HISTORIA | El enigma de las catedrales
Viaje al corazón del medievo
Vídeo: Ricardo Domínguez
¿Quién no se ha sentido repentinamente diminuto al adentrarse en alguna de las magníficas catedrales sembradas por la geografía española? ¿Y qué ciudad del mundo no daría lo que fuera por contar con una basílica majestuosa, imán para fieles y profanos?
"La catedral gótica es una de las creaciones más asombrosas del genio occidental y nos sigue asombrando en el siglo XXI, no sólo por esa comunión entre lo divino y lo humano, por esa trascendencia, sino también porque representan el intento de superación del ser humano".
Habla con ritmo, con ese staccato certero que deja la veteranía en las aulas. Sin embargo, a José Luis Corral, que a la cátedra de Historia Medieval en la Universidad de Zaragoza suma cerca de una treintena de títulos, entre novelas y textos de investigación histórica, le llevó 10 años de documentación y viajes trasladar 'El enigma de las catedrales' (Planeta) de idea a libro.
Quizás porque, como él dice, más allá de la habitual visión del historiador del arte, su objetivo es diseccionar la construcción medieval por excelencia desde un prisma poliédrico que reivindique no sólo las catedrales, sino toda una época y sus gentes. "El mundo del gótico, de la Edad Media, tiene su texto semiótico, su plasmación sincrética en la catedral, como ejemplo de un maravilloso mundo que en ocasiones ha sido muy denostado después", puntualiza Corral.
¿Qué pensaban, qué sentían, cómo se vivía en el siglo XI y XII, quién mandaba y qué buscaban los poderosos y el pueblo llano? Entrar en el cerebro y el corazón de los moradores del medievo es el paso previo a una radiografía de algunas de las grandes catedrales del mundo, los misterios de su construcción y su entorno.
Un siglo de prosperidad económica, de relativa paz en Europa y, además, el siglo de las mujeres, afirma Corral, que disfrutaron de un estatus como nunca antes y contribuyeron a generar ese clima propicio para la exaltación del amor y la belleza.
Mujeres con poder político, como Leonor de Aquitania, con ambición intelectual, como la abadesa y reciente doctora de la Iglesia Hildegarda de Bingen, y mujeres trabajadoras, también en la construcción de los templos. "El 30% de la mano de obra de una catedral eran mujeres: carpinteras, vidrieras, trabajaban la argamasa, canteras, pero también constructoras. Sabine de Pierrefons es una maestra que dirige su propio taller en el siglo XIII a la que su padre arquitecto transmite sus conocimientos", explica Corral.
Desafortunadamente, en periodos posteriores se desandaría gran parte de lo avanzado en este terreno.
'Alzar' una catedral era una ingente empresa en la que llegaban a trabajar cientos de personas, y precisaba una generosa financiación, así como un maestro o arquitecto, que aprendía desde la adolescencia las artes de la construcción. El gótico, además, trae nuevas herramientas y técnicas que permiten aligerar muros y abrir grandes vanos para dejar entrar esa luz "divina" que ha de abrazar a los fieles orantes.
Corral abunda incluso sobre el papel de las catedrales en la literatura, y aprovecha también para analizar algunos de los mitos y leyendas en torno a esta construcción clave del medievo: templarios, masones, santos griales y hasta supuestos orígenes en el antiguo egipcio; un pequeño caramelo para los amantes de lo esotérico.
el dispensador dice:
luces restringidas,
hogueras y heridas,
inquisiciones mentidas,
alquimias derruidas,
brujas y huídas,
motivaciones destruídas...
conocimientos perdidos,
historias sin ritmos,
detrás del catecismo,
se esconde el cataclismo,
tinieblas invaden lo divino,
lo que sigue se nutre de oscurantismo...
un paso atrás da lo esotérico,
el ocultismo puede ser histérico,
pero para salvar a los alquimistas,
hay que anteponer a los artistas,
protegiendo luego las aristas,
en fuentes protegidas de las vistas...
los vitrales conservan las ciencias,
las luces de adentro sólo son tinieblas,
sabidurías transmiten las abuelas:
"no digas nada, tu palabra debe estar debajo de tu suela",
y así se diseña la huella,
segundas intenciones crecen a las sombras,
ya nada sorprende, ya nada asombra,
la tierra eclesiástica queda bajo la alfombra...
pero nada de lo antiguo se ha perdido,
apenas si ha sido escondido,
para resguardo de lo que tiene sentido,
no sólo hay pelusas en los ombligos,
también en las almas que no tienen abrigos,
los valores que se han derruido,
regresarán con fuerza a tomar sus destinos.
el cumpleaños está cerca, no queda tiempo,
hace ya rato que soplan nuevos vientos,
ahora el manto envuelve a la Tierra,
los espíritus santos sostienen sus huellas,
no necesitan que otros los anden llorando,
vienen a sembrar lo que les indica el manto...
tiempos de tribulación y llantos,
algunos se ríen mientras reina el espanto,
señales por doquier, coros y cantos,
voces graves anuncian el cambio,
¿dónde está la alianza que pronunciaron los labios?,
sólo los silencios saben evitar los contagios,
es tiempo de juicios y garfios,
los fríos claustros se van olvidando.
