miércoles, 31 de octubre de 2012

EL DISPENSADOR >> DOCUMENTOS EDITADOS EN EL CURSO de OCTUBRE del AÑO 2012

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►  2008 (4)

LA FRONTERA || Donde rayan ciencia y filosofía | Sociedad | EL PAÍS

Donde rayan ciencia y filosofía | Sociedad | EL PAÍS


Donde rayan ciencia y filosofía

Científicos y pensadores buscan juntos respuesta a interrogantes sobre la naturaleza humana

La ética está más viva que nunca debido a los avances tecnológicos




El conflicto es el mismo desde los presocráticos: cambia el conocimiento y las filosofías se adaptan. / erich schrempp (getty images)
En cierto modo, el ser humano es química. Moléculas, tejidos, corazón, cerebro. Vive en un mundo global acelerado donde el conocimiento del mundo subatómico rige los avances tecnológicos más importantes de la historia. Pero la naturaleza humana sigue planteando los mismos interrogantes que ya se hacían los filósofos presocráticos sobre los fundamentos de la vida. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Qué es el hombre y cuál es su singularidad? En eso, el mundo no ha cambiado ni un ápice.

Hoy más que nunca la filosofía y la ciencia tienen que volver a ser como lo fue en la época de Aristóteles y Platón, las dos caras de una misma moneda. ¿Son los científicos los filósofos del siglo XXI? Es una cuestión en la que no hay una opinión unánime. Pero la filosofía, en su lado más práctico, lo que se conoce como la ética, está más viva que nunca porque es ahora, con los avances de la tecnología y la ciencia, cuando se necesita de su mediación en temas como la bioética, la eutanasia o el aborto.

“Hoy en día las cuestiones morales de qué hacer o cómo vivir son tan acuciantes como siempre. Porque una cosa es lo que técnicamente se puede hacer y otra lo que moralmente se debe hacer. Se trata de saber cómo administrar el enorme poder que la ciencia y la tecnología han puesto en manos del ser humano”, opina Tomás Calvo, catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid y presidente honorario del Instituto Internacional de Filosofía.

Para muchos, los científicos ponen los pies en la tierra a los filósofos

Los filósofos presocráticos eran observadores de la naturaleza pero los científicos hoy también lo son. Eran algo así como actualmente entenderíamos la conjunción entre un filósofo, Daniel Dennet, por ejemplo y un científico como Anton Zeilinger. Este último, de la Universidad de Viena, ha liderado recientemente un experimento en Canarias sobre el teletransporte; la transmisión de un estado cuántico de unas partículas, normalmente, fotones de luz, entre dos puntos que, en principio, pueden estar tan lejos como se desee.

Los antiguos filósofos constataban un hecho y luego hacían reflexiones sobre el mismo. La diferencia es que ahora nos encontramos con planteamientos más sofisticados como el teletransporte, que suena a ciencia ficción.

En Barcelona se planteó recientemente un debate interesante en el que participaron Zeilinger y el matemático Simon Kochen. Fue un momento de “unidad total” entre ciencia y filosofía, reconocen los participantes. El moderador, el filósofo Ulises Moulines, preguntó: ¿Qué es lo que se teletransporta realmente? ¿Puede haber tal acción a una distancia determinada? “El filósofo hace el planteamiento porque el experimento es muy espectacular, pero ¿qué es lo que realmente se teletransporta? La respuesta pudo o no ser clara pero solo con que se formule ya es importante porque plantea una cuestión de base”, dice un testigo del debate. Es decir, la teletransportación de Zeilinger obliga al filósofo a preguntarse si efectivamente se ha modificado la visión que tenemos de la naturaleza.

Hasta principios del XIX no hubo distinción entre filosofía y ciencia. Los filósofos eran científicos y los científicos filósofos. En las ágoras se departía tanto de la naturaleza humana como de astronomía. Después, durante un tiempo, filosofía y ciencia estuvieron realmente diferenciadas. “Pero ahora muchos filósofos están justo en el centro del quehacer científico. Estamos volviendo a los antiguos”, opina el estadounidense Daniel Dennet, uno de los filósofos de la ciencia más destacados en el ámbito de las ciencias cognitivas, especialmente en el estudio de la conciencia.

El estudio evolutivo explica el marco de la cultura, pero no analiza sus valores

El Congreso Internacional de Ontología celebrado a primeros de octubre en San Sebastián y posteriormente en Barcelona, organizado por la UPV, la UAB y la Fundación Paidea Galiza, entre otros organismos, se convirtió durante unos días en un gran foro de debate entre la ciencia y la filosofía. El objetivo no era otro que confrontar las viejas interrogantes anteriores a los griegos entre filósofos eminentes e interpelando a algunos de los científicos que han sido protagonistas de los mayores avances en los últimos años en esta aventura filosófica a la que se ve abocada la ciencia contemporánea tal y como han señalado algunos expertos.

Hay quienes creen que los científicos les ponen a los filósofos los pies en la tierra. “A veces los filósofos hablan como eruditos y en ocasiones la filosofía no se entiende porque peca de erudición. Los presocráticos no eran eruditos, empezaron de cero. Por eso, los científicos en estos momentos tienen algo de presocráticos; ellos miran la naturaleza, la condición humana, observan y sacan sus conclusiones sin citar a nadie. Los científicos nos ayudan a los filósofos a ser claros y a plantear las cosas casi ingenuamente”, explica Víctor Gómez, catedrático de Filosofía de la UAB y miembro de la organización del congreso. “Este encuentro internacional es como le hubiera gustado organizarlo a Aristóteles”, bromea Gómez.

¿Cuál es el propósito de juntar en un mismo espacio a algunos de los mejores científicos y filósofos del mundo? “La filosofía siempre se ha apoyado en la ciencia, pero no se trata de hacer reflexiones sobre la ciencia sino de servirse de ella para responder viejas cuestiones filosóficas sobre el origen del hombre”, explica Gómez. En definitiva, se trata de recuperar esa unidad entre filosofía y ciencia pero no sacrificando esta última. “Jerárquicamente la pregunta superior es la filosófica. Los científicos son la base que permite a la filosofía trabajar sobre suelo firme”, añade.

Para los expertos es necesario recordar que la filosofía tiene viejísimas interrogantes que nunca ha abandonado. Hoy en día, en la emergencia de una nueva filosofía natural desempeñan un papel determinante otras disciplinas, como la genética, la paleontología o la neurobiología, imprescindibles según los argumentos que han aflorado durante el Congreso Internacional de Ontología para dar respuesta a las eternas interrogantes filosóficas sobre la naturaleza humana y que complican ecuaciones nuevas en torno a la bioética, por ejemplo.


Francisco Ayala: “A la mayoría de científicos no les interesa la fisolofía”

“Estas disciplinas son indispensables pero no son suficientes”, dice Dennet. ¿Qué falta entonces? “Lo relativo al concepto de cultura. Estas ciencias dan cuenta de buena parte del comportamiento evolutivo. Pero no van más allá. Dan cuenta del marco en el que surge la cultura pero no dan cuenta de la evolución cultural y de los valores existentes en cada país”, cree Dennet.

Se trata de la interacción entre la ciencia y la filosofía. “La jerarquía está clara; la filosofía legisla y la ciencia le ayuda. Los problemas de la filosofía son los problemas eternos del hombre, ahora la disciplina que ignora la ciencia simplemente es ciega, se priva de los instrumentos para abordar los problemas”, opina otro filósofo.

Francisco J. Ayala, ponente y homenajeado en el congreso por su fructífera carrera, dice que hoy en día no se puede hacer filosofía sin tener un contexto científico. “La ciencia nos hace entender lo que somos. Los científicos y los filósofos deben tener un diálogo a dos bandas; hay muchos científicos que se dan cuenta ahora de las implicaciones filosóficas de la ciencia, pero a la mayoría no les interesa”, opina uno de los más prestigiosos científicos españoles en actividad. “Para hacer filosofía, hoy en día, hay que tener en cuenta los avances de la ciencia y para ver las implicaciones de la ciencia hay que filosofar”, opina Ayala.

Para Dennet, la ciencia y la tecnología han avanzado a un ritmo vertiginoso. A la pregunta de si el hombre es capaz de asimilar estos cambios y a la vez seguir buscando respuestas sobre la condición humana, cuestiones que ya preocupaban a Platón, responde: “Sin duda, cada generación empieza unos pasos más allá. Mis estudiantes, cuando llegaron a la universidad, entendían cosas sobre el cerebro que nadie entendía cuando yo era un estudiante. Ellos podían empezar con detalles de la fisiología del cerebro que ni siquiera existían en el año 65”.

Wilczek, físico, cree que ante tanta especialización falta visión de conjunto

¿Qué es el hombre? ¿Cuál es su singularidad? Actualmente, para responder a estas cuestiones hay que servirse de la ciencia para avanzar. Los griegos ya se preguntaban por las leyes del orden natural, pero ellos mismos a la vez que exploraban tenían un discurso filosófico. “Hoy se ha perdido el lazo pero hay que recuperarlo. La pregunta fundamental sigue siendo la filosofía, es decir, cómo es el mundo y cómo es hombre”, plantea Gómez.

Frank Wilczek es un físico estadounidense de origen polaco e italiano, Premio Nobel de 2004. Desde pequeño una curiosidad insaciable le llevó a interesarse por la ciencia, la religión, incluso la magia, hasta que se dio cuenta de que esta última era “fundamentalmente truculenta” y no aportaba “ninguna verdad”. Encontró en la ciencia fundamental un modo de ir creciendo hasta convertirse en un científico notable. Es de esos físicos que se apoyan en la filosofía para encontrar más sentido a sus respuestas. “Ahora hay una gran especialización que impide apreciar la visión de conjunto y es importante que la gente aprecie como la ciencia expande la imaginación”, explica Wilczek.

