NASA logra cartografíar los ecos de luz de un agujero negro
El entorno que rodea un agujero negro que tiene 10 veces la masa del Sol ha sido finalmente cartografiado utilizando el instrumento NICER (Neutron star Interior Composition Explorer) de la NASA, adherido a la Estación Espacial Internacional.
NICER detectó luz de rayos X en un agujero negro recientemente descubierto, llamado MAXI J1820 + 070 (conocido como J1820), mientras consumía material de una estrella compañera. Las ondas de los rayos X formaron “ecos de luz” que se reflejaron en el gas que giraba cerca del agujero negro y revelaron cambios en el tamaño y la forma del entorno.
Según NASA, un agujero negro puede extraer el gas de una estrella cercana a un anillo de material llamado disco de acreción que brilla en los rayos X. Sobre este disco se encuentra la corona, una región de partículas subatómicas que brilla en rayos X de energía más alta. Los astrofísicos quieren comprender mejor cómo el borde interior del disco de acreción y la corona cambian de tamaño y forma a medida que un agujero negro absorbe el material de su estrella compañera.
Reverberación de rayos X
Un método utilizado para registrar esos cambios se llama mapeo de reverberación de rayos X, que utiliza los reflejos de rayos X de la misma manera en que el sonar usa ondas de sonido para mapear el terreno submarino. Afirman que, si pueden entender cómo y por qué ocurren estos cambios en los agujeros negros de masa estelar durante un período de semanas, podrían comprender mejor cómo evolucionan los agujeros negros supermasivos a lo largo de millones de años y cómo afectan a las galaxias en las que residen.
A 10.000 años luz de distancia, los científicos estimaron que la corona se contrajo verticalmente de aproximadamente 100 a 10 millas, es como ver que algo del tamaño de un arándano se reduzca a algo del tamaño de una semilla de amapola a la distancia de Plutón.
“Esta es la primera vez que vemos este tipo de evidencia de que la corona se está reduciendo durante esta fase particular de la evolución de la explosión”, dijo el coautor Jack Steiner, astrofísico del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, EE.UU.). “La corona todavía es bastante misteriosa, y todavía tenemos una comprensión de qué es. Pero ahora tenemos evidencia de que lo que está evolucionando en el sistema es la estructura de la corona en sí misma “, concluye.
Otro estudio publicado hace un tiempo en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society aseguraba habercreado una especie de inventario cósmico, capaz de inferir un espectro de la población de agujeros negros en la Vía Láctea, incluyendo los de tipo binario que se fusionaron para darnos ondas gravitacionales: probablemente hay hasta 100 millones de agujeros negros solo en nuestra galaxia, y unos 10 millones de ellos tendrían 50 veces la masa del sol.
Fuente: elespectador.com
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