MEMORIAS de un sin techo © [4]
By Víctor Norberto Cerasale Morteo®
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Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
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Asumí que el sueño en el que estaba sumergido, superaba cualquier realidad que pudiera pensarse… en la pesadilla la maldad se exagera, por lo tanto se supera aquello que el espíritu pudiese soportar… en esa misma pesadilla, y no en otra, la manipulación describe el nivel de perversión que hay dentro de los seres humanos que la ejecutan, y uno, en la simpleza, jamás termina de conocer a la persona, en especial cuando dicha persona se cambia los disfraces en términos de segundos, cambiando también sus máscaras, haciendo que la confusión ajena les permita atrapar desprevenidos y avanzar sobre ellos, sea para devorarlos, sea para despojarlos, sea para saquearlos, sea para destruirlos, sea para todo eso junto… en los sueños, ciertos sueños, se revela la esencia de los actores, y más aún, hasta puede revelarse el karma de esos mismos seres… algo se deja ver a contraluces, y quizás, todo se vuelve explícito, tanto que lo confuso se hace demasiado evidente… ya no sólo se perciben las actitudes, sino que se dilucidan las intenciones y sus hechos… pude ver en el sueño, hechos aberrantes que agobiaban al espectador, la opresión es disruptiva… se sentía una impotencia manifiesta donde el alma se retorcía… había desesperación, pero no era yo… alguien más interpretaba la catástrofe y sufría despiadadamente lo que la maldad generaba en su ser, podía verlo, podía sentirlo, parecía como si yo mismo fuese la víctima, pero no lo era, había alguien más, muchos más, algunos conocidos pero sin rostro, otros desconocidos pero sin rostro, epa, resulta que nadie tenía rostro… ¿cómo era que sabía de quiénes se trataba?... nunca lo sabré, me quedará la duda, pero la verdad es que no necesito de ninguna respuesta, porque en el sueño no hay preguntas que permanezcan pendientes, todo ocurre según lo que puede verse… la ficción supera cualquier verdad, pero además, supera cualquier realidad, así es que no te queda otra cosa que seguir soñando, ya que, por otra parte, lo peor que te podría suceder, es repetir el sueño que se revela con fuerzas descomunales donde quedas a merced de las energías del lado oscuro… en el sueño no tienes cómo defenderte, gritas, pero nadie te escucha… balbuceas, pero nadie comprende… la almohada se convierte en testigo mudo de la tragedia que atraviesas al darte cuenta de lo que están haciendo contigo, y con los demás, con los otros, y con aquellos que sientes que no conoces, pero que juegan un papel preponderante en el guion de una película sin forma, pero con una trama que supera la imaginación de cualquiera que no esté avezado en sueños descollantes…
En el año dos mil sentía que todo estaba claro… las mentiras… los engaños… la perversión… la trampa y las trampas de otras trampas… la maldad manifiesta y la maldad oculta… el sometimiento al lado oscuro, cómo era que se había producido, cuándo había comenzado y con quienes había tenido lugar… cómo se había tejido el laberinto… cómo se intercambiaban las máscaras, y cómo los disfraces… esto es, cómo se había urdido la tragedia que envolvía al conjunto… esto es, cómo se había diseñado la tragedia que iba más allá del conjunto involucrando a ilustres desconocidos que se volvían familiares, sólo por verlos en repetidas ocasiones… esto es, el papel que habían jugado los “otros” invisibles en el desarrollo de la historia, en la programación de los hechos, en la construcción de los escenarios… la verdad, se trataba de una obra magistral, si no fuese por los errores de las mentiras, y de no recordar a quién o quiénes se les había recitado tal o cual mentira… ¿sabes?, llegas a un punto donde no recuerdas a quién le dijiste qué cosa… entonces, sucede lo imprevisible, cantan las aves… primero es una que se acerca a tu ventana, y te canta… más tarde, son dos las que llegan a tu ventana, puedes escucharlas, pareciera que no sabes lo que dicen, pero de alguna forma sientes que sabes de qué te están hablando… después, ya no son