lunes, 31 de diciembre de 2012

ILUSTRADOS ▲ La letra, con dibujo entra | Cultura | EL PAÍS

La letra, con dibujo entra | Cultura | EL PAÍS

La letra, con dibujo entra

El género de los libros ilustrados para adultos vive un auge desconocido en medio de la crisis crónica del sector


Una ilustración de '20.000 leguas de viaje submarino'

Más que una noticia, toda una realidad. El gran Gatsby, Veinte mil leguas de viaje submarino, Grandes esperanzas, El fantasma de Canterville, Del enebro, Hermanito y hermanita… En realidad, la multitud de libros ilustrados para adultos que reposan sobre las mesas/estanterías de las librerías –aún más en estas fechas navideñas– no es una noticia sino una realidad: el género vive una época dorada.

Retrocedamos en el tiempo. “A principios de 2004, cuando editamos La metamorfosis de Kafka, la oferta era prácticamente inexistente”, relata Fernando Diego García de la editorial Libros del Zorro Rojo. Por entonces, a quienes les interesaba la obra ilustrada tenían que conformarse con el álbum infantil. “Que en muchas ocasiones, aunque parecía para niños, por su temática, autor e ilustrador, convocaba a lectores de todas las edades. En estos álbumes la ilustración no era un mero acompañamiento, como sucedía en muchos otros libros juveniles e infantiles, sino que dialogaba con el texto para construir un significado. Y en parte ellos han sido los que han facilitado la emergencia del libro ilustrado para adultos”.

“El lector que valora el libro como objeto permanece”, cree Diego Moreno
 En los noventa, cuando Noemí Villamuza empezaba en el oficio, la ilustración infantil, dice, era la reina absoluta. “Sin embargo, ahora los álbumes para niños tienen una vida breve en el mercado y son los libros para adultos los que cada vez cobran más fuerza”. Diego García lo certifica: “Se ha conseguido que estos títulos no se vean como libros de regalo o adicionales. Se ha logrado transmitir que una obra clásica interpretada por un artista plástico es una obra inédita, y el lector ha reaccionado con interés”.


Ilustración de 'El gran Gatsby', de Jonny Ruzzo.
 Y con sorpresa, reconoce Fernando Diego García, reaccionaron ellos ante el creciente interés de los lectores. “El auge de las obras ilustradas coincidió con la maduración de nuestro catálogo, pero también con la crisis del sector”, justifica. Y es que así están las cosas: entre 2008 y 2011 el sector editorial ha disminuido su facturación en más de un 16%, regresando a niveles de actividad de 2002, según el estudio Comercio Interior del Libro en España 2011 realizado por la Federación de Gremios de Editores de España. Los datos de 2012 aún no están disponibles, pero se calcula que el descenso rondará el 10%.

Diego Moreno, editor de Nórdica Libros, otra de las editoriales que más ha contribuido al esplendor del género, siempre confió en el éxito de los ilustrados: El festín de Babette de Isak Dinesen fue el primero en engrosar su colección ilustrada. También el primer encargo de ilustración para adultos de Noemí Villamuza. Ella pensó que sería “algo exótico” en su vida profesional, terminado el cometido volvería a la normalidad, es decir, a los álbumes infantiles. Pero el tiempo dio la razón a Moreno: desde 2006, año de publicación de El festín de Babette –que ya va por su sexta reedición ha editado más de 45 obras ilustradas. “La crisis se ha cargado a ese tipo de lector que compraba best-sellers cuando iba a hacer la compra, que estaba de paso por la literatura, y se ha quedado el que valora el libro como objeto. Los ilustrados son de los pocos cuyas ventas no han descendido”, asegura. El cómic, los libros de texto y prácticos (cocina, bricolaje…) y la literatura infantil y juvenil son, junto a los ilustrados, los únicos que contradicen la tendencia de caída generalizada del sector.

Los textos clásicos son los que más se prestan
a la ilustración
De cualquier forma, las ediciones ilustradas de El gran Gatsby o Veinte mil leguas de viaje submarino no se codearían con Cincuenta sombras de Grey de EL James o El tango de la vieja guardia de Pérez Reverte “si no hubiesen abierto camino Maus de Art Spiegelman, Persépolis de Marjane Satrapi o Ciudad de cristal de Paul Auster. A la novela gráfica y al libro ilustrado les costó encontrar su sitio porque los libreros no sabían cómo manejarlos y es gracias a esos títulos que cada vez hay más riqueza en las librerías generalistas”, explica Enrique Redel de la editorial Impedimenta, que acaba de estrenarse en la novela gráfica con la biografía de Virginia Woolf.

El libro ilustrado para adultos ya tiene su sitio en las librerías, sí, pero su colocación sigue sin estar demasiado clara, opina Diego García. “Se suele asimilar a la novela gráfica y hay ciertos títulos que lo toleran mejor que otros. Por ejemplo, ese no sería el lugar natural de una edición ilustrada de Macbeth”. Y es que, precisamente, son los textos clásicos los que más se prestan a la ilustración: “Al plantearnos una edición ilustrada no pensamos en la antigüedad de la obra, sino su valía y perdurabilidad, pero esos son requisitos que se encuentran con mayor frecuencia en títulos clásicos”. Moreno está de acuerdo, pero añade una advertencia: la denominación libros ilustrados para adultos contiene un trampa. “No es cierto que en la mayoría de los casos los lectores sean adultos: hay muchos jóvenes que no han leído clásicos y prefieren hacerlo en libros con un plus visual”.

el dispensador dice:
demandas estar ilustrado,
no hay imágenes sin pasados,
puedes reflejar recuerdos pintados,
creer que algo visto,
eco de un karma lejano...

pretendes estar ilustrado,
dibujar en la mente,
es espejar lo transitado,
no hay huella visible según lo andado,
las arenas cambian... 
mientras la sombra se va apagando...

tal vez no reconozcas,
cual es la importancia de lo dibujado,
todo dependerá de la calidad del trazo,
no importa el lápiz, pincel o trapo,
importará la imagen que hayas creado,
siempre que coincida con ciertos rasgos,
palabra, intención, mirada, 
eso mismo que vayas dejando,
que te caracterice en el futuro...
que aún no ha sido pensado...

necesitas de la letra,
palabra, dicho, aquello expresado,
debe converger con lo mentado,
si en la tela se aprecia diferencias de trazo,
la paradoja acudirá a enseñarlo,
borrando el detrás que haya quedado,
hay residuos secos en lo evaporado...

es bueno andar hacia el mañana cercano,
no hay ayer si no hubo mano,
tal vez el hoy sintonice a abrazo,
si no hay ojos, la mirada es propia de un descalzo,
por ello el alma es diseñador de pasos,
cuando hay urgencias anda despacio,
ayudando a ver lo que se ha extraviado,
es importante hallar el camino trrazado...

no importa lo lejos,
parece cercano,
la vida se mide,
por lo que vas dejando,
si hay horizonte reflexión flotando,
el llegar no siempre coincide con el "haber llegado",
y aún que te digan que has fracasado,
sólo por tu alma te sabrás encontrado.
Diciembre 31, 2012.-
 

SAHEL || Lo que todos perdemos en Tombuctú | Cultura | EL PAÍS

Lo que todos perdemos en Tombuctú | Cultura | EL PAÍS

Lo que todos perdemos en Tombuctú

La sinrazón islamista acorrala en el Sahel joyas artísticas de una urbe mítica, proscribe un acervo musical único y amenaza a los incunables



La mezquita de Sankore, con su minarete piramidal. / Getty
Llegan noticias tristes de Tombuctú, la antaño Perla del Desierto, la ciudad perdida y prohibida, la de los 333 santos, El Dorado junto al Níger, la urbe de legendarias sabiduría y riqueza que los europeos soñaron durante siglos pavimentada de oro y de la que escribió en 1550 León el Africano: “El rico rey de Tombuctú tiene un gran tesoro de monedas y lingotes de oro, una corte magnífica, tres mil jinetes e infinidad de soldados de a pie y muchos doctores, jueces, sacerdotes y otros hombres instruidos, que mantiene a su costa”. Las milicias islamistas que, después de expulsar a sus otrora aliados tuareg, controlan Tombuctú (una Tombuctú muy distinta a la de la leyenda, en polvoriento declive desde hace siglos), han desatado una nueva ola de violencia contra el patrimonio de la ciudad, ensañándose otra vez especialmente con los viejos mausoleos de santones que son uno de sus tesoros culturales.