Octubre 14, 2012.-
"La catedral gótica es una de las creaciones más asombrosas del genio occidental y nos sigue asombrando en el siglo XXI, no sólo por esa comunión entre lo divino y lo humano, por esa trascendencia, sino también porque representan el intento de superación del ser humano".
¿Qué pensaban, qué sentían, cómo se vivía en el siglo XI y XII, quién mandaba y qué buscaban los poderosos y el pueblo llano?
Quizás porque, como él dice, más allá de la habitual visión del historiador del arte, su objetivo es diseccionar la construcción medieval por excelencia desde un prisma poliédrico que reivindique no sólo las catedrales, sino toda una época y sus gentes. "El mundo del gótico, de la Edad Media, tiene su texto semiótico, su plasmación sincrética en la catedral, como ejemplo de un maravilloso mundo que en ocasiones ha sido muy denostado después", puntualiza Corral.
¿Qué pensaban, qué sentían, cómo se vivía en el siglo XI y XII, quién mandaba y qué buscaban los poderosos y el pueblo llano? Entrar en el cerebro y el corazón de los moradores del medievo es el paso previo a una radiografía de algunas de las grandes catedrales del mundo, los misterios de su construcción y su entorno.
Un siglo de prosperidad económica, de relativa paz en Europa y, además, el siglo de las mujeres, afirma Corral, que disfrutaron de un estatus como nunca antes y contribuyeron a generar ese clima propicio para la exaltación del amor y la belleza.
Mujeres con poder político, como Leonor de Aquitania, con ambición intelectual, como la abadesa y reciente doctora de la Iglesia Hildegarda de Bingen, y mujeres trabajadoras, también en la construcción de los templos. "El 30% de la mano de obra de una catedral eran mujeres: carpinteras, vidrieras, trabajaban la argamasa, canteras, pero también constructoras. Sabine de Pierrefons es una maestra que dirige su propio taller en el siglo XIII a la que su padre arquitecto transmite sus conocimientos", explica Corral.
Desafortunadamente, en periodos posteriores se desandaría gran parte de lo avanzado en este terreno.
'Alzar' una catedral era una ingente empresa en la que llegaban a trabajar cientos de personas, y precisaba una generosa financiación, así como un maestro o arquitecto, que aprendía desde la adolescencia las artes de la construcción. El gótico, además, trae nuevas herramientas y técnicas que permiten aligerar muros y abrir grandes vanos para dejar entrar esa luz "divina" que ha de abrazar a los fieles orantes.
Corral abunda incluso sobre el papel de las catedrales en la literatura, y aprovecha también para analizar algunos de los mitos y leyendas en torno a esta construcción clave del medievo: templarios, masones, santos griales y hasta supuestos orígenes en el antiguo egipcio; un pequeño caramelo para los amantes de lo esotérico.
el dispensador dice:
luces restringidas,
hogueras y heridas,
inquisiciones mentidas,
alquimias derruidas,
brujas y huídas,
motivaciones destruídas...
conocimientos perdidos,
historias sin ritmos,
detrás del catecismo,
se esconde el cataclismo,
tinieblas invaden lo divino,
lo que sigue se nutre de oscurantismo...
un paso atrás da lo esotérico,
el ocultismo puede ser histérico,
pero para salvar a los alquimistas,
hay que anteponer a los artistas,
protegiendo luego las aristas,
en fuentes protegidas de las vistas...
los vitrales conservan las ciencias,
las luces de adentro sólo son tinieblas,
sabidurías transmiten las abuelas:
"no digas nada, tu palabra debe estar debajo de tu suela",
y así se diseña la huella,
segundas intenciones crecen a las sombras,
ya nada sorprende, ya nada asombra,
la tierra eclesiástica queda bajo la alfombra...
pero nada de lo antiguo se ha perdido,
apenas si ha sido escondido,
para resguardo de lo que tiene sentido,
no sólo hay pelusas en los ombligos,
también en las almas que no tienen abrigos,
los valores que se han derruido,
regresarán con fuerza a tomar sus destinos.
el cumpleaños está cerca, no queda tiempo,
hace ya rato que soplan nuevos vientos,
ahora el manto envuelve a la Tierra,
los espíritus santos sostienen sus huellas,
no necesitan que otros los anden llorando,
vienen a sembrar lo que les indica el manto...
tiempos de tribulación y llantos,
algunos se ríen mientras reina el espanto,
señales por doquier, coros y cantos,
voces graves anuncian el cambio,
¿dónde está la alianza que pronunciaron los labios?,
sólo los silencios saben evitar los contagios,
es tiempo de juicios y garfios,
los fríos claustros se van olvidando.
Octubre 14, 2012.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario