Heridas de la naturaleza
‘El consumo de lo que somos’ es una muestra amplia de una poesía crítica con la globalización del consumo sin límite
Explotación forestal en el Amazonas. PAULO FRIDMAN GETTY IMAGES
La poesía crítica ha tenido casi siempre la mirada puesta en el conflicto social o directamente político o económico. Sólo de modo oblicuo o marginal se ha planteado la denuncia ecológica. Por tradición, la naturaleza aparece en el poema como equilibrio, como resorte emocional o como telón de fondo. Nunca o casi nunca como causa de desacuerdo, de descripción de sus heridas y de denuncia de sus causantes, es decir, como confrontación más o menos sutil con los factores, siempre humanos, que la amenazan. Las “cosas del campo” a las que se refiriera Muñoz Rojas dejan de ser, para algunos poetas, motivo de contemplación, de serenidad y reflexión metafísica, o hedonista, para convertirse en territorio a defender y reivindicar como ecosistema o hábitat en el que asentar la vida.
Steven F. White (Pensilvania, 1955), poeta y profesor de literatura hispanoamericana en la Saint Lawrence University, nos ofrece, en El consumo de lo que somos, una muestra amplia de una poesía crítica con la globalización del consumo sin límite y con el desarrollo sustentado en la lógica del beneficio y en el desprecio del entorno. Los cinco poetas elegidos son, a su vez, activistas mediombientales: el español Jorge Riechmann (1962), el mexicano Homero Aridjis (1940), el chileno Jaime Luis Huenún (1967), la nicaragüense Esthela Calderón (1970) o el colombiano Juan Carlos Galeano (1958) —y el propio editor— escriben en paralelo a sus luchas, recibiendo de ellas inspiración o contenidos.
Todos ellos son conscientes de los límites del crecimiento y de sus excesos, evocan la infancia y los lugares borrados o corrompidos por el afán de lucro y por la lógica dominante en la economía capitalista, contemplan un paisaje y ven la sombra que lo cerca y amenaza, observan a los animales y a las plantas respirando en su microcosmos y al ser humano atrapado en la falsa contradicción entre bienestar y austeridad, o sienten cómo el planeta es “consumido” y, con él, las opciones de felicidad de quienes lo pueblan.
Una poesía robusta de lenguaje que va de la dicción directa y discursiva de Riechmann (“¿Seremos capaces / de dejar de ver el mundo como mina, / molino y matadero?”) a la mitología amazónica y exuberante de Galeano, pasando por la memoria “indígena y mestiza”, también testimonial, de Huenún, la pasión etnobotánica, de una enorme riqueza, de Calderón o la nostalgia de un mundo perdido bajo hormigón y muertos de Aridjis. Es este último, de larga experiencia en el activismo ambiental, quien nos deja una exacta síntesis de la vocación testimonial de la antología: “La ecología, como la poesía, debe de ser hecha por todos”. No es difícil evocar la poesía para todos que proclamara Celaya o advertir transparencias de Vallejo, Neruda, Pacheco o Cardenal, precursores.
El consumo de lo que somos. Muestra de poesía ecológica hispánica contemporánea. Aridjis, Calderón, Galeano, Huenún y Riechmann. Edición de Steven F. White Amargord, 2019. 360 páginas. 15 euros.
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