¿Qué se nos ha perdido, qué se nos está perdiendo y qué se nos puede perder en Tombuctú? Mucho. La ciudad, hoy poco impresionante, posee no obstante vestigios de su pasado esplendor, cuando era una capital intelectual y espiritual en los siglos. Son especial testimonio de la Edad de Oro sus tres antiguas mezquitas de Djingarey Ber, con su icónico minarete piramidal, Sankore y Sidi Yahia, y los 16 mausoleos de hombres santos que estaban considerados un baluarte mágico de protección de la ciudad contra el infortunio. Todas esas construcciones están incluidas en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y ahora en la de Patrimonio en Peligro. Se teme también por la suerte de miles de manuscritos preislámicos y medievales, algunos de ellos llevados por los moriscos, que se conservan en la ciudad y que los radicales juzgan impíos.

Los islamistas de Ansar Dine, que iniciaron su programa de destrucción en junio, han demolido el pasado día 23 dos mausoleos más que se suman a los destrozados en meses anteriores, cuando cayeron bajo sus piquetas iconoclastas, primas de las que borraron de la faz de la tierra a los afganos Budas de Bamiyán, siete, entre ellos el de Sidi Mahmud (hombre docto y santo fallecido en 1547). En Tombuctú hay además varios centenares de tumbas que se veneran.

Milicias islamistas se ensañan con los mausoleos de los santones

“Los mausoleos son construcciones pequeñas de adobe con una cúpula”, explica el restaurador catalán Eduard Porta, que estuvo trabajando hace tres años en la conservación de la mezquita de Djingarey Ber (1325) como asesor del Aga Khan Trust for Culture (AKTC). “Esos recintos son muy frágiles y muy susceptibles a las iras de los fanáticos islamistas que los consideran sacrílegos por atentar contra su visión monolítica de la religión y ofender a Alá”. Según Porta, sin embargo, las mezquitas inicialmente no están en peligro, “para cualquier musulmán sería inexcusable atacarlas”. No obstante, hay noticias de que al menos el muro exterior de la de Sidi Yahia y su entrada han sufrido daños. Los extremistas la habrían atacado por considerarla expresión de una versión local del sufismo que tienen por idólatra.

Sumida hoy en la oscuridad fanática y la barbarie, convertida en bastión de Al Qaeda y sus cómplices, Tombuctú sigue siendo un lugar mítico que resuena con fuerza en la imaginación de Occidente —de Tennyson a Paul Auster— con el evocador staccato de sus tres sílabas, y conjura imágenes de aventura a lo Beau Geste.

Muchas de sus construcciones
son Patrimonio
de la Humanidad

Símbolo de lugar misterioso e inaccesible, como Cibola, Shangri-La, Zerzura, Agartha o Tadmor, la ciudad, meca de las caravanas de sal, marfil y esclavos, se convirtió en una dorada obsesión para los exploradores europeos y la Sociedad Geográfica de París llegó a ofrecer en 1824 una recompensa para el primer no musulmán en llegar hasta ella y regresar para contarlo. Ya en 1788 un grupo de ingleses se habían juramentado para alcanzarla y se cree que quizá el gran Mungo Park pudo haberla visitado, pero se ahogó en el Níger y se llevó con él su diario. El escocés Alexander Gordon Laing llegó a Tombuctú en 1826, el primero en hacerlo, no sin problemas: durante la travesía del Tanezrouft fue herido en 24 partes del cuerpo y perdió la mano derecha. Permaneció en la ciudad 38 días, pero falló en la vuelta: lo asesinaron.

Así que fue el francés René Caillié, dos años después, el ganador del premio, al llegar a Tombuctú disfrazado de egipcio y regresar vivo. Tras un viaje lleno de dificultades, Caillié quedó algo decepcionado con la visión de la mítica ciudad de sus anhelos: Tombuctú no era más que “una aglomeración de casas de mal aspecto hechas de barro”. Es cierto que para entonces ya hacía tiempo que la ciudad había perdido la majestuosidad que la hizo famosa. Pero nunca ha dejado de seguir fascinándonos con su aroma de exotismo y aventura.

Es significativo que la situación actual en la ciudad tenga similitudes con el guion de Timbuktu (1959), la película de aventuras de Jacques Tourneur en la que un fanático líder musulmán (capaz de torturar con arañas a Victor Mature) pone en jaque a la guarnición de la Legión Extranjera en la ciudad, en guerra con los tuareg.


Héroes de una tradición centenaria

Los islamistas ponen en peligro la conservación de los manuscritos,


Abdelkader Haidara, hace años, en su biblioteca de Tombuctú


“Creo que soy el último escribiente profesional de Tombuctú”. Boubacar Sadeck, de 38 años, habla con nostalgia del oficio que ejerció durante más de una década en la legendaria ciudad del Sahel. Se dedicaba a copiar a mano, por encargo y con la mejor caligrafía, los antiguos manuscritos, la mayoría de los siglos, escritos en árabe o en lenguas africanas, pero siempre con alfabeto árabe.

“Con las fotocopiadoras, los microfilms, surgió una fuerte competencia porque muchos clientes optaron por lo fácil y barato, pero los recientes sucesos nos han dado la puntilla a los escribientes”, prosigue Sadek al teléfono desde Bamako, donde en abril se refugió con toda su familia. Un mes antes, tres grupos armados, dos de ellos terroristas, se habían apoderado del norte de Malí, incluida Tombuctú.


De su época de esplendor se conservan en Tombuctú y sus alrededores entre 180.000 y 300.000 manuscritos

De su época de esplendor se conservan en Tombuctú y sus alrededores entre 180.000 y 300.000 manuscritos, según las estimaciones, sobre todo en casas particulares aunque desde los ochenta han abierto algunas bibliotecas públicas y privadas subvencionadas.

Los tuaregs radicales de Ansar Dine y la rama magrebí de Al Qaeda, que controlan la ciudad de 55.000 habitantes, están empeñados desde el verano en derribar los mausoleos erigidos para venerar a los 333 santones que allí residieron ¿Destruirán también los manuscritos?

Abdelkader Haidara, de 47 años, que heredó en 1981 de su familia la biblioteca Mamma Haidara en Tombuctú, con 9.000 volúmenes, confía en que no suceda. Los islamistas “no han dado ninguna indicación de que querían acabar con los manuscritos y eso que muchos de esos legajos no hablan de religión sino de ciencias, gramática, historia, etcétera”, explica al teléfono desde Bamako, donde también se ha refugiado.
Cerca de 9.000 obras reagrupadas en el Fondo Katí fueron escritas por musulmanes expulsados de la península Ibérica a finales del siglo XV y narran la vida de ciudades como Toledo, Córdoba etcétera. El Fondo Katí se fue constituyendo gracias, en parte, a ayudas públicas españolas.