ni una ni dos, sino que son diez las que cantan, y te hablan y sientes que te están hablando a ti mismo y a ningún otro, te están contando algo y te están relatando cómo son las cosas, claro está, ellas ven lo que nadie ve, porque ellas trascienden las ventanas, y miran desde arriba, desde muy arriba, desde muy lejos… las aves pueden ver sábanas revueltas y almohadas abolladas… las aves pueden ver a la distancia, miradas mentidas, caricias oportunistas, y también, pueden escuchar palabras bonitas, y pueden percibir con claridad el intercambio de fluidos corporales, y pueden ver puertas que se abren y se cierran, y pueden oír los comentarios falsos que se dicen por detrás de cualquier espalda, para acomodar los sentimientos de los otros, de que de pronto, se sienten dueños de los hechos y del futuro de los otros… las aves saben, en definitiva todo, y lo cuentan a su modo… mucha gente parece no entenderles, hasta que algo se rompe y sucede un todo lo contrario… ya no eran diez aves, sino cien de ellas que llegaban a la ventana a contar los sucesos… había aprendido a entenderles los gorjeos, los cantos, los decibeles de raras canciones que parecían sinfonías rotas, pero que se trataban de manuscritos que jamás se escribirán, porque se transmiten de boca a boca, o si se quiere, mejor, de pico a pico… el humano medio no entiende lo que dicen los pájaros, pero hay que prestarles atención… demanda días, pero finalmente traduces en tu alma eso mismo que te están contando… cuando más de un ave se llega hasta tu ventana, es necesario concederles atención e intentar elaborar grados progresivos de comprensión de sonidos…
En el año dos mil me quedaban intactos la voluntad y la iniciativa, también el esfuerzo consecuente… me revisé a mi mismo y descubrí que el alma estaba intacta… el espíritu estaba intacto… la consciencia estaba intacta… vi las heridas y comprobé que dolían pero que no sangraban… había tomado pociones mágicas para evitar el dolor recurrente, y ello había conducido a evaporar las lastimaduras propinadas por las traiciones, como ves, la alquimia puede conducir a la salvación temporal, o sacarte del cenote sagrado del lado oscuro… en realidad, había caído en la cuenta que apenas si había sido una víctima propiciatoria a la que no habían conseguido sacrificar… me habían apuñalado en todas las formas posibles, pero no habían logrado matarme… me habían lastimado hasta el hartazgo, pero tantas eran las lastimaduras que ya no producían efecto alguno en mi ser… me habían picado con una ponzoña que no me había hecho mella, tenía las marcas, pero los tóxicos se diluían en el aire… pareciera que el cuerpo se había acostumbrado al veneno, y éste no producía efecto alguno, más allá del dolor, el prurito, y la molestia… portaba lo puesto… soñar al aire libre te aclara muchas cosas… soñar bajo las estrellas te aclara la mente, pero mucho más lo hace con los sentimientos, justamente, porque se te aclara cualquier panorama… cuando te despegas, te das cuenta que nada te ata, que nada te contiene, que eres libre de ir donde quieras… en ese punto caes en la cuenta que los papeles no justifican la intención de nadie… en ese punto caes en la cuenta que ningún papel justifica ningún compromiso… las obligaciones son morales, o no existen… el compromiso, jamás es con el otro, sino con uno mismo, y dicho compromiso dura mientras lo asumes, cuando dejas de hacerlo, no hay compromiso que valga… la obligación, jamás es con el otro, sino con uno mismo, la obligación se extiende mientras dura el compromiso asumido por uno mismo, cuando dejas de hacerlo, no hay nada que te mantenga atrapado, por lo tanto cualquier veneno deja de ser tóxico para convertirse en placebo… asimismo, la promesa jamás es para el otro, sino para el uno mismo, así es que tu promesa expira cuando el otro rompe la propia hacia tu persona… por más culpas que te endilguen, ellas resbalan y se pierden en la nada…
Los pájaros me ayudaron a recuperar la memoria de la esencia…
Los pájaros me ayudaron a recuperar la memoria del karma…
