sábado, 2 de noviembre de 2013

RETRATOS || Homenaje al fotógrafo desconocido | Cultura | EL PAÍS

Homenaje al fotógrafo desconocido | Cultura | EL PAÍS

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“20/03/1916, iglesia de San Hilario (Marne)”, escribe sobre el negativo de vidrio el autor.

Homenaje al fotógrafo desconocido

Un archivo de 500 imágenes inéditas de la I Guerra Mundial, hechas durante años por un militar anónimo, será la base de una gran exposición en 2014, centenario de la contienda

Homenaje al fotógrafo desconocido

Un archivo de 500 imágenes inéditas de la I Guerra Mundial, hechas durante años por un militar anónimo, será la base de una gran exposición en 2014, centenario de la contienda

 


“21/10/1918. Resistencia final alemana en Hooglède (Bélgica)”, escribe sobre el negativo de vidrio el autor.
 

Viendo estas fotos en blanco y negro, algunas terribles, otras llenas de romanticismo e incluso de ternura, todas ellas testimonio mudo de una época indeseable de la Humanidad, la de la I Guerra Mundial, uno piensa en Senderos de gloria, la película con la que Stanley Kubrick retrató en 1957 la sinrazón de la contienda y sus miserias. Tras un repaso veloz a estas imágenes, tomadas durante y después de la Gran Guerra por un militar anónimo que se recorrió todo el frente occidental de norte a sur haciendo fotos con su unidad, uno piensa que podrían estar hechas directamente por el responsable de la foto fija de aquela obra maestra de Kubrick protagonizada por Kirk Douglas.

Todo comenzó en 2003, cuando el fotoperiodista Pablo San Juan encontró por casualidad en un mercado de Tánger un curioso material: unas cajitas de madera, de 15 x 20 centímetros, dentro de cada una de las cuales había 50 placas de vidrio con imágenes.

El vendedor le dijo que eran fotos pero que se veían al revés. Lógico, teniendo en cuenta que eran negativos obtenidos con una cámara estereoscópica Verascope. Cuando San Juan extrajo uno de aquellos negativos comprobó que reproducía una escena bélica antigua. Intrigado, no dudó en llamar de inmediato para contarle su hallazgo a su amigo Jesús Rocandio, un fotógrafo riojano responsable de la Casa de la Imagen de Logroño. La CDI es una entidad especializada en la conservación de material fotográfico que ha impulsado iniciativas tan solventes como Fotoconservación, un encuentro internacional celebrado en 2011 donde se actualizaron las técnicas de restauración de patrimonio fotográfico. Rocandio no dudó en recomendarle encarecidamente que comprara todas las cajas. Lo hizo, y cuando estas llegaron a Logroño, Rocandio y sus ayudantes descubrieron con gozo que habían adquirido un verdadero tesoro: una colección de medio millar de negativos estereoscópicos de gran calidad, fechados, localizados y, muchos de ellos, con comentarios. Como explica el fotógrafo Carlos Trespaderne, compañero de Rocandio en la Casa de la Imagen, “la técnica estereoscópica de aquella época consistía en un cámara con dos objetivos y un disparador. La imagen que se obtenía era doble y correspondía una a cada ojo. Las dos quedaban recogidas en una placa de cristal, el negativo. Cuando la información llegaba al cerebro creaba la sensación de profundidad”, una suerte de 3D en los albores del siglo XX.

La colección supone un documento inédito de la I Guerra Mundial ya que, “a diferencia de la mayoría de imágenes que conocemos sobre esta contienda, nos sumerge de lleno en el frente de la contienda, en la guerra de verdad; vemos las trincheras, las armas, los tanques, los cañones, los ejércitos, las destrucciones... Nunca se había visto esta guerra así”, asegura Trespaderne.


La colección está formada por 500 negativos de entre 1916 y 1938. Un primer bloque de 235 placas se obtuvieron durante las principales batallas de esta contienda, como Verdun, Arras o Somme. El resto corresponde a la posguerra y retrata escenas familiares y vacaciones localizadas en Niza, el sur de Italia o el norte de África.

