https://es.wikipedia.org/wiki/Ottessa_Moshfegh
Ottessa Moshfegh, la aclamada novelista que nos ha dejado obras tan afiladas y mordaces como Mi año de descanso y relajación, escribió en su newsletter de Substack que regalar libros no está bien. ¿Por qué creemos que los otros deberían encontrar el momento para leer algo que nos gustó a nosotros? «"Pensé que te gustaría, y como no tienes nada más que hacer con tu vida… Definitivamente, soy más inteligente que tú porque ya he leído este libro y tú no. De nada…". Cuando regalo un libro a alguien es esto lo que intento decirle», comenta Moshfegh con su habitual sarcasmo.
https://ottessathisottessathat.substack.com/p/a-very-ottessa-christmas
Leemos su texto con media sonrisa y casi podemos entender lo que dice: la lectura es una experiencia personal y más de una vez hemos regalado un libro proyectando nuestros propios gustos, intereses o valores. Hay libros que llegan como flechas: mensajes encriptados que piden a gritos un cambio, como quien entrega un manual de anarquía relacional a su pareja. Lo que va implícito está claro.
Gran parte de la belleza de la lectura, en cambio, tiene que ver con el proceso de descubrimiento que implica perderse en una librería, relacionar títulos y llegar a novelas inesperadas que eran desconocidas hasta entonces. La satisfacción de encontrar «el libro» es casi equivalente al placer que genera su lectura.
Pero, ¿qué haría Moshfegh en un Sant Jordi, en Barcelona, Tarragona o Lleida un 23 de abril, presenciando esas riadas de gente que corren a buscar un libro para regalar con una rosa en la mano? Aunque, como ella misma indica, el riesgo de convertir el libro únicamente en un producto de consumo es real (¿cuántas novelas regaladas por Sant Jordi no se llegan a abrir nunca?), también es significativo que el día más notorio de una cultura sea ese en el que el libro es una señal de afecto y de amor: una dedicatoria encarnada.
https://www.anagrama-ed.es/sant-jordi
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