miércoles, 31 de julio de 2013

APOGEE ► Publican un mapa con características desconocidas de 60.000 estrellas de la Vía Láctea

Publican un mapa con características desconocidas de 60.000 estrellas de la Vía Láctea

Publican un mapa con características desconocidas de 60.000 estrellas de la Vía Láctea

Día 31/07/2013 - 13.15h

Los datos son de de acceso abierto, y de libre descarga en internet

Publican un mapa con características desconocidas de 60.000 estrellas de la Vía Láctea
Sloan Digital Sky Survey
El objetivo es analizar 100.000 estrellas en solo tres años
Un grupo de astrónomos que integra la colaboración internacional Sloan Digital Sky Survey III (SDSS-III), en la que participa el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), acaba de publicar las características desconocidas, hasta ahora, de 60.000 estrellas de la Vía Láctea. Esta nueva serie de datos de acceso abierto, y libre descarga en internet, permitirán explorar la «parte oculta» de la galaxia y ayudará a entender cómo se formó.

Esta guía se ha elaborado gracias a los datos obtenidos a través de las observaciones del espectógrafo de alta resolución conocido como APOGEE, que observa la galaxia en el infrarrojo, una luz invisible al ojo humano pero capaz de penetrar el velo de polvo que oscurece el centro de la Vía Láctea.

Lejos de las luces de la ciudad, la Vía Láctea aparece como una banda luminosa que cruza el cielo cubierta por «cortinas oscuras». Esta banda es el disco y el bulbo o núcleo galáctico y las cortinas son el polvo que impide a los astrónomos ver todas las partes de la Galaxia.

Cuanto más cerca se encuentra una estrella del centro, una mayor parte de su luz es apagada por el polvo. Por este motivo, los estudios previos sobre las estrellas de la Vía Láctea han estado limitados por la capacidad de medir de forma consistente las estrellas de esta zona polvorienta.

«Se trata de la más completa colección de espectros de estrellas en el infrarrojo nunca realizada», ha explicado el director del proyecto, Steve Majewski, que ha apuntado que «el total de 60.000 estrellas analizadas suponen casi diez veces más que el número de espectros de alta resolución en el infrarrojo obtenidos hasta ahora por todos los telescopios del mundo».

Seleccionadas de todas las diferentes partes de la Galaxia, desde la periferia casi vacía hasta el centro envuelto en polvo, estos espectros «nos permitirán descorrer la cortina que cubre la parte oculta de la Vía Láctea», ha añadido.

El espectro de una estrella es una de las mejores herramientas para aprender sobre ella ya quue «nos habla de detalles clave, como la temperatura, el tamaño de la estrella y los elementos que se encuentran en su atmósfera. Es como si consiguiéramos las huellas dactilares de alguien en lugar de solo conocer su altura y su peso».

Para llegar a la meta fijada en el proyecto de analizar 100.000 estrellas en solo tres años, el instrumento APOGEE observa 300 estrellas distintas de forma simultánea, lo que agiliza en cientos de veces la velocidad de recolección de datos si se compara con los instrumentos habituales, que analizan las estrellas de una en una.

Esta ingente cantidad de datos no puede ser analizada con métodos convencionales. «Los métodos clásicos de análisis de espectros se basan en gran medida en el trabajo manual e interactivo de una persona», ha indicado el investigador del IAC Carlos Allende Prieto.

«No podíamos contar con cien investigadores durante tres años para hacer el trabajo en este caso, así que tuvimos que escribir programas para ordenador que se comportaran como humanos, e incluso nos superaran en esta particular tarea», ha explicado.

Las preguntas sobre cómo se formó la Vía Láctea han sido objeto de especulación científica y debate durante cientos de años. El mapa de todas las estrellas de la galaxia que pretende obtener el experimento APOGEE proporcionará información crucial para resolver cuestiones centrales sobre cómo se produjo este proceso a lo largo de miles de millones de años de historia.


el dispensador dice:
luces de ciudades,
gentes sin curiosidades,
universos distantes,
estrellas errantes,
muchos viajantes,
espalgas cargadas,
cabezas gachas,
no hay tiempos para contemplar la Vía Láctea,
todo es nebuloso,
los sueños escapan,
hace falta un mapa,
¿dónde está mi casa?,
andar perdido,
almas derramadas...

Sol presente,
Luna presente,
estar tranquilo,
sobran ausentes,
demasiadas urgencias,
frustraciones presentes,
crisis eternas,
espíritus corrientes,
muchas son las cosas... que nadie atiende...
las estrellas pasan,
corazones silentes,
las miradas se pierden,
respuestas pendientes,
las culturas necesitan,
que el humanismo regrese...

¿dónde están los fundamentos?,
¿dónde las fuentes?,
ya no hay cielos disponibles,
para las gentes...
todos andan apurados,
trajinando como sobrevivientes,
ya no hay presencias,
abundan los ausentes...
hace falta un mapa,
para que las almas regresen,
a ocupar los cuerpos,
que se dicen presentes.
JULIO 31, 2013.-

SIN PAN ► El cine de Luis Buñuel | ESPECIALES | ELMUNDO.es.

El cine de Luis Buñuel | ESPECIALES | ELMUNDO.es.

'LAS HURDES. TIERRA SIN PAN' Y 'LOS OLVIDADOS'

El mundo injusto que denunció Buñuel

por YASMINA JIMÉNEZ
«Una película siempre debe defender y comunicar indirectamente la idea de que vivimos en un mundo brutal, hipócrita e injusto... La película debe producir tal impresión en el espectador que éste, al salir del cine, diga que no vivimos en el mejor de los mundos». Fiel reflejo de este pensamiento del cineasta Luis Buñuel son sus obras 'Las Hurdes. Tierra sin pan' (España, 1933) y 'Los olvidados' (México, 1950). Con la primera cinta consiguió un hueco preferencial en la historia del cine documental y con la segunda realizó una película considerada un hito en el cine social. En cualquiera de los dos casos, el director acercándose a las desigualdades entre ricos y pobres marca un antes y un después en su trabajo y en su reconocimiento internacional.

Fue un premio de la lotería lo que le permitió al director aragonés realizar el documental 'Tierra sin pan', rodado en la primavera de 1932. Cuando Buñuel se propuso contar la pobreza que asolaba la región extremeña de Las Hurdes, fue el anarquista Ramón Acín quien le dijo: «Si me toca el Gordo de la lotería, te pago esa película». No fue ese premio concretamente, pero sí otro el que le tocó y Acín cumplió. Con 20.000 pesetas, Buñuel se dio de plazo un mes para hacer el documental. Un viejo Fiat que compraron por 4.000 pesetas sirvió para salir todos los días antes del amanecer de Las Batuecas (comarca de Salamanca colindante con Las Hurdes), conducir durante dos horas hasta la región hurdana y después caminar con el material a cuestas. «Tras el rodaje, sin dinero, tuve que hacer el montaje yo mismo, en Madrid, encima de una mesa de cocina», reconoció él mismo en sus memorias. El documental fue originalmente mudo aunque tres años después obtuvo dinero de la embajada de España en París para sonorizarlo con una voz en off en francés y la sinfonía de Brahms.

El aragonés quedó profundamente impactado por la lucha constante de los habitantes de esta tierra inhóspita. Contó el propio Buñuel: «Aquellas montañas desheredadas me conquistaron en seguida. Me fascinaba el desamparo de sus habitantes, pero también su inteligencia y su apego a su remoto país, a su 'tierra sin pan'. Por lo menos en una veintena de pueblos se desconocía el pan tierno».

Mucho antes que él, otros habían quedado horrorizados por la paupérrima vida de los hurdanos. Según recoge en un estudio el catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Málaga Demetrio E. Brisset, ya habían denunciado la cruda realidad de la región Miguel de Unamuno, el director del Instituto Francés en Madrid, Mauricio Legendre, o el doctor Gregorio Marañón, entre otros. El médico, tras acompañar a Legendre en 1922 a la comarca, escribió: «A las 11 llegamos a Martilandrán. Miseria, anemia, bocio, cretinismo. Espectáculo horrendo, dantesco. Muchos de los vecinos no han comido jamás pan. Algunos pasan días enteros sin comer más que alguna yerba, algún nabo». Fue precisamente el trabajo de campo realizado por el director del Instituto Francés el que leyó e inspiró a Buñuel para realizar este filme de denuncia, experiencia que terminó por decidirle a dedicarse totalmente al cine.

