Mejor cuento: ‘Mala índole’, de Javier Marías
La recopilación de cuentos ha sido reconocido como el mejor libor de relatos por los lectores.
Las páginas del autor madrileño permiten rastrear su universo literario
El segundo libro de relatos más votado fue la antología de Antonio Pereira
Releer ahora los cuentos que Javier Marías ha ido publicando desde 1975 no únicamente depara un estimulante viaje hacia el mundo de sus primeras novelas sino también la sorpresa de descubrir algunas semillas sembradas en estos relatos y que después germinarían cobrando protagonismo en novelas que les sucedieron. En conjunto –y sin que ello se interprete con sentido de dependencia ni mucho menos le reste valor ni reconocimiento por sí mismos-, los cuentos constituyen una amplia y diversa puerta de entrada al singular mundo de Javier Marías, en temas y conflictos o motivos (incluida la presencia de varios personajes), así como en rasgos estrictamente formales como los modos narrativos y la polifonía discursiva que el autor ha ido modulando con el tiempo.
Buena muestra de tal juego es El espejo del mártir, soberbia pieza, mucho más dramatizada de lo que inicialmente parece, ya que sólo al final el lector descubre que el narrador es el interlocutor mudo y destinatario del discurso que un coronel dirige a un subalterno condenado a ser recluido en la isla de Bornos. Brilla ahí la impostación paródica y el difícil arte del pastiche que tan buenos ratos nos deparará en posteriores secuencias novelescas, especialmente cuando se aplica a personajes estrambóticos como el impar Ruibérriz de Torres, que aparece en Sangre de lanza y protagoniza Mala índole. Cuentos aceptados y aceptables (Alfaguara) y retorna en su última novela, Los enamoramientos, que no es donde por primera vez confía la narración a una voz femenina, según se ha difundido, porque lo había hecho en el estupendo cuento Menos escrúpulos, en que una mujer estaba tan apurada de dinero que decide apuntarse a las pruebas para una película porno. Y disfrutamos tanto de la capacidad de tensar al máximo elementos de la intriga en cuentos que son casi una nouvelle como de la intensidad sugestiva de los microrrelatos Domingo de carne y Figuras inacabadas. Sin faltar otro elemento imprescindible del mundo narrativo de Marías: la metarreflexión o esa muestra de work in progress que es Lo que sé del mayordomo.
* Mala índole. Cuentos aceptados y aceptables. Javier Marías (Alfaguara).
el dispensador dice:
cuando necesitas reflexionar,
entrelazas tus manos,
pierdes la mirada,
en suelos llanos,
te dejas alcanzar por el pensamiento alado,
buscas aquello que es aceptado,
no existen normas para atravesar el fracaso,
y el éxito es esquivo al ocaso,
tanto que cuando haces cuentas,
escaso es el valor en lo que has ganado,
vuelves a recorrer tus pasos,
¿dónde estuvo lo que fue errado?,
o bien,
¿quién se apropió de lo que dejaste olvidado?,
no importa cuando todo ha pasado,
aceptar el mañana,
abre nuevas ventanas,
y aquello que quedó detrás,
pronto se habrá esfumado,
aún cuando haya dolido,
aún cuando suene pesado...
pero las excepciones existen,
y a veces las circunstancias repiten,
estampándose como paisaje,
en los recuerdos y sus imágenes,
¿qué queda para adelante?,
¿por qué el dolor es tajante?,
todo guarda motivo,
sea memoria u olvido,
y a veces lo que queda por detrás,
te acompaña sin ser visto,
esperando oportunidad,
para manifestarte su "existo"...
te detienes en tu senda,
miras alrededor,
estás solo cumpliendo propia prenda,
entonces te das cuenta,
que el mañana aún espera,
que nada es para nadie,
pero que todo es para cualquiera,
y que siempre el Sol está presente,
cuando hay alguien que lo admira,
coloca en tu mochila lo que aspiras,
y ve en silencio por la vida...
cuando dejas atrás la mochila,
con las piedras que te endilgan,
verás cómo huyen,
aquellos que antes se reían,
y buen favor habrás hecho,
al recobrar la senda en su trecho,
suele ser bueno andar sin techo,
que ser devorado por hormigas,
los lazos que te atan,
o aquello mismo que te liga,
puede obrar como trompeta que trina,
sonando hueco,
en falsa vigilia,
y si a tu costado no hallas silla,
será porque aquel que maldice,
sólo reclama y critica,
no tiene condición para condenar lo que te bendiga.
