viernes, 5 de julio de 2013

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Sobre este Blog

Papeles perdidos es un cajón de sastre de la cultura y la creación, elaborado por el equipo que hace cada semana Babelia, la revista cultural de EL PAÍS. Es el blog literario de este periódico que busca acercar el universo del libro a sus lectores. Como dijo alguien sobre la cerveza de botella y la de barril, "lo mismo, nomás que diferente".

larga distancia/ 5

La generación decapitada

Por: EL PAÍS02/07/2013
Gruatemala
Panorámica de Guatemala.
Quinta entrega de la serie Larga distancia, del escritor José Ovejero durante su periplo por América Latina por la presentación de su novela La invención del amor. Esta semana desde Guatema y Ecuador. Por JOSÉ OVEJERO / Ciudad de Guatemala y Guayaquil


Lamento no tener conmigo el cuaderno de viaje que escribí hace años durante un recorrido que hice por Guatemala. Habría querido comparar las impresiones de entonces con las de ahora. Me dicen que Guatemala ha cambiado mucho, para bien, pero soy incapaz de sacar de mi memoria ningún término de comparación. Guatemala ha cambiado mucho, es posible. Pero la sentencia contra el genocida Ríos Montt ha sido anulada y todos los años muere asesinado algún defensor del medio ambiente.
 
También hace años que visité Ecuador, mi siguiente estación en esta ruta latinoamericana.  Estuve en la selva, en la cordillera, en Mindo, en las Galápagos. Solo Costa Rica me parece comparable por la variedad y lo impresionante de sus paisajes. En esta ocasión también iré a Guayaquil.

“Quito es un cráter. Ecuador un agujero”, me dice el escritor Javier Vásconez, uno de los más respetados en el país, en un restaurante de El Panecillo, un cerro desde el que se domina buena parte de la ciudad. Se refiere a que es muy difícil para un escritor ecuatoriano tener éxito fuera. Al contrario que sus vecinos colombianos y peruanos, los escritores de acá apenas consiguen que sus libros tengan una mínima difusión en otros países hispanohablantes. A mí también me cuesta responder cuando me preguntan, con frecuencia, a qué escritores ecuatorianos conozco; me bastan los dedos de una mano para enumerarlos. Y en ocasiones tengo la impresión de que solo me lo preguntan para confirmar una ignorancia que ya sospechaban de antemano.  Como para certificar una vez más la escasa proyección de su cultura.

Pero tampoco era mi respuesta mucho más extensa cuando me hacían la pregunta en Guatemala. Ni lo sería si me la hiciesen en Nicaragua o en Costa Rica. Aparte de mis lagunas evidentes, está claro que puede que tengamos una lengua común, pero los mercados literarios son compartimentos casi estancos. ¿Contribuirá el libro electrónico a difuminar las fronteras que hasta ahora mantienen las políticas editoriales?

Durante este viaje no paro de responder a preguntas sobre el amor.  Como si haber escrito una novela con esa palabra en el título me confiriese un conocimiento especializado.  Que le pregunten a los poetas modernistas ecuatorianos. Ellos sí que le dieron vueltas a ese sentimiento tan traído y llevado en la literatura universal. El amor desgarrado, trágico, fatal, el abandono, la queja, el suicidio,  como en estos versos de  Medardo Ángel Silva:
Cuando de nuestro amor la llama apasionada
dentro de tu pecho amante contemples extinguida,
ya que sólo por ti la vida me es amada,
el día en que me faltes me arrancaré la vida.
Más adelante, en este mismo poema (El alma en los labios) escribe: Para envolverte en besos quisiera ser el viento
y quisiera ser todo lo que tu mano toca;
ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento,
para poder estar más cerca de tu boca.