Este científico está convencido de que conocer la opinión de los filósofos estimula a abrir el horizonte de preguntas que en su caso realiza en el campo de la física y a cambiar muchas veces de rumbo en sus planteamientos.

Para algunos científicos se podría decir que la imagen de lo que es el ser humano y el lugar que ocupa en el universo ha cambiado con la ciencia porque esta ya no toma al ser humano como la medida de las cosas. Lo que impera es un mundo a escala microscópica y macroscópica.

“La mayoría de las filosofías de hoy son ensimismadas e inútiles”



Alberto Cordero. / j. h.


El filósofo e historiador de origen peruano Alberto Cordero es profesor de la Universidad de Nueva York (CUNY).

Pregunta. ¿Cómo es la relación entre ciencia y filosofía?
Respuesta. Hoy hay tantas filosofías como propuestas artísticas y religiosas, la mayoría ensimismadas, autocomplacientes y correspondientemente inútiles. Algunas, sin embargo, me parece que tienen gran legitimidad y vigencia, por ejemplo, el naturalismo, un proyecto contemporáneo que enfatiza la continuidad entre las ciencias y la filosofía. Para los naturalistas, disciplinas como la metafísica, la epistemología y la ética tienen hoy gran utilidad, pero como propuestas teóricas falibles y contingentes, similares en esto a las mejores de la ciencia empírica. Según el naturalismo, la filosofía puede buscar conocimientos más abstractos que los normalmente apetecidos por los científicos, pero no de nivel más alto o más seguro.

P. La naturaleza humana sigue planteando viejas interrogantes en un mundo donde la ciencia va muy rápido. ¿Cuál es el papel de la filosofía en este sentido?
R. La ciencia cuestiona, a veces incluso desmantela, presupuestos de la metafísica, la epistemología, la ética en curso. Por ejemplo, la biología evolutiva cuestiona la idea tradicional de que el origen y desarrollo de la vida no se puede entender sin la mediación de un diseñador inteligentísimo. Los científicos, pues, reabren hoy en día constantemente cuestiones filosóficas. A su vez, la filosofía, cuando está debidamente informada, ayuda a aclarar y, en muchos casos también corregir, los aportes filosóficos de las ciencias.

P. ¿Es la ética de la ciencia distinta de la de otras instituciones?
R. La ciencia contemporánea es una entidad compleja, hecha de muchos proyectos. Por un lado es un estilo de pensamiento y búsqueda de conocimiento. Por otro, es una red de instituciones, cada una con variados tipos de afiliaciones y relaciones con diversas componentes de la sociedad. En cada disciplina científica las consideraciones éticas varían de acuerdo a los fines e hipotecas sociales de la institución. Hay proyectos científicos eminentemente filosóficos (como los de Wilczek y Dennett); los hay eminentemente utilitarios (las investigaciones dirigidas por empresas con fines de lucro); la mayoría de proyectos se sitúan entre ambos extremos (como los de Zeilinger en informática cuántica). En la ciencia la justificación descansa en evaluaciones falibles, ayudadas por metodologías aprendidas, sobre todo desde el siglo XVII.

P. ¿Cómo debería hacerse cumplir la ética de la ciencia? ¿Por los científicos, por la sociedad?
R. Tanto los científicos como la sociedad necesitamos mantenernos moralmente alerta acerca de la investigación. En las ciencias puras no todo es color rosa. Si bien en ellas las investigaciones y descubrimientos son en general inocentes, las acciones humanas que las acompañan no siempre lo son. Aplicados o puros, los científicos no son ajenos a la soberbia, la envidia, la codicia, el oportunismo, el apresuramiento o la mentira. La tecnología médica actual abunda en procedimientos y fármacos de dudosa efectividad (por ejemplo, el uso del factor PSA en urología, o la aprobación de nuevas drogas que resultan ser menos eficientes que otras en existencia y mucho más baratas). En otras áreas la situación es peor, por ejemplo en economía y educación, donde aplicaciones basadas en teorías deleznables se institucionalizan impunemente. Una obligación de los periodistas y el público educado es ayudar a descubrir fraudes en los centros de actividad científica y tecnológica.



el dispensador dice: se termina octubre de 2012... quién lo hubiera dicho... estamos concluyendo el décimo mes... y nos acercamos a la profecía que los Mayas jamás realizaron, pero que sí ha servido para que algunos oportunistas facturen en demasía. Los ancestros americanos sabían de cuentas largas y vaya si lo sabían... sus vidas, sus construcciones, sus legados, fueron angulares por cientos de miles de años, y no el tiempo que les endilga la historia de conveniencias que la Europa Medievalizada le vendió al mundo para encaramarse por sobre la vida de los otros... es decir, lo fueron hasta que la inquisición se exportó a la América Precolombina, arrasándola con miserias humanas impensadas... sí, mis ancestros eran europeos, mitad de la cultura eskera, mitad de algún lugar ignoto de la Italia del sur, o del norte, da igual... lo cual no me impide conocer la historia que he investigado, no la que han pretendido venderme... En aquellas cuentas largas quemadas en la, borrada de la historia, quema de la biblioteca de Honduras se distinguía bien que las ciencias pertenecían al ámbito de la filosofía, algo que curiosamente reconocían los antiguos de las antípodas del mundo, y aún más, hasta los griegos como notables apropiadores de los saberes ajenos. Claro, como en aquella época no había patentes ni tampoco propiedades intelectuales, el robo del conocimiento (afano que le dicen) era común a los imperios y las miserias humanas de sus gobernantes... algo que la humanidad no ha logrado superar. Tal te lo decía, la filosofía, ángulo del pensamiento si los hay, contenía al orden matemático, luego al orden de las formas (geometrías, pero que en verdad no pertenecen a la Tierra humana sino a un universo muy distinto al que se aprecia hoy), inmediatamente el sentido de las existencias, el por qué de las creencias, y concomitante... física, química... y más, las fronteras que no debían ser cruzadas so pena de quedar atrapados en la "paradoja". Indudablemente alguien cruzó la frontera... y sí... la paradoja domina cualquier paisaje donde haya un ser humano, aún huyendo de ella. Hoy las ciencias tienen nombre y apellido, y desde luego, son negadas a los que no tienen ni nombre ni apellido suficiente para pagar la publicación de una supuesta y honorable investigación... por ende guardan patente, a efectos de proporcionar ganancias a unos pocos en desmedro de los muchos, otrora reconocidos como sus prójimos (eso que ha dejado de tener importancia). Las patentes, caracterizan a la propiedad intelectual quitada a otros, gentes que piensan pero que no tienen los recursos necesarios para hacer valer sus derechos de "genio". Así las cosas, en las ciencias de conveniencias no es posible encontrar ni siquiera un atisbo de ética... todo es negocio... y si te gusta bien, y si no también. Una forma de atender esta triste versión de la realidad, es que las fronteras y las banderas que exhibe el mundo humano, contrariamente a lo que se cree, no son las de las naciones... sino las de las corporaciones... que tienen intrínsecamente más poder que cualquier gobierno... una frontera donde el único valor genuino es el poder económico a pesar de la condición humana, y por sobre ella. Léase, la raza humana no evolucionó hacia adelante, antes bien involucionó canibalizándose... si tienes dinero podrás acceder a educarte, pero si no lo tienes no podrás y serás excluído... si tienes dinero podrás acceder a curarte, pero si no lo tienes serás condenado... si tienes... y el mundo está desbordante de gentes que no tienen, o lo que es lo mismo, que no tenemos... porque (motivos mediante) nos fue quitado el derecho humano del que tanto se habla. Los últimos valores vigentes en la Tierra humana, pertenecieron a los alquimistas del medioevo, y por ello fueron quemados en la hoguera inquisidora... el mundo eclesiástico demandaba exterminar todo aquello que superara sus mediocridades... y cuando alguien tiene mucho para ocultar, y otro tanto para negar, se hace necesario el "genocidio", y de allí al holocausto hay un leve paso... y la mayor de las corporaciones de estos últimos dos mil años, la Iglesia Católica, ha protagonizado todos y cada uno de los exterminios habidos y por haber, entre ellos el del propio pensamiento "filosófico"... Hoy, las urgencias tienen atrapadas a las consciencias humanas por doquier... allá como aquí... aquí como acullá... por consecuencia, no hay demasiado espacio para el pensamiento filosófico, sencillamente porque sus interjección matemática es demasiado compleja para el pobre marginado que no tiene trabajo, no tiene educación, no tiene salud, y sólo ha nacido para sumar frustraciones inducidas por terceros desconocidos. En este mundo de imprudencias, si no tienes automóvil, casa, título, espacio laboral, y una cuenta bancaria respaldatoria, no existes... si tienes más que eso, mejor, de lo contrario podrás ser caratulado como "pobre". Sucede que las verdaderas pobrezas son las de alma, y estas son filosóficas... ¿que no me lo crees?... ya tendrás oportunidad de comprobarlo. Sucede que las verdaderas marginaciones son las del espíritu, esas mismas que se aprecian en el aura y sus destellos y tonalidades, y estas también son filosóficas... ¿que no me lo crees?... bueno, una vez más, ya tendrás oportunidad de comprobarlo por tí mismo, sólo que no estaré allí para recibir tus disculpas. En el mundo humano del 2012 hay muchos "pobres tipos" como yo, que observamos azorados la destrucción de los valores, o lo que es lo mismo, la condición utilitaria que les confiere supremacía... dado que mi vida personal ha transcurrido en medio de las ciencias (y otros dramas no menos trascendentes)... tengo algo de autoridad para decir que lo que se vende hoy, poco y nada tiene que ver con ellas (ciencias), apenas si se las puede calificar como "excusas"... en medio de ello, hay soberbia por una falsa inmortalidad, esto es que duramos igual que antes, con escasa calidad de vida, pero con la habilidad de creernos superiores a cualquier personaje de un pasado absolutamente desconocido. Las personas se descartan como nunca antes, pero dado que se ha extinguido el sentido de tribu... a nadie le importa lo que le suceda al vecino, ya que de hecho tampoco le conocía... junto con el sentido de tribu, se ha extinguido el sentido de familia, y los individuos huyen defendiéndose como pueden, incluso de sus propios padres, de sus propias parejas, de sus propios hijos, etcétera... espantoso etcétera si los hay. ¿Y a qué viene toda esta lata?... sucede que hablando de fronteras, estamos llegando al momento en que la humanidad del quinto Sol cruzará, una vez más, su propia frontera... esa que aún no conoce, que mucho menos reconoce, y que tampoco entiende porque las ciencias están más mal rumbeadas que nunca antes. La cuenta larga decía que las fronteras sucedían cuando se producían las alineaciones cosmogónicas del universo... pero en verdad, aquellas consideraciones tenían en cuenta no sólo el universo visible, sino todos los contiguos, muchos... intangibles para cualquier pensamiento utilitario, ya que dichas visiones prescinden de los ojos y demandan "mucho", pero "mucho", mucho alma. Curiosamente, sin filosofía... el alma es una entelequia... y en ella anida la paradoja.
Octubre 31, 2012.-