Era hora de comenzar todo otra vez… esta vez, lejos… muy lejos… esta vez, a mil setecientos kilómetros de aquella otra vez de humillaciones y sacrificios… las fronteras humanas no tienen incidencia en la práctica de los sentimientos… está visto que en el cosmos no las hay, pues bien, en la Tierra, tampoco…
Alemania quedaba lejos… pero su residuo seco estaba intacto, en el alma… nada podría separarme de mis raíces intangibles…
Vibraba Estados Unidos, pero a ella sólo le interesaba la plata, las utilidades dinerarias, la monetización del trabajo desconocido, las propiedades, las comodidades, los bienestares revelados… mientras trabajaba, ella usufructuaba las consecuencias, esto es lo único que le importaba, la plata y los bienes… después de todo, hacía rato que no le servía más que para eso, facturar y cobrar, todo lo demás era olvido y omisión, disimulo y discusión, culpas y sumisión… la confianza se había roto allá por 1976… no había nada para agregar, salvo alguna nueva mentira… la mirada vacía buscaba nuevas presas, tenía una pero necesitaba más… una sola presa nunca es suficiente para la mente depravada…
Entonces, ya entendía lo que decían las aves… y eso resultaba suficiente… había logrado descifrar el mensaje… me había llevado su tiempo pero ahora entendía todo… cada sonido era una explicación, además, ya no venían de a cien pájaros, sino que eran tantos que no se los podía contar… había de todas las especies, incluso de aves que no eran ni de la zona ni del paisaje… algo raro estaba pasando… los pájaros llegaban a la mañana temprano, amaneciendo, aleteaban un rato y se ponían a cantar… luego permanecían durante todo el día, hasta que el ocaso los hacía desaparecer, para repetir el rito al día siguiente… así durante veinte años, más de veinte años… así todos los días… creamos un vínculo que trascendía los espacios y las geometrías… indudablemente, los pájaros del comienzo no eran los mismos que los pájaros de tantos años después, pero algo los mantenía unidos al modelo creado en aquel entonces… generaciones de aves, estaban acostumbradas a descender a la ventana, primero, al jardín, después, para luego acercarse y meterse dentro de la propia casa… el mensaje crucial lo habían traído los colibríes, aves del paraíso si las hay… también había conseguido entenderme con ellas… ¿viste?, en el sueño todo es posible… los locos podemos adentrarnos sigilosamente en el significado de las cosas… lo que para la mayoría no tiene trascendencia, para los locos sí la tiene, y la locura sumada al silencio, te introduce en la sabiduría de la observación… y al observar, te vuelves sensible a la variación de las “variables”, y ello te lleva a desentrañar la importancia medular de las profecías… desde la profecía, se puede notar cómo evoluciona la sabiduría en el uno mismo, entonces, puedes ver el futuro de la distancia, así como puedes dilucidar qué sucede cuando se produce la ausencia justificada… si a eso le sumas la magia cuántica de la alquimia, te vuelves un “sensible” en potencia, alguien que siente vibrar el espacio tiempo antes que se produzcan los acontecimientos… sí, sí, eso mismo… la locura me había conducido a ser un jedi oculto del mi mismo desprendido… ahí me di cuenta que eso me ocurría hacía muchísimo tiempo, desde la niñez… el lado oscuro había logrado apuñalarme mil veces, pero siempre había logrado sobrevivir… no se trataba de suerte, sino de protección celestial… no sentía angustia… no estaba deprimido, mucho menos confundido… había aprendido a asimilar las derrotas, y estas se convertían en triunfos velados que siempre ofrecían salidas virtuosas…
Estaba entero… algunas cosas no funcionaban del todo bien, pero estaba entero… lo esencial estaba intacto, pero eso ya te lo dije… entendí que la locura había sido esencial… entendí que la poesía de mi alma había salido indemne… entendí que mi espíritu, de tanto dolor, de tanto daño, se había transformado en arte…