“Pero la llegada de los islamistas conlleva otros problemas”, asegura Haidara. “Todo el trabajo de catalogación, restauración, digitalización que hicimos durante años ha quedado paralizado”, se lamenta. “Las bibliotecas están cerradas y nadie puede investigar”, prosigue. “Puede incluso que se acabe desbaratando nuestra labor porque la gente esconde, por prudencia, sus manuscritos y no siempre en lugares adecuados para su preservación”.

Lejos están los tiempos en que, por cuenta del Centro del Centro de Documentación e Investigación Ahmed Baba, una institución pública maliense, Haidara recorría la región de Tombuctú en búsqueda de manuscritos que salvar que compraba a sus dueños. “Los manuscritos históricos eran los que más se cotizaban”, recuerda.

Llegó a pagar hasta 150.000 francos CFA (228 euros) por un manuscrito, una cantidad ingente en aquella paupérrima región, aunque algunos campesinos preferían que les diese ganado y no dinero a cambio de su incunable. Haidara se vanagloria de haber rescatado más de 10.000 manuscritos.

Sadeck, el escribiente, no ocultó los manuscritos por temor a la ira islamista, sino que se llevó con él medio centenar de libros antiguos en su huida de 850 kilómetros, por carreteras no asfaltadas, de Tombuctú a Bamako. El Artesano escribiente de manuscritos del siglo XVI, como reza su tarjeta de visita, sigue trabajando en Bamako, pero ahora por amor al arte.

“Antes había extranjeros adinerados que me encargaban copias —tardaba, por ejemplo, tres meses en reproducir un manuscrito de 500 páginas— para llevárselos a sus casas, pero ya no vienen a Tombuctú ni tampoco a Bamako”, recuerda Sadeck. “Me hubiese gustado fundar una escuela para enseñar la caligrafía a niños y mujeres”, continúa imparable. “Las mujeres querían aprenderla para decorar sus hogares colgando, por ejemplo, poemas en las paredes”.

Sadeck evoca ese tiempo “hace siglos, en que medio millar de escribientes trabajaban en Tombuctú y se ganaban bien la vida”. “Ahora no queda ni uno”, sentencia. “Yo era el último y no tengo a nadie a quien enseñar”.



Mala suerte si eres músico

"Estamos en una guerra contra todos los músicos del mundo”, dicen los rebeldes


Rakia Traoré, música de Malí.


Las noticias que del norte de Malí no podían ser peores. Una de las principales canteras musicales del planeta está siendo acallada por la interpretación fundamentalista de la sharía. En Niafunké, la localidad que Ali Farka Touré puso en el mapa, resulta imposible escuchar su música. El recuerdo de Touré, que ejerció de alcalde, no conmueve a las nuevas autoridades. A pesar de que invirtió allí todo lo que ganó internacionalmente, proporcionando electricidad y alcantarillas a los vecinos.

Ahora sería imposible que le visitaran Ry Cooder, Taj Mahal, Corey Harris y demás admiradores, para tocar juntos a las orillas del río Níger y comprobar in situ si era cierto lo del origen maliense del blues. A Touré le encantaba explicar que era agricultor pero que sus antecesores fueron guerreros, parte de un ejercito llamado -en castellano- Armas, enviado desde la España musulmana para controlar las rutas saharianas del oro y la sal; nuevos guerreros, los de Ansar al Dine, pretenden borrar su obra.

Un móvil con un ringtone musical es confiscado inmediatamente, igual que cualquier reproductor.

Los músicos occidentales deben pensárselo si quieren acudir al Festival en el Desierto, donde se presentan los tuaregs que tocan hipnóticas guitarras eléctricas (la leyenda decía que las del grupo Tinariwen estaban pagadas por Muamar el Gadafi, generoso con los movimientos insurgentes de los países cercanos a Libia). Por fuerza, el Festival ha resultado una iniciativa nómada: la próxima edición, del 20 al 22 de febrero, se desarrollará en el noreste de Burkina Faso. Lo llaman ahora Festival au Désert in Exile.

Un drama ya que los creadores malienses aspiran legítimamente al mercado global, con sus discográficas, sus públicos, su infraestructura. Pero igualmente ellos necesitan el contacto con la tierra, con ese público que consumía ávidamente sus creaciones y que requería a los músicos para ocasiones ceremoniales.

En la actualidad, los sometidos al régimen islamista del Azawad tienen prohibida la música, en todas sus formas: un móvil con un ringtone musical es confiscado inmediatamente, igual que cualquier reproductor. Sólo tomando precauciones, con auriculares y en la intimidad del hogar, se atreven a escuchar a sus favoritos.

No existe la profesión de músico; da lo mismo que toquen instrumentales o que canten las glorias del pasado. La vocalista Khaira Arby cuenta que los radicales invadieron su casa de Tombuctú y, frustrados por no encontrarla, destrozaron discos e instrumentos. Cuando cayera en sus manos, avisaron, el castigo consistiría en cortarla la lengua.

Con semejantes amenazas, todos sus colegas han puesto píes en polvorosa. Refugiados en Bamako, lanzan canciones y videos para recordar al débil gobierno central su situación. El rapero Kissima ha popularizado su exigencia de “Liberar el norte”; el llamado Colectivo de Artistas del Norte (CAN) insiste en su mensaje: “Malí es indivisible”. Comparte sus afanes una de las máximas estrellas del país, Rokia Traoré: “sin música, Malí dejará de existir”.

No hay posibilidad de entendimiento. Un periodista del Washington Post logró comunicarse con Omour Ould Hamaha, comandante rebelde. Sus pronunciamientos fueron categóricos: “la música es contraria al Islam. En vez de cantar ¿por qué no leen el Corán? No estamos únicamente en contra de los músicos de Malí; estamos en una guerra contra todos los músicos del mundo”.


el dispensador dice:
entre fundamentalismos,
culturas arrojadas al abismo,
escribas que han perdido el ritmo,
recuerdos que ya no son lo mismo...

ya no hay música ni sonidos,
aires secos y silencios teñidos,
pensamientos inculpados,
gentes sin abrigos,
los desiertos penan,
miradas son testigos...

alguien está confundido,
habla de pasados que no han existido,
hasta Dios se muestra sorprendido,
de la tribulación que enseñan sus hijos,
que niegan burlonamente lo que otros han escrito,
haciendo gala de ignorancias y gritos...