GuayaquilAl leerlo recuerdo de inmediato aquellos otros versos de Jacques Brel, en Ne me quitte pas, que, traducidos, dirían: “Déjame ser la sombra de tu sombra/ la sombra de tu mano/ la sombra de tu perro/ pero no me abandones.” Aún más dramático, sobre todo en la interpretación que hizo en 1966 en Radio France.
Pero aquellos poetas modernistas del amor fatal y del hastío no hablaban en broma. La generación decapitada, se llamó a ese grupo de poetas, dos de Guayaquil (en la foto de la izquierda), dos de Quito, que se suicidaron sin llegar ninguno a los cuarenta. “…esta tristeza enorme que me quita la vida”, escribió uno de ellos, Arturo Borja, y la cosa iba en serio.

Yo no los conocía antes de que me los mencionasen en Guayaquil. Igual que no sabía nada de Pablo Palacio, autor de cuentos tan morbosos –e interesantes- como El antropófago y Un hombre muerto a puntapiés. Él no se suicidó, como sus coetáneos de la generación decapitada, sino que murió en un hospital psiquiátrico a los cuarenta y un años.

No tengo tiempo de ir a librerías; ni lo tuve en Guatemala, ni lo he tenido en Quito, ni lo tengo ahora en Guayaquil. Así que mi proyecto de ir llevándome libros de escritores jóvenes se reduce a la mínima expresión: Ni hermosa ni maldita: Narrativa guatemalteca actual; Tiros de gracia: neoficción ecuatoriana, y Balas perdidas, de Solange Rodríguez es mi escasa cosecha.  Me doy cuenta de que, independientemente de mi falta de tiempo, es difícil encontrar novelistas jóvenes. Aunque ha habido excepciones notables –Françoise Sagan, Truman Capote, Vargas Llosa, José Agustín, Jesús Ferrero, José Ángel Mañas, Andrés Neuman, por ejemplo-, abrirse paso como novelista es algo que se hace más bien cuando se acerca uno a los cuarenta. No porque no se escriban buenas novelas antes, sino porque son pocos los que tienen con ellas un éxito inmediato. Hoy citamos a autores con buenas primeras novelas escritas en la juventud, pero en muchos casos fueron apreciadas más tarde, avaladas por novelas posteriores.

En Quito me advierten de lo simples que son los de Guayaquil. Hacen chistes sobre ellos. En Guayaquil una mujer me dice que los de Quito son muy fríos. También me comenta una editora lo que tiene que pelear para que en la propia editorial, establecida en Quito, se haga caso a los autores de Guayaquil. La disputa me recuerda por su estupidez a la existente entre Barcelona y Madrid; la acumulación de estereotipos responde a la misma lógica, más bien a su falta. Yo no encuentro ninguna diferencia entre unos y otros: ni más cálidos ni más simples. Pero igualmente aburridos en sus descalificaciones.

El tema candente estos días –tanto en Guayaquil como en Quito-: la ley que ha impuesto el presidente Correa para regular los medios de comunicación, que hará prácticamente imposible criticar al gobierno. No oigo a nadie defender la ley. También es cierto que ninguno de los que me hablan de ella ha votado a Correa. Y, sin embargo, entienden su éxito: se lo debe a una derecha depredadora que hace parecer bueno a cualquiera.
Mañana salgo para Caracas. He visitado ya tres países. Pero solo he visto las ciudades desde lo alto –el avión o el hotel- y desde las ventanillas de un coche. No camino, no callejeo, no voy solo a ningún sitio.

Como esos turistas que únicamente se apean del autobús con aire acondicionado para visitar un monumento. Solo que yo ni siquiera visito monumentos. Supongo que los músicos deben de viajar de forma parecida. Y de pronto se me ocurre que ser estrella del rock no debe de resultar tan divertido como se piensa.