Regresé a las fuentes… atravesé los portales que sólo yo conocía… vi que el cielo estaba despejado, y era de un azul intenso… casi eléctrico… recordé que en 1978 había sido alcanzado por la varita mágica del amor puro… lo había vuelto a encontrar en el año dos mil… el nuevo milenio me lo había regresado… el reencuentro fue prodigioso… el encuentro abrió el cosmos y los planetas se alinearon en el silencio concedido por los ángeles y recitado por los pájaros… había comunión en el universo, y este concedía su bendición para que se consumara la unión tan anhelada… era tiempo de recuperar la energía perdida… era tiempo de recuperar la fuerza agotada… la pregunta del millón era ¿cómo hacerlo? …
Comencé a escalar la montaña perdida… sabía en lo interior, que debía estar lejos del mar… al mismo tiempo, sabía que debía recurrir a descubrir nuevas fuentes… tarea superlativa que me llevaba a introducirme en espacios a los que nadie acudía jamás… para esos lugares no había rutas, se trataba de caminos polvorientos, y en muchos casos de huellas que había que encontrar andando a pie… no era una cuestión de tiempo sino de espacio sin tiempo… los viajes a lugares inaccesibles comenzaron a repetirse… uno, dos, cien, mil, algo así como un no sé cuántos lugares, ni cuántas veces, siempre descubriendo algo que nadie había visto antes… la clave estaba en la altura… era necesario escalar hasta el techo del mundo y contemplar el mundo desde la cima… me adentré entre ruinas precolombinas y encontré tumbas de seres que no debían ser molestados… agradecían no serlo… a cambio ofrecían cerámicas milenarias que nadie había encontrado antes… fui metiéndome en espacios sagrados que ningún indio conocía… ¿cómo era que no sabían de la existencia de esos lugares sagrados?, los ancestros me habían conducido a un concierto de arenas y piedras… me habían enseñado sus murallas, sus casas abandonadas, sus almacenes olvidados, sus morteros perdidos, sus terracerías descuidadas, sus xilofones desconocidos con los que comunicaban las distancias… hay fenómenos cuánticos que ocurren sólo en la cordillera, sólo en la alta montaña donde nadie llega, donde nadie está, donde todo es lejanía… las tormentas de altura producen efectos desconocidos por el hombre extraño… los rayos fabrican vidrios que son talismanes destinados a los elegidos que se llegan hasta allí en busca de paz… las tormentas lavan laderas de espacios que nadie jamás pudo ver con sus ojos, mucho menos con sus almas… escalar demanda esfuerzo, pero mucho más demanda voluntad, pero hay algo que te empuja hacia arriba, y simplemente subes, sin grampas, sin clavos, sin sogas, sin clavijas, en completa soledad y sólo acompañado por el silencio ficticio de un sueño atravesado por la vida…
En medio de la montaña, unido al viento, una piedra llamó mi atención… de un negro intenso, de un negro inexplicable, parecía salir una voz… así es, la piedra hablaba una lengua que se le podía entender… no era español… era una lengua cósmica… la piedra dijo: tómame, llévame contigo… no me sorprendió… la tomé y noté que pesaba diferente a las demás piedras… la tomé y caí en la cuenta que se trataba de un piedra cósmica que había estado allí por miles de millones de años humanos, pero caí en la cuenta que esos años humanos no eran terrestres, y comprendí que se trataba de una piedra cósmica con una singular capacidad para producir sonidos que salían de la atmósfera para escurrirse al espacio exterior… inmediatamente, otra piedra produjo en mi el mismo efecto… la atesoré y la amé… y recogí su contexto de arena y pedregullo, para que se sintieran acompañadas… algo estaba sucediendo en la mayor de las soledades… las rocas hablaban y podía entenderles perfectamente lo que decían… lo locura te lleva a amar lo que se cruza en tu camino, respetando la esencia de cada cosa, creando una comunión con el karma de cada cosa, justamente, porque todo eso que llamas “cosa”, es una existencia que trasciende la tuya, enseñándote los alcances del cosmos, influyendo en tu propia existencia… a más de cuatro mil metros de altura, las piedras repetían la consigna: tómame y atesórame… en dicho punto recordé lo sucedido en el año 2005, en un de mis tantos viajes a y desde Tucumán… algo que tuvo lugar justo en el cruce de la frontera con Salta… una madre joven, sin haber mediado palabra, se me acercó, me tomó de la mano, abrió la mano, y depositó en ella un cristal de roca de intenso color negro, diciéndome: “absorberá todo el daño que te han hecho, absorberá todo el mal que te ha rodeado, absorberá todas las heridas que portas”… una piedra que conservo y a la que une un especial sentimiento de entrega, ya que, en efecto, ese fue el “efecto” que la piedra negra produjo en mi ser… los daños se volvieron recuerdos, el mal se volvió memoria, y las heridas se convirtieron en cicatrices, estas en marcas, y dichas marcas en aprendizajes…