¿qué será de las arenas y lo escrito?,
¿qué será de las obras de otros tiempos?,
¿dónde irán a parar los recuerdos?,
¿de aquellas luces y sus genios?,
¿podrá renovarse el pensamiento?,
¿podrá revelarse un nuevo tiempo?,
hoy las distancias son vientos,
nadie halla sentido en lo lento...

mausoleos se desvanecen,
mientras las intolerancias crecen,
las religiones desmerecen,
mientras unos impiden que otros recen,
ya nada es como parece,
ni nadie percibe lo que viene,
cuando nadie en vigilia lo espere,
el horizonte se tornará rojo, 
como si hirviere...

en la Tierra nada es como el hombre quiere,
sólo la soberbia impide ver lo evidente...

en el Universo nada es como el hombre pretende,
sólo el desprecio fabrica lo inerte.
Diciembre 31, 2012.-


Sahel - Wikipedia, la enciclopedia libre
Tombuctú - Wikipedia, la enciclopedia libre


El Sahel forma un cinturón de hasta 1.000 km de ancho, atravesando África desde el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo.
El Sahel o Sáhel (pronunciado con "h" gutural, normalmente "Sajel", de modo similar a "Sájara" para Sahara) es la zona ecoclimática y biogeográfica de transición entre el desierto del Sáhara en el norte y la sabana sudanesa en el sur. Se extiende a través del norte del continente africano entre el Océano Atlántico y el Mar Rojo. El término en árabe sāḥil (ساحل) significa, literalmente, "borde, costa", describiendo la aparición de la vegetación del Sahel como una línea costera que delimita el mar de arena del Sáhara.

domingo, 30 de diciembre de 2012

IDEARIO ▲ El rescate del siglo XX | Cultura | EL PAÍS

El rescate del siglo XX | Cultura | EL PAÍS

EN PORTADA/ LIBROS DEL AÑO

El rescate del siglo XX

'Pensar el siglo XX', testamento intelectual del historiador británico Tony Judt, es el libro del año para los críticos de 'Babelia'


Tony Judt, coautor de 'Pensar el siglo XX': / James Leynse/Corbis

1 Pensar el siglo XX

Tony Judt con Timothy Snyder. Traducción de Victoria Gordo del Rey. Taurus
Nadie de los que han votado Pensar el siglo XX como el mejor libro del año lo ha hecho por considerar las tristes circunstancias en las que se produjo y fue escrita esta conversación de Tony Judt, un enfermo de esclerosis lateral amiotrófica que tenía pocas oportunidades de verla impresa, y su colega y admirador Timothy Snyder. En esa misma época angustiosa había surgido también un breve pero intenso panfleto sobre la crisis de civilización que todavía nos aqueja, Algo va mal (2010), y una sugestiva autobiografía ordenada por ámbitos temáticos, El refugio de la memoria (2010), ambos dictados por el autor y transcritos por manos amigas. Lo que sucedió es que todos reconocimos en estos libros la lucidez, la libertad y la inteligencia que nos habían deslumbrado en los dos inmediatamente anteriores, la síntesis histórica sobre la historia europea posterior a 1945, Posguerra (publicado en 2005, traducido en 2006), con enorme éxito internacional, y los brillantes ensayos de Sobre el olvidado siglo XX (2008), escritos casi todos para las exigentes páginas de The New Yorker.

En la conversación se habla a menudo de la doble condición de 'insider' y 'outsider' como formas de socialización y disposiciones de ánimo
Leer algo que se ha escrito con la contumaz voluntad de un testamento impresiona por fuerza. Pero, desde un comienzo, Tony Judt había observado la experiencia de su propia vida como un objeto de historia y en estos libros postreros se aprecian las dotes intelectuales que siempre tuvo: la vehemencia y la brillantez expresivas, la capacidad de evocación de lo concreto y revelador, la legítima soberbia de quien puede ser osado o impertinente, pero sin rozar la autosuficiencia o la pedantería. En la conversación con Snyder se habla a menudo de la doble condición de insider y outsider como formas de socialización y disposiciones de ánimo, y se infiere que Judt se sabía beneficiario de las ventajas de ambas: como historiador fue un insider con resabios de outsider (formado en Cambridge, enseñó muy tempranamente en Reino Unido y en Estados Unidos, pero siempre fue bastante rebelde a consejos, actitudes y supersticiones académicas) y como ser humano fue un outsider con voluntad de insider (fue un judío británico de clase media que cursó estudios gracias al excelente sistema de becas, que siempre echó de menos, y supo lo que debía a las tradiciones pedagógicas británicas). En El refugio de la memoria, el precioso capítulo dedicado a ‘Joe’, su primer profesor de alemán, deja muy claro el orgullo por el propio esfuerzo. Y otro apartado, ‘Palabras’, consigna la deuda con la retórica y la exactitud verbal que aprendió en el King’s College. Y nunca se sintió incómodo por haber sido —como sus compañeros becarios— “al mismo tiempo radicales y miembros de una élite. Es la incoherencia de la meritocracia: dar a cada uno su oportunidad y luego privilegiar a los que tenían talento”. Tampoco resulta fácil clasificarle en virtud de otras decisiones vitales. Se dedicó temprana y brillantemente a la historia intelectual de la Francia moderna, pero nunca estuvo cómodo en el mundo ceremonioso y mandarinesco de las grandes Écoles, donde tuvo la oportunidad de completar su formación. Por edad vivió la conmoción de 1968, pero no sintió el atractivo de la revolución, ni militó en el comunismo, porque en esos años prefirió ser sionista. Y, de hecho, su gran descubrimiento intelectual se produjo, ya en los noventa, cuando empezó a leer (y logró hacerlo en sus lenguas de origen) a pensadores disidentes polacos y checos a los que sus coetáneos anglosajones y franceses habitualmente desdeñaban.

no le quita el sueño la querella de hogaño entre la Historia profesional y la Memoria histórica
El análisis de esta trayectoria marca el sistema conjuntivo que pactaron Snyder y Judt para la escritura de Pensar el siglo XX. El arranque de cada capítulo es un memorándum autobiográfico de Judt que plantea lo sustancial del tema y que va dando paso a las matizaciones, apostillas o sugerencias de su colega y, al cabo, a un diálogo animado entre dos hombres de distinta edad (el entrevistador es veinte años más joven) y biografía (Snyder es un norteamericano de Ohio), aunque ambos compartan el mismo interés por la cultura centroeuropea y la misma aversión a los dos totalitarismos del siglo XX, el fascismo y el comunismo. Snyder escribe al frente de su prólogo que “este es un libro de historia, una biografía y un tratado de ética”, porque recuerda, sin duda, que la definición de historiador que más complacía a Judt era aquella que los hacía “filósofos que enseñan mediante ejemplos”. En las páginas de los capítulos 7 (‘Unidades y fragmentos: historiador europeo’) y 8 (‘La edad de la responsabilidad: moralista estadounidense’), que se refieren respectivamente a la escritura de Posguerra y a la participación en los debates políticos de las revistas norteamericanas de los últimos diez años, encontraremos a un defensor del concepto clásico de la historia (“la historia es un relato moral”), que prefiere como arrimo la referencia de las Humanidades a la de las llamadas Ciencias Sociales y que se confiesa poco amigo de las corrientes poshistóricas de patente francesa, o de las surgidas al calor de los Cultural Studies. Y a quien no le quita el sueño la querella de hogaño entre la Historia profesional y la Memoria histórica, concebida como una suerte de democratización de la primera: “Son hermanastras que se odian —apunta en sus conversaciones— y son inseparables porque comparten una herencia indivisible”. El objetivo de la Historia es la dilucidación de la verdad y no un acto personal de reconciliación o de querella con el pasado: la “verdad de la autenticidad”, le cuenta a Snyder, “es distinta de la verdad de la honestidad. Del mismo modo, la verdad de la caridad es diferente de la verdad de la crítica”.