Tachado de partidista, tendencioso y falsario, lo cierto es que el documental sólo plasma una parte de los aspectos negativos que ya recogiera en su estudio Legendre. El cineasta reconoció en alguna ocasión que sí había filmado lo peor, que algunas de las escenas grabadas fueron provocadas —como el despeñamiento de la cabra— o falsas —como el funeral del bebé muerto—, pero que «se trataba de dar una imagen de la vida de los hurdanos y había que mostrar todo. Era muy distinto decir: 'A veces se cae una cabra', que mostrar el hecho como sucede realmente».

Para los que aseguran que Buñuel se alejó del surrealismo con este documental obvian imágenes como la del burro cubierto de abejas, el cadáver del bebé metido en una artesa para cruzar el río o la aparición de los enanos. El propio cineasta decía sobre esta cinta: «Estaba muy cerca de mis otras películas. Claro, la diferencia era que esta vez tenía una realidad concreta enfrente. Pero esta realidad era insólita y hacía trabajar la imaginación. Además, la película coincidía con las preocupaciones sociales del movimiento surrealista».

Su deseo de azuzar conciencias y denunciar las crueldades de un mundo desigual siempre estuvo muy unido al surrealismo, corriente a la que entró tras el estreno en París de 'Un perro andaluz' (1929). Como él mismo contó en sus memorias, «el verdadero objetivo del surrealismo no era el de crear un movimiento literario, plástico, ni siquiera filosófico nuevo, sino el de hacer estallar la sociedad, cambiar la vida». Y esto, «luchar contra la sociedad que detestaban», había que hacerlo usando como arma principal el escándalo. Tanto el documental de Las Hurdes como el largometraje 'Los olvidados' resultaron una provocación para la clase dominante, los ciudadanos bienpensantes e, incluso —como en el caso de la película mexicana— para el propio Partido Comunista.

«Entre 'Tierra sin pan' y 'Los olvidados' hay una diferencia de casi 20 años, pero hay fuertes vínculos de narrativa social entre ambas películas, las dos llevan en sus fotogramas una increíble carga de denuncia sobre la hipocresía de la sociedad burguesa en la que vivía» Buñuel, asegura a ELMUNDO.es Nacho Carballo, director del Festival Internacional de Cine de Gijón, muy interesado en el trabajo del director y los surrealistas.

Vea una selección de secuencias de 'Tierra sin pan' (1933) y 'Los olvidados' (1950).

La pobreza infantil en México

Con ese fuerte compromiso social Buñuel pasa de la pobreza rural a la urbana rodando en 1950 una de sus películas más personales, 'Los olvidados', que cuenta la difícil situación de los niños de la calle en México, abocados a la delincuencia, un problema que aún arrastra el país latinoamericano. Aunque el cineasta hace extensible esta realidad a todo el mundo iniciando el largometraje de esta manera: «Las grandes ciudades modernas, Nueva York, París, Londres, esconden tras sus magníficos edificios, hogares de miseria que albergan niños mal nutridos, sin higiene, sin escuela, semillero de futuros delincuentes. La sociedad trata de corregir este mal, pero el éxito de sus esfuerzos es muy limitado. Sólo en un futuro próximo podrán ser reivindicados los derechos del niño y del adolescente para que sean útiles a la sociedad».

En este caso, el director no se limitó a ponerse detrás de las cámaras, quería conocer esa realidad, mezclarse con ella: «Durante cuatro o cinco meses […] me dediqué a recorrer las 'ciudades perdidas', es decir, los arrabales improvisados, muy pobres, que rodean México DF. Algo disfrazado, vestido con mis ropas más viejas, miraba, escuchaba, hacía preguntas, entablaba amistad con la gente. Algunas de las cosas que vi pasaron directamente a la película».

Pese a que la película duró únicamente cuatro días en cartel por ser considerada «un horror contra México», tras obtener en 1951 el premio a la mejor dirección en el Festival Internacional de Cannes remontó en la cartelera. Contaba Buñuel: «Tras el éxito europeo, me vi absuelto del lado mexicano. Cesaron los insultos, y la película se reestrenó en una buena sala de México, donde permaneció dos meses».

Hoy pesa más el valor de estas dos películas dentro de la importante obra del genio aragonés que las ampollas que levantaron en su época. Ambas cintas provocaron rechazo nada más estrenarse por mostrar una verdad incómoda que enturbiaba la visión sobrevalorada de la patria que implica el nacionalismo más naíf. En el caso de 'Tierra sin pan', el propio Gregorio Marañón, que había sido elegido presidente del Patronato de las Hurdes rechazó la cinta por «enseñar el lado feo y desagradable». Buñuel le acusó de demostrar «un nacionalismo barato y abominable». Con 'Los olvidados', el director justificó el violento rechazo que sufrió la cinta recién estrenada a «un nacionalismo llevado hasta el extremo que delata un profundo complejo de inferioridad». En cualquier caso, en un principio venció el repudio a que alguien se hubiera atrevido a entrar y grabar ese patio trasero lleno de basura que se mantiene con la puerta cerrada.

Hoy mismo, el hambre, la delincuencia, la falta de oportunidades y esa muerte sórdida que denunció el cineasta continúan perturbando; primero porque las imágenes de la pobreza siguen siendo repelentes y antiestéticas; y segundo, porque esa realidad —rural o urbana— se mantiene aún con su misma forma repugnante en muchos lugares del mundo. Y resulta molesto o irritante que alguien nos recuerde —como hace el documental 'Tierra sin pan'— que «la miseria que se muestra no es una miseria sin remedio».




el dispensador dice:
hay quienes han sido olvidados,
hay quienes nunca serán recordados,
hay quienes habrán sido negados,
incudir omisiones es algo que suena a pecado...
hay quienes el pan les ha sido esquivado,
hay quienes el pan les ha sido dado,
hay quienes el pan se les ha tornado pesado,
hay quienes el pan se les ha quitado,
hay muchos a los que las pobrezas inducidas los han cercado...
vivir en paz y humildad no es cuestión de ilusionados,
mejor es no salir en la foto y pasar de largo,
sucede que el mundo todo se ha trastocado,
se usan a los pobres para salvar las soberbias de los que han despreciado...
no es cuestión de dichos,
la realidad tiene estampados,
la humanidad está pobre, repleta de descalzos,
gentes que se han visto atrapadas,
por trampas sociales,
que han sido urdidas por cinismos enquistados,
hipócritas a los que nada les llega,
andan sin alma cargando espaldas ajenas,
haciendo caridades de noches buenas,
falsas misericordias que ni se creen ni suenan,
todo semeja a una solidaridad hueca,
porque viven a costillas de terceras pobrezas,
donde las gentes están aisladas,
condenadas como entre rejas...
¿para qué tanta pobreza?,
la dignidad inhibe la entrega,
es necesario sembrar una humanidad donde todos sean cualquiera,
donde sea lo mismo ser blanco o negro,
donde no discriminen por ser distinto,
donde se toleren genuinos motivos,
cada gracia porta su propio signo,
nadie es quien para juzgar al vecino...
es necesario asumir a qué se vino,
la paja en el ojo ajeno condena al perdido.
JULIO 31, 2013.-

SARGAZOS ► El Caribe paradisiaco e infernal de Jean Rhys

El Caribe paradisiaco e infernal de Jean Rhys

Sobre este Blog

Papeles perdidos es un cajón de sastre de la cultura y la creación, elaborado por el equipo que hace cada semana Babelia, la revista cultural de EL PAÍS. Es el blog literario de este periódico que busca acercar el universo del libro a sus lectores. Como dijo alguien sobre la cerveza de botella y la de barril, "lo mismo, nomás que diferente".

