sábado, 6 de julio de 2013

SOMNIUM ▲ La bruja que viajó a la Luna hechizada por los demonios | Ciencia | elmundo.es

La bruja que viajó a la Luna hechizada por los demonios | Ciencia | elmundo.es

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Viernes 05/07/2013. Actualizado 18:39h.
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La odisea del espacio
por Ángel Díaz
COSMOS | 'Somnium', el primer libro de ciencia ficción

La bruja que viajó a la Luna hechizada por los demonios

Imagen de la Tierra tomada desde la Luna por la sonda japonesa Kaguya. | JAXAImagen de la Tierra tomada desde la Luna por la sonda japonesa Kaguya. | JAXA
El mismo sistema heliocéntrico que provocó la condena de Galileo inspiró en su colega Johannes Kepler el que ha sido considerado en ocasiones el primer libro de ciencia ficción de la historia. El astrónomo alemán, nacido en Weil der Stadt en 1571, trabajó en la redacción de esta obra desde sus tiempos de estudiante en la Universidad de Tubinga, aunque ésta no se publicaría hasta cuatro años después de su muerte, en 1634.

Cuando Kepler conoció las teorías de Copérnico -quien había devuelto el Sol al centro del universo basándose en los trabajos de la antigua Grecia-, el joven Kepler imaginó el siguiente problema mental:
¿Cómo observarían el movimiento de los demás astros los habitantes de la Luna?.
Desde el punto de vista copernicano, estaba claro que estos también verían la bóveda celeste moverse en torno a su planeta (a su satélite, en este caso), por lo que también podrían pensar que están en el centro del cosmos. La mejor prueba de que la Tierra no estaba inmóvil, por tanto, sería viajar a la Luna -si acaso con la imaginación- y contemplar desde allí cómo da vueltas nuestro planeta.

Kepler propuso a sus profesores que le permitieran presentar una disertación sobre esta idea, pero fue rechazada. Aun así, o quizá debido a ello, seguiría dándole vueltas durante toda su vida.

El sueño de Kepler

Imaginó un mundo lunar plagado de selenitas, en cuya existencia creía realmente, al igual que pensaba que el mejor argumento a favor de su modelo heliocéntrico se encontraba, precisamente, en ponerse en la piel de estos presuntos extraterrestres. Para demostrarlo, Kepler viajó hasta la Luna en un singular delirio científico, cuyo resultado es el libro póstumo titulado Somnium (El sueño).

En la obra, el autor sueña con el joven Duracotus, de la isla de Thule (Islandia). El padre de Duracotus era un pescador que vivió 150 años, pero su hijo no se acuerda ya de él. Su madre, Fiolxhilda, recoge hierbas, las hierve, las mete en bolsas de piel de cabra y las vende en el puerto a los marinos, asegurándoles que tienen poderes curativos y los protegerán durante sus largos viajes. Así se mantienen ella y su hijo.
Johannes Kepler. | EMJohannes Kepler. | EM

Un día, mientras Fioxhilda está vendiendo unas hierbas al capitán de un barco, Duracotus las derrama por el suelo. La madre, enfurecida, vende al chico al capitán para compensar su torpeza.

Al día siguiente, el barco zarpa hacia Noruega, pero el capitán se detiene en Dinamarca para entregar al astrónomo Tycho Brahe una carta del obispo de Islandia. El astrónomo conoce al joven y queda asombrado por su inteligencia, por lo que se lo lleva a aprender con él durante cinco años.

Cuando regresa a su hogar, Duracotus encuentra a su madre apenada por haberlo dejado marchar en un impulso y descubre que ella también conoce los secretos de los astros, pero por motivos bien distintos: a ella se los revela un espíritu lunar al que llama Demonio de Lavania.

Con la ayuda de este ser, explica Fiolxhilda, es posible viajar a la Luna Duracotus emprende entonces junto a su madre este irrepetible periplo espacial, que dura sólo cuatro horas pero está repleto de grandes peligros. Los viajeros experimentan terribles fuerzas de aceleración y tienen que respirar a través de esponjas húmedas el aire congelado del espacio.

Una vez en la Luna, conocen a más demonios, así como una nueva civilización muy distinta a la humana y una geografía similar a la terrestre, pero en la que todo es de proporciones gigantes. También descubren que la Luna está dividida en dos hemisferios: Subvolva, sobre cuyo firmamento siempre está girando Volva (la Tierra), y Privolva, desde donde nunca se ve este orbe.

Junto a las detalladas descripciones de un viaje espacial y un mundo extraterrestre, típicas del género que más tarde se llamaría ciencia-ficción, El sueño contiene el experimento mental con que Kepler refuta la aparente certeza de que la Tierra está quieta, así como varios elementos autobiográficos (su educación junto a Tycho Brahe, el carácter y la profesión de su madre) que le acarrearían grandes complicaciones.

La difusión del manuscrito

En 1611, una copia del manuscrito de El sueño, en el que estaba trabajando Kepler, comenzó a circular de forma accidental, sin que el autor pudiera controlar su difusión. Alemania atravesaba entonces los momentos más oscuros de la caza de brujas, y centenares de mujeres eran quemadas todos los años en la hoguera porque sus conciudadanos las consideraban practicantes de la magia negra.

A falta de un procedimiento implacable, pero reglamentado durante siglos -como era la Inquisición, a la que se enfrentó Galileo- en las provincias protestantes se sucedían linchamientos populares y condenas motivadas por la histeria colectiva.
Un cráter lunar bautizado con el nombre de Kepler. | EMUn cráter lunar bautizado con el nombre de Kepler. | EM

Sus promotores ni siquiera tenían que molestarse en preparar una acusación coherente -como sí hicieron los cardenales de Roma- y la supuesta bruja no tenía posibilidad de entablar una discusión razonable con sus jueces, como sí hizo el científico toscano durante su proceso. Para colmo, y al ser Kepler un hombre de posición respetada, la acusación se desvió contra su punto más débil: su humilde y anciana madre.