Pero en los artículos de ese libro no había tenido inconveniente en manifestar su antipatía por la megalomanía obstinada de Juan Pablo II,
No le gustaba que la Historia se haya arrogado la función de corregir el presente, mediante la lectura masoquista del pasado. Como historiador de los acontecimientos del siglo XX, pudo tener la tentación de hacerlo pero la conjuró porque no creyó (como escribió en el prefacio a Sobre el olvidado siglo XX) que aquella centuria fuera solamente “una Cámara de los Horrores Históricos de utilidad pedagógica cuyas estaciones se llaman Múnich o Pearl Harbor, Auschwitz o Gulag, Armenia o Bosnia o Ruanda, con el 11 de septiembre como especie de coda excesiva, una sangrienta posdata”. Pero en los artículos de ese libro no había tenido inconveniente en manifestar su antipatía por la megalomanía obstinada de Juan Pablo II, por la fatuidad vana de Tony Blair, por la soberbia de Jean-Paul Sartre, por los silencios del gran historiador Eric Hobsbawn, a la vez que exponía su consideración negativa de la sociedad belga de hoy y de los errores que parecen presidir los rumbos de la historia israelí después de 1967 y de la rumana de los últimos cien años. En las conversaciones con Snyder, leemos que lo esencial del legado del último siglo no fueron las guerras y los conflictos de identidad nacional, sino que “durante gran parte del siglo nos dedicamos a debatir, implícita o explícitamente, sobre el surgimiento del Estado”, algo que, en puridad, fue herencia del fecundo siglo XIX y desembocó en la opción por “Estados democráticos y constitucionales fuertes, con una fiscalidad alta y activamente intervencionistas, que podían abarcar sociedades de masas complejas sin recurrir a la violencia o la represión”. Y, a despecho de su proclamada renuncia a aleccionar, Judt concluye: “Seríamos unos insensatos si renunciáramos alegremente a ese legado”.

Estas briosas afirmaciones y la nostalgia del pensamiento de quien las dijo es lo que —a mí, cuando menos— me han llevado a considerar estas conversaciones de Judt y Snyder como el mejor libro del año pasado. Hubo otros excelentes, sin duda, pero ninguno nos habla tan claramente de la estirpe rahez del poder financiero y de la estupidez de sus corifeos políticos y periodísticos, dedicados al resignado masoquismo (los sacrificios nos harán dignos de la felicidad futura) y al cuidadoso desmantelamiento de aquello que, desde hace más de cien años, tanto ha contribuido a la libertad y la dignidad de los seres humanos.


el dispensador dice:
para darle sentido al SIGLO XXI y a efectos de rescatar el futuro, la humanidad necesita:
- dar entidad al humanismo
- dar entidad a los valores
- dar significancia al "sentido común"
- dar sentido y lugar a la ética
- reconstruir la filosofía como fundamento de la vida
- defender la Tierra como única nave espacial contenedora de las humanidades 
- geometrizar el acto solidario como ángulo del humanismo
- dar sentido a la compasión como eje de la comprensión del otro y sus espacios
- dar forma a la misericordia como estructura del pensamiento
- asumir la responsabilidad social a partir de un rol genuino en pos del bien común
- habilitar el acceso al agua potable como derecho humano universal
- habilitar el acceso al suelo como espacio móvil como derecho humano de "estancia y destino"
- educación como derecho humano universal
- salud pública como derecho humano universal
- dignidad como eje de la condición humana
- eliminar toda depredación de recursos naturales

La humanidad ha alcanzado un punto de no retorno... posiblemente la sociedad humana no tiene tiempo como para ocuparse de ello, para meditarlo, para reflexionarlo, pero en verdad, ya no hay espacio para la existencia y la vigencia de una humanidad sin humanismo, envuelta en dramas y tragedias. El hombre sabe hoy que Dios está en cada una de las existencias, por ende no ocupa altar alguno en templo alguno de religión alguna... más aún, la humanidad le pertenece como expresión de gracia universal y como sentido de los ciclos. El sentido del mañana necesario deviene de que todos somos padres e hijos, conduciendo un paralelismo que necesita de la Tierra como nave espacial transportadora de humanos nacidos, espíritus ancestrales y recuerdos que dan forma a un hoy, con sus ángulos positivos y negativos, con sus coincidencias y sus disidencias. Más allá del ideario de cada quién, ya no hay lugar para las fronteras como tampoco lo hay para las banderas y sus escudos... ya que la humanidad es una sola. Más acá del ideario de cada quién... ya no hay espacio para ventajas económicas de los pocos en desmedro de los muchos, como tampoco lo hay para las inequidades de ninguna índole. El Siglo XX enseña una tragedia humana inaceptable, como cualquier otra, pero inaceptable filosóficamente, donde aliados y enemigos han inducido por distintos mecanismos dramas que han hecho estragos en los destinos de los muertos, pero también de los vivos, de los sobrevivientes, partiendo de la premisa que en un conflicto pierden todos, incluyendo en ellos a quienes no participan. La humanidad defiende espacios, pero en verdad, ningún espacio le pertenece por derecho de creación, sólo la Tierra visible como ángulo de las gracias y sus destinos... al sólo efecto de la vida, no más que eso, por ende efímero como la vida misma. Aunque no se vean, los destinos cursados flotan... pero los que aún no lo hacen, también esperan por sus tiempos. Dicho esto, ningún estado tiene derecho sobre nada ni sobre nadie, ya que el todo de la Tierra pertenece a todos por igual, por derecho de nacimiento. Las libertades exigen responsabilidades y compromisos... ya que sin ellos, no hay libertad alguna que posea entidad en sí misma. El año 2013 puede ser el primero de una NUEVA ERA, o bien puede ser el último de una ERA de incoherencias e incomprensiones, donde se han cultivado las diferencias y las antinomias... todo indica que estamos más cerca de la segunda de las opciones y mucho más lejos de la primera... sin embargo, y aún cuando no haya consciencia social al respecto, la humanidad ha agotado todas sus salidas y el único camino que le queda, es construir una NUEVA ERA, so pena de extinguirse. Diciembre 30, 2012.- 

no sirven estas democracias,
porque se nutren de las dedocracias,
que imponen desgracias,
a ciudadanos sin casa...

no sirven estas repúblicas,
porque se disfrazan de rúbricas,
de negligencias estúpidas,
donde los destinos se niegan y se burlan...

no sirven estas dictaduras,
porque se traban entre ataduras,
de personalismos sin costuras,
donde los ancho es la angostura...

no sirven estos gobiernos,
de dioses que se creen eternos,
que imponen a terceros sus inviernos,
sometiendo a sus locuras, 
a pobres y cuerdos...

la humanidad es una sola,
rodando eternidades como bolas,
sus comarcas producen olas,
uniendo manos en las sombras...

sábado, 29 de diciembre de 2012

OSCURANTISMO ▲ Memoria y lírica para tiempos oscuros | Cultura | EL PAÍS

Memoria y lírica para tiempos oscuros | Cultura | EL PAÍS

En portada/ libros del año

Memoria y lírica para tiempos oscuros

Zbigniew Herbert, Antonio Gamoneda, Luis Landero, Juan Gelman, Juan José Saer, Caballero Bonald, Ramón Andrés, John Banville y Javier Cercas son, junto a Tony Judt, los autores de 2012