La vuelta al mundo literaria / 8

El Caribe paradisiaco e infernal de Jean Rhys

Por: EL PAÍS31/07/2013
Por EDMUNDO PAZ SOLDÁN
Ancho-mar-de-los-sargazos1



























Pocas precuelas hay más atrevidas que Ancho mar de los sargazos (1966), la novela de Jean Rhys, escritora nacida en la colonia inglesa de Dominica en 1890 y fallecida en 1979. Rhys se atrevió a meterse con Jane Eyre (1847), la reverenciada novela de Charlotte Brontë. Al imaginar la historia de Antoinette Cosway, la “loca del ático”, al dotarla de personalidad, Ancho mar de los sargazos le da una respuesta post-colonial a una literatura inglesa que, a lo largo del siglo XIX, tuvo a las colonias del imperio como uno de suspuntos ciegos.
La novela está ambientada en su primera parte en una Jamaica en la que los negros esclavos acaban de obtener su libertad. Es una sociedad pigmentocrática, de colonos ingleses, negros, y criollos como la madre de Antoinette, una viuda joven rechazada por las señoras jamaiquinas porque proviene de la Martinica. Los negros también se burlan de ella: la pobreza los acecha, y la finca en la que viven en Coulibri muestra señales de deterioro: “Nuestro jardín era amplio y hermoso como el Jardín de la Biblia: allí crecía el árbol de la vida. Pero se había transformado en un lugar salvaje. La hierba borraba los senderos y el olor de las flores muertas se mezclaba con el fresco olor de la vida… La finca de Coulibri, en su totalidad, se había asalvajado al igual que el jardín, toda ella era salvaje floresta. Ya no había esclavos, ¿quién iba a trabajar? Esto no me entristecía. No recordaba el lugar en sus días de prosperidad”. Ancho mar de los sargazos es la historia de un descenso en la locura en pleno Paraíso, en un Caribe tan hostil como encantado, en el que la lluvia es música, el agua de los ríos es verde y la puesta del sol es un incendio en “el cielo y el distante mar”. La madre de Antoinette perderá la razón, y Antoinette, casada con un inglés en un matrimonio apresurado, la irá también perdiendo inexorablemente. Esa locura no sólo es hereditaria, sino también está relacionada con el pecado histórico de la esclavitud. Los colonos ingleses tardan en darse cuenta que esas islas de las Antillas no les pertenecen culturalmente; pertenecen a gente como Christophine, la nana de Antoinette, que canta canciones en patois de música alegre y palabras tristes, domina las artes de la magia negra (la versión local se llama obeah) y sabe de zombies, “personas muertas que parecen estar vivas o personas vivas que están muertas”.
No hay más esclavitud. Pero cuesta liberarse plenamente. En Ancho mar de los sargazos, los negros se aplican a la venganza, unos cuantos colonos ingleses todavía tratan de seguir haciendo fortuna, y, en medio del fuego cruzado, están los criollos, esos “blancos negros” o “negros blancos” rechazados por todos que deambularán como fantasmas hasta asumir su identidad dividida. Aunque eso les cueste la vida.
* Edmundo Paz Soldán ha publicado Billie Ruth (Páginas de Espuma)
Consulta AQUÍ la serie completa LA VUELTA AL MUNDO LITERARIA.
1- Viaje a la Babilonia de Gilgamesh
2- Vacaciones en la Nueva Zelanda, de Mansfield
3- La implacable Sudáfrica, de Coetzee
4- Canadá: la maqueta del mundo, de Robertson Davies
5- Japón: ¿Te buscas o te pierdes?, con Amélie Nothomb
6- Londres, la adolescencia nos hará libres,  a los ojos de Kureishi
7. El corazón del Brasil de Guimaraes Rosa    



el dispensador dice:
puede haber mares tranquilos,
puede haber mares inquietos,
depende de sus aguas...
más depende del espíritu del navegante,
¿los ha atrapado una tormenta?,
¿han quedado rodeado por selvas de algas?,
¿se han adentrado en un arrecife?,
¿qué condiciona su viaje?,
¿una tormenta o el propio paisaje?,
¿qué estrella lo guía, 
o bien, en qué horizonte deriva?...
aquello que parece un paraíso,
puede transformarse en un infierno,
dependiendo de las circunstancias,
dependiendo del momento,
si el alma está en paz... todo parece eterno...
si el alma no guarda paz... el tiempo parece lento...
depende del destino, así como de la distancia al puerto...
hay islas que están en los mapas,
otras aparecen y desaparecen por arte de magia,
concediendo la dicha de pisar sus costas,
concediendo la gracia de andar sus playas,
justo allí donde se doblan los tiempos,
justo allí donde lo que sucede, no pasa.
JULIO 31, 2013.-

martes, 30 de julio de 2013

MISTURAS ► La poesía total de Tomaz Salamun | Rima interna

La poesía total de Tomaz Salamun | Rima interna


Martín López-Vega

Martín López-Vega, poeta y crítico literario, ha sido periodista, librero y editor. Cada semana analiza con bisturí la actualidad poética española e internacional.

La poesía total de Tomaz Salamun

blog martin
De la mezcla de ingredientes tan dispares como Derrida, el Arte Povera y el absurdismo del grupo ruso Oberiu sólo puede surgir un poeta que parezca venido de Marte: es el caso del esloveno Tomaz Salamun (nacido en Zagreb en 1941), uno de los poetas más originales y sorprendentes que ha dado la poesía universal en las últimas décadas (y está tentado uno de decir “el más” si no fuera porque siempre se le puede escapar a uno algo, claro). Salamun rompe desde el comienzo de cualquiera de sus poemas nuestro horizonte de expectativas. Su capacidad para generar imaginería nueva no tiene límites, como no los tiene su capacidad de aprovechar cualquier experiencia (vivida, leída, imaginada, soñada, contada) como materia poética, de multiplicar los puntos de fuga del poema, de hacernos dudar acerca de las fronteras entre lo serio y lo paródico. La poesía de Salamun está hecha a partes iguales de filosofía y de locura, de sensibilidad y de hilaridad, es como un cerebro del que sus neuronas salieran corriendo generando un nuevo cerebro que sin embargo no deja de ser parte del primigenio. Sorprendente y honda, la poesía de Salamun siempre nos deja atónitos.

Su bibliografía es amplísima y difícil de resumir. En España teníamos una antología titulada Selección de poemas publicada hace años por Visor. Ahora Vaso Roto edita, en traducción de Xavier Farré, el más traducido y elogiado de sus libros, unánimemente considerado piedra angular de la poesía de Salamun: Balada para Metka Krasovec. El libro (cuyo único defecto es el precio, desorbitado para un libro de poemas) incluye todos los argumentos de la poesía de Salamun e incorpora un elemento autobiográfico que habitualmente está más oculto en su obra: fragmentos de viajes, indagaciones en los lazos familiares, una abierta visión del amor tratados con la absoluta libertad poética de este gigante de la poesía universal contemporánea. El largo poema que da título al libro introduce además un elemento narrativo que, sin ser raro, no es lo más habitual en la poesía de Salamun, y quintaesencia todas sus búsquedas y todos sus hallazgos.  Este libro, publicado en su versión original en 1981, es uno de los libros fundamentales de la poesía universal de las últimas décadas, el que hace obligatorio citar a Salamun como uno de los poetas esenciales de nuestro tiempo. Su influencia (no siempre bien entendido) en Europa y Norteamérica es enorme. Ha llegado la hora de que pongamos el oído a esta poesía que rompe con todo para construir algo nuevo con todos esos fragmentos. No es reconstrucción, sino construcción. No se conforma con los fragmentos ni se fía de los viejos mapas. La poesía de Salamun tiene la lucidez de quienes son capaces de vivirlo todo, al mismo tiempo, en todas direcciones. Leerlo es como tomar un hongo sagrado que abre la mente a nuevas percepciones.


el dispensador dice:
las mixturas todo lo curan,
desde el alma hasta una herradura,
se debe comprender que no todo dura,
ya es difícil tomar altura,
tomar distancia para diferenciar las locuras,
olvidar los ojos,
adecuar el alma,
desvelando las espesuras,
sucede que a veces todo se mezcla,
es bueno detenerse y dar valor a lo que se aprecia,
puede entenderse que algo se festeja,
cuando es el detalle lo que se convierte en reja...

puedes tener comarca,
o pertenecer al mundo,
puedes ser de Marte o también de Saturno,
dependerá de lo que se vea en el sueño diurno,
dependerá de la esperanza acunada en lo nocturno,
deberá entenderse como doblez de tiempos,
sucede lo propio que con los vientos,
mueven la luz con pasos eternos,
el espacio se nutre de un peremne invierno...
no caen hojas,
ni los fríos se traducen en hielos,
debes pensar en la "teoría de los huecos",
pueden conducir a mejores trechos,
pueden ser masa y anular los pensamientos,
por ello es necesario ser viajero,
nada pertenece a los que portan cuerpo,
es cuestión de espíritus el ser eterno,
cuando cruzas los umbrales... no hay regreso.
JULIO 30, 2013.-

lunes, 29 de julio de 2013

SAGARANA ► El corazón del Brasil de Joao Guimaraes Rosa >> Papeles Perdidos >> Blogs EL PAÍS

