La cámara siempre ha mentido
Nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos ya manipulaban sus fotografías. Esta historia de distorsión no comienza con la llegada de la tecnología digital en el siglo XX, advierte Mia Fineman, comisaria de la exposición Faking it: Manipulated Photography Before Photoshop, que puede visitarse hasta finales del próximo mes de enero en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. "La determinación de modificar las imágenes fotográficas es tan antigua como la propia fotografía. Casi todas esas técnicas de manipulación que hoy asociamos al Photoshop ya formaban parte del repertorio predigital de la fotografía. Antaño se estrechaban cinturas, atenuaban arrugas, eliminaban o añadían personas a la escena, cambiaban fondos e incluso recreaban situaciones que no habían sucedido".
Ahora bien, al menos en un principio, las cámaras tenían razones de peso para mentir. "Muchos de los primeros casos de alteración fotográfica eran intentos de compensar las limitaciones técnicas de un medio muy joven. Querían sortear su incapacidad para representar el mundo tal como el ojo lo veía. Cuando la fotografía se introdujo por primera vez en 1839, a muchos de sus admiradores les costaba entender que un medio que podía traducir formas y texturas en detalle no pudiera plasmar el color. Por eso los fotógrafos recurrieron a la intervención manual", escribe Fineman en el catálogo de la exposición.
A pesar de estas justificadas distorsiones, en sus inicios la fotografía fue considerada una precisa "transcripción óptica de la realidad". La cámara nunca mentía. Hasta los tribunales aceptaban el testimonio fotográfico que probaba que una firma era falsa o que el cónyuge había cometido adulterio. Pero todo cambió y, al cabo de unas décadas, la cámara empezó a mentir. Con descaro. En 1869 William H. Mumler fue juzgado en Nueva York por la producción y venta de "fotografías de espíritus". El caso tuvo mucha repercusión mediática e inauguró el primer desengaño de los creyentes en la fotografía. "¿Quién puede fiarse a partir de ahora de la veracidad de una fotografía?", escribió un periodista de la publicación New York World.
A finales del siglo XIX la fe colectiva en la fotografía había dado paso al escepticismo colectivo. El mismo que sigue vigente hoy y que empleamos para cuestionarnos si la multitud de imágenes que nos acechan son reales o todo lo contrario. Fineman sitúa el primer escándalo de manipulación fotográfica de la era digital en 1982: la revista National Geographic acercó las pirámides de Giza para que encajasen en el formato vertical de su portada del mes de febrero. Desde entonces hasta ahora, la lista de desmanes fotográficos es larga. Pero, afortunadamente, concluye Fineman, hoy tenemos claro que la fotografía es "un medio de realidad y de ficción".
La exposición Faking it: Manipulated Photography Before Photoshop puede visitarse hasta el 27 de enero de 2013 en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. Todas las imágenes son cortesía del museo. La app para iPad de la muestra está disponible en la App Store.
Sobre el blog
¿Una imagen vale más que mil palabras? Según investigadores de Harvard, no. Vale muchas más. Algunas hasta 500.000 millones. La cifra no importa: está claro que las imágenes son más poderosas que nunca, y este blog pretende ser un inventario visual de libros de fotografía, arte o diseño, ilustraciones, visualizaciones de datos, infografías…
Sobre la autora
Virginia Collera es periodista y traductora. Colabora intermitentemente con El País desde 2006 y es compradora confesa de libros por la cubierta y/o las fotografías interiores.
el dispensador dice:
¿por qué los ancestros no tomaban fotografías?,
¿por qué los antiguos no filmaban?,
¿qué sabían de las ecuaciones del nitrato de plata?,
¿y que sabían de las singularidades del silicio?,
¿cómo interactúan las imágenes con el alma?,
¿qué efectos tienen sobre el espíritu?,
¿cómo se modifica el aura ante un congelamiento?,
¿se detiene el "instante" captado en una foto?,
y de serlo... ¿cómo afecta al destino?...
sucede que el tiempo va borrando los momentos,
los cepias ganan en la química,
y finalmente nublan el pasado,
lo suficiente como para quitarle dibujo,
lo suficiente como para provocar el olvido,
lo suficiente como para evaporar el recuerdo...
curiosamente,
muy curiosamente,
ciertas imágenes se impregnan en la mente,
permanecen en ella,
producen un eco que evita su omisión,
y algo emerge de ellas en el alma,
y el eco, vibra en magnetismos intraducibles,
pero definitivamente tangibles...
seguramente, más allá de los facilismos,
existen ciencias que explican el por qué no de ciertas tecnologías,
ya que el momento se toma, se capta, se impregna,
también se detiene y perdura latiendo,
evocando repetidamente lo vivido,
esbozando sonrisas que escondían penas,
mostrando rostros que eran plácidos,
escondiendo voluntades distintas...
obsérvese que en muchas imágenes detenidas,
van, con el tiempo, apareciendo elementos que se suman,
que parecen tener vida,
que enseñan otros sentimientos,
sentidos ajenos a lo humano,
ajenos a los tiempos respirables...
¿cuánta energía queda inmovilizada en cada fotografía?,
¿cuánta masa de dones y gracias se detiene?,
¿cuánto pesa lo que se olvida?,
¿cuánto más pesa lo que se niega?,
y de pronto, así como así,
se pierden los recuerdos,
al hacerlo se extravían las significancias,
y al no haberlas,
el pasado arde y lo que fue,
libera espacio camino hacia un nuevo tiempo.
Octubre 26, 2012.-
el dispensador dice:
¿por qué los ancestros no tomaban fotografías?,
¿por qué los antiguos no filmaban?,
¿qué sabían de las ecuaciones del nitrato de plata?,
¿y que sabían de las singularidades del silicio?,
¿cómo interactúan las imágenes con el alma?,
¿qué efectos tienen sobre el espíritu?,
¿cómo se modifica el aura ante un congelamiento?,
¿se detiene el "instante" captado en una foto?,
y de serlo... ¿cómo afecta al destino?...
sucede que el tiempo va borrando los momentos,
los cepias ganan en la química,
y finalmente nublan el pasado,
lo suficiente como para quitarle dibujo,
lo suficiente como para provocar el olvido,
lo suficiente como para evaporar el recuerdo...
curiosamente,
muy curiosamente,
ciertas imágenes se impregnan en la mente,
permanecen en ella,
producen un eco que evita su omisión,
y algo emerge de ellas en el alma,
y el eco, vibra en magnetismos intraducibles,
pero definitivamente tangibles...
seguramente, más allá de los facilismos,
existen ciencias que explican el por qué no de ciertas tecnologías,
ya que el momento se toma, se capta, se impregna,
también se detiene y perdura latiendo,
evocando repetidamente lo vivido,
esbozando sonrisas que escondían penas,
mostrando rostros que eran plácidos,
escondiendo voluntades distintas...
obsérvese que en muchas imágenes detenidas,
van, con el tiempo, apareciendo elementos que se suman,
que parecen tener vida,
que enseñan otros sentimientos,
sentidos ajenos a lo humano,
ajenos a los tiempos respirables...
¿cuánta energía queda inmovilizada en cada fotografía?,
¿cuánta masa de dones y gracias se detiene?,
¿cuánto pesa lo que se olvida?,
¿cuánto más pesa lo que se niega?,
y de pronto, así como así,
se pierden los recuerdos,
al hacerlo se extravían las significancias,
y al no haberlas,
el pasado arde y lo que fue,
libera espacio camino hacia un nuevo tiempo.
Octubre 26, 2012.-
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