Luis Sevillano

2  Poesía completa


Zbigniew Herbert. Traducción de Xaverio BallesterLumen
Lejos de pasiones desmedidas, Zbigniew Herbert (1924-1988) tejió sus versos con una mezcla de ironía y escepticismo, no exenta de delicadeza y comicidad. Pilar central de la poesía polaca, junto con Milosz y Szymborska (galardonados con sendos Nobel), empezó a escribir “para el cajón” durante la Segunda Guerra Mundial hasta que empezó a publicar sus poemarios después del Deshielo. Damnificado por las penurias bélicas, moralista y valedor sobre todo de la conciencia personal, veía en la fidelidad a unos valores el único contraveneno ante una política zafia y fluctuante. Genuino humanista, con estudios en bellas artes, filosofía, economía y derecho, volcó sus numerosos intereses intelectuales en su poesía, no radicalmente experimental ni innovadora en la forma, con especial atención a la tradición grecolatina, el uso reiterado del pasado mediante la aparición de figuras históricas y el diálogo con objetos inanimados como recurso indagatorio de la relación entre experiencia y realidad. Desde el primer ciclo de poemas, Cuerda de luz (1956), acaso los más oscuros y vanguardistas, hasta el último, Epílogo de la tormenta (1998), hay más de cuatro décadas de creación de la que cabe destacar su formidable Don Cógito. Hay que celebrar que ahora, catorce años después de la muerte de Herbert, nos llegue con traducción luminosa e inspirada de Xaverio Ballester toda su valiosísima producción poética. Marta Rebón

3 Canción errónea

Antonio Gamoneda. Tusquets
Con el peso de la edad, Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931) reclama el cese y la indiferencia, acaso, como una última pasión ante la certeza de “Haber / vivido sin / saber para qué y / morir sin / saber para qué”. La existencia como un accidente, un “sueño vacío”, un “error” que nos hace “ir / de la inexistencia / a la inexistencia”. Y así, “sin miedo ni esperanza” —pues ambos son inconstantes, brotan de algo futuro o pretérito de dudosa efectividad, imposibles el uno sin la otra— acaban los deseos y alcanzan su fin los temores: “Definitivamente, me he sentado / a esperar la muerte / como quien espera noticias ya sabidas”. No hay ya servidumbres, solo la libertad serena de saber que “Han desparecido los significados y nada estorba ya a la indiferencia”. No hay necesidad de esperar, la nada del presente nos basta: “Al parecer, / es imposible existir y también / no existir”. Aquí está su escritura entera, el inventario de sus “palabras inmóviles”, reiteradas y obsesivas, hiladas como cuentas, vertebrando el desorden sucesivo de la vida. Poemas como láminas, lascas que se amalgaman y amontonan. En este estremecedor, magistral y poderoso libro no hay literatura, solo ese consuelo poético que intensifica nuestra conciencia, la claridad de saber que vamos “a despertar / en el olvido”. Antonio Ortega

4 Absolución

Luis Landero Tusquets
Vuelve Luis Landero en Absolución, a combinar con el arte del mejor ilusionista (y también del mejor relojero), la descripción irónica del confort cotidiano, burgués, con la irrupción inesperada de una huida hacia adelante. Lino está a un paso de ser definitivamente feliz. Será el marido de una mujer hermosa y el yerno de un hombre de negocios. Las circunstancias le auguran un futuro envidiable. Pero hete aquí que Lino, el afortunado protagonista, trueca a último momento su inminente suerte por una fuga de la ciudad hacia lo desconocido. Como en toda la obra de Landero, Cervantes y Kafka no dejan en esta novela también su impronta. Al final Landero las ha hecho definitivamente suya. Habría que releer el epistolario del escritor checo, para fijar la naturaleza kafkiana de las dudas y los tormentos interiores que aquejan a Lino. Y luminosamente cervantino es el encuentro entre Lino y el comercial de una empresa lechera llamado Gálvez. En otras novelas, Luis Landero ya recreó el tedio y las ensoñaciones. Pocos novelistas españoles traban con tanta solidez esos mundos con el de la cotidianidad más radical. Absolución es una novela sobre los pocos huecos que deja la realidad para escaparse de ella. Solo que quien los aprovecha, como Lino, corre un serio riesgo de arrepentirse. J. Ernesto Ayala-Dip

5 Poesía reunida

Juan Gelman. Seix Barral
Cuando, en 1999, se publicó en España Cólera buey, Juan Gelman afirmó en una entrevista: “La poesía es lenguaje calcinado y su palabra se alza desde esas calcinaciones que algunos llaman silencio y, sin embargo, todavía se retuercen y aún crepitan”. Calcinaciones del idioma que se retuercen y crepitan: desde su más temprano libro, Violín y otras cuestiones, publicado en 1956, hasta El emperrado corazón amora, de hace apenas dos años, el poeta argentino residente en México y premio Cervantes en 2007, ha levantado una obra en la que la dialéctica entre lenguaje y vida, entre imaginación y realidad, nos ofrece la crónica poetizada de una biografía que es trasunto de las grandes convulsiones que han marcado la historia de los últimos sesenta años. Exilios, dolor, soledad, muerte, memoria (incluso la de la lengua sefardí), ternura, olvido, amor, cansancio, decepción, compromiso, esperanza… Todo ello, sometido a una tensión dialéctica que reinventa y apura el idioma hasta el límite de quebrarlo para encontrar en él sentidos nuevos, se concentra en su Poesía reunida. A la voz lírica de Gelman hay que añadir el prólogo de Pere Gimferrer y, sobre todo, el de Julio Cortázar , de 1981, para el poemario Interrupciones I: “La fuerza más extrema de la palabra de Juan”, escribió el autor de Rayuela, “nace de haber dejado atrás la superficie del dolor y de la cólera para ahondar en sus raíces”. Manuel Rico

6 Cuentos completos

Juan José Saer El Aleph
Juan José Saer decidió el orden cronológico invertido de la edición de estos cuentos, que se presentan provocativamente de 2000 a 1957. En su variación extraordinaria se advierte cuán relativo es el lugar común que afirma que un escritor progresa hacia la madurez, o hacia la novela, si empezó por cuentos. Este segundo cliché le era, por supuesto, completamente ajeno, porque Saer era americano, con lo que le parecía incomprensible la idea de que el cuento fuese solo una preparación para la novela. Saer no progresaba; se ha dicho muchas veces, con razón, que él ya estaba en su pleno dominio de recursos, en Unidad de lugar o La mayor —de finales de los sesenta— y también en los cuentos tardíos, reflexivos, casi como crónicas de una situación o de un enigma, de Lugar. Plenitud propia, aun cuando sea visible el Faulkner o Chandler o Di Benedetto u Onetti iniciales cuyas reglas reconocibles él mismo transgrede en obras maestras tempranas (“Sombras en un vidrio esmerilado”, “Verde y negro”). Plenitud en la mirada que se despega de sus propios paisajes (“Traoré”) en muchas piezas de Lugar. Estos cuentos son una historia de las formas literarias en castellano de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI; y la historia de un estilo; y, por último, la historia de todas las posibilidades del arte de narrar: la intriga y sus fracturas, la representación de la vida y sus evanescentes retornos, la plasmación, fuga y detención del tiempo. Saer nació en Serodino (Santa Fe, Argentina) en 1937 y murió en París en 2005. Nora Catelli