martes, 30 de octubre de 2012

PASEO ▲ Mil palabras valen más que una imagen | Cultura | EL PAÍS

Mil palabras valen más que una imagen | Cultura | EL PAÍS

Mil palabras valen más que una imagen

José Ovejero presenta ‘Nueva guía del Museo del Prado’, un poemario en el que convierte en versos obras de El Bosco, Goya o Rubens



El escritor madrileño José Ovejero. / GORKA LEJARCEGI


Existen mil y una maneras de visitar un museo como el Prado: solo o acompañado, con audioguía o sin ella, dando un paseo por sus salas o desde el sofá gracias a las posibilidades que ofrecen ya las webs de los museos... El escritor José Ovejero propone la fórmula número mil dos: hacer la visita a ritmo de poesía. Nueva guía del Museo del Prado es un paseo por la pinacoteca a través de la lectura sonetos, de métricas adaptadas y personales, de reflexiones profundas unas, con tintes de humor otras.

El recorrido que ofrece Ovejero abarca 21 obras que elegidas por el criterio personal del autor, y dos salas del museo (la de los bufones y los bodegones). “Primero empecé con un cuadro que me gusta mucho, El tránsito de la Virgen, pero lo hice como algo lúdico, nunca creí que fuera a terminar escribiendo un libro”, explica. Apenas cuatro meses después de la publicación de La ética de la crueldad, que le valió el Premio Anagrama de Ensayo, el madrileño asegura estaba cansado de escribir novela y ensayo, y decidió lanzarse con la poesía. Primero por curiosidad, después por placer: “Cuando me puse a escribir el primer poema me di cuenta de que lo estaba pasando tan bien que no dudé en ir a por un segundo, y fue para otra obra que me entusiasma, Perro semihundido, de Goya". Ese salto de géneros en la creación de Ovejero tiene una explicación simple: "Me da aire. Me permite respirar, me saca de esta profesión de escribir una novela después de otra novela, utilizar técnicas distintas me permite no repetirme, escribir de otra manera, pensar de otra manera... Me permite renovar las maneras de acercarme a la realidad, y no pasar siempre el mismo camino".

¿Pero qué conexión existe entre la pintura y la poesía? Ambas se centran y profundizan en un momento muy concreto de la realidad, explica el autor: “Ninguna de las dos disciplinas trabaja por expansión contando una larga historia, ni dando miles de detalles sobre lo que rodea lo que se quiere contar. Es, por el contrario, una manera muy condensada y muy extensa de trabajar. El cuadro cuenta un momento de la historia, y yo me centro en esa parte”. En otro de los cuadros que analiza en este libro, El fusilamiento de Torrijos, fue la mano que se ve en el borde inferior lo que llevó al poeta a pensar que el poema estaba en aquella mano, la del héroe o el revolucionario que no tiene nombre ni cara, al que nunca pintarán un cuadro, “Y así voy descubriendo detalles, cuadros pequeños que nunca había visto, o que no habían llamado tanto mi atención”.
Los ritmos, las longitudes, la métrica de los poemas son cambiantes en cada una de las 65 páginas de esta Nueva guía, editada por Demipage, que se venderá, cómo no, en la librería del museo. “Son bastante distintas, he intentado adaptar los poemas al tipo de cuadro. No es lo mismo hacer un poema sobre El jardín de las delicias, que sobre Susana y los viejos, que sobre Saturno devorando a sus hijos”, apunta. Ovejero encuentra en esta variedad “lo divertido” de esta última obra, en la que ha encontrado 21 maneras distintas de hablar de 21 cuadros.

A pesar de haber vivido media vida fuera de España, el Prado supone para este madrileño una conexión sentimental con su aprendizaje estético. "Es el museo al que he ido de niño, es el museo con el que he ido creciendo y que ha hecho cambiar mi manera de mirar los cuadros, de ver ciertas cosas, de entender ciertos temas…".

"No habrá segunda ni tercera parte de esta guía", sentencia el poeta, rotundo. Ovejero no se quiere repetir. "Podría contar otras historias de amor frustrado, de ambición y de poder como la de Saturno. Pero no tengo la impresión de poder aportar más, ¿para qué?", se pregunta José Ovejero. ¿Y qué vendrá después?, se pregunta la periodista. "Una historia de amor", aunque nada es definitivo para este poeta, novelista, cuentista y ensayista, "luego empiezas a escribir una historia de amor y te sale una cosa escabrosa, pero tengo la impresión de que voy a hacer algo distinto".


el dispensador dice:
tienes un ángel que te guía,
tiene una consciencia que vigila,
las acciones que gestan tu día,
si atiendes lo que indican,
sabrás que lo que siga,
será bendición que te abriga,
te soporta y te cuida,
para enaltecer tu huella,
tu paso,
alejándote de fracasos,
que algunos extraños te arriman...
tal vez te descubras en El Prado,
andando a paso lento,
intentando descubrir,
lo que no se ha llevado el viento,
algo que creíste haber escuchado,
de alguien que se estaba riendo,
que justo pasó a tu lado...
a veces es supremo lo raro,
cuando alguien toca tu hombro,
te agachas a recoger escombros,
que quedaron de tu pasado,
que se mezclan entre artes y barros,
entre reflexiones sin versados,
de cosas que sucedieron,
justo cuando distraído, 
no estabas atendiendo,
ni tampoco estabas mirando,
ni siquiera escuchando,
lo que descendía,
estaba emanando,
de las expresiones de arte,
que algún elegido hubo pintado...   

te sugiero,
cuando puedas,
pasar por el Museo del Prado,
no pretendas ir de prisa,
ni tampoco andar rápido,
allí lo que se aprecia,
es porque te está esperando,
si te lo pierdes habrá quedado,
frustrado al verse obviado,
a sabiendas que fue pintado,
para que tu atención no pasara de largo.
Octubre 30, 2012.- 
    
 

DETALLES ▲ El mecenazgo ilustrado del infante Don Luis | Cultura | EL PAÍS

El mecenazgo ilustrado del infante Don Luis | Cultura | EL PAÍS


El mecenazgo ilustrado del infante Don Luis

El Palacio Real inaugura el martes una muestra con 300 obras sobre las intrigas palaciegas



La boda', de Francisco de Goya.

La vida del infante Luis de Borbón, quinto hijo varón de Felipe V da para muchas novelas de intrigas palaciegas. Hermano de Carlos III, su azarosa historia está llena de episodios que bien podrían arrasar en un culebrón televisivo. Pero si su biografía está impregnada de ambiciosas conspiraciones para apartarle de la sucesión ,es también gracias a las maniobras que le llevaron a un lujosos destierro en Arenas de San Pedro, lo que le ha convertido en una de los mecenas más importantes de la historia del Arte. Impulsor de la ciencia y de la cultura en la Ilustración española de la segunda mitad del XVIII, eligió a Goya para sus retratos familiares y extendió su labor de promotor de la obra de artistas como Luis Paret, Corrado Giaquinto, Rafael Mengs o José Madrazo. Organizada por Patrimonio Nacional y el Banco de Santander, el Palacio Real muestra a partir del martes una exposición titulada “Goya y el infante Don Luis: el exilio y el reino”, en la que se da cuenta de este importante periodo de la historia de España con un total de 300 obras, 17 de ellas firmadas por Goya.

El catedrático y crítico, Francisco Calvo Serraller, comisario de la exposición explica que las salas del Palacio Real recogen la novela del infante Don Luis. “Toda la muestra es un observatorio desde que se puede contemplar lo esencial de la pintura española del XVIII. No solo está Goya, que por sí mismo justificaría la exposición, sino que también hay importantísimos cuadros de Francisco Bayeu, su suegro; Luis Meléndez, uno de los grandes bodegonistas europeos, Rafael Mengs…. Están todos los que pintaron al infante y su entorno”.