El corazón del Brasil de Joao Guimaraes Rosa >> Papeles Perdidos >> Blogs EL PAÍS

la vuelta al mundo literaria / 7

El corazón del Brasil de Joao Guimaraes Rosa

Por: EL PAÍS29/07/2013
Por EDMUNDO PAZ SOLDÁN*
Sagarana-guimaraesrosa 






















Dice el escritor brasileño Joao Guimarães Rosa (1908-1967) que antes de embarcarse a escribir Sagarana (1946) se puso a rezar de verdad para olvidarse de “modas, tendencias, escuelas literarias, doctrinas, conceptos, actualidades y tradiciones… Eso, porque: en la olla del pobre, todo es condimento”. Es cierto que se olvidó de muchas cosas para reinventarlas a su manera, ¿pero, si este escritor veía su olla como la de un pobre, cómo vería la nuestra? Guimarães Rosa dominaba más de diez idiomas y gracias a ese conocimiento exprimía el lenguaje en cada frase. Esa riqueza lingüística proporciona una asombrosa cantidad de hallazgos literarios en cada página (en sus relatos, un personaje no muere sino que “desvive”, la humedad “enmela” las ropas, y una lluvia fuerte es la caída de “un mazo de agua mal atada”).

Guimarães Rosa no es tan conocido como debiera en el mundo hispanoamericano. Los que han leído Gran Sertón: Veredas (1956) suelen quedar deslumbrados con esta novela joyceana que anticipa al Boom. Pero la feliz explosión comienza con los largos relatos de Sagarana, en los que el escritor brasileño da cuerpo a su particular visión del sertón, en el interior de Minas Gerais, su estado. Es un mundo vasto, descrito con exactitud “micromilimétrica”: “Están el pato fierro y el pato cabeza roja… Están el ánade de pico grande y otro azulado, y uno con un adorno de muchos colores… Está el ánade rabudo, que silba… Está el sirirí pampa… están las garzas. ¡Un montón!...”. Un montón, sí.

Como otros grandes escritores de la transculturación –Rulfo, Arguedas, Carpentier, Castellanos, Roa Bastos— Guimarães Rosa logró mezclar los relatos populares de su tierra –las cantigas del sertón- con los logros formales de la narrativa europea y norteamericana de la primera mitad del siglo XX; a eso le añadió su léxico maravilloso y su mirada poética (“En noche de roza todo es canto y recanto. Y siempre hay un perro ladrando lejos, en el fondo del mundo”; “Volvió a llover… Y casi todo el día, un sapo sentado en el barro, se preguntaba cómo se hizo el mundo”). Después de él, el regionalismo ya no será lo que era.

En Sagarana está el pueblo y sus creencias contradictorias: el narrador de 'San Marcos' no cree en hechiceros, pero acepta supersticiones como “sal derramada; un cura viajando con nosotros en el tren; no decir rayo: como mucho, y si el tiempo está bueno, decir ‘centella’…”. En 'Cuerpo sellado', Manuel Fuló es capaz de enfrentarse a un valentón del lugar gracias a que le han hecho creer que un hechizo lo protege. El sertón está encantado, los animales están muy presentes (y a veces son capaces de pensar, como en el magistral 'Conversación de bueyes'), y el hombre se halla en constante diálogo con una naturaleza a veces hostil y otras protectora.

“Gracias a Dios, todo es misterio”, escribe Guimarães Rosa. “Y riqueza, ¡oh riqueza!... Por lo menos, impiadoso, horror al lugar común”. Sagarana es eso: misterio, riqueza, horror al lugar común.   
* Edmundo Paz Soldán ha publicado Billie Ruth (Páginas de Espuma)

Consulta AQUÍ la serie completa LA VUELTA AL MUNDO LITERARIA.
1- Viaje a la Babilonia de Gilgamesh
2- Vacaciones en la Nueva Zelanda, de Mansfield
3- La implacable Sudáfrica, de Coetzee
4- Canadá: la maqueta del mundo, de Robertson Davies
5- Japón: ¿Te buscas o te pierdes?, con Amélie Nothomb
6- Londres, la adolescencia nos hará libres,  a los ojos de Kureishi


el dispensador dice:
algo me llevó al Brasil y lo he querido,
lo que he amado lo he sentido,
no me he traicionado por lo que he dicho,
a veces fui interpretado,
otras quedé en entredicho,
el que escucha no siempre se esmera en lo que debe ser entendido,
de allí que las palabras contengan doble sentido,
puede que lo pronunciado,
se aleje del eje de cada destino...

te puedo asegurar que algo ha sucedido,
Brasil es bisagra de los tiempos vividos,
te recomiendo ir, hacerte el perdido,
verás manos salir acudiendo al pedido,
y no podrás creer aquello que has visto,
las gentes abrigan aún no teniendo abrigo,
andan sus vidas haciendo lo que han dicho...

en Minas Gerais hallarás sagarana,
un canto heroico a pura semejanza,
si te sientes complacido simplemente pasa,
mira los ojos de las gentes,
sentirás que te abrazan.
JULIO 29, 2013.-
 
 

DOS PASOS ▲ Patrick Leigh Fermor, el hombre que pateó desde Londres hasta Constantinopla

Patrick Leigh Fermor, el hombre que pateó desde Londres hasta Constantinopla

El Cultural



Patrick Fermor Leigh, en Ítaca (1946). Foto tomada por Joan Rayner.

Patrick Leigh Fermor, el hombre que pateó desde Londres hasta Constantinopla

ALBERTO OJEDA | Publicado el 29/07/2013




La historiadora Artemis Cooper publica, tras diez años de trabajo, la biografía del escritor y viajero inglés, autor de clásicos de la literatura de viajes como 'El tiempo de los regalos' y 'Entre los bosques y el agua' | Dolores Payás, que vivió en su casa de Grecia durante sus últimos meses de vida, le homenajea en 'Drink Time'



A los 18 años Patrick Leigh Fermor se hartó de Londres, de su vida allí, entre juergas y nocturnidades que no conducían a nada, y se echó al camino. Era diciembre de 1933. Durante dos años pateó hacia oriente, hasta que se topó, primero, con Constantinopla (así era como siempre llamaba a Estambul). Luego se adentró en Grecia, donde se quedó a vivir. Este émulo de Byron huyó de un destino para procurarse otro: más amplio, más rico, más intenso. Por todo equipaje llevaba una cazadora de cuero, un par de mudas, un volumen de Horacio, otro de poemas, el saco de dormir, cuadernos de notas y un cilindro de metal lleno de lápices. Estos dos últimos pertrechos le valieron para dejar constancia de las infinitas peripecias que le deparó el viaje. Tres décadas después sólo le quedaba uno de aquellos cuadernos, el conocido como Green Diary, a partir del cual escribió El tiempo de los regalos (1977) y Entre los bosques y el agua (1986), dos clásicos ya de la literatura de viajes con mayúsculas.

El aventurero inglés nació en 1915. Era hijo de un prestigioso geólogo, que tras ser destinado a la India marchó hasta allí con su mujer. A Patrick le dejaron en tierra. Parece una cruel decisión pero era habitual en aquel entonces entre las familias de funcionarios británicos. De su crianza se ocuparon unos granjeros del norte del país. En aquel contexto campestre se asilvestró de tal modo que luego le costó horrores someterse a la disciplina de las instituciones educativas, de las que, una tras otra, le iban echando. Sus padres pensaron en el ejército como un posible destino para meterle vereda. Llegó a Londres con la intención de enfundarse un uniforme, pero su talante rebelde no cabía en semejantes estrecheces. Donde acabó enrolado fue en las vanguardias bohemias de la ciudad, hasta que, como Francisco de Asís, sintió el vacío y el absurdo y se embarcó hacia Holanda, donde arrancó su periplo sin retorno.

La asendereada existencia de Paddy (así lo llamaban sus amigos) tocó a su fin en junio 2011. Quisó volver a Inglaterra para morir, desde su casa en Mani, al sur de la península del Peloponeso (una casa, por cierto, en la que se ha rodado parte de Antes del anochecer, de Richard Linklater). La defunción abrió a Artemis Cooper y su editorial la posibilidad de publicar al fin su biografía, que ahora acaba de aparecer en España gracias a RBA. La historiadora británica, esposa de Antony Beevor, había sido contratada para escribirla a principios de los 90 pero había acordado con Leigh Fermor no darla a conocer hasta que él ya no estuviera en este mundo: la idea de ver su vida narrada y accesible a cualquiera no le entusiasmaba. "Era muy pudoroso y muy discreto", explica Artemis Cooper a El Cultural. Para ella, aunque era amiga suya desde la infancia, fue todo un desafío sacarle información personal: "La escondía siempre detrás de un torrente de deslumbrantes charlas, cargadas de referencias a canciones, poesías...".

Era un hombre muy culto, a pesar de su aversión por la escuela y la enseñanza reglada. Su formación la había moldeado como un autodidacta que devoraba a Shakespeare y a los clásicos griegos (en versión original) a salto de mata. Hay una simpática anécdota que recuerda Cooper y que da bien la medida de la vasta ilustración de Paddy. Durante la II Guerra Mundial le habían reclutado los servicios secretos británicos, interesados en contar con agentes que se manejasen con el griego. Y le embarcaron en una operación que era más bien una encerrona: secuestrar al general nazi Kreipe, en Creta. Lo consiguieron, con mucha audacia e intrepidez, aunque a punto estuvieron de dejarse el pellejo en muchos de los controles alemanes que tuvieron que atravesar. La historia quedó orlada para siempre con un sello literario. Una mañana el secuestrado, al levantar la vista y ver el magnífico paisaje se arrancó por Horacio: "Vides ut alta stet nive candidum | Soracte...". Leigh Fermor, que fumaba a su lado, continuó la oda, de memoria: "...Nec iam sustinean onus |Silvae laborantes, geluque | Flumina constiterint acuto".





Un descanso en las laderas del monte Ida. El general Kreipe en el centro, Paddy, a su izquierda.

Recapitular las andanzas de Paddy es casi como adentrarse en un laberinto. Aparte de constantes viajes, fue un seductor impenitente en cuyo currículum sentimental compartían alcoba princesas y meretrices, aunque desde el final de la guerra hasta 2003, año de su muerte, estuvo a su lado la aristócrata Joan Rayner, frágil y elegante, que cuidó siempre de él, sin sentir, al parecer, celos por sus recurrentes deslices. No había motivo: al final, en la comparación, ella siempre ganaba en el corazón de Paddy. La discreción del viajero y escritor tenía en principio descorazonada a Artemis Cooper: "Odiaba hablar de sí mismo, o de sus libros, a los que le quitaba importancia. Sólo rompí sus reservas cuando empezamos a colocar su biblioteca. Tenía todos sus libros desordenados. Estaban por todas partes en su casa. Era algo que le provocaba cierta tristeza. Un día, mientras estábamos poniendo algo de orden en ese caos, empezó a charlar espontáneamente y ya todo resultó más fácil. Es cierto que su vida es laberíntica pero, por suerte, yo tuve mucho tiempo para preparar este libro, de hecho me ha llevado ¡diez años!".

Algo menos ha invertido la escritora Dolores Payás en rematar Drink Time (Acantilado), un libro corto, de poco más de cien páginas, en el que rinde un homenaje al hombre que, tras leer sus clásicos, desvió su trayectoria biográfica y con el que vivió un par de meses en su casa de Mani, muy poco antes de que falleciera. Ese privilegio se lo ganó gracias a un pequeño ensayo que Payás había publicado sobre Leigh Fermor. Intentaba con él convencer a editores españoles para que publicasen más obras del escritor inglés. En 2008, en España, sólo se habían traducido las relativas a su viaje a Bizancio. Payás le hizo llegar el texto a Paddy y le preguntó si podía pasar a saludarle en alguno de sus viajes a Grecia: "Me propuso tomar café una mañana. Le caí bien, y me invitó a comer a la mañana siguiente", explica a El Cultural. Luego empezó a traducir un segundo libro suyo, y cuando regresó a Grecia, Fermor Leigh le ofreció instalarse en sus aposentos. "Era un hombre muy generoso, muy amable y hospitalario. Un ser templado y un anciano elegante, nunca se quejaba y raras veces hablaba de sus achaques o de su edad". Un auténtico gentleman, vamos.




Paddy, en 2001. Foto: AP.

En esa época Paddy lucía un parche negro, con una calavera y unas tibias grabadas. "Una broma traviesa muy propia de él". La vista le fallaba y, junto a su agitada vida social ("Le encantaba recibir gente en casa y trasegar cantidades ingentes de vino de Messina"), fue un factor que impidió que completara la trilogía de su travesía a oriente. "Leer y escribir le resultaba muy trabajoso. Pasaba muchas horas en su estudio, o trabajando en la mesita del salón. Cuando le preguntaba siempre me decía que tenía el 80% del libro preparado. Pero no consiguió ponerle la palabra fin", recuerda Payás, quien, por cierto, es la traductora de la biografía de Artemis Cooper. En septiembre, sin embargo, verá la luz esa tercera parte, bajo el título The Broken Road, trabada a partir de los escritos que Paddy dejó sin remachar y de las entradas de su Green Diary. No será el único libro que aparecerá relacionado con el autor británico. También se lanzará Mal encuentro a la luz de la luna, en el que su lugarteniente en el rapto de Kreipe, William Stanley Moss, narra los entresijos de la operación. Y la editorial Elba además editará Las tres cartas desde los Andes, traducidas (cómo no) por Payás.

Para esta entusiasta defensora de la obra de Fermor Leigh su muerte constituyó un fin de race: "Por supuesto que sigue habiendo bohemios, aventureros y audaces. Pero Paddy, además de ser todo esto, era erudito y culto, algo que hoy ya posee escaso valor", argumenta Payás. "Él representó la vitalidad, el coraje, la insaciable curiosidad, el amor desaforado por la vida, con todo lo bueno y lo malo (se lo tragaba todo). Y, acompañando esto, una infinita gentileza y un agudo sentido del humor. Sí, era único".

Poco después de morir, encontraron una anotación en uno de los libros que estaba leyendo en sus últimos días: "Amor y bendiciones para todos los amigos, gracias a todos por una vida de inmensa felicidad". Mucho nivel. 



el dispensador dice:
hay dos pasos esenciales,
el primero que revela la iniciativa,
el último que desvela el sentido de cada vida,
mientras que los pasos intermedios,
son parte de una aventura,
algo semejante a un entretenimiento,
a veces seco, otras con condimento,
en verdad somos,
aquello que contenemos,
para algunos "puro sentimiento",
para otros mezquindades, 
porque son fabricantes de desiertos...

el primer paso revela quién eres,
el último paso desvela quién has sido,
no es necesario alzar el destino,
él acompaña lo concedido,
don, talento, mucho sentidos,
somos portadores de un solo abrigo,
aquel que define nuestros contenidos,
ayer, hoy, mañana, puro espíritu...

hay quien no lo entiende,
por engreído,
cree que es dueño de sus pasos,
fabricando estelas de heridos,
pero cuando la vida pasa,
siempre hay testigos,
que darán testimonio por lo que se ha exhibido,
lo demás son circunstancias,
artilugios del propio destino...

a estas alturas,
poco he consumido, 
sólo puedo decirte:
"confieso que he vivido",
gloria suficiente para lo que he sentido,
pero lo más importante de ello,
es que jamás me he mentido,
esto en paz... conmigo mismo.
JULIO 29, 2013.-
 

DE BOLSILLO ► Mi casa son mis botas | Cultura | elmundo.es

Mi casa son mis botas | Cultura | elmundo.es


LITERATURA | Rolf Potts

Mi casa son mis botas

  • 'Vagabonding' es tiempo de cambio de residencia, antes que de viajes propiamente dicho.

Para bien o para mal, ve la luz en el mercado español el libro más aclamado del no menos reconocido Rofl Potts, 'Vagabonding' (editorial Duomo). En tiempo de verano y, en nuestras latitudes de vacaciones, glorioso periodo que si nos atenemos a lo que recoge este libro, habría que señalarlo más como tiempo de cambio, de residencia, antes que de viajes propiamente dicho.

Y señalo que el libro se publica para bien o para mal pues a muchos nos pondrá los dientes largos. Potts cuenta en sus páginas eso que todos sueñan hacer, esa quimera inalcanzable que algunos creen haber hecho, pero que en realidad nadie hace hoy día: simplemente viajar.

Sueño recurrente de aspirantes a viajeros, tentación prohibida para los simples mortales, abstracta forma de vida libre de la menor atadura. En contraposición a la casita en la playa, las semanas de 'resort' con todo incluido y los 'tour operator' de 'timing' feroz, Potts propugna el viaje independiente, sin importar cuánto se tardará y, mucho menos, cuál va a ser el destino hacia donde vamos. 'Way of life' que los sajones definen como vagabonding.

Pasión antes que aventura, superación de los límites y miedos mejor que evasión, este viaje es dejar todas las ataduras, materiales y mentales, para lanzarse a la libertad y la independencia en el escenario del mundo. "Los turistas no saben dónde han estado, los viajeros no saben a dónde van", señala al respecto Paul
Theroux, el reconocido novelista y escritor de literatura de viaje estadounidense.

No es, sin embargo, Potts profeta de esta manera de existencia, con más connotaciones espiriturales que materiales. Ni tan siquiera el primero en hacerlo. Hace 150 años, John Muir, escocés que inventó el 'wilderness', el medio ambiente y la necesidad de respetarlo (¿por qué los escoceses inventarán tantas cosas buenas?...) se conmiseraba de la gente obsesionada en las riquezas materiales y su estatus social, permaneciendo ignorantes del maravilloso esplendor de un atardecer en la Sierra Nevada de California.

Guía de bolsillo de autoayuda para aspirantes a viajeros, 'Vagabonding' da argumentos para echarse a andar. No es una cuestión de dinero, señala, si no más bien de acopio de coraje para soltar las amarras de las certezas de nuestro mundo pequeño, de tomar el control del propio tiempo y elegir el destino que no es otro que ese vagabundeo. Los aborígenes autralianos hacen algo parecido a lo que propugna este manual. Lo llaman 'walkabout' y no es más que dejar todas las pertenencias y con lo mínimo que se necesita, tal vez una vieja taza y un puñado de té, como hacía Muir, echarse a andar sin ningún objetivo.

Junto a sus experiencias personales, el autor trufa su relato de alegatos de consagrados apóstoles del 'Vagabonding'. Walt Whitman, Thoureau, Jakc Kerouacs, Bertrand Russell, Robert Louis Stevensons, Joseph Conrad y otros muchos.

Aunque el libro no puede renegar a su origen sajón, la edición española incluye interesantes informaciones para los viajeros que se muevan por nuestro entorno europeo. 'Vademécum' de direcciones para emprendedores, estudiantes, madres solteras, y desempleados que quieran echarse a la carretera.

Para finalizar, no me resisto a una cita del venerado John Muir: "Sólo por ir solo y en silencio, sin equipaje, puede uno realmente entrar en el corazón del desierto. El resto de recorrido es simple polvo y hoteles y el equipaje y la charla". Y en eso andamos.


el dispensador dice:
con el tiempo,
sólo con el tiempo,
me fui dando cuenta,
asumiendo,
que sólo somos yo y mi cuerpo,
donde "yo" contiene un ángel,
que me protege de los desaciertos,
donde "yo" contiene una consciencia,
que ilumina los sentidos de la sapiencia,
donde "yo" enseña un aura,
memoria sumatoria de la estirpe de los karmas,
donde "yo" exhibe un bolsillo,
donde a veces guardo mi alma...
y mi espíritu está en paz,
podría decirse, rodeado de calmas,
y todo lo descripto, también podría decirse,
que es mi verdadero hogar,
eso que llamamos "casa"...

a veces siento que mi ángel me abraza,
a veces siento que el viento me desplaza,
a veces siento que la convicción arrasa,
a veces siento que la consciencia enlaza,
gracias a ello me siento en mi casa...

he aprendido a moverme sin motivo aparente,
subo, bajo, abro mi mente,
observo, reflexiono, soy en esencia paciente,
contemplo los vacíos que portan las gentes...

introduzco mi mano en mi propio bolsillo,
tengo ventana y hasta un pasillo,
sólo pertenezco a mi destino,
soy bohemio por excelencia,
ando y ando... dicen por ahí, que soy peregrino.
JULIO 29, 2013.-

domingo, 28 de julio de 2013

TESIS ► Tesis sobre un homicidio era una novela hecha para que la leyera poca gente - La Gaceta

Tesis sobre un homicidio era una novela hecha para que la leyera poca gente - La Gaceta



ENTREVISTA A DIEGO PASZKOWSKI

" Tesis sobre un homicidio era una novela hecha para que la leyera poca gente"

El autor de la novela que inspiró la película homónima, protagonizada por Ricardo Darín, habla sobre el origen de su libro y acerca de las diferencias que tiene con la versión cinematográfica. También cuenta, a partir de su experiencia con sus talleres literarios, qué relación encuentra entre la escritura y la actuación.


"GENIAL". Así calificó Paszkowski la actuación de Ricardo Darín en la lograda versión cinematográfica de su novela.
- Algunos escritores quedaron descontentos con la versión cinematográfica de sus libros. ¿Qué te parece la versión fílmica de tu novela Tesis sobre un homicidio?

- No sé a vos, pero a mí la película me encantó, pienso que está muy bien filmada, que la actuación de (Ricardo) Darín es genial, la adaptación me parece muy buena. La novela tiene otras cosas que no tiene la película. La novela tiene la visión del joven y la del profesor, entonces se ven los dos lados de la historia y se sabe quién es el asesino desde la primera línea. Porque adaptar un libro es algo que no necesariamente hace el mismo escritor, sino que en este caso lo hizo Patricio Vega, que también había hecho el guión de Los Simuladores; y la dirección de Hernán Goldfrid también está muy cuidada y muy lograda. Es raro, yo hice una novela en el año 98, 99, con esa novela gané el premio de La Nación. Era una novela de culto, hecha para que la leyera poca gente, pero que la quisieran mucho. No esperaba el éxito masivo que se dio ahora con la película. Es una novela de calidad, no necesariamente para todo el mundo, hecha para poca gente. No es un producto industrial. Y, sin embargo, con este renacer de la misma novela, a partir de la película, mi novela llegó a un montón de gente, lo cual es genial. Para mí es lo mejor que me podría haber pasado y estoy muy agradecido. Ver a 300 personas, extras y gente, trabajando en una cosa que inventé yo, eso me parece muy loco y sorprendente. Y más porque un escritor está solo en su casa, con sus pensamientos y sus fantasmas, tratando de inventar algo, y eso no tiene necesariamente mucha relación con el gran mundo del cine. Lo mismo que el cine es un mundo ajeno. Conocer a Darín me parecía una cosa imposible. De hecho no sé si vieron una escena donde estoy yo (el escritor) pidiéndole un autógrafo a Darín (el personaje). Fue bueno en ese momento porque pude relacionarme con otra gente. Yo, igual, estoy acostumbrado a estar relacionado con gente, porque mi verdadera vocación es la docencia. Doy clases en la Universidad de Buenos Aires hace muchos años, tengo un taller de escritura para jóvenes. Mis clases son muy divertidas y funcionan muy bien y están en la UBA desde hace muchos años. Ahí enseño a escribir.
- ¿Se puede enseñar a escribir?
- Yo creo que sí se puede. Si se puede enseñar neurocirugía, se puede enseñar a escribir. Si se puede enseñar piano, se puede enseñar literatura. La idea de que viene la mano de Dios que te va a tocar el cerebro es una tontería. La literatura es una técnica que se aprende. Lo que no se puede enseñar, probablemente sea lo más importante, para mí, que tiene un escritor, que no es su forma de escribir. Es su mirada. Lo que importa es cómo mira un escritor, qué mira en las cosas. La mirada es más importante que la forma de escribir. La forma de escribir de Roberto Arlt, por ejemplo. Él tiene una prosa de lo más horrible y desprolija, pero sus personajes son seres miserables y resentidos y esa prosa le hace muy bien a los personajes de Roberto Arlt. Entonces su forma de escribir bien es escribir formalmente mal. A veces se puede escribir mal y funciona. Lo que importa es qué historia vas a contar, qué tenés para decir y qué ves en las cosas.
- ¿Por qué escribiste Tesis sobre un homicidio?
- Antes de Tesis... escribí dos novelas que nunca publiqué y que nunca voy a publicar, que eran muy horribles, estaban muy mal escritas, eran un desastre. La segunda de esas novelas era muy barrial y contaba la historia de la señora de barrio hablando mal de la vecina, como si fuera Manuel Puig, pero mal. Estaba muy feo. No lo publiqué. Aprendí de (Adolfo) Bioy Casares que se arrepintió toda su vida de publicar las primeras novelas. Aprendí de esa experiencia y no publiqué mis primeras novelas, me privé de eso. Tesis sobre un homicidio nació en reacción a esa segunda novela. Mi novela máxima salió del barrio de Recoleta. Me puse a caminar por la Facultad de Derecho. Me puse a pensar en un drama policial. Imaginé la historia de un chico que cometía un crimen perfecto para demostrarle a un profesor que podía hacerlo. Me puse a contar pasos y me obsesioné con eso. Me pagué con mis ahorros el viaje a Francia para contar los pasos de los puentes. Aún no sabía si iba a publicar esa novela. Y ni hablar de ganar el premio de La Nación. No tenía un historial, nunca había publicado nada. Lo único que hacía era trabajar como periodista (y me iba mal) y daba talleres literarios con los que me iba mejor. Entonces dije: "voy a apostar a esto, porque es lo que siento". Me fui a contar pasos a París, volví y terminé la novela. La presenté en el concurso y tuve la suerte de ganar el premio de La Nación y fue todo muy grato después. Así que Tesis... nace como reacción a eso. Después vino mi segunda novela, El otro Gómez. Tiene una prosa más sencilla que la de Tesis..., porque es para todo el mundo. Y Alrededor de Lorena es una novela de amor y más prosa poética. Cada novela aporta algo distinto. Me parece que la diferencia entre economía y arte es que cuando uno piensa en economía piensa en un edificio, hace un edificio y luego construye otro, y tiene dos edificios. Cuando uno hace arte, hacés una novela y cuando querés empezar la segunda, ya no tenés nada. No te sirven ni el personaje, ni las circunstancias, ni nada. Es como empezar de nuevo, cada vez es un salto al vacío. No se va formulando como la economía. No es uno más uno, igual a dos.