Aunque se sabe que el autor de estos negativos era un militar francés, seguramente un capitán de artillería —extremo deducido por sus minuciosos comentarios sobre el calibre de los cañones—, aún no se hay datos sobre su identidad, ya que no firmaba sus fotografías. Ahora se investiga quién era realmente este oficial aficionado a la fotografía cuyo trabajo tiene, según él, “un gran valor documental y estético: tenía un ojo fotográfico estupendo, sus planos están muy bien construidos y sabía componer muy bien para 3D”.

La Casa de la Imagen inició hace ahora una década el lento proceso de conservación de este material, estabilizándolo, aislándolo, reproduciéndolo y realizando una complejísima restauración digital. “Las cajas llegaron en muy malas condiciones, el clima del norte de África, tan seco, es terrible, tenían hasta termitas”, recuerda Carlos Trespaderne. En 2007 organizaron Bélica, una primera muestra con una mínima parte de este material; y ahora trabajan para la puesta en marcha de una exposición definitiva, y la publicación de un libro en 2014 con motivo del primer centenario del inicio de la contienda. Para ello, la entidad se ha puesto en contacto con asociaciones y organismos de diferentes países que participaron en la guerra, como Italia, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda o Reino Unido.



el dispensador dice: a alguien, circunstancias mediante, le impresiona la realidad que atraviesa su propio destino... se sorprende del hecho de ser testigo... lo apabulla lo que observa, las palabras, los gritos, donde el hombre se vuelve bestia, rodeando el paisaje con salvajismos. Antes del nitrato de plata, los hechos quedaban en la memoria y a veces, escasas, algún anónimo la traducía a la carbonilla, retratando la imagen de un instante... documento silencioso de un drama irrepetible en sí mismo, convergente de destinos de victimarios y víctimas, testimonio que otro anónimo tomaba y difundía para hasta que el propio tiempo, extinguía el valor, olvidando el hecho.
Cada tanto alguien descubre lo que otros olvidan o pierden... reviviendo momentos perdidos en el tiempo... vibraciones que emanan de fotografías o de cartas repletas de sentimientos atribulados, confundidos por los golpes que se atribuyen al destino, pero que son consecuencia de las acciones demenciales de otros hombres en uso y abuso de sus poderes...
Detrás de cada fotografía hay vidas detenidas en sus almas... queda registrado el momento, abstraído de su tiempo...
Detrás de cada carta hay letras salidas de una pluma en movimiento... detrás de la que a su vez, hay alguien esgrimiendo sentidos y sentimientos... traduciendo la concepción de sus momentos... donde la distancia busca acercamientos, mediante letras, renglones, simples pensamientos, que traducen al espíritu en su doblez ante el destino... luego de la emisión / recepción y lectura de la carta... esto es, del cierre del circuito que habilita y concluye un mensaje... queda un eco flotando hacia el espacio... una estela ocupando el pensamiento liberado... un "algo" que se va apagando a medida que la distancia del tiempo va estableciendo la brecha de lo irrecuperable... y las letras se vuelven mudas... y las letras se vuelven sordas... hasta que alguien descubre la nota, y revive los sentimientos expresados en "plano", sin relieves, sin saber qué sentía el que escribía... desconociendo qué sentía quién recibía y leía... la imaginación hará el resto, e integrará o desintegrará la experiencia, nutriéndola con propia savia...
¿Qué fue de esas personas?...
¿Qué fue de sus destinos en sus tiempos?...
¿Qué fue de sus hechos?...
¿Qué fue del último hálito de sus vidas?...
allí descubres que recuperas la imagen detenida... pero la esencia ya es irrecuperable, porque los sentimientos del momento ya son inaccesibles por irrepetibles... por impensables... porque los dolores, aún siendo imaginables, son irreproducibles fuera de aquel que los llevó consigo...
allí entiendes que tanto las fotografías como las cartas... deben permanecer en el desván o en el altillo... regresándolas a sus silencios inadvertidos... porque nada vuelve a ser, después de haber sido... porque nada se repite, luego de haberse extinguido... porque aquello que fue dicho, se extravía en los vientos y sus laberintos...
luego de haber visto,
luego de haber leído,
al salir del recinto... llevas en la memoria, un retrato de alguien que es desconocido...
si eres sensible...
si en tus sentimientos estás vestido...
podrás comprender el valor del mensaje contenido...
NOVIEMBRE 02, 2013.-


 

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