El retrato de La familia del Infante don Luis de Borbón, un gran óleo de 248 por 330 centímetros, pintado por Goya en 1784, sirve de arranque a una exposición que tiene como eje la azarosa vida del Infante Don Luis y al pintor zaragozano como el testigo. En el cuadro, prestado por la Fundación Magnani-Rocca, Mamiano di Traversetolo de Parma está toda la familia del infante y su entorno. Junto al infante, su jovencísima esposa, María Teresa de Vallabriga (cuando se casaron tenía 17 años, 32 menos que el infante) y sus hijos, aparecen los miembros principales de su pequeña corte en el exilio, incluido el propio pintor. Es una escena nocturna en la que los protagonistas no hablan entre sí y el infante aparece jugando un solitario de cartas, totalmente ajeno a lo que le rodea. Junto a este retrato familiar cuelga una pintura de Goya menor tamaño pero mayor intención crítica: Hércules y Ónfala (1784): el dios que simboliza la fuerza se esmera enhebrando una aguja bajo la atenta y exigente mirada de Ónfala. “Es una manera irónica”, explica Calvo Serraller, “ de contar los padecimientos sufridos por el infante después de ser forzado a aguantar los desplantes de una mujer de clase inferior, aunque noble, por cuyo matrimonio morganático pierde los derechos de sucesión al trono”.

La novela expositiva, dividida en siete capítulos, recuerda que en este periodo se da a conocer la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de la Revolución francesa y que es en ese tiempo en el que se empiezan a cuestionar los matrimonios por interés, algo que no permitieron disfrutar al disipado y controvertido infante. Dos impresionantes pinturas retratan esta situación. Por un lado, Las parejas reales, de Luis Paret, donde se muestra una ceremonia entre iguales de alto nivel y un cartón titulado La boda, de Francisco de Goya en el que dos seres radicalmente opuestos de la burguesía rural se dirigen al altar. La caricaturesca deformidad  de él se confronta con la juvenil belleza de ella.

Viene después una amplia serie de retratos que podrían formar el álbum personal del infante, gran parte de ellos firmados por Goya. Están los tres hijos que con el paso del tiempo se convertirían en el Infante Cardenal, la condesa de Chinchón y la Duquesa de San Fernando. Aparecen de pequeños y de adultos. También está Godoy en varios cuadros y su amante (esposa después), Pepita Tudó. Junto a todos ellos, cuelga un inquietante retrato del franciscano padre Eleta, confesor de Carlos III y urdidor del acoso y derribo del infante Don Luis.


'Tipos populares', de Lorenzo Tiépolo.

El mecenazgo ilustrado de Don Luis

El Palacio Real inaugura el martes una exposición con 300 obras que retratan una época de intrigas palaciegas


el dispensador dice:
se han ido los palacios,
han dejado espacios,
artes captados,
en detalles extraviados,
que nunca son reparados,
las gentes pasan de largo,
sin mirar,
a quienes los están mirando,
desde el otro lado,
mientras caminan van observando,
perdidos en cosas que van pensando,
sin atender lo necesario,
que el artista les ha dejado,
entre pinceles, colores logrados,
sombras que abren remembranzas,
de épocas no deseadas,
que se fueron gastando...

ojos que parecen estar vibrando,
buscando, más allá, buscando,
¿quién esa perdido?,
¿quién se ha extraviado?,
acaso, ¿alguien ha pensado?,
¿por qué están detenidos?,
¿en una imagen retenida?,
¿esperando, qué cosa, esperando?,
¿por qué fueron retratados?,
¿observando aquel momento,
de un raro pasado,
por el artista detectado,
sin modelos, sin recados,
apenas un destino licuado?,

a veces observo espantado,
los detalles retratados,
minucias de reparos,
imaginaciones sin pecados,
que algún genio ha captado,
mientras su paso andaba,
esperando, esperando...
¿has visto las sombras?,
¿los gestos y sus iluminados?,
todo esto para decirte hermano,
que no se deben perder detalles,
ya que en ellos residen,
las señales y sus mensajes,
que el genio de pintor te ha dejado,
por indicación de su gracia,
mucho más que un don expresado,
mucho más que un talento expresado,
siempre habrá un elegido,
para que andando y andando,
haya detenido su paso,
sorprendido y admirado,
de descubrir el mensaje...
que sólo para él le fue pintado.
Octubre 30, 2012.-
 

lunes, 29 de octubre de 2012

DISTORSIONES ▲ La exposición que cambió el rumbo del arte moderno | Cultura | EL PAÍS

La exposición que cambió el rumbo del arte moderno | Cultura | EL PAÍS


'Mujer desnuda con manzana', de Anton

La exposición que cambió el arte

Álex Vicente Colonia 
Colonia reconstituye la revolucionaria muestra que, cien años atrás, elevó a Van Gogh, Munch y Picasso a la categoría de maestros
  • FOTOGALERÍA. La exposición que cambió el arte 
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  • La exposición que cambió el rumbo del arte moderno

    Colonia reconstituye la revolucionaria muestra que, cien años atrás, elevó a Van Gogh, Munch y Picasso a la categoría de maestros


    Egon Schiele.

    Centenares de pinturas amontonadas en las paredes describían desnudos de una obscenidad nunca vista, cielos pintados con colores tan improbables como el amarillo y juegos de perspectivas directamente imposibles. Corría 1912 en este gigantesco pabellón a las puertas de Colonia, del que la burguesía de la época no dudaba en huir despavorida al descubrir lo que se escondía en su interior. El gusto dominante exigía academicismo y tonalidades sombrías. Los pintores expuestos respondieron con paisajes fluorescentes, enfoques impúdicos de la anatomía humana y otras deformaciones de la realidad física que conducirán, en un futuro no muy lejano, hacia la abstracción.

    Un siglo más tarde, no deja de resultar irónico observar a cientos de descendientes de aquellos escandalizados visitantes aguardando durante horas en la cola del museo Wallraf-Richartz para observar con fascinación los mismos lienzos que, un siglo atrás, sembraron el pánico en la ciudad. Los artistas expuestos ya no son oscuros alborotadores, sino pintores tan reconocidos como Cézanne, Gauguin, Van Gogh, Munch, Schiele, Mondrian y Picasso. Durante todo el otoño, Colonia celebra el centenario de la llamada exposición del Sonderbund, que lograría cambiar para siempre el rumbo del arte. “Lo alteró todo: la lista de pintores más influyentes y apreciados, los parámetros para valorar el arte y hasta la forma de coleccionar y exhibir la pintura en los museos. Lo que entonces era polémico hoy constituye el canon universal”, explica la comisaria Barbara Schaefer, responsable de 1912: Mission Moderne, muestra conmemorativa que hasta el 30 de diciembre reconstituye aquella exposición de entresiglos con una escenografía idéntica de paredes blancas y aristas negras.

    Tras un tortuoso inventario, el museo ha conseguido reunir 120 de las más de 600 obras expuestas hace cien años. Dado su nuevo estatus de obras maestras, la exposición ha requerido un considerable despliegue de medios, así como la movilización de colecciones públicas y privadas de medio mundo. Un proceso laborioso, pero semejante al del original imitado. Impulsada por un grupo de artistas y coleccionistas de una ciudad enriquecida por la industrialización, que veía en la promoción de las artes una forma de ganar influencia en el mapa europeo –y convertirse así en contrapoder al Berlín imperial—, la exposición de 1912 se enfrentó a la incomprensión de sus visitantes. “Al principio, se muestran desconcertados por el hecho de no ver nada. Más tarde, solo ven distorsiones que no significan nada para ellos. En función de su temperamento, se sienten molestos o se tronchan de risa”, escribiría el cronista Hermann Von Wedderkop en una guía de la exposición.

    El cosmopolitismo de Sonderbund, en oposición a la escasa vocación internacional de los salones de la época, también impactó en plena eclosión de los nacionalismos europeos. Para no disgustar al Kaiser, que había protestado por la adquisición de varios cuadros de Van Gogh por parte de un museo berlinés, el pintor holandés sería presentado como “un gran teutón”. Los post-impresionistas franceses fueron criticados por exceso de protagonismo, mientras que el escaso calor de los cuadros de Munch, que años atrás se había visto obligado a cerrar una exposición en Berlín ante el estrépito generado, no mereció mejor suerte. El austriaco Faistauer también merecería una mención especial por escandalizar con su retrato de una mujer desnuda practicando algo muy parecido a la masturbación.

    El alcalde de la ciudad procuró calmar los ánimos –“nuestra catedral no se tambaleará y los cuadros de los maestros alemanes no caerán de sus paredes”, relativizó en un edicto—, pero una aplastante mayoría no supo comulgar con lo que se exponía en esta “cámara de los horrores”, como la describió la prensa local, más digna “de una consulta de psiquiatra que de una exposición pública de arte”. ¿Los paisajes arlesianos del mismo Van Gogh? “Ignoran toda idea de perspectiva”, dijeron los expertos. ¿El cubismo incipiente de Picasso? “El pequeño Karl dibuja las mismas estructuras con sus juegos de construcción”, sentenció otro crítico. O lo que es lo mismo: mi hijo podría pintar eso, uno de los estereotipos que quedarían vinculados al arte contemporáneo, en el que se seguirá observando la misma disociación entre la creación y el gran público.

    Solo los visitantes más cultivados quedaron prendados de lo expuesto. Walt Kuhn, enviado por una asociación de pintores estadounidenses, calcó el concepto para crear el Armory Show, la exposición que, un año más tarde, revelaría a Duchamp, confirmaría el cubismo y permitiría que Nueva York rivalizara con París como epicentro de las vanguardias. De aquí a la proliferación de bienales de arte en medio mundo, solo faltaba un paso. Y otro más hasta la explotación del museo como espacio comercial: hace un siglo, Sonderbund ya vendió merchandising propio con una identidad visual creada para la ocasión y abrió una cafetería para que los visitantes se reconstituyeran después de tantas emociones fuertes. En otra muestra de rabiosa contemporaneidad, en 1912 ya estaba terminantemente prohibido fumar en su interior.
La exposición que cambió el rumbo del arte moderno | Cultura | EL PAÍS


el dispensador dice:
imágenes que arremeten contra el tiempo,
los valores y sus momentos,
los desnudos son descubiertos,
los rostros se esbozan inciertos,
cada circunstancia guarda su momento,
así es para el arte,
quien quiebra aburrimientos...

colores se mezclan aberrantes,
insinuaciones explicitan realidades,
¿por qué negar lo evidente?,
¿por qué disimular lo concerniente?,
¿por qué burlar lo prudente?,
¿por qué castigar lo consecuente?,
toda vida lleva en su simiente,
un pasado y un presente,
cada arte tiene sus salientes,
reveladores de evoluciones ardientes,
palabras que narran y encienden,
pinturas que abren las mentes,
por algo todo sucede,
expulsando a los renuentes,
que esconden vergüenzas falsas,
para mentir con bíblicas historias,
aquello que se vende como glorias,
no son más que tragedias de sermones,
donde las miserias humanas se esconden en corazones,
vacíos de suficientes razones...

cuando el mundo se vacía, 
de fuentes y valores,
los ángulos distinguen colores,
que atraen atenciones,
proporcionando revelaciones,
para sostener las reflexiones,
de las personas en sus acciones,
si no portas poesías,
si no te expresan los versos,
si se tuercen los surcos en los huertos,
se producen los huecos,
donde reinan los muertos,
con sus persecusiones de sueños,
anunciando que Dios castiga,
a los que no llegan a puerto,
mientras que por detrás,
los sacerdotes hurtan las consignas de lo eterno,
perdonándose a sí mismos,
lo que no conceden a terceros,
para ellos el pecado será certero,
mientras que en el altar ocultarán sus yerros...

la distorsión tiene propio reino,
donde la verdad de los ajenos,
se manipula según imperios,
lo genuino se dará por muerto,
siendo que al mismo tiempo,
se burlarán los ejemplos...

en verdad la vida es simple,
donde cada quién es como es,
y donde las vergüenzas se asumen,
según las hogueras que consumen,
las evidencias y sus resúmenes...

es bueno entonces,
atender las cosas como son,
sencillas si hay corazón, 
intrincadas si hay segunda intención,
donde abunda la razón,
seguramente no habrá música ni canción,
y los argumentos serán como espadas,
repartiendo estocadas,
a desprevenidos e inocentes,
a humildes y prudentes,
que con sus silencios sostendrán sonrisas,
mientras algunos se rasgarán las frentes,
buscando en el ojo ajeno,
lo que no encuentran en sus almas y tampoco en sus mentes.
Octubre 29, 2012.- 

los colores lo dicen todo,
si sabes descifrarlos,
atendiendo los sentidos,
descubrirás universos incomprendidos,
desdeñados y mentidos,
por almas disfrazadas de mendigos,
donde se esconden reinos,
que niegan a los testigos,
dándole la derecha,
a los burladores de destinos.-

domingo, 28 de octubre de 2012

POSITRONIA o LA INVERSA DE LA REALIDAD VISIBLE || “La ciencia ficción es una gran metáfora de la vida” | Cultura | EL PAÍS

“La ciencia ficción es una gran metáfora de la vida” | Cultura | EL PAÍS

“La ciencia ficción es una gran metáfora de la vida”

La octogenaria autora norteamericana, una Swift contemporánea, ha abordado con maestría la diferencia de sexos, la ecología, los peligros del poder o los sistemas políticos. Pero desde mundos fantásticos.



La escritora norteamericana recibió a 'El País Semanal' en su casa de Portland (Oregón, EEUU). / Dan Tuffs (Getty Images)

Portland (Oregón) no es Gueden, ni Terramar, ni Anarres, ni ninguno de los otros mundos imaginados por Ursula K. Le Guin, pero hay que ver lo lejos que está para una visita rápida. Cuando llego a la puerta de la casa de la gran dama de la ciencia ficción en las afueras de la ciudad tras un viaje de 9.000 kilómetros y 17 horas, me siento tan extranjero, extraño, solitario y melancólico como uno de sus viajeros siderales. Falta aún un rato para la hora de la cita, así que deambulo por la calle flanqueada de bosques en busca de pájaros con mi pequeño catalejo, lo que no deja de crear alguna alarma en el tranquilo vecindario. En fin, como dice Le Guin, un extraño es una curiosidad; dos, una invasión. Hacía calor en el downtown de Portland, pero aquí arriba se ha levantado un airecito frío y al cabo de un rato estoy temblando: parece muy adecuado para visitar a la creadora del planeta Invierno.

Le Guin (Berkeley, California, Estados Unidos, 1929) es la indiscutible reina y decana de la ciencia ficción y la fantasía, además de un referente en la literatura más allá de cualquier género. Entre sus novelas, que abordan a la vez de manera apasionante y reflexiva temas como la diferencia de sexos, la ecología, los prejuicios, los peligros del poder o los sistemas políticos, siempre en otros mundos que nos espejan, se cuentan títulos antológicos que han fascinado a millones de lectores como La mano izquierda de la oscuridad, Los desposeídos, El nombre del mundo es bosque o Un mago de Terramar. Es imposible describir la conmoción que provocan esas historias, llenas de extraña belleza, sentimientos delicados como hebras de plata, sueños y advertencias. La escritora, en parte una Swift contemporánea, es autora además de cuentos, ensayos, poesía, libros infantiles y de fotografía, y un amplísimo reguero de artículos y críticas. De su influencia baste decir que su adolescente mago es un claro precedente de Harry Potter y que es imposible ver Avatar sin pensar en alguna de sus novelas. Ahora se publica en España (RBA) un volumen con tres de sus novelas más conocidas, El mundo de Rocannon, El planeta del exilio y Ciudad de ilusiones, agrupadas bajo el título Mundos de exilio e ilusión.

Una maestra de la ciencia ficción

Ursula K. Le Guin, uno de los nombres señeros de la ciencia ficción de todos los tiempos, nació en Berkeley (California) en 1929, hija de dos personajes célebres, el antropólogo Alfred Kroeber (1876-1960) y la escritora Theodora Kroeber (1897-1979), autora de ‘Ishi, el último de su tribu’, un clásico de la literatura etnográfica.

Casada en 1953 con el historiador Charles Le Guin, al que conoció cuando ambos viajaban a Francia en el Queen Mary, ella para continuar sus estudios de Literatura, tienen tres hijos, Eliza­beth, Caroline y Theodore. Las primeras historias de la autora fueron rechazadas por los editores hasta que en 1962 comenzó a publicar en revistas. ­El mundo de Rocannon (1964) fue su primer éxito comercial y el primer peldaño de una carrera que tiene sus hitos en novelas como Los desposeídos, La mano izquierda de la oscuridad, El nombre del mundo es bosque o Un mago de Terramar. Publicada en España por Minotauro, Edhasa y ahora RBA, su última novela, Lavinia, es una relectura de la Eneida.
A sus 83 años recién cumplidos (el pasado día 21 de octubre), dotada de una mente privilegiada, Ursula K. Le Guin, pionera del feminismo moderno, continúa siendo una activa intelectual, con una opinión respetada sobre cualquier asunto y que, por ejemplo, ha encabezado una protesta contra Google por el uso de material con derechos de autor que se pone en la Red sin permiso. Cuando me decido a llamar a la puerta, acude la propia escritora a abrir. El pelo corto a lo chico, como lo ha llevado siempre, le da un curioso aire juvenil y hasta travieso. Pasamos a un saloncito decorado con sobrio buen gusto y en el que dominan la penumbra y una atmósfera de paz casi monacal. Se respira una ordenada armonía que me hace pensar en el interés de Le Guin por el taoísmo. “Tendrá que ser té, no tengo café”, dice antes de encaminarse a la cocina y dejarme solo con el gato, un cobby joven y travieso llamado Pard. Regresa con una taza con la imagen de Virginia Woolf (!) y se sienta frente a mí en un sillón.

Ese cartel de la entrada, acerca de cuidar que no se escape el gato… Es por los coyotes, son peligrosos para él. ¡Esto es el Oeste americano!

Eso me recuerda lo de la serpiente de cascabel con la que se enfrentó una vez. Sí, he visto muchas e incluso las he comido fritas, pero esa fue muy especial. Ocurrió en el valle de Napa, en el viejo rancho de la familia. Estaba en una mecedora en el porche y oí el ruido de los cascabeles. Estuvimos mirándonos largo rato como si fuéramos los únicos seres en el mundo. Hubo algo muy intenso entre nosotros. De contacto entre especies alienígenas. Mi marido, Charles, me ayudó luego a llevarla lejos, sin matarla.

No se lo va a creer, pero ¿sabe qué he visto en los árboles de enfrente?: un ave de presa que me ha parecido un cernícalo americano (‘Falco sparverius’), un gavilán, el apodo de Ged, el protagonista de ‘Un mago de Terramar’; parece un buen augurio para el encuentro. Imagino que sería más bien un halcón de cola roja, en propiedad un busardo, un águila; hay muchos por aquí.