Qué más da. Nadie me ha obligado a hacer esto. Mañana salgo hacia Caracas.
Puedes ver AQUI la serie completa LARGA DISTANCIA
Web de JOSÉ OVEJERO


el dispensador dice:
el alma suele estar siempre en algún lugar,
en los labios,
en los ojos,
en los oídos,
en la piel,
en el corazón,
hasta en el hígado...

el alma puede abandonar al espíritu,
alejarse del ser... 
para sostener la dignidad de la consciencia,
para proteger los sentidos de la inocencia,
para resguardar la paz en las paciencias,
para elevar los silencios y sus esencias,
para conservar la humildad ante la inclemencia,
para sortear las decadencias,
porque más allá de la vida,
y hasta más allá de cualquier día,
suena la música de las esferas,
separando las dimensiones de las sapiencias,
de las razones, de las simplezas,
haciendo de ellas... cuestiones de consciencia...

no llevo libro de viajes,
no llevo registro de paisajes,
no documento los sucesos,
no dependo de los acontecimientos...
sólo dependo de la memoria,
de los artilugios de poder construir una historia,
andando, simplemente andando,
andando, sin pretender ninguna gloria,
ya que entiendo que los pasados,
conforman extrañas sumatorias,
ecuaciones siempre jugosas,
conjugando huellas con sombras,
mezclando suelos con alfombras,
haciendo del alma, un "ave migratoria"...

de pronto te detienes,
te sabes cerca,
no importa de qué,
sólo te sabes cerca,
intuyes estar cerca,
sabes que tienes alma,
sabes que tienes aura,
sabes que eres espíritu,
te registras,
te reconoces como ti mismo,
te sientes reconfortado,
te sabes reconocido, también hallado,
descubres la importancia de haber sido,
descubres la importancia de haber pasado,
y te sueltas hacia el olvido,
nada de lo escrito fue obligado,
tan sólo por haberlo sentido,
la bitácora... se cierra, justo en el ombligo,
porque allí hubo comenzado.
JULIO 05, 2013.- 
  
Las Américas, han sido decapitadas en distintas oportunidades, siempre lo fueron desde la conquista hacia aquí... y fueron sumidas en la decadencia mediante la siembra de intolerancias, discrepancias, y traiciones comunes a los reinos, a los virreinos, a los papados, a los cardenales y sus obispos, dioses de barro devenidos en generales... sí, las Américas fueron arrasadas desde 1492, asesinando a las culturas originarias, desmereciendo sus obras, negando sus expresiones, y no hay lugar de las Américas que se haya salvado de este genocidio, un genocidio de almas, otro de culturas, y uno más, de recursos... el más reciente de ellos comenzó en la década de los años sesenta, apenas en el Siglo pasado, y se sostiene hasta hoy, ejercido por distintos mecanismos, sostenido bajo una estrategia de sometimiento económico, y denigrando a sus figuras por simples manipulaciones políticas del derecho internacional... en mi bitácora de viaje ha estado el CHE Guevara, idealista de las Américas, no así los Castro que transfirieron sus propias miserias a la Cuba... también ha estado John F. Kennedy, porque simboliza a los asesinatos del poder a aquellos hijos rebelados y adelantados a sus tiempos... y muchos otros, desde Arnold Toynbee hasta José Ingenieros... desde aquellos que interpretaron su rol en la historia hasta aquellos otros que hicieron un hito en ella, por simple peso de ideas, de iniciativas, de hechos. Cuando la conquista española alcanzó a las Américas, justo es reconocer que estas atravesaban una etapa de decadencias, y hasta he llegado a pensar que, aún de no haberse producido la conquista, el deterioro hubiese alcanzado a algunos focos culturales originarios, los que se hubiesen extinguido del mismo modo... En este dramático Siglo XXI, las Américas se están rebelando... de diversas maneras, mejores y peores, pero se están alzando ideológicamente de forma genuina... posiblemente no asista a la última función de este drama, pero de algo estoy seguro... que aquella generación exterminada durante los años sesenta y setenta, desde México hasta hoy, está renaciendo... y seguramente, ocupará el lugar que mereció en su momento, sólo que ahora, la historia les concederá una oportunidad singular: la de recuperar los espacios cedidos, los otros robados, los que fueron mentidos. JULIO 05, 2013.-
En América, consta, residió Dios... hasta que llegaron los inquisidores... ahora Dios está regresando por sus hijos...

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