Aquellas piedras fueron el portal que me condujo a la reflexión y la memoria… reflexión de los hechos que tuvieron lugar, cambiándose los escenarios, transformándose los paisajes, intercambiándose los roles entre conocidos, extraños y ajenos… lo que se abrió produjo un minucioso ejercicio de memoria y la memoria fue aclarando los claro oscuros de la maldad ejercida hacia mi persona, y ejercida sobre otros, cercanos y lejanos… desde entonces, la reflexión encuentra visiones filosóficas de la perversidad, así como la memoria descubre giros inesperados en las humillaciones a las que me vi sometido… no estoy todo el tiempo pensando en el pasado, sino que hechos del presente continuo, subrepticiamente ofrecen imágenes que me descubren las intenciones así como los desprecios escondidos tras los telones de cada etapa… nada de eso hace mella en mi recuerdo, simplemente se aclaran las circunstancias y se exponen a los manipuladores… pero, en medio de ello, a lo largo de los años, otras cosas sucedieron… nuevas piedras se llegaron hasta mi… de las más variadas fuentes… de lugares impensados, extraños, jamás pisados por nadie… y dichas rocas se incorporaron a mi causa, como si se tratase de la causa de ellas mismas… acumuladas en sillería, como si se tratase de escombros, pero no, se transformaron en una pirca en el jardín de la casa donde habito… y ellas mismas me explicaron su propio sentido cósmico… las piedras contienen una energía que es eléctrica, pero contienen otra energía que es magnética, al mismo tiempo guardan una significancia cósmica, y todo ello está atado al concierto universal de las fuerzas de la luz… juntas crean una barrera protectiva que es, esencialmente, cósmica, con forma de esfera… generando energías que también son esféricas que envuelven a todo lo que alcanzan, porque además se conectan con el espacio exterior al cual pertenecen… en los años sucesivos, a todo ello, sumé arenas, pedregullos, y cosas que ni imaginas que existen, incluyendo en ello, las rocas para sopa, conocidas sólo por los habitantes de las soledades, algo que alimenta a un ser humano sin que nadie lo conozca más allá de las soledades… incluyendo en ello, los mármoles blancos, los mármoles rojos, los verdes, y más… todo ha dado forma a una sinfonía que aún suena de cara a la eternidad… podría decirte que nos acompañamos, pero no, la verdad es que van más allá de una simple compañía, ya que formamos una conjunción que trasciende la existencia… lo importante, lo fundamental a tener en cuenta es que dichas piedras me eligieron, no fui yo quien las robé de sus respectivos espacios… fueron ellas quienes dijeron de venir conmigo, quizás entendiendo que mi causa era justa, o quizás asumiendo que mi causa era noble, o tal vez, comprendiendo que yo mismo valía la pena de la causa de ellas… los humanos no saben qué piensan las piedras, pero te aseguro que ellas piensan… y saben… y reconocen… y eligen… y seleccionan…
En el hogar, hay miles de piedras de diferentes colores, de diferentes formas, de diferentes tamaños, de diferentes tenores de energías, de diferentes capacidades magnéticas, de diferentes procedencias cósmicas… todas conforman una unidad de luz, que no se mide ni en tiempo ni en espacio, unidad que trasciende la capacidad humana de entendimiento, por ende, se extiende por fuera de cualquier maldad, de cualquier mentira, de cualquier capacidad para infringir daño… sin embargo, querido lector, el lado oscuro siempre se supera a sí mismo, por lo tanto, uno debe estar muy atento, porque nunca se sabe hasta dónde llega la perversidad de aquel que está siendo consumido por su propio infierno…
MEMORIAS de un sin techo © [4]
By Víctor Norberto Cerasale Morteo®
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