¿Colibríes? Claro. ¿No tenéis en Europa? ¿No? Qué pena. ¿Sabes qué hay maravilloso en las Rocosas?: las luciérnagas voladoras. Hay seres tan extraordinarios en el mundo… Una vez monté en una alpaca. Parecen de otro planeta. Y he estado en Australia, ¡eso sí es diferente! Aparte de ver pájaros, ¿has visto algo de Portland?

Hay una dureza y un salvajismo irreductibles en los hombres
He pasado un buen rato en Powell’s. ¡Nuestra gran librería! ¡Una opción estupenda!

Refugiarse en una librería es como disponer del ‘ansible’, ese instrumento que inventó en sus novelas y que permitía comunicarse instantáneamente entre mundos. En el viaje, en el que he tenido mucho tiempo, he releído ‘La mano izquierda de la oscuridad’. Hay tanto que no recordaba… A mí me encanta releer, lo que leímos hace 10 años es ahora un libro nuevo, diferente.

Me ha conmovido cuánto hay sobre la amistad. Filosofía, amistad, traición y fidelidad… amor.

Y en la segunda parte, el viaje por los parajes helados del planeta Invierno, tirando de un trineo, recuerda las expediciones polares. Me encantan los relatos de los exploradores. Pensaba en Shackleton y Scott cuando lo escribí. Amundsen en cambio no me parece muy interesante, pero los ingleses eran muy buenos escritores. Por eso hice que mi planeta fuera así de frío. Para narrar una aventura parecida. Hay que conocer los hechos para escribir, aunque sea una fantasía, me gustan los hechos en mis novelas.

Los paisajes, terrestres y extraterrestres, tienen una gran presencia en su obra. Seguro, son una de las bases de mi narrativa. Empezando por California, donde crecí, y Oregón, donde vivo desde 1958.

Oregón parece hermoso. Interminablemente hermoso.

¿Ha estado en España? No, y cómo lo siento. Entonces estaba Franco y no quisimos visitarla. Mi hija mayor vive en Madrid.

¿Sabe? En realidad no es la primera vez que nos vemos. Hace dos años estuve aquí, en Portland, y tras una larga cola usted me dedicó ‘La mano izquierda de la oscuridad’ en una firma de libros en Powell’s. Vine entonces para entrevistar a Jane Auel, la autora de ‘El clan del oso cavernario’. Ya es curioso que las dos grandes novelistas de Portland escriban una del futuro y la otra de la prehistoria. La conozco. Tiene mucho éxito. Creo que en realidad no le gusta mucho escribir. Lo que le gusta es documentarse y estar en contacto con los científicos, sentirse uno de ellos, ir a las cuevas, esas cosas.

Se nos ha muerto Ray Bradbury. Era un hombre muy dulce, y genial. Sin enemigos, lo que es mucho decir cuando tienes éxito y vives en Los Ángeles. Solo nos encontramos brevemente, pero lo quería mucho. Adoro las Crónicas marcianas, no hay nada igual en la ciencia ficción, me mostró lo que se podía hacer en el género, y Fahrenheit 451 es una parábola perfecta. Otros libros no, demasiado sentimentales para mí.

Asimov, Clarke… Soy de otra generación, la siguiente. Conozco más a mis contemporáneos. No intimé mucho con los de la edad dorada. No era en realidad la gente que me interesaba. La vieja guardia… La ciencia ficción puede ir en otras direcciones mucho más interesantes, tener otros logros y estar mejor escrita. Lo ha hecho.

Me gustaría ser como Saramago. Pero no tengo la energía que él tenía
¿Ballard? Sí, sus primeras historias, cuando imaginaba otros mundos. Aprendí mucho de Ballard. Luego su obra me interesó menos. Era un hombre extraño. Y esa muerte horrible de su mujer, ahogada en España. Era un alma atormentada, por lo que vivió de niño en China durante la ocupación japonesa.

La suya, en cambio, fue una infancia feliz. Lo fue, creo. Con tres hermanos mayores, chicos. Eso me marcó. Juegos rudos. Eso da una perspectiva de los hombres especial.

‘La mano izquierda de la oscuridad’, con esa gente que posee potencialmente los dos sexos y puede hacer el amor indistintamente como hombre o como mujer en función del estímulo, y luego ser padre o madre, está cargada de reflexiones sobre el género y la identidad sexual. Tienes que considerar cuándo fue escrita, 1969. Entonces toda la cuestión de género era diferente. De los hombres, por ejemplo, no se esperaba que entendieran a las mujeres, sino lo contrario. El protagonista, Genry Ai, el diplomático humano que visita el planeta, enviado del Ecumen, los mundos asociados, es muy naif en su observación de los habitantes de Invierno y su desconcertante sexualidad. Escribí el libro desde el punto de vista de un hombre, prisionero de su virilidad.

Cuando trata de explicarle a un alienígena hermafrodita lo que es una mujer, no puede hacerlo, y se da cuenta de que las mujeres le son más extrañas que los extraterrestres porque con ellos al menos comparte un sexo. ¿Somos muy diferentes hombres y mujeres? [Ríe]. Sí y no. Escribí ese libro para trascender el género y mostrar que la humanidad no está en el sexo, ni en uno ni en otro (y también por el placer de escribir esa frase: “El rey estaba embarazado”). Pero el género es tan importante para nosotros… Muchas sociedades siguen articuladas con la idea de que la mujer existe para servir al hombre. También quise mostrar un mundo sin guerras. Antropológicamente, en buena parte las guerras parecen una forma en que los hombres buscan más poder, honor y control. Compiten con otros hombres por ello, lo que me parece muy primitivo, muy básico. Hay una dureza y un salvajismo irreductibles en los hombres. Algunas mujeres también los poseen. Pero es un rasgo propio de los hombres y que ha caracterizado a las sociedades que han dominado. La idea de la competitividad, de la necesidad de un jefe, de la jerarquía piramidal. Las mujeres no jugamos en general a ese juego. No es que no seamos competitivas, pero no necesitamos batir al otro. Parece una base más sabia para una sociedad.

Se ha autocalificado de pacifista- anarquista. Creo que jalear la competición por el poder lo devalúa todo. Que es mejor la colaboración, el trabajo en equipo. Aunque es verdad que las sociedades que piensan como yo, cuando encuentran a las otras, mueren.

Con perspectiva, ¿el sexo es tan importante? [Ríe]. Sí, lo es.

¿Merece tanto ruido? Estamos algo obsesionados, europeos y americanos; no sé si eso es muy inteligente. A veces hay demasiado sexo en nuestros autores. ¿Hay tanto sexo realmente en nuestra vida? Hablamos más de trabajo, de relaciones. La escritura sobre sexo no es muy buena. Eso cuando no es pura pornografía. Describir el sexo en general es más aburrido que el béisbol.

¿Se está refiriendo a ‘Cincuenta sombras de Grey’? [Ríe]. Aparentemente gusta a las amas de casa, lo leen como un manual del Kamasutra, ¿no es divertido?

¿Qué opina del feminismo? Me he identificado como feminista muchos años. En la actualidad, la palabra se interpreta en tantas maneras conflictivas, muchas de ellas ignorantes u hostiles, que raramente la uso. Si una feminista es alguien que piensa que el género es en gran medida una construcción social, y que nada justifica el dominio social de un género sobre otro, entonces soy feminista.

En ‘La mano izquierda de la oscuridad’, los protagonistas, el humano viajero y el político local hermafrodita, Estraven, no tienen relaciones sexuales entre ellos, aunque la situación parecía conducir a eso cuando el segundo entra en estro, en celo (kémmer), y no hay nadie más a mano. Me pareció importante que no las tuvieran. Hubieran descubierto qué diferentes son. Habrían perdido el contacto que les había costado tanto lograr. El acercamiento había sido muy lento, superando prejuicios y malentendidos, y el sexo los habría vuelto a separar.

Desprecio a quien se aprovecha gratis de fuentes sin acreditarlas

Nuestra parte ‘voyeur’ de lectores lo lamenta, nos habría gustado ver ese coito tan curioso. Claro, fisiológicamente no había problema, podían tener relaciones. Pero entonces yo no podía mostrarlo. Tuvo que quedar ahí un agujero, un vacío. Yo era muy joven, y Estados Unidos, muy puritano. ¿Has leído Coming of age in Karhide? Es un relato que escribí mucho después. Ahí sí se explica pormenorizadamente cómo es el sexo en Invierno-Gueden, pormenorizadamente, clitopenis incluido. Completa la novela en cierta manera.

Hay mucha ternura en su sexo alienígena. La otra gran novela de referencia sobre el tema, ‘Los amantes’, de Philip José Farmer, no es tan amable. ¿Quiere creerlo?, nunca la he leído.

Bueno, ella, la hembra, es en realidad un repulsivo insecto que adopta apariencia de mujer para seducir al humano. [Ríe]. Vaya, no creo que a Farmer le gustaran mucho las mujeres. Era un gran macho y un hombre muy complicado.

He leído algunas cosas de usted sobre Jan Morris. Es muy buena narradora y tiene esas novelas sobre la extraña ciudad-Estado de su invención, Hav. Esa experiencia por la que ha pasado de convertirse en otro, de devenir mujer, me parece tan interesante. Una cortina cae, el sexo no es importante en la manera en que creías. Qué extraño es el ser humano, sí.

Es fácil hablar de sexo con usted, si me permite, ¿será por sus conexiones con la antropología? Crecí con ella; mi padre, Alfred Kroeber, como sabe, era etnólogo, entre otras cosas, y muchos de sus amigos también lo eran. Así que me hice mayor pensando que la antropología era algo muy interesante. Conocer a la gente, conseguir que confíen en ti y confiar tú en ellos.

Eso está muy presente en sus historias. Sus visitantes a otros planetas tienen esa perspectiva, tan diferente de la de los conquistadores, militares o aventureros. ¿Pensó en ser antropóloga? No, siempre quise ser escritora, desde niña. Bueno, mi sueño era también ser bióloga, mi tía lo era, adoro esa disciplina, los animales, los insectos, pero no podía con las matemáticas. He leído mucho de antropología, los antropólogos son muy buenos escritores. Clifford Geertz, que ha tenido tanta influencia en la antropología en Estados Unidos, me ha interesado mucho.

En relación con ‘Un mago de Terramar’, por la experiencia del protagonista con su lado oscuro, su sombra, a la que ha de vencer, se ha hablado de su interés por Jung. Sí, lo tuve, ya no. A los 40 años, en un momento de oscuridad personal, me fue muy útil. Leí mucho su obra. Curiosamente, mi padre era freudiano, incluso había analizado a gente, y detestaba a Jung. Jung me ayudó, pero decidí no ir más lejos. En todo caso, escribí Un mago de Terramar antes de conocer las ideas de Jung. Fue una convergencia.

Hábleme de Rowling y Harry Potter. Trato de no decir nada, pero la gente insiste. Me parece convencional y predecible. Pero está bien para los niños. Ella podría ser generosa y reconocer la influencia de Un mago de Terramar. En fin, son obras muy diferentes.

‘Un mago de Terramar’ y sus continuaciones son muy conmovedoras. Es difícil no sentirse tocado. Lo que más me enorgullece es la cantidad de gente de color que me ha agradecido que el protagonista fuera de raza negra, como lo es también Genry Ai en La mano izquierda de la oscuridad. Me dicen que eso les abrió la puerta a identificarse con el personaje y a sentir que les concernía la literatura del género. En realidad, no me gusta la piel blanca. Hoy es habitual, pero hubo una época en que poner que eran negros los protagonistas te hacía perder lectores.

El filme ‘Avatar’ parecía sacado de su narrativa. No lo he visto. Pero he leído y oído lo suficiente para saber que el argumento tiene algunas llamativas similitudes con mi novela El nombre del mundo es bosque, aunque en la película se soluciona el problema con violencia, a diferencia de en mi libro.
En sí mismo el asunto no me preocupa mucho. Ciertos elementos en la ciencia ficción son casi propiedad común, y la forma en que ideas e imágenes pasan de autor a autor, como en el jazz o la música barroca, ha sido un signo de la generosa vitalidad del género. Sin embargo, cuando se consigue una enorme cantidad de dinero apropiándose de las ideas de otros artistas (y deduzco que Avatar se ha apropiado gratis de diversas fuentes sin acreditarlas o reconocerlas), hay cierto sentido de violación. Me siento obligada a sentir cierto desprecio por el que se ha aprovechado.

¿Le gustó la película ‘El señor de los anillos’? Pse. No es el libro, es otra cosa, más simple y más violenta, menos interesante que el original de Tolkien. Ese libro… ¿sabe que parece hecho para leerlo en voz alta? La película es solo una sombra. El problema con los filmes es que deberían hacerse guiones directamente para la pantalla y dejarse de saquear libros. ¿Conoce Moon, de Duncan Jones? Es espléndida.

¿Qué opina del fenómeno actual de la fantasía Georges R. R. Martin y su serie de ‘Canción de hielo y de fuego’? No lo he leído. Todo el mundo dice que es un tipo estupendo. Pero no suelo leer ese tipo de ficción.

Vaya, ¿ni siquiera ‘Muerte de la luz’? Es maravillosa y tiene mucho en común a mi parecer con sus novelas. ¡Sí, es cierto, esa sí la he leído! Es un buen contador de historias.

Mire, a mí me hace llorar esa novela, como muchas de las de usted. Esas historias de viajeros que se quedan solos en otros mundos con gentes de otras razas, tan lejos de casa, adonde no regresarán nunca. Si se mezcla con amores imposibles y amistades rotas… La ciencia ficción no es algo menor. Y no es solo, ni especialmente, la Enterprise, Star wars o las tropas del espacio.
Significa experimentar con la imaginación, responder preguntas que no tienen respuesta. Implica cosas muy profundas, que cada viaje es irreversible…

Como la vida. Exactamente. La ciencia ficción es una inmensa metáfora.

Veo en esa silla un tomo de Shelley. Sí, lo leo. La poesía es esencial. También para contar historias. Pero más para momentos cruciales. Necesito el poema y la narrativa. Son dos tempos. Cuando sea más mayor no escribiré ya historias, pero sí continuaré con la poesía. Lavinia (2008) habrá sido seguramente mi última novela como tal. Me gustaría ser como Saramago, al que tanto he admirado, pero no tengo la energía que él tenía. Y para escribir algo largo hace falta mucha energía.

No contamos con ninguna biografía suya. ¿Hay alguna en marcha? Una chica muy inteligente de California, Arwen Curry, está haciendo un vídeo sobre mí. Y Julie Phillips, la autora de la biografía sobre James Tiptree (en realidad Alice B. Sheldon), se ha mostrado interesada en escribir también la mía. No sé, una biografía mía será muy aburrida, porque no he hecho nada, cuidar de los niños y escribir, una vida muy tranquila.

No lo dirá en serio, ¡si tenían indios en casa!, y no me refiero al famoso Ishi, el último de los yana, popularizado por el libro de su madre, Theodora Kroeber, y al que ya sé que no conoció. Es cierto, venían indios a casa en California y fue una influencia muy poco corriente, algunos siguen siendo amigos míos, pero a la vez mi vida es tan convencional, de clase media intelectual.

Habría más gente interesante. Muchos refugiados europeos de la II Guerra Mundial visitaban a mis padres en Berkeley. La guerra fue muy importante en mi vida. Cuando empezó, yo tenía 11 años, y todos mis hermanos marcharon al frente. Esa guerra fue tremenda, y en realidad, desde entonces, Estados Unidos ha estado siempre en guerra y nunca ha habido una oposición seria excepto con la de Vietnam.

¿Esos números en el cristal de la ventana? La cifra de muertos estadounidenses en Irak y Afganistán, la voy cambiando. Siento no saber la de iraquíes y afganos.

Ha comentado alguna vez que le gustaban los cuentos de Lord Dunsany. Su escritura es extremadamente hermosa, como una partitura manierista, muy lejos de lo ordinario. Lo leí muy joven, todo lo que encontré, y me encantó. Fue una gran influencia temprana. Me fui separando de ese lenguaje tan poético, no en balde era contemporáneo de Yeats.

En buena parte hay que estar enamorado para leer a Yeats. Sí, pasa con muchos poetas.
¿Qué piensa del amor? ¡Oh! Que es una cosa buena, si lo consigues. Llevo muchos años, desde 1953, felizmente casada. Es un tipo de amor. No soy una experta, excepto en ese.

¿Y el otro? Algunos pueden mezclarlo. Generalmente más los hombres. No sé, está más allá de mí. El amor de los libros, el amor erótico, romántico, es muy importante, pero dura solo una parte de la vida.

Hay otros tipos de amor tan importantes, el amor entre hermano y hermana –que no hay que confundir con el incesto–, basado en el hecho de crecer juntos y saber lo que otros no saben, el amor entre amigos. La capacidad humana de amar es muy variada. Pero el amor pasional es muy sexual, aunque no lo sea abiertamente. Creo que el amor se ha de basar en la confianza y la verdad, es una promesa de establecer algo, de ir adelante; eso me interesa más. Si la relación es in­feliz, familias que no funcionan, amores que no van, no sé. La vida es tan compleja.

Uno de sus libros señeros y más conmovedores, ‘Los desposeídos’, trata sobre dos mundos, uno de los cuales es pobre y el otro rico, y es desde el primero desde el que llega la aportación clave que catapulta a la humanidad a las estrellas. Un bonito mensaje en estos tiempos de crisis. No sé qué decirle, me parece una crisis tan injusta e innecesaria. Entiendo muy bien a los que se alzan y protestan.

También necesitamos la fantasía. Creo que la imaginación es la principal facultad de la mente humana. La fantasía, la habilidad, el arte de usar y controlar la imaginación en narrativa es el mejor y el más feliz ejercicio en el uso de esa facultad, junto con la ciencia, que la usa para conectar hechos que parecen no relacionados.

Llevamos dos horas y pico conversando y, pese a que hace esfuerzos por no demostrarlo, la escritora está cansada. Inventar mundos es un trabajo pesado; también hablar de ellos. En un último gesto de amabilidad, sale de la habitación para pedirle a su marido, el historiador Charles Le Guin, que me acompañe al centro en automóvil, no vaya a ser que me encuentre un coyote en mi estado. Aprovecho para observar en un estante unas pequeñas muñecas kachina de los pueblos indios. Seres de otro mundo. De repente, las nubes allá fuera se abren y por los ventanales entra una ráfaga inesperada de luz que no parece luchar con la penumbra, sino instalarse en ella. Me miro las manos, entrándolas y sacándolas del haz resplandeciente.
Todo parece adquirir un orden y un sentido. Un equilibrio. Ursula K. Le Guin ha regresado a la habitación y sonríe. “La luz es la mano izquierda de la oscuridad, y la oscuridad es la mano derecha de la luz; las dos son una, vida y muerte, juntas como amantes”.


el dispensador dice: la realidad que percibes con tus ojos no es real, apenas es una pizca de ella, ya que los sentidos humanos están condicionados para poder transitar los tiempos respirables... la fantasía no existe... ya que todo lo que capta la mente humana guarda algún significado que se sittúa allende las interpretaciones individuales... por lo tanto no hay ficción en la ciencia como tampoco hay ciencia ficción... ya lo verás. Fue terminante en su aseveración, y la recibí tal te la cuento, sin esperar credibilidad alguna, ya que con la propia me alcanza. Pero no concluyó allí. No había café, ni té, mucho menos mate, ni siquiera mate cocido... y me sentía como si hubiese comido lo suficiente para estar saciado de por vida, sin embargo no había comido, tampoco tenía sed, y era consciente que mientras conversábamos el tiempo no transcurría... aún estando en la Tierra, no había tiempo. Tal vez el secreto era otro, no tener relojes, pero en verdad sabía que estábamos encapsulados y que las palabras que emanaban de nuestra charla, se transformaban en presencia del oxígeno haciendo que los contiguos no entendieran de qué se hablaba, ni de qué se trataba.
- que... ¿que dónde fue el encuentro?... en verdad no lo sé... todo se veía humano, pero no había nada de humano en el entorno, ni siquiera en el paisaje. Por supuesto, nunca lo conté a nadie ya que con mi locura me alcanza... más aún, me he acostumbrado a "percibir" las capacidades del otro, del prójimo, y si no son buenas, prefiero mantener el silencio y aparecer como ermitaño, introvertido en propias ideas, ya que en este mundo el ridículo siempre lo cursan los otros, nunca el propio... no obstante ello, creo que el interlocutor era alemán, al menos lo hablaba apropiadamente, y le entendía completamente, pero le respondía en español, y a veces ni siquiera lo hacía, ya que ambos sabíamos qué pensábamos y debo decirte entonces... que la telequinesis existe... algo así como hablar con el alma, por lo cual es condición sine qua non el tenerla (alma).
- entonces, no había tiempo, no había lugar, no había espacio, no había lengua...
- existe una dimensión paralela a la de la vida humana, está superpuesta a la de los tiempos respirables... directamente encima, pero no se tocan, no se confunden, casi nunca... y si lo hacen, se trata de portales que se suturan rápidamente produciendo un estado de confusión en las consciencias involucradas. La gente cree ver... luego se convence que aquello que vió, bien puede ser parte de un ridículo insoportable, por lo tanto lo calla y sigue con su vida, tratando de arrastrarse ante su propio destino. ¿Esa es la Plaza de Mayo, no es cierto?... estamos en Buenos Aires, sí pero déjame que te enseñe... y por arte de magia, con un simple movimiento de su pensamiento, se vió primero el abismo, luego una luz, e inmediatamente apareció la otra Tierra... una semejante pero distinta, en el mismo lugar, pero absolutamente diferente, tanto que era incomparable... los que estaban allí en sus quehaceres se detuvieron, nos miraron, nos saludaron, en idioma alemán lo hicieron, o al menos así creí haberlos escuchado... no había tiempo, pero me sorprendió verme a mí mismo justo allí, y verlo a él... en otra circunstancia. El flash se apagó y estábamos nuevamente de regreso en esta realidad. 
- entendí que la realidad es una ilusión de la mente humana... más allá, no existe realidad ninguna...
- existen diez dimensiones contiguas al universo que contiene el lado respirable del hecho humano... en ellas hay otras vidas, no humanas... hay otras inteligencias, no humanas... hay distintas sabidurías, no humanas. Las leyes físicas de los humanos no rigen allí, son bien diferentes... pero además, cada dimensión guarda su mundo de las ideas, aquel que recitaba Platón, pero que en verdad había copiado de los conocimientos egipcios, y al mismo tiempo ellos lo habían heredado de los nubios, y antes de ellos lo habían tomado de... cada mundo de las ideas las provee a aquellos que portan cuerpo, ya que en los contiguos se torna innecesario, porque allí todo está a la mano y los equilibrios se sustentan unos a otros, según lo dispuso el "verbo" en la mismísima creación. Claro, Dios no tiene religión... eso es cosa de hombres... 
- comprendí que eso de la propiedad intelectual es una mentira más, acomodada por alguien que tomó ventaja de otro alguien, despreciándolo y sometiéndolo... las ideas son esferas que pertenecen a la condición de existir...
- la llave de este universo es el agua... y hasta el propio fuego la contiene... y el universo visible así como sus latencias se sustentan en ella. Puedes no verla, pero allí está... y es ineludible. Cuando ingresas a la razón humana, en realidad dejas de razonar y todo se condiciona a los sentidos... si los tienes, comprenderás... si no los tienes, serás un paria de tí mismo y tus paralelismos, esos que se chuparán la energía suficiente como para tornarte en un zombi. De allí la importancia de la gracia de poder nacer, y de allí la importancia de recibir un don al hacerse luz la gracia, y consecuentemente, de allí la importancia de cultivar los talentos... ni los dones ni los talentos se expresan mediante títulos, tampoco por honores... si los tienes, los tienes... si no los tienes, pasarás por el tiempo sin tenerlos... ya que todo guarda un sentido ante el cual hay que asumir el silencio.
el destino coincide con el plan divino de la trayectoria, y cada humano nace con una órbita... se la percibe de una manera, pero en verdad es de otra, y se vincula a aquella física del cosmos donde lo humano no entra... podrás interpretarlo como quieras, pero siempre será distinto a la interpretación ya que esta es perspectiva-dependiente... y cuando comienzas a pretender razonar los ángulos, sus geometrías y sus equilibrios, terminas confundiendo las ecuaciones y hasta negando las fórmulas... de allí la importancia de los santuarios, de sus oráculos, de sus señales.
- las leyes físicas son inversas a lo que se interpreta, de allí que el alma humana tenga un peso específico tan alto que impide que el hombre se despegue de su suelo, más aún, su densidad es tal que ya no puede volar...
- los afectos tienen que ver con el enlace químico de las órbitas... pero más allá, dependen de la composición, de los contenidos, de los elementos que hay en cada ser transitante en el aquí, así como en sus réplicas en el allá, en el paralelo simultáneo... sabes?, los antiguos sabían de la luz, pero más sabían de los espejos... sabes?, los antiguos sabían del día, pero más sabían de la noche... sabes?, los antiguos sabían de la piedra, pero más sabían del espíritu que reside en todo lo que existe... cuando sabes... te das cuenta que los congéneres humanos no saben nada y viven confundidos por falsos academicismos que sustentan horas cátedra de viejos carcamanes o jóvenes soberbios, que han tomado la ciencia por asalto para sentirse superiores al resto, no más que eso... 
- la ciencia verdadera, aquella que se sustenta en los equilibrios filosóficos, es hoy una utopía que sirve para mentir a la condición humana... la única ciencia es la sabiduría que se toma del sentido común de las existencias en los tiempos respirables.
- retornamos a asomarnos al contiguo... creí ver a los reyes magos surcando desiertos, pero entendí que no eran reyes ni tampoco magos... aunque sí les sobraban sabidurías... ah!, y no eran de este lado sino del contiguo, se los veía con cuerpo humano... pero no tenían cuerpo... no sé bien hacia dónde iban... porque la historia humana no se corresponde con lo que se cuenta... es mucho más rica, mejor dicho, es mucho más angular... el hombre se rige por imágenes porque carece de memoria ancestral, y así es que cada vez que regresa al contiguo pierde las esencias... algo semejante a navergar sin barca... algo semejante a pesar sin balanza.
- cada vez que el hombre en vida crea algo... lo recibe desde el paralelo de las ideas... el no crea, sólo le provee anidación... lo replica siguiendo un plan que no le es inherente... pero que se corresponde con una cosmogonía compleja donde las ecuaciones tienen vida propia...
- en verdad, todos somos mensajeros... traemos un mensaje para alguien... que podrá ser o no tomado, luego se verá... oportunidades y circunstancias... ¿aprendiste?... no aprendiste... y si no aprendiste, regresarás tantas veces como sea necesario, hasta que apruebes el exámen... un punto donde nadie se copia, donde los conocimientos no se roban... tal te dije, de aquí no te llevas nada de nada, sólo lo aprendido... ¿aprendiste?... cuando te crees eso del poder, te cerca lo efímero, y "alguien" te recuerda que apenas eres un vehículo apropiado a una finalidad superior, demasiado superior como para ser entendida...
- mira, cuando el hombre se acerca a su eje creador, la realidad se nubla... y todo vuelve a comenzar... porque de eso se trata... la llave es el positrón no el electrón... si no entiendes la significancia de la inversa, de las inversas y sus inversas... no hay nada de qué hablar...
justo allí me di cuenta que ya no estaba donde estaba... y que realidad no pertenecía al ámbito humano... el mundo del cual vengo no tiene jefes, tiene responsables... y si no lo eres, simplemente no eres... tampoco tiene poderes... cada quien cumple con su rol, en su tiempo o fuera de él... y es respetado por ello... no hay supremacías... hay entrega a la luz...
- se cortó la luz, dijo alguien por allí... y de pronto no había ni Plaza de Mayo ni estábamos en Buenos Aires... y aquella circunstancia, jamás había existido... no de este lado. 
- ¿sabes dónde queda Positronia?... no... no sabes lo que te pierdes.
Octubre 28, 2012.-