7 Entreguerras

José Manuel Caballero Bonald. Seix Barral

En cualquier género que aborde, José Manuel Caballero Bonald es un escritor memorialista atraído por la función alucinatoria de la palabra. El poema-libro Entreguerras está dispuesto en capítulos, como las novelas; y, como las memorias, recoge los aluviones autobiográficos de su experiencia. Pero nadie se engañe: se trata de pura poesía derramada en versículos fluviales según los flujos y reflujos del recuerdo, cuyas leyes “complejas son y mudadizas”. Sin puntos, comas ni otros diques de contención, las oleadas verbales no responden a un automatismo surrealista y sin conciencia rectora, sino a un escudriñamiento racional de la realidad: no por casualidad el volumen se subtitula De la naturaleza de las cosas, lo que remite al poema lucreciano sobre la epopeya intelectual de Epicuro, que quiso entender el mundo sin el amparo de mitos o de dioses. Los depósitos de ese conocimiento contienen noticia del amor y la cólera, el paraíso de Argónida-Doñana, el descrédito de los héroes y sus ilusorias quimeras, la erosión de la vejez, las mañas de la muerte. Y todo ello con una serenidad, casi displicencia fatalista, ajena al entusiasmo, la exasperación y el ruido. Sesenta años de creación han desembocado en este poema de casi 3.000 versos, cifra y suma de una escritura ejemplar. Ángel L. Prieto de Paula

8 Diccionario de música, mitología, magia y religión

Ramón Andrés. Acantilado

Como dice Ramón Andrés en el prólogo de esta obra, el hombre se ha acostumbrado a “caminar entre fisuras, siendo nosotros mismos fisura”. Una apreciación así precediendo un libro que abarca exhaustivamente el universo mitológico indoeuropeo relacionado con la música (dioses, instrumentos, plantas, temas, creencias, conceptos) tiene que significar esto: que en el horizonte de su autor estaba legar, además de un impresionante despliegue de erudición, algo que contribuyera a darle sentido a ese caminar entre fisuras. La música, que armoniza el intervalo o fisura esencial que hay entre los seres y entre estos y el Ser, solo podía acceder a convertirse en un diccionario si este, a su vez, aceptaba poder ser leído-escuchado como una pieza musical. Para curar y servir como los terapeutas de la página 1.557, para hilvanar y ensartar como los rapsodas de la 1.420, para salir danzando del laberinto del yo como en la 915 o para unir y conectar como las cuerdas de la 517: cuatro ejemplos entresacados de entre los cientos que cantan y resuenan, dentro de la catedral que es este libro, a mayor gloria de los ruiseñores y las bacantes (y los yunques, los abedules, la utopía o el pánico) que habitan dentro de cada uno de nosotros. Jesús Aguado

9 Antigua luz

John Banville. Traducción de Damià AlouAlfaguara

Olvidarse de sí mismo, como la señora Gray mientras avanza cautelosa por el agua del río sorteando las piedras afiladas del fondo. Canturrea. Así me la va contando Alexander Cleave, presente en otras novelas del extraordinario John Banville, Cleave es ahora un viejo actor teatral que recupera los sentidos de un verano adolescente, cuando la madre de su mejor amigo, la señora Gray, era su amante. “Yo tenía quince años y ella treinta y cinco. Estas cosas son fáciles de decir, pues las palabras no sienten vergüenza y nunca se sorprenden”. Y así, en un potente y deslumbrante soliloquio, la memoria es punta de lanza atravesando el presente. Soy lectora, espectadora apasionada de Antigua luz, absorta en esa introspección del protagonista que señala la rareza de olvidar. Pero aquí, olvidarse de sí mismo es estar en esta lectura donde convergen las mujeres de la vida de Cleave. Cass, la hija que se suicidó; Billie Stryker, la extraña confidente; la joven actriz Dawn Devonport y Lydia, esposa cómplice de esporádicos desacuerdos. La antigua luz es “esa luz de las galaxias que viaja durante un millón…, un billón…, ¡un trillón de kilómetros para alcanzarnos”. Como viaja la materia dúctil de la memoria a la que embellecemos tanto como sea necesario. Escuchad lectores, escuchad espectadores: “¿Recordáis cómo era abril cuando éramos jóvenes, esa sensación de líquida impetuosidad y el viento extrayendo cucharadas azules del aire?”. ¡Ah!, esa antigua luz. María José Obiol

10 Las leyes de la frontera

Javier Cercas. Mondadori

Las leyes de la frontera es una novela bien construida por su equilibrio entre fondo y forma, trama y personajes. Nada nuevo: Javier Cercas ha demostrado en sus obras anteriores conocer bien las reglas de la narración. Es un novelista de línea clara que huye del artificio literario. Como él mismo dice, si la frase le sale demasiado libresca, la borra. El autor de Soldados de Salamina escribe novelas donde la respuesta precede a la pregunta, en una constante vuelta de tuerca que atrapa al lector con incertidumbres y falsas verdades. Aquí todo empieza cuando al narrador le ofrecen escribir la biografía de un delincuente juvenil, El Zarco, muerto tempranamente hace años. Así nos adentramos en la historia de El Gafitas, el chico de clase media que en la Gerona de 1978 conoció a Tere y El Zarco. De este modo Cercas hurga en una Transición que ha olvidado la cruz para fijarse solo en la cara limpia y mitificada. Entonces afloran las preguntas: ¿Por qué los delincuentes juveniles como El Zarco llegaron a ser glorificados por los medios de comunicación durante aquellos años? ¿Por qué la heroína tuvo el mismo mortífero impacto que una guerra en toda una generación? Nunca hay solo una respuesta, pero Cercas cuenta con maestría la que más se acerca a la verdad. Luis de León Barga


el dispensador dice:
en el medioevo del pensamiento,
se adueñó del espacio el oscurantismo,
imponiendo expulsiones y racismos,
dibujando luchas y conflictos,
comprando historias de otros distintos,
haciendo reyes a mentiras de primos...

aún dura la inquisición,
concierto desconcertante,
que habla de un Dios castigante,
por vivir atrapados en lo errante,
culpados por hacer del tiempo... algo pasante,
donde hombres con hábitos negantes,
burlan en sus hechos... a brújulas y navegantes...

debes saber que en cada tarde,
que en cada ocaso,
hay siempre lugar para fracasos,
porque despertar es sinónimo de cursos rápidos,
donde nadie sabe cómo dibujar en trazos,
aquello que nace a cada rato...

debes saber que en cada amanecer,
acude un sueño lejano,
de otra dimensión y de otra mano,
dando sentido a los estados,
del respirar y ser observado...

sólo hay espacio para manos unidas,
sólo hay concierto de corazones entrelazados,
sólo hay lugar para abrazos,
porque luego de nacer... todo pasa rápido,
y aquello que se rompe, se quiebra, 
no da lugar al regreso de lo olvidado...

cuando llegas no recuerdas de dónde vienes,
cuando te vas no sabes hacia dónde te diriges,
el destino es tal como lo diseñas,
pero la vida no es como la eliges,
transitarla es aprenderla,
según tu propia experiencia te señala,
a veces la pasarás haciendo galas,
y otras tantas bajando la cabeza,
por ello debes buscar la luz,
única desbordante de certezas,
los ángulos de los ocios son las perezas,
las incertidumbres y las negligencias,
por ello debes encarar tu tiempo con paciencia,
sin regresar la mirada y sin dar vuelta tu cabeza,
ya que de lo hecho queda estela,
testigos y hasta vientos en velas,
y cuando llegas al final,
habiendo consumido suela,
hallarás seguramente a quien fue tu abuela,
sonriendo junto a tu ángel y a tu consciencia.
Diciembre 30, 2012.-

 



  

EMOCIONES || Los pájaros pueden sentir emociones con el canto como los humanos con la música - ABC.es

Los pájaros pueden sentir emociones con el canto como los humanos con la música - ABC.es


Ciencia

Los pájaros pueden sentir emociones con el canto como los humanos con la música

Día 28/12/2012 - 14.57h
El cerebro de los gorriones hembra que escuchan los trinos de los machos y el de las personas que escuchan una melodía que les gusta reaccionan de la misma manera

Un pájaro que escucha el canto de sus semejantes puede experimentar algunas de las mismas emociones que siente un ser humano al escuchar música, según sugiere un nuevo estudio realizad con gorriones de garganta blanca, publicado en Frontiers of Evolutionary Neurosciencie.
"Encontramos que el mismo sistema neuronal de recompensa se activa en las hembras en estado de reproducción que están escuchando a los pájaros macho, y en las personas que escuchan la música que les gusta," dice Sarah Earp, quien dirigió la investigación como estudiante en la Universidad de Emory.