Acá uno más uno es nada. Es empezar de nuevo, con nuevos personajes, con nuevas circunstancias. Y eso es lo que me apasiona. Esa búsqueda distinta cada vez que empiezo una novela. Y en cada novela pongo todo lo que puedo poner. Tengo muy pocas novelas publicadas. Tengo 47 años, empecé a los 30 y tengo tres novelas. No publico todo lo que escribo, porque creo que uno tiene que entregar lo mejor de sí y no todo lo que hace. A veces está mal y tengo la posibilidad de verlo y me privo de publicar una cosa; estoy muy contento con eso. Y por eso tengo pocas novelas y muchos grupos de taller literario, porque eso me sale muy bien.

Otra piel
- Se puede ver a Tesis... como un drama policial. A propósito del género policial, ¿tenés una relación como lector del género?

- Es una gran pregunta. Yo soy un gran lector del policial. Todo lo que se pueda leer de policial, lo leí. Soy amante del género. Escribí dos policiales, a falta de uno. Me parece un género extremadamente interesante, donde se pueden admitir un montón de cosas. En este caso (Tesis...) es mi interrogación sobre la justicia. Si para hacer justicia hay que falsearla o no y si eso es justicia o no. Eso se ve en la novela, en la búsqueda que hace Bermúdez. El otro Gómez es mi tratado sobre la identidad. En Alrededor de Lorena me pregunto sobre el amor (es una novela de amor). Y en mi cuarta novela, que va a salir en octubre y que se llama Max Rosen, cuento la historia de mi familia y me pregunto por Dios. Cada una tiene un estilo distinto y parece estar escrita por gente distinta. Pero soy yo mismo, transmutándome en diferentes personajes, porque me parece que la literatura es una forma de actuación. Yo me pongo en la piel de una señora de barrio y en 10 minutos puedo hacer un monólogo hablando mal de la vecina; o puedo hacer un psicópata en veinte segundos también. La literatura tiene que ver con esto de ponerse en la piel del otro, y ponerse en personaje como si uno estuviera actuando y eso es lo que yo enseño en mis clases. Incluso en mis clases, en mi seminario de literatura, hay una clase en la que los pongo a actuar de verdad. Interpretan una escena y les doy una clase de teatro para que vean y piensen que pueden ser otro. ¿Por qué? Porque lo que le pasa a uno mismo en líneas generales no le importa a nadie. Si a mí me dejó mi novia o lo que sea, eso que uno escribe de adolescente, no le importa a nadie. Pero yo puedo ser una nena de cinco años que le robaron una muñeca; o puedo ser un viejo de 80 años resentido, que acaba de cometer un crimen; puedo jugar a ser diversos personajes. Eso es divino, es algo que tiene el teatro y que también lo tiene la literatura y me parece que experimentar por ese lado (como decía Manuel Puig en su novela Boquitas pintadas), imaginar la literatura como un ejercicio actoral me parece que es una idea creativa y que estimula a los jóvenes a escribir.

- Me gustaría preguntarte sobre algo que aparece nítido en Tesis..., la novela, y que no aparece en la película, es decir, sobre las referencias cinéfilas. Creo que en la novela Tesis... casi se podría hablar de una especie de sub-trama con las referencias al cine. El personaje está obsesionado con una actriz...

- En mi novela el personaje se llama Paul Besançon, que es francés y está obsesionado con Juliette Lewis, que estuvo en Cabo de Miedo y en Asesinos por naturaleza. Me parece que tiene que ver con una cosa de época, creo que el cine nos atraviesa a todos. Todos tenemos una televisión en nuestra casa y nos pasamos una gran parte de nuestro tiempo absorbiendo todo lo que pasa en el cine. Me pareció que en base a los personajes que esta actriz hizo a lo largo de diversas películas alguien (en este caso mi personaje) podía obsesionarse con eso, y de hecho está obsesionado. Hay un momento cinematográfico en donde se mencionan muchas escenas de las películas de Juliette Lewis. Por cuestiones comerciales no se aplicó eso luego a la película, porque había que conseguir los derechos de 10 de sus películas y era una locura. Pero se iba a dar de la misma forma que el personaje pasa a ser español cuando los capitales españoles hacen la película. Para mí era francés, pero los guionistas decidieron otra cosa.
- En Tesis... hay una erudición, un trabajo con el lenguaje, una cita cinéfila permanente. Hay una contraposición entre Francia, París, Buenos Aires. Es un universo culto. El otro Gómez (tu segunda novela), en cambio, si bien plantea un tema importante dentro de la literatura, que es el problema de la identidad, lo hace en un universo como es Bolivia. ¿Cómo fue el pasaje (o el proceso de pasaje) de escritura de una novela a la otra?

- En general cada una de mis novelas reaccionan con la novela anterior. En Tesis... hay un equilibrio entre el estilo, la forma en que está escrito (las frases largas y toda la cosa literaria, entre comillas) y el argumento; hay tanto estilo como argumento. En El otro Gómez no hay argumento. Pasan cosas. Pasan muchas cosas todo el tiempo y el estilo está más desdibujado. Reaccioné contra eso en la tercera novela, Alrededor de Lorena, que es puro estilo. Es toda frases hermosas y prosa poética. Pero cada novela reacciona a la anterior, entonces Lorena es todo estilo y la otra que viene ahora, Max Rosen, es todo argumento sin estilo, en el sentido de que está escrita con un lenguaje más plano y lo que importa más es lo que sucede y no cómo lo estoy diciendo. Me parece que el mejor equilibrio de todo fue la primera, porque hay un equilibrio entre lo que digo y cómo lo estoy diciendo. Pero cada novela busca algo nuevo. Yo valoro y aprecio mucho cuando un escritor se lanza a cosas nuevas, en lugar de repetir fórmulas que ya le dieron resultado. Lo mismo pasa con el cine y me pasa con la tele y con la pintura. Me parece que la búsqueda es más importante que el resultado. O sea, no lo hago por dinero, lo hago por amor.

