones, de mentiras y de otras traiciones... desde luego, en el infierno no hay bibliotecas, ya que nadie puede leer aquello que se quema de manera permanente por las altas temperaturas reinantes... y no habiendo lecturas, ni libros, tampoco hay tentaciones, a sabiendas que la única ideología que impera allí es la de los abismos, donde los mortales carecen de esperanza, algo semejante a lo que sucede por estas horas en la Tierra...
Lo antedicho suena doloroso, pero es real... cuando la ignorancia reina, los ignorantes son fácilmente dominables, y en eso estamos... ya que si el ser humano piensa, se torna peligroso para la clase política, mucho más para los reales dueños del poder (corporaciones sin alma), y ni qué hablar para militares y sacerdotes, siempre dominados por las peores miserias humanas que ellos endosan a terceros inocentes... en este punto, la civilización altamente tecnificada, se ha quedado sin substancias, sin esencias, sin éticas, sin filosofías, sin fuentes, es decir, sin nada... de allí que la humanidad, como raza, esté justito en el borde del precipicio que da a la "extinción"... pero cualquier parecido con la realidad es una mera coincidencia, y este relato nunca fue leído por Usted ni por nadie, y al modo de misión imposible, se autodestruirá en cinco segundos... por favor, intente no estar incluido en la debacle, que a estas alturas, ya aparece como "inevitable", ¿no le parece?.
NOVIEMBRE 10, 2013.-
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