Para los machos que escuchan la canción de otro varón, la historia es diferente: Tenían una respuesta de la amígdala que tiene una apariencia similar a la de las personas cuando escuchan música discordante y desagradable.

El estudio ha sido el primero en comparar las respuestas neuronales de los oyentes en el largo debate sobre si el canto de los pájaros puede considerarse música. "Los científicos, desde los tiempos de Darwin, se han preguntado si el canto de los pájaros y la música puede servir para fines similares, o que tengan los mismas precursores evolutivos", señala Earp.


el dispensador dice:
alguien, alguna vez, en el medioevo eclesiástico y en el oscurantismo de los fundamentalismos religiosos, dijo que el hombre era único, por lo tanto las mujeres eran menos, los animales no tenían sensaciones ni emociones, del mismo modo que sucede con los vegetales y otros representantes del orden de las biologías... conclusión: el mundo atrasó, lo suficiente como para retrogradar no sólo en las conductas, sino en los pensamientos y sus filosofías. La consecuencia de lo antedicho ha sido descalificación permanente hacia todo lo que no sea masculino... y los resultados están a la vista de quién los quiera apreciar, resultados que se traducen en violencias y vacíos, ignorancias comunes a carencias del alma y detrimentos del espíritu. Curiosamente, dicha visión se extendió dentro de la raza humana a congéneres distintos a los blancos, y vaya que se sembraron tragedias. No obstante ello, los sentimientos forman parte de todos los seres vivos... y por ende se ven acompañados de emociones... siendo suficiente mirar a los ojos a un animal para saber qué está diciendo... o acercándose a un árbol para percibir lo que está sintiendo. Las plantas "escuchan" las intenciones humanas... y el resto de la creación también lo hace, incluyendo en dicho término "creación", hasta las piedras y los suelos, los aires y las aguas, extendiéndose hasta segmentos no visibles. El hombre no sólo ha perdido espacio, sino consciencia de él y sus valores intrínsecos... cuanto más cree dominar, más dominado está. La Tierra es un ser vivo prescindente de los seres humanos... del mismo modo que los planetas y sus satélites, compañeros del concierto solar, lo son. Cabe pensar que el universo es un ser vivo que contiene los delirios del hombre, por algún motivo que nos excede. El hombre se ha acostumbrado a negar y atropellar, para luego retroceder y reflexionar... cuando recupere el sentido fundamental del humanismo, quizás, sólo quizás, comenzará a concertar pensando, para luego avanzar y construir sin dañar, delineando su mañana necesario, algo que hoy está más que en duda. Diciembre 29, 2012.-

viernes, 28 de diciembre de 2012

INESTABLE ► El equilibrio, además de inestable, es difícil - 28.12.2012 - lanacion.com  

El equilibrio, además de inestable, es difícil - 28.12.2012 - lanacion.com  

Viernes 28 de diciembre de 2012 | Publicado en edición impresa

El equilibrio, además de inestable, es difícil

Por Leo Estol  | Para LA NACION
 
En el año que casi ya se fue, surgió una saludable iniciativa que decidí destacar como algo importantísimo y que agrupó a muchas galerias jóvenes para intentar una definición más relajada del mercado. Junta abrió sus puertas durante cuatro días de noviembre, en un local amplio, con muchas propuestas accesibles, y dio cobijo a espacios nuevísimos como, por ejemplo, la Galería Inmigrante, un proyecto que desde su nombre propone un intercambio más fluido de valores culturales.

En una alegre línea que continúa la entrañable y mítica misión de Belleza y Felicidad en Almagro en los años 90, son muchos los locales que en 2012 dan asiento, y con música y algo de beber logran virar el ritmo del barrio hacia alguna latitud más disparatada. Veladas como la que sábados atrás auspiciaba Lala Ladcani en la calle Otero, con una vereda invadida de niños que hacían música con cualquier cosa que se topara en su camino. O la muestra de Toto Dirty en Isla Flotante, en donde se elevaba el andar de los visitantes con cajones de frutas conectados con tablones. "El piso es lava", anunciaba un letrero y las maderas eran una autopista precaria desde la cual se veían situaciones escultóricas como pedazos de plastilina rayados como zanahoria o líquidos enigmáticos que fermentan en una gran palangana. Un gatito minúsculo duerme debajo de una de las pasarelas. Como mecidos por una suave marea somos testigos de muestras hechas con mucho apremio y cierto descuido, como quien no quiere cerrar la puerta de la casa porque sabe que alguien está por llegar, las obras expuestas -pero más que expuestas digamos compartidas- son propuestas al juego en un sentido que recuerdan a esas grandes instalaciones de Hélio Oiticica en donde uno no puede tomar la obra como algo muy serio porque, si lo hace, no se animaría a participar virtuosamente, con el cuerpo.
Pero ¿qué significa un gatito que remolonea al lado de un montón de plastilina?

Y el equilibrio, además de inestable, es difícil. Frente a la rozagante costumbre consumista que viste a las ciudades, es vital conservarse hippie, lo más hippie posible, sosteniendo con cierto disimulo un desinterés notable por el dinero. Pero hablando de malabarismos, tampoco un artista puede abusar de ser un actor tan desgarbado de la sociedad, menos aún si quiere sostenerse, ser independiente; eso es no depender de nadie. ¿Ser profesional? ¿Armar un gremio? Cuestiones que resuenan en el paso a nivel con una campana intermitente y la sensación de que en breve el piso se sacudirá un poco.

Bordeo la avenida arbolada mientras los apurados presionan sus auriculares hacia adentro, cuando llego al puente ni me asomo, me meto. A medida que camino por la villa ensayo miradas de igual frente a los vecinos, saludo a algunos que me reconocen y llego al taller donde los chicos me reciben con abrazos larguísimos. El piso repleto de papeles y colores. Sueño en mi propia aventura, soy un artista que persevera buscando un horizonte más lindo. Pinto, escribo, doy clases, actúo, milito, trabajo apenas me queda tiempo para dormir

el dispensador dice:
hay inocencia,
hay coherencia,
hay humildad,
hay presencia,
cualquier inteligencia,
puede ser indigencia,
tomar ventaja,
es ganar ausencia...
por favor, no pisen cabezas,
no dejen detrás lo que la vida expresa,
guarda significado en cada huella,
no puedes nacer si no tienes estrella,
y si luego la pierdes,
la salvación no llega...
extiende la mano,
alguien la espera,
no quiebres su confianza,
testigos observan,
lo que hayas dicho,
establece estela,
aunque no lo veas,
en algún lado queda...
la vida consumirá,
lo que se prometa,
la inocencia no se roba,
tampoco se altera,
cualquier pintura no demanda tela,
sí el genio para ser acuarela,
los equilibrios no son quimeras,
dependen de una nada,
que te supera,
por ello lo inestable también se recrea,
oscilar es de sabios,
sólo con el alma se rema.
Diciembre 28, 2012.-