LITERATURA | Rolf Potts
Mi casa son mis botas
- 'Vagabonding' es tiempo de cambio de residencia, antes que de viajes propiamente dicho.
Para bien o para mal, ve la luz en el mercado español el libro más aclamado del no menos reconocido Rofl Potts, 'Vagabonding' (editorial Duomo). En tiempo de verano y, en nuestras latitudes de vacaciones, glorioso periodo que si nos atenemos a lo que recoge este libro, habría que señalarlo más como tiempo de cambio, de residencia, antes que de viajes propiamente dicho.
Y señalo que el libro se publica para bien o para mal pues a muchos nos pondrá los dientes largos. Potts cuenta en sus páginas eso que todos sueñan hacer, esa quimera inalcanzable que algunos creen haber hecho, pero que en realidad nadie hace hoy día: simplemente viajar.
Sueño recurrente de aspirantes a viajeros, tentación prohibida para los simples mortales, abstracta forma de vida libre de la menor atadura. En contraposición a la casita en la playa, las semanas de 'resort' con todo incluido y los 'tour operator' de 'timing' feroz, Potts propugna el viaje independiente, sin importar cuánto se tardará y, mucho menos, cuál va a ser el destino hacia donde vamos. 'Way of life' que los sajones definen como vagabonding.
Pasión antes que aventura, superación de los límites y miedos mejor que evasión, este viaje es dejar todas las ataduras, materiales y mentales, para lanzarse a la libertad y la independencia en el escenario del mundo. "Los turistas no saben dónde han estado, los viajeros no saben a dónde van", señala al respecto Paul
Theroux, el reconocido novelista y escritor de literatura de viaje estadounidense.
No es, sin embargo, Potts profeta de esta manera de existencia, con más connotaciones espiriturales que materiales. Ni tan siquiera el primero en hacerlo. Hace 150 años, John Muir, escocés que inventó el 'wilderness', el medio ambiente y la necesidad de respetarlo (¿por qué los escoceses inventarán tantas cosas buenas?...) se conmiseraba de la gente obsesionada en las riquezas materiales y su estatus social, permaneciendo ignorantes del maravilloso esplendor de un atardecer en la Sierra Nevada de California.
Guía de bolsillo de autoayuda para aspirantes a viajeros, 'Vagabonding' da argumentos para echarse a andar. No es una cuestión de dinero, señala, si no más bien de acopio de coraje para soltar las amarras de las certezas de nuestro mundo pequeño, de tomar el control del propio tiempo y elegir el destino que no es otro que ese vagabundeo. Los aborígenes autralianos hacen algo parecido a lo que propugna este manual. Lo llaman 'walkabout' y no es más que dejar todas las pertenencias y con lo mínimo que se necesita, tal vez una vieja taza y un puñado de té, como hacía Muir, echarse a andar sin ningún objetivo.
Junto a sus experiencias personales, el autor trufa su relato de alegatos de consagrados apóstoles del 'Vagabonding'. Walt Whitman, Thoureau, Jakc Kerouacs, Bertrand Russell, Robert Louis Stevensons, Joseph Conrad y otros muchos.
Aunque el libro no puede renegar a su origen sajón, la edición española incluye interesantes informaciones para los viajeros que se muevan por nuestro entorno europeo. 'Vademécum' de direcciones para emprendedores, estudiantes, madres solteras, y desempleados que quieran echarse a la carretera.
Para finalizar, no me resisto a una cita del venerado John Muir: "Sólo por ir solo y en silencio, sin equipaje, puede uno realmente entrar en el corazón del desierto. El resto de recorrido es simple polvo y hoteles y el equipaje y la charla". Y en eso andamos.
el dispensador dice:
con el tiempo,
sólo con el tiempo,
me fui dando cuenta,
asumiendo,
que sólo somos yo y mi cuerpo,
donde "yo" contiene un ángel,
que me protege de los desaciertos,
donde "yo" contiene una consciencia,
que ilumina los sentidos de la sapiencia,
donde "yo" enseña un aura,
memoria sumatoria de la estirpe de los karmas,
donde "yo" exhibe un bolsillo,
donde a veces guardo mi alma...
y mi espíritu está en paz,
podría decirse, rodeado de calmas,
y todo lo descripto, también podría decirse,
que es mi verdadero hogar,
eso que llamamos "casa"...
a veces siento que mi ángel me abraza,
a veces siento que el viento me desplaza,
a veces siento que la convicción arrasa,
a veces siento que la consciencia enlaza,
gracias a ello me siento en mi casa...
he aprendido a moverme sin motivo aparente,
subo, bajo, abro mi mente,
observo, reflexiono, soy en esencia paciente,
contemplo los vacíos que portan las gentes...
introduzco mi mano en mi propio bolsillo,
tengo ventana y hasta un pasillo,
sólo pertenezco a mi destino,
soy bohemio por excelencia,
ando y ando... dicen por ahí, que soy peregrino.
JULIO 29, 2013.-
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