La caza de brujas

Fue el caso de Galileo, y no el de su colega alemán, el que se convertiría en paradigma de la intolerancia religiosa. Sin embargo, las represalias a las que se enfrentó este último fueron aún más injustas e irracionales. Kepler tuvo que ver cómo su madre, Katarina, fue perseguida a causa de un escrito astronómico que él ni siquiera pretendía publicar.

Al parecer, se interpretó que el personaje de Kepler era un trasunto de Duracotus -lo cual no es nada descabellado- y, por tanto, su madre debía ser la bruja Fiolxhilda.

Katarina, cuya tía ya había sido quemada por brujería, vivía en una pequeña población de unos pocos cientos de habitantes llamada Leonblerg, donde se había mudado con su familia cuando Kepler aún era un niño. Sólo en el año 1615, mientras comenzaban a extenderse las acusaciones contra ella, ardieron allí seis mujeres.

En 1616, el mismo año del decreto católico anticopernicano, comenzó su proceso. Pese a las gestiones de Kepler para intentar protegerla, sería encarcelada cuatro años después.

La llevaron a prisión en un baúl para que nadie oyera sus lamentos. Cuando el astrónomo fue a visitarla, la encontró encadenada en la celda. Al concebir su obra como un trabajo de ficción, Kepler evitó las represalias de las entonces poderosas élites aristotélicas, las mismas que propiciarían la condena de Galileo.

Pero lo hizo a costa de alimentar a una bestia mucho peor. La filosofía clásica y la teología no son, por sí mismas, enemigas de la ciencia. La superstición y el fanatismo, en cambio, siempre lo son.

La verdad sobre el sueño

Kepler pidió ayuda a su amigo Christoph Besold, experto en derecho de la Universidad de Tubinga. Curiosamente, Besold ya le había intentado echar una mano, sin éxito, cuando su disertación contra el geocentrismo fue censurada por sus profesores.
Model del sistema solar diseñado por Kepler. | EMModel del sistema solar diseñado por Kepler. | EM

En esta ocasión, tras cinco largos años de batallas legales, Katarina fue al fin liberada. Al contrario que Galileo, cuya disputa con el cristianismo aristotélico no hizo sino reforzarlo en sus creencias, Kepler arrastró toda su vida un sentimiento de culpa por haber causado, indirecta e involuntariamente, tal sufrimiento a su madre.

La utilización de la figura materna, según explicó el propio astrónomo, tenía un sentido mucho más profundo del que pensaron sus incultos conciudadanos: Duracotus representa a la ciencia, y esta es la hija de la ignorancia (Fiolxhilda) y la razón (el padre ausente).

El conjuro que los lleva hasta la Luna simboliza el poder del sistema copernicano. De su particular delirio lunático había surgido una defensa del heliocentrismo que enseguida se vería confirmada por las matemáticas y, algo más tarde, por la observación directa.

Cuando los astronautas del Apollo 8 alcanzaron por vez primera la órbita lunar, una de las imágenes que más los impactó fue la de la Tierra poniéndose sobre el horizonte lunar. Ellos fueron los auténticos selenitas que imaginó Kepler, viendo girar nuestro planeta desde otros mundos.

Aunque el científico alemán se equivocaba en dos detalles: el movimiento de la Tierra no es perceptible desde la superficie de la Luna, sino desde su órbita; y el encantamiento que llevó hasta allí a la humanidad no fue el sistema copernicano, sino la ingeniería del siglo XX y las leyes gravitatorias de Newton y Einstein.

Es posible que ningún modelo científico sea eterno. Desde luego, no lo fue el copernicano, pero Kepler tenía razón en lo fundamental: el modo de llegar a la Luna no era en verdad la magia de Fiolxhilda, sino el afán por conocer de su hijo Duracotus.


el dispensador dice:
sueños dormidos,
sueños despiertos,
sueños que alientan,
sueños inciertos,
uniones y conciertos,
distancias y desiertos,
océanos y puertos,
paradojas en lo opuesto,
ecuaciones de valores inversos...

¿sabes de universos?,
¿qué has venido a hacer,
a esta Tierra de desconciertos?,
¿tienes memoria de karma,
o estas perdido en un propio desierto?,
¿qué te ata a tu destino,
una pena, un drama, o el ser testigo?,
¿sabes que lo que pronuncias,
te condena o te hace amigo?,
¿sabes dar valor al abrigo?,
¿sabes qué significa extender la mano,
cuando el otro la ha pedido?,
acaso, ¿sabes de universos?,
¿o eres un engreído?...

¿qué es lo que has leído?,
¿algo te ha dejado?,
¿algo has aprendido?,
¿o te complace el ser servido?,
¿el denigrar a los demás,
haciéndote el incomprendido?...
¿sabes de universos?,
¿o te haces el desentendido?,
ten cuidado porque aquí,
cada uno lleva la consigna,
de ser actor y testigo...
si no sabes desprenderte,
no te hagas el desprendido,
ya que te pueden tomar por sorpresa,
sobresaltando al desprevenido,
ya que debes recordar,
que para el tránsito de este libro,
todo ha sido escrito,
y no lo puedes borrar,
ni saltear mediante un grito...

aprende a entender tus sueños,
mensajes para cada elegido,
la Luna no queda lejos,
cuando el karma es reconocido.
JULIO 06, 2013.-
 

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