Hu Yongkai, representante del expresionismo chino
Hu Yongkai, uno de los mayores exponentes de la pintura china actual, desde hace décadas describe en sus cuadros de corte sencillo, individualista y moderno, elegantes mujeres de la vieja sociedad con un toque expresionista de colores impactantes, mezcla de las técnicas chinas y occidentales.
El pintor, nacido en Beijing en 1945, es una de las figuras más prominentes de la pintura moderna china, por lo que goza en la actualidad de una excelente reputación, no ya dentro de China, sino también en todo el mundo gracias a sus peculiares retratos con colores vivos sobre la feminidad y la hermosura, creando un nuevo estilo con características propias que está siendo imitado por seguidores y plagiadores.
Sus pinturas son la síntesis de las técnicas tradicionales chinas y occidentales, y un resumen de la belleza y elegancia de la arquitectura de su país envueltas en una aureola nostálgica y romántica. Con el empleo de colores llamativos, tanto en acrílico como en tinta china, retrata con una visión sorprendentemente contemporánea mujeres de una edad indefinida y animales –gatos, perros y pájaros, principalmente- rodeados de un halo de misterio y sabiduría.
Hu Yongkai, quien se define a sí mismo y a su obra afirmando que no es un hombre “ni del norte ni del sur”, por lo que sus pinturas no son “ni del este ni del oeste”, recibió la mayoría de su educación artística en su ciudad natal.
Licenciado por la Academia Central de Bellas Artes de Beijing, de 1964 a 1985 fue director artístico del Estudio de Animación Cinematográfica de Shanghai. A partir de esa fecha, trabajó de lector en la Universidad de Bellas Artes de esa misma ciudad hasta que en 1988 emigró a Hong Kong, donde vivió cuatro años hasta marcharse definitivamente a los Estados Unidos, lugar donde reside actualmente. Eso no le ha impedido continuar visitando China continuamente, donde también gusta mostrar su distintiva obra.
Hu Yongkai ama describir a mujeres de rostros cubistas y contornos fovistas, sobre todo enmarcadas en un contexto arquitectónico que define y limita el paisaje. Damas de la antigua corte china extraídas de novelas clásicas –tipo Sueño en el pabellón rojo- o de leyendas son las figuras principales de las obras de este pintor polifacético.
Rodeadas de jardines de viejas casas y mansiones con patios interiores, sus féminas, solas o en compañía, evocan un sentido místico y oculto. Las presenta, tanto vestidas como desnudas, observando el paisaje a través de una ventana, relajadas tomando el baño, retocándose el cabello con delicadeza, leyendo tranquilamente un libro, abanicándose lánguidamente o sentadas recatadas en sillas de la dinastía Qing (1644-1911) rodeadas de jaulas con alegres pájaros de vistosos colores.
El esplendor de sus trajes tradicionales se yuxtapone con una muestra de paredes enladrilladas descoloridas, caras rurales y templos antiguos, contraste claro entre el presente –la imagen- y el pasado –la arquitectura-.
La influencia de arte folclórico chino es evidente en la densidad de los colores primarios, aunque uno puede descubrir retazos de su técnica en las pinturas de las tumbas del siglo X halladas en las cuevas de Dunhuang, provincia de Gansu, pertenecientes al periodo de las Cinco Dinastías (907-960).
Tras examinar la tremenda diversidad en la colección artística de Hu Yongkai –la cual varía desde cerámica antigua, pinturas murales de estilo dinastía Tang (618-907), óleos inspirados en las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), hasta obras modernas occidentales influenciadas por Picasso, Van Gogh, Gauguin, Matisse, Modigliani o Paul Klee-, se puede observar con facilidad elementos que racionalmente unen su trabajo con doctrina y sofisticación, a la vez que su estilo personal cambia y madura.
Hu Yongkai mantiene claramente la tradición y autenticidad en su desgana de abandonar su amor y obcecación por la cultura tradicional china. Cuanto más profundiza en su técnica, más fuerte se convierte su expresión y dependencia de la herencia histórica de su país.
La complejidad de formas con las que empaqueta sus sentimientos también se desarrolla paralelamente a su estilo y madurez. Únicamente a través de su fuerte conexión con su propio origen y herencia culturales Hu Yongkai es capaz de extraer lo mejor del entorno y fundirlo en una visión fresca y renovada. Esta combinación es lo que centra la obra de este extraordinario pintor visionario de su tiempo presente y cultura pasada.
Hu Yongkai es un auténtico artista en muchos sentidos. Con sus pinceles y su caballete cargado al hombro camina por las cuevas de Dunhuang, por los milenarios poblados de Jiangman, por las callejuelas de Pingyao, por las aldeas de las minorías étnicas de Yunnan y por los enclaves pesqueros de Nanhai exprimiendo lo mejor de cada escenario.
Durante una visita a los Estados Unidos, participó en una ocasión en un ritual místico de fuego organizado en una montaña sagrada por los propios indios americanos. Su personal espíritu va más allá de la cultura de los nativos americanos, la cual expresa que todo el mundo “debería leer diez mil libros y caminar por diez mil caminos”.
Tan pronto como abre la boca para comenzar a hablar, uno puede adivinar que se trata de un hombre lleno de cordura y experiencia. Cuando crea arte, se imbuye completamente en la grandiosidad de la obra y nunca se siente cansado durante el lento y meticuloso proceso. Quizá sea su habilidad de trabajar con este método lo que le da fuerza y es precisamente esta fuerza lo que hace que su trabajo alcance cuotas exquisitas y grandiosas.
Durante los últimos quince años, Hu Yongkai ha realizado exposiciones en solitario en ciudades tan importantes como Shanghai, Taipei, Hong Kong, Chicago, Los Ángeles, Tokio, Singapur y Beijing, además, sus obras han recorrido diversas galerías de arte de Alemania, Francia y el Reino Unido. Desde que visitara la isla de Bali (Indonesia) en 1995, adquirió un nuevo punto de vista inspirado en las imágenes que vio allí y que han marcado sus últimos trabajos.
Sus pinturas continúan recibiendo los mejores halagos en todo el mundo, lo que hace de Hu Yongkai uno de los pintores chinos más prestigiosos y reconocidos internacionalmente. Recientemente completó una serie de obras de grandes dimensiones tituladas Cien relatos de Jin Pin Mei (1), que fueron todo un éxito de crítica y público.
Nota:
1. Jin Pin Mei o El ciruelo en el vaso de oro (en chino 金瓶梅 o Jīn Píng Méi) es una novela naturalista china, considerada como la quinta novela clásica después de “Las cuatro novelas clásicas chinas”, compuesta en lengua vernácula (báihuà) a finales de la dinastía Ming (1368-1644). El autor fue Lanling Xiaoxiao Sheng (兰陵笑笑生), “El burlesco erudito de Lanling”, un claro seudónimo. Las versiones más tempranas de la novela sólo existen en documentos manuscritos; el primer libro impreso en bloque fue publicado en 1610. La versión más completa de hoy consta de cien capítulos.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 5. Volumen II. Marzo de 2011.Ver / descargar el número completo en PDF
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