sábado, 6 de julio de 2013

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El laboratorio de los recuerdos | Cultura | elmundo.es


EXPOSICIÓN | Aranjuez

El laboratorio de los recuerdos

El artista Jose María Sicilia en su taller.El artista Jose María Sicilia en su taller.
  • El artista José María Sicilia realiza un taller sobre la primera imagen de la vida que tenemos y reflexiona sobre la creación de recuerdos personales.
Parapetado tras cámaras de televisión, cables y el muro de periodistas que espera en la calma tensa previa a la llegada de una gran personalidad. Protegido tras sus brazos cruzados, y en un intencionado segundo plano, el artista José María Sicilia espera en silencio al fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce, a quien quiere preguntar algo.

Nada de Bárcenas o de cine, a pesar de que, dada la fama de cinéfilo del fiscal, uno de los periodistas le pregunta si el ex-tesorero del PP está "solo ante el peligro" o si el caso es más bien una cosa de "dos hombres y un destino'. Lo único que quiere preguntarle es sobre su primer recuerdo. Nada más (y nada menos).

Sicilia, claro referente de la pintura española de los 80 y 90, se ha dedicado durante varios días a preguntar a todo el que ha podido sobre la primera imagen que recuerda. El premio nacional de Artes Plásticas de 1989, sin embargo, no quiere darle mayor importancia a los personajes que entrevista, sino únicamente a sus recuerdos, sean los de la señora de la limpieza o los del fiscal general del Estado.
"Lo que hacemos es plegar el tiempo, traemos al presente ese primer recuerdo y entonces lo construimos de una manera icónica",
"A mi me interesa la creación, y la creación comporta también crear recuerdos", afirma a ELMUNDO en Aranjuez, donde imparte un taller sobre la memoria en la Fundación Rey Juan Carlos. "El primer recuerdo puede ser real y haber existido, pero también puede ser una construcción posterior", comenta.

Reflexionar sobre esas dos concepciones, la relación entre el recuerdo real y el construido posteriormente con fotografías, palabras y experiencias, es uno de los objetivos de su proyecto. Pero también, o más bien, principalmente, conseguir que sus alumnos puedan proyectar visualmente esas primeras imágenes que recuerdan.

Envuelta en una pátina de caos, espontaneidad, empapelada con fotografías, 'collages', figuras retorcidas en plastilina e incluso post-it de colores, el aula donde Sicilia imparte sus clases es un extraño laboratorio de recuerdos. Sus alumnos bucean en ellos y los evocan como quieren. "Lo que hacemos es plegar el tiempo, traemos al presente ese primer recuerdo y entonces lo construimos de una manera icónica", comenta Rufino, uno de los alumnos. La clave no es tanto encontrar de una forma nítida el primer recuerdo, afirma este estudiante, sino realizar un "atlas" de imágenes que lo evoquen.

'Déjà vu' de recuerdos

"El primer recuerdo suele aparecer, supuestamente, a partir de los 3 o 4 años", afirma Sicilia. Sin embargo, al artista madrileño le maravillan los recuerdos de mucho más atrás. Los que en cierto modo contradicen la teoría de que la memoria a largo plazo está unida al lenguaje y el habla. Isabel, una de las alumnas, recuerda la sensación de comenzar a andar a los 9 meses. No se acuerda de lo que veía u oía en ese momento, pero sí de la impresión que le causó ese primer impulso de levantarse. "Fue un momento casi íntimo, me dejaron sola y me encontré a mi misma", comenta. El caso de Elda, otra de las alumnas, es muy similar: recuerda escuchar el 'clic-clac' de la máquina de escribir de su abuelo cuando ella apenas había comenzado a andar.

Si bien tiene nexos conceptuales con el curso, el gran proyecto de Sicilia es el que está realizando en Fukushima. Desde que el terremoto sacudió Japón en 2011, el artista viaja cada 3 o 4 meses al país para estudiar lo que quedó tras el desastre. Durante meses ha recopilado registros sonoros del momento de la catástrofe, que luego ha proyectado visualmente y expondrá en Octubre en Fukushima. Actualmente está muy centrado en analizar ese 'asesino' invisible que es la radiactividad.

"Es un fantasma, un bicho que se desplaza en cuestión de minutos, horas", comenta. Junto a los habitantes de las regiones más afectadas por este fenómeno, el artista intenta dar forma a ese intangible "bicho feo" con diferentes talleres.

Sicilia busca que los japoneses moldeen al difuso monstruo de la radiactividad, a sus alumnos les pide que buceen en sus recuerdos y los exterioricen. Estos últimos se quejan, sin embargo, de que él no haga lo mismo. Su primer recuerdo dice mucho del artista, por cuanto el pasado y el presente siempre se conjugan en una misma realidad, y evoca algo que, según él, siempre ha hecho durante toda su vida y carrera, que es "hacer retroceder el espacio" que tiene delante.

"Recuerdo ir en un coche por un túnel oscuro. Hay un olor tremendo. Pregunto lo que es, y mi madre me responde que es el olor del mar", recuerda el artista. "Cada vez que vuelvo a ese agujero negro, retrocede", añade.

Hace unos años se atrevió a volver a ese lugar. "Sí era cierto, existe el túnel. Es muy pequeño y está en la localidad de Comillas, en Santander". Ese 'buceo' en sus recuerdos que sus alumnos hacen, ya lo hizo Sicilia 'en busca del tiempo perdido', en busca de ese olor del mar que bien podía ser el olor de la magdalena mojada en té de Proust. Quizá de ahí viene su interés por la creación de los recuerdos.

"¿Buscar? No sólo buscar, crear", como escribió Proust poco antes de evocar a su famosa magdalena.


el dispensador dice:
imágenes imborrables,
imágenes imperdibles,
imágenes perdurables,
imágenes que alguna vez se grabaron,
y ya no pueden quitarse,
muchas son de madre,
otras son de aire,
algunas son sabores,
recuerdos de aquella tarde,
de la senda descendente,
verlo alejarse al padre...
vivencias que atan para siempre,
lo sucedido cuando el aura arde,
cuando recién llegas,
cuando nunca es tarde.
JULIO 06, 2013.-

porto visiones fantasmales,
de aquel piano y de mi madre,
de alguna mañana o de aquella tarde,
atender lo que decía,
la tecla que elevaba la nota,
mientras el momento se iba,
mientras el instante venía,
y uno mismo se observaba,
desprendido, desde arriba...
íntimo, personal,
mientras eso sucedía,
yo me repetía...
"madre, estaremos juntos algún día"...

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