Viernes 26 de julio de 2013 | Publicado en edición impresa
Final abierto
El balance de una vida bien vivida
Hace algunas semanas, el espacio de esta columna estuvo dedicado a dos grandes escritores -Philip Roth y Alice Munro- que, sobre el filo de los 80 años, decían adiós a la literatura (a la propia, a la que ya no escribirían) para reorientar sus vidas en una nueva dirección. Hoy, esa especie de tríptico se cierra con el escritor y neurólogo británico Oliver Sacks, que aporta un matiz diferente.
Nacido el 9 de julio de 1933, autor de títulos clásicos de la literatura científica como El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, Sacks ganó la mayor popularidad a comienzos de los años 90 cuando Robin Williams y Robert De Niro protagonizaron el film Despertares, basado en el libro homónimo del neurólogo. Pocos días atrás, a sus flamantes 80 años, Sacks hizo públicas una serie de consideraciones sobre esa edad, una especie de balance de su vida. A juzgar por sus palabras (reproducidas por El País de España), el saldo es altamente positivo. En primer lugar, se mantiene activo. El año pasado apareció su libro más reciente, Hallucinatios (Alucinaciones, que Anagrama tiene previsto publicar pronto en castellano), y sus editores afirman que está trabajando en una nueva obra que espera concluir en los próximos años. En segundo lugar, parece entusiasmado con la década que comienza. "Ama lo inevitable", ironiza un colega malicioso, pero lo cierto es que Sacks encara esta etapa con más curiosidad que melancolía.Pocas cosas anota en la columna del debe: apenas algún remordimiento por haber "perdido el tiempo", no haber aprendido otros idiomas ni superado una timidez angustiosa, y por haber viajado poco. La columna del haber, en cambio, es exuberante: alegría de vivir, sentimientos de gratitud, sensación de que el horizonte intelectual se ensancha, acumulación de experiencias valiosas, conciencia de la historia, mayor sensibilidad hacia la belleza. Y lo que prometen los años por venir: ocio y libertad "para explorar lo que deseemos".
"Siento que debería estar intentando completar mi vida -reflexiona Sacks-, signifique lo que signifique eso de 'completar una vida'. Algunos de mis pacientes, con 90 o 100 años, entonan el nunc dimittis: 'He tenido una vida plena y ahora estoy listo para irme'. Para algunos de ellos, esto significa irse al cielo. Yo no tengo ninguna fe en (ni deseo de) una existencia post mortem , más allá de la que tendré en los recuerdos de mis amigos y en la esperanza de que algunos de mis libros sigan 'hablando' con la gente después de mi muerte."
Y concluye: "Tal vez con suerte, llegue más o menos intacto a cumplir algunos años más y se me conceda la libertad de amar y de trabajar, las dos cosas más importantes de la vida, como insistía Freud".
el dispensador dice:
confieso que he vivido según mis códigos,
he sido bueno pero no tonto,
he detectado las mentiras aflorando en rollos,
he descubierto traiciones escondidas en lodos,
sensible he percibido segundas intenciones,
hay gente que declama inocencias en rellenos,
retiran sus manos cuando sienten los truenos,
algunos hablan de amores inciertos,
otros pronuncian "amor" en sus desiertos,
ocultan oscurantismos siniestros,
por un lado apuñalan,
mientras hacen referencia a lo "nuestro",
luego te juzgan como si fueran buenos,
los cinismos envuelven cada uno de sus encuentros,
cultivando hipocresías y burlas a los cuatro vientos,
proclamando sanidad mientras roban lo hecho...
algunos hablan de lo inevitable,
de cambios creíbles,
de otros envidiables,
sus sentimientos se evaporan,
como agua en un balde,
se llevan tu esfuerzo como si fueras "nadie",
acusan personalismos ajenos en sus propias tardes,
luego esquivan con mirada ligera,
de haber sido alguien, pasas a ser un cualquiera,
dicen que la vida contigo les ha sido fiera,
dicen que has vivido perdido entre quimeras,
curiosamente denigran la figura,
son sus almas las que no hallan cura,
han diezmado la voluntad en sus locuras,
se quedaron con tus esfuerzos, negando fisuras,
ahora son dueños de disfrazadas historias,
cuentan lo que quieren, inventando glorias,
jamás hicieron nada por su identidad,
han vivido esgrimiendo todo tipo de crueldad,
atacando por la espalda,
mirando a los ojos,
diciendo que no eres el mismo,
que se te ve en los ojos...
en la circunstancia tomas distancia,
es necesario preservar la propia elegancia,
las coincidencias comienzan en algún punto,
al poco de andar aparecen los muros,
escalarlos no tiene sentido,
lo que nunca fue lámpara,
jamás podrá ser encendido,
mejor entonces es cruzar de vereda,
tomar distancia, andar la alameda,
no regresar la mirada, andar derecho,
las heridas se curan pasado algún trecho,
y la vida se muestra plena y radiante,
serás pobre y negado,
pero con humildad dignificante,
eso separa a los depredadores,
de los que han oído sus campanas... sonar distantes...
reconoces quien te llama,
quien ha de amarte,
de acercarás despacio,
sin atribularte...
los sentimientos no deben apurarse,
debe ser hoy, porque mañana es tarde.
JULIO 26, 2013.-
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