lunes, 1 de julio de 2013

DE LOS DESTINOS Y LOS VUELOS || Lydia Raquel Pistagnesi : Destino de Gorrión, de Lydia Raquel Pistagnesi

Lydia Raquel Pistagnesi : Destino de Gorrión, de Lydia Raquel Pistagnesi

Ausencia

La lluvia se desliza por pupilas
dilatadas de cansancio.
Los labios guardan cicatrices
de besos ardientes.
El cuerpo se retuerce ante preguntas,
acuciado por antiguos dolores.
Esperas aun al próximo otoño
a pesar de cadenas
que penden de tus horas vacías.
La tempestad sacude bosques milenarios
sobre piélagos abstractos
macerados en infiernos de locura.
Has perdido la llave cristalina de tus sueños,
y masticando distancias............

Te debates entre su ausencia
y tu soledad.


Destino de Gorrión,
de Lydia Raquel Pistagnesi.
Ilustración: Ana Patiño,
Editorial RYC, año 2012.




el dispensador dice:
cada quien inicia su camino a partir de asumir sus dones,
entiendes que escribir no necesariamente es "saber" escribir,
entiendes que pensar no necesariamente es "saber" pensar,
entiendes que pintar no necesariamente implica "saber" pintar,
entiendes que no hay una escuela que nos enseñe a "vivir",
por ende debemos aprender solos...
aprendemos a vivir andando...
más rápido, más despacio,
sumidos en certidumbres,
consumidos por las incertidumbres,
apurados por empujes,
atrapados en nuestro propio destino presente,
cargando el karma de otras vidas,
justo allí donde se esfuman los recuerdos,
justo allí donde comienzan las intuiciones,
justo allí...

para el hombre,
para la mujer,
asumir el destino es,
de alguna forma,
saltar al vacío desde un nido etéreo,
aprender a volar sin alas,
reconociendo las del propio ángel,
o desconociéndolo, simplemente, por culpas ajenas...
aprender a volar sin alas,
reconociendo que hay una voz que nos habla,
que nos guía a través del cordón umbilical que no se extirpa,
un cordón que nos conecta al aura,
que nos ilumina convirtiéndose en consciencia...
ambos, ángel y consciencia,
constituyen una armazón de plumas y alas,
invisibles... pero que desplegadas a los vientos,
justifican nuestra gracia... la gracia de pasar... una vez más...
por estos "tiempos respirables",
un tiempo donde nos ata el tiempo,
un momento donde nos atan los momentos,
un instante en que luego del baño de madre,
quedamos a merced de nuestras "circunstancias"...

y volamos,
como podemos, volamos,
como entendemos, volamos,
como sabemos, volamos...
y volando vamos reconociendo nuestra esencia,
cómo somos,
cómo escribimos,
cómo pintamos,
cómo hacemos lo que hacemos,
si hacemos coincidir el producto con su modelo,
si hacemos honor a nuestras palabras,
si honramos la vida que se nos ha concedido...
a veces sí,
a veces no...
porque somos el resultado de la ecuación de nuestras circunstancias...
y ellas, nos "enseñan" a vivir,
y ellas, también nos "enseñan" a volar,
a construir una historia... que se enrolla justo en el momento de la muerte,
cuando cruzamos el umbral,
que suma a la memoria del "karma",
dejándonos en el recuerdo de los "otros",
liberándonos a nosotros de nuestro pasado...
integrándonos a la memoria de los "distintos",
esos que ya no tienen tiempo,
que no respiran... 
pero que forman parte del espíritu humano,
de los ciclos y sus espirales...

puedes ver con tus ojos,
pero mejor aún,
puedes ver con tu alma,
o mucho mejor aún,
puedes ver a través de tu espíritu...
y cuando lo haces,
descubres que portas el destino de un gorrión,
pasas... trinas... vuelas... 
eres la eternidad que queda en tus huellas.
JULIO 02, 2013.-

Esto va dedicado a una amiga del alma, Lydia Raquel Pistagnesi, con quien no nos conocemos en esta vida, aunque sí entiendo que nos conocemos desde la eternidad distante y cercana... a esta altura de mis años, estoy convencido que el cuerpo que nos contiene no dice nada, no así el alma que portamos, el aura que coloreamos, el espíritu que exhibimos cuando extendemos nuestras manos, o cuando nos fundimos en un abrazo...
Dado que no hay una escuela para aprender a vivir, tampoco una universidad donde enseñen a "volar"... con los años he aprendido a "desprenderme"... a estar sin estar... a escuchar sin estar... a ver sin estar... a ser espíritu de un "gorrión" sin serlo, de allí que mi jardín esté repleto y desbordante de aves, desde gorriones hasta aves del paraíso, desde duendes hasta hadas que se manifiestan desde esa mística que nos une con lo que somos "después" de haber sido...
Estas palabras son un reconocimiento in vivo para la autora de "DESTINO DE GORRIÓN"... Lydia Raquel Pistagnesi, porque nuestro vuelo, nuestros vuelos, son según hacemos, por ello "somos lo que hacemos", y si no hacemos... no somos. el dispensador.
 

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