Diciembre 20, 2012.-
da vuelta la esquina,
hazte un favor,
toma tu camino,
descubre tu propia vida...
aquello que nace por propia iniciativa,
a cambio de nada... de seguro te ilumina
Buena muestra de tal juego es El espejo del mártir, soberbia pieza, mucho más dramatizada de lo que inicialmente parece, ya que sólo al final el lector descubre que el narrador es el interlocutor mudo y destinatario del discurso que un coronel dirige a un subalterno condenado a ser recluido en la isla de Bornos. Brilla ahí la impostación paródica y el difícil arte del pastiche que tan buenos ratos nos deparará en posteriores secuencias novelescas, especialmente cuando se aplica a personajes estrambóticos como el impar Ruibérriz de Torres, que aparece en Sangre de lanza y protagoniza Mala índole. Cuentos aceptados y aceptables (Alfaguara) y retorna en su última novela, Los enamoramientos, que no es donde por primera vez confía la narración a una voz femenina, según se ha difundido, porque lo había hecho en el estupendo cuento Menos escrúpulos, en que una mujer estaba tan apurada de dinero que decide apuntarse a las pruebas para una película porno. Y disfrutamos tanto de la capacidad de tensar al máximo elementos de la intriga en cuentos que son casi una nouvelle como de la intensidad sugestiva de los microrrelatos Domingo de carne y Figuras inacabadas. Sin faltar otro elemento imprescindible del mundo narrativo de Marías: la metarreflexión o esa muestra de work in progress que es Lo que sé del mayordomo.
* Mala índole. Cuentos aceptados y aceptables. Javier Marías (Alfaguara).
el dispensador dice:
cuando necesitas reflexionar,
entrelazas tus manos,
pierdes la mirada,
en suelos llanos,
te dejas alcanzar por el pensamiento alado,
buscas aquello que es aceptado,
no existen normas para atravesar el fracaso,
y el éxito es esquivo al ocaso,
tanto que cuando haces cuentas,
escaso es el valor en lo que has ganado,
vuelves a recorrer tus pasos,
¿dónde estuvo lo que fue errado?,
o bien,
¿quién se apropió de lo que dejaste olvidado?,
no importa cuando todo ha pasado,
aceptar el mañana,
abre nuevas ventanas,
y aquello que quedó detrás,
pronto se habrá esfumado,
aún cuando haya dolido,
aún cuando suene pesado...
pero las excepciones existen,
y a veces las circunstancias repiten,
estampándose como paisaje,
en los recuerdos y sus imágenes,
¿qué queda para adelante?,
¿por qué el dolor es tajante?,
todo guarda motivo,
sea memoria u olvido,
y a veces lo que queda por detrás,
te acompaña sin ser visto,
esperando oportunidad,
para manifestarte su "existo"...
te detienes en tu senda,
miras alrededor,
estás solo cumpliendo propia prenda,
entonces te das cuenta,
que el mañana aún espera,
que nada es para nadie,
pero que todo es para cualquiera,
y que siempre el Sol está presente,
cuando hay alguien que lo admira,
coloca en tu mochila lo que aspiras,
y ve en silencio por la vida...
cuando dejas atrás la mochila,
con las piedras que te endilgan,
verás cómo huyen,
aquellos que antes se reían,
y buen favor habrás hecho,
al recobrar la senda en su trecho,
suele ser bueno andar sin techo,
que ser devorado por hormigas,
los lazos que te atan,
o aquello mismo que te liga,
puede obrar como trompeta que trina,
sonando hueco,
en falsa vigilia,
y si a tu costado no hallas silla,
será porque aquel que maldice,
sólo reclama y critica,
no tiene condición para condenar lo que te bendiga.
Diciembre 20, 2012.-
da vuelta la esquina,
hazte un favor,
toma tu camino,
descubre tu propia vida...
aquello que nace por propia iniciativa,
a cambio de nada... de seguro te ilumina
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