Temas, errores y éxito
- Dijiste que hay preguntas disparadoras para escribir cada libro. En ese sentido (si es un tema el que dispara), ¿cómo pasaste del tema de la justicia al tema de la identidad en El otro Gómez? ¿O al tema de Dios?
- Porque me parece que son temas bastante universales. Meterse con el tema del doble, quién soy yo y quien podría ser. El tema del doble fue tratado por 500 escritores y mejores que yo. Lo trabaja Borges; lo trabaja Dostoievski; lo trabaja Oscar Wilde con El retrato de Dorian Gray. ¿Qué tengo yo para decir con el tema del doble, de la identidad, de quién soy o quién no soy? Después de lo que hizo Max Frisch con No soy Stiller (que es una novela de un doble). La respuesta es El otro Gómez. ¿Qué es lo que yo tengo para contar desde lo literario al respecto de determinado tema? ¿Qué tengo yo para decir con respecto a la justicia? Bueno, lean Tesis... y verán lo que tengo para decir. Hace poco en una entrevista decía que imagino que voy a publicar muy poco más, dos o tres novelas más, y no mucho más. Porque me parece que no tengo tanto para decir. Y creo que me faltan dos temas para resolver de acá a 10 años. Quiero hacer alguna vez una novela sobre la comunicación, sobre cómo se comunica la gente. No necesariamente sobre las nuevas tecnologías, sino sobre comunicación, sobre relaciones interpersonales. Y me gustaría hacer (de acá a 20 años tal vez) una novela sobre la literatura, sobre el arte de escribir, sobre el acto de escribir, sobre el método de escritura. Me parece que me faltan esos dos temas para abarcar un abanico de cosas que me gustaría abordar. Ya abordé el tema de Dios (con mi novela por salir), el tema del amor, la identidad y la justicia.

- Me gustaría que hablemos de tu relación con los talleres. En una entrevista reciente dijiste que los escritores jóvenes aprenden de los errores de los escritores del pasado. Me pareció que estabas tratando una especie de línea de ascenso, de mejoría, optimista.

- Yo creo eso. Soy muy optimista, me parece que cada generación es mejor que la anterior. Me parece que los jóvenes escritores que ahora tienen 25, 30 años, y son mis alumnos, van a ser mucho mejores de lo que fui yo. Tengo una inclinación por la generación que me precede. Me parece que todos aprendemos de los errores ajenos y si yo no publiqué mis dos primeras novelas fue porque Bioy Casares sí las había publicado y después se arrepintió. Entonces aprendí de él y no cometí los mismos errores que cometió. Me parece que hay una ansiedad de publicar y una necesidad por la fama y el éxito inmediato y no hay paciencia. Todos quieren poner a los jóvenes online en blogs y en Facebook y me parece que las generaciones van a ir aprendiendo que eso no funciona, porque es un error de inclinación que viene de querer tener todo publicado de inmediato como sea. Las cosas se pueden hacer bien. Yo me tomo cinco o seis años para publicar una novela. No publico una por mes ni por año. Soy muy optimista con respecto al futuro de la literatura y del libro digital y del libro en papel también.

- Sobre la sensación de éxito, ¿influye el fenómeno o el contexto de inclusión de la novela, a partir de la película, en la escritura que sigue?

- Influye en mi estado de ánimo. El hecho de tener tantas personas interesadas por lo que estoy diciendo, que me inviten a Tucumán, me pone de muy buen humor y me hace sentir muy contenido y muy contento. ¿Querés que te cuente por qué empecé a escribir? Empecé a escribir a los 16 años, porque tenía un amigo que escribía en las reuniones. Él era el centro de la fiesta (porque escribía). Y yo me moría de envidia, quería ser yo el centro de la fiesta. Dije: "¿por qué están todos mirando lo que escribe este?, yo también puedo". Todo el mundo escribe por eso, por mera envidia.

© LA GACETA
Fabián Soberón
PERFIL

Diego Paszkowski nació en Buenos Aires, en 1966. Trabajó como periodista en la agencia DyN y en los diarios Clarín, La Prensa y Sur. Ganó el Premio de novela La Nación 1998 con Tesis sobre un homicidio (Sudamericana). Sus otros dos libros publicados son El otro Gómez (Sudamericana, 2001) y Alrededor de Lorena (Mondadori, 2006). Es docente de la Universidad de Buenos Aires, donde dicta talleres de escritura, y director de la colección Nuevas narrativas argentinas, de la editorial Sudamericana.


el dispensador dice:
te diré que no necesitas una arma,
para matar una pobre alma,
ya que puede alcanzarte,
con decir una sola "palabra",
hacerte el que no entiendes,
los sentidos de la magia,
empujando a un abismo,
a aquel que no comprendiendo,
quedó prendado y absorto,
detenido en su propia mirada...

te diré que no necesitas tener un alma,
para producir daño en un alma,
alcanza con cerrar la puerta,
diciéndole que no la amas,
que no formas parte de su vida,
y que eres quien le resta su calma,
sólo con una palabra,
aseguro puedes matar un alma,
la que permanecerá boyando,
esperando una mano testigo,
que la rescate de las maldades del karma...

claro está,
es una tesis,
esto de las palabras,
que contienen masa,
para lastimar al que pasa,
inocente transitando su gracia,
creyendo que era él quien vivía,
bajo un techo que parecía ser su casa...
sin asumir que tras las paredes,
había quien lo traicionaba,
regalando sus afectos,
a quién miente con su miradas,
prometiendo lo que no puede,
porque es él... que carece de alma.
JULIO 28, 2013.-

ALUCINANDO ► Para que diciendo, sea - La Gaceta

Para que diciendo, sea - La Gaceta

Para que diciendo, sea


Poesía
PALABRA ALUCINADA
ARIADNA CHAVES
(La aguja de Buffon - Tucumán)
Fue un martes -día de brujas, pero no para mí- cuando llegó a mis manos Palabra Alucinada, el último libro de la notable poeta tucumana Ariadna Chaves. Inmediatamente frente a la tapa del libro, enmarcado por la pintura Alucinación, de Antonio Berni, me permití inferir que la autora, con el vuelo lírico que le es propio, rubricaba desde el título la indisoluble ligazón vital que existe entre la potencia de la palabra que designa, transforma e inaugura mundos, con los fulgores de la alucinación; cuando alucinación se equipara a deslumbramiento, a trascendencia, a vuelo, a encuentro. A ese encuentro con la palabra que llevó a nuestros antepasados a considerarla sagrada.

Sabido es que, desde tiempos fundacionales, la palabra ha facultado al hombre y particularmente a los poetas, para leer la realidad por dentro, para encontrarse consigo mismo y así alcanzar un secreto dialogante al cual dirigir su palpitación interior nombrando. Misterioso y excelso don artístico, que Ariadna Chaves refleja en cada uno de los versos que laten en Palabra Alucinada.

Dialógicamente la autora edifica poemas que apelan, que conmueven, que sacuden, que perfuman pero que, esencialmente, invitan a un lugar de encuentro entre la interioridad y las cosas del mundo y entre las cosas del mundo y la interioridad, para que ambos avancen hacia el corazón del hombre y diciéndose sean.

© LA GACETA
Honoria Zalaya De Nader 

Plenitud *
Por Ariadna Chaves
Para LA GACETA - TUCUMÁN

Sólo por decir tu nombre
has aligerado la mañana
y has incorporado
un planeta a la alegría.

Al conjugarse
la brisa origina su cadencia,
un manantial azul
ha nacido en mis pulmones.

Llave breve
felicidad de un instante
que al pasar,
ha enriquecido las arterias.

En la gracia inicial
se mueven las secretas formas,
hoy, sobre ese mundo
me han creado.

Porque un nombre
se ha reunido con altas cifras
del sueño y del delirio,
ahora sé que un pájaro
canta en la tierra
donde aprendemos
a vivir.

*Forma parte de Palabra alucinada.


el dispensador dice:
alucinando,
es necesario tener cuidado,
con aquello que se haya dicho,
o con lo que se haya pronunciado,
ya que las palabras llevan carga,
pudiendo contener heridas,
pudiendo golpear con alegrías,
pudiendo atravesar el alma,
incluyendo en ello con desdichas,
trapisondas y otras mentiras,
que suelen pesar en las espaldas,
tanto como amargar los días,
sosteniéndose en el tiempo,
según el daño y el momento que transcurría...

también debo decirte,
alucinando,
que una palabra oportuna,
puede salvar una vida,
imponiéndole en sus ritmos,
una dosis de alegría,
ya que puede cambiar los polos,
y hacer de una lágrima,
muchas sonrisas,
no dependiendo de las prisas,
sino de las aves que trinan,
nutriendo algún instante,
de cánticos que magnetizan,
al que espera cambiar el signo,
del horizonte que mira...

alucinando,
he atendido una voz,
que en la mente algo me decía,
lo sucedido o lo ocurrido,
puede olvidarse algún día,
siempre que se vea en mañana,
la gracia recibida,
de poder tener un buen día...
JULIO 28, 2013.-

si tu alma está dispuesta,
si tu FE está puesta en ella,
descubrirás a su tiempo,
que lo que haya pronunciado,
puede transformarse en un "así sea"...