CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 6© [9]
By Víctor Norberto Cerasale Morteo®
En el plano cuántico de las cosas… en el plano cuántico del todo… en el plano cuántico de la nada… en el plano cuántico de los “algos”… en el plano cuántico de los “pocos”… en el plano cuántico de los “muchos”… allí donde se absorben y liberan las energías… allí donde se captan y expelen las radiaciones… allí donde la gravedad se hace un nudo… hay evidencias de que la Tierra, el planeta que te cobija durante tu viaje, tiene once dimensiones… tal vez más… así como también hay evidencias de que el universo visible tiene, a su vez, once dimensiones… así como también se asegura que hay evidencias que los universos intangibles, supuestos, desconocidos, que no se sabe dónde están, tienen a su vez, al menos, once dimensiones… seguramente más… por lo pronto, tu vida misma cursa en al menos dos dimensiones conocidas… la vida, esa que tu llamas real, pero que ciertamente no lo es… y tus sueños, donde vives, tu mismo, una vida paralela donde aparecen actores conocidos y desconocidos a los efectos de atravesar circunstancias que parecen normales… que parecen alocadas… que parecen desmesuradas… que parecen tergiversadas… que parecen imposibles… que parecen extraordinariamente reales… pero que siempre guardan un sentido que no logras explicar, porque mayormente te olvidas de los sueños apenas despiertas, o después de un rato, y pocas veces logras conservar en la memoria dichas experiencias, a veces nutritivas y premonitorias, y a veces frustrantes y desalentadoras… pero, ¿cómo explicarlas?, si apenas permanecen unos segundos después de haberlas atravesado… y luego se escurren en la memoria hasta esfumarse, regresando alguna vez como imágenes que no logran descifrarse… como sea, como sea que lo quieras ver, como sea que lo quieras entender, tu vida se debate entre dos dimensiones bien distintas… la que llamas real porque las sensaciones están a flor de piel… la que llamas sueños porque lo que sucede allí no se siente en la piel sino en el alma… sin embargo, tú día, tus veinticuatro horas se dividen en dos tercios de vida real (más o menos), y un tercio de vida en sueños (más o menos), o sea que ocurre en dos dimensiones donde tú te encuentras… en una de manera consciente, la real… en otra de manera no consciente, al menos no de modo evidente, los sueños… es decir, de arranque, tu te debates entre dos dimensiones mientras que la Tierra posee once de ellas en el plano cuántico… la dimensión de los sueños pocas veces se mezcla con la vida que llamas real… la dimensión que llamas real pocas veces trae a colación lo que sucede en sueños… aunque a veces, sí se combinan de alguna manera para la cual no hay palabras ni tampoco explicaciones humanamente lógicas, de hecho, la lógica no reside en la dimensión de los sueños… no hay traducción del cambio de dimensiones, cuando despiertas eres tu mismo en otro plano, y cuando estás durmiendo, eres tu mismo en otro plano bien distinto, pero en cualquiera de los dos, el que está y vive, eres tú, algo que debería llamarte a la reflexión, algo que debería impulsar tu imaginación hacia el pensamiento pendiente… porque no es otra persona la que estás en tus sueños, sino que eres tú mismo viviendo en otro plano diferente al de la vida real… terrible, ¿no?... tremendo, ¿no?... nunca antes pensado, ¿no?... justamente, en dicho plano, los humanos atraviesan situaciones distintas, o a veces semejantes, todos y cada uno de sus días… o sea que la vida se debate en dos dimensiones… siendo que hay tantos “sueños” como humanos hay… siendo que hay tantos sueños como días de vida hay… siendo que todos los días son diferentes… siendo que todas las noches con sus sueños son diferentes… es decir, los planos están bien diferenciados, pero el que interpreta las circunstancias de uno u otro lados, eres tú mismo… no otra persona, sino tú mismo… traducido: el ser humano atraviesa su propio plano cuántico… algo que curiosamente le sucede al resto de la especie animal… algo más que curiosamente le ocurre a la vida del mundo vegetal… lo que da a suponer que ocurre con todo lo que hay en la Tierra… el plano cuántico se replica en todas direcciones… y todo está a merced de dicho plano (cuántico)… aún cuando ni se quiera saber de ello… aún cuando no se quiera ni oír hablar de ello… aún cuando se lo desconozca o se lo pretenda desconocer… no obstante, la Tierra sigue teniendo sus once dimensiones, al menos once… tal vez más… siempre en número impar, vaya a saber por qué extraña lógica matemática que impera desde la creación…
Por lo pronto, entonces, hay una Tierra donde se transitan las circunstancias “reales”… y hay otra Tierra, distinta a la primera, donde se viven los “sueños”, hete aquí que ya hay dos dimensiones evidentes… parecen pertenecer a una sola, pero no es así, porque el plano cuántico en la vida real no es evidente, sin embargo, en el plano de los sueños sí suele serlo… allí suceden cosas que atañen a la voluntad, a los dones, a los talentos, a las profecías, a la luz que hay en la esencia, o a la oscuridad que hay en ella, al propio karma, a la esencia de la persona en sí misma, al alma, al espíritu, y sobre todo a la consciencia… en los sueños, la única manera de evitar que algo suceda, es despertarse… cuando algo no te gusta, cuando algo no lo aceptas, te despiertas y ya… no obstante ello, todo sigue sucediendo… esto es que continúa ocurriendo aún cuando tú lo niegues y te despiertes, sólo que no eres consciente de ello… el mundo de los sueños permanece intacto a pesar del despertar… sólo regresas a un plano que supones real, pero lo demás continúa con sus procesos y sus circunstancias más allá de la consciencia que tengas de ello, por lo tanto, el plano es dimensionalmente diferente y se mantiene “vivo”, aunque estés despierto…
Mientras tanto, la Tierra continúa teniendo sus once dimensiones… la de la vida real… y la de los sueños, son apenas dos de dichas dimensiones… y las demás, ¿cuáles pueden ser?... podría suponerse que hay una dimensión donde se ubican los ancestros, ya que ellos, cuando dejan sus cuerpos, van a parar a alguna parte que no reside en la Tierra misma sino en un paralelo simultáneo… estaríamos entonces frente a tres dimensiones que contienen las esencias y los karmas presentes, la de los vivos, y las esencias y los karmas ausentes, la de aquellos que dejaron de ser aquí, pero siguen siendo allá… sólo cambiaron su dimensión de estancia… lo que no sabemos es si todos los que fueron, alguna vez, en el aquí, se encuentran ahora en el mismo “allá”… y lo más probable es que eso no suceda, esto es que algunos sí se encuentren en una dimensión contigua de la propia Tierra, pero que muchos otros estén en otra dimensión de otro planeta, perteneciente a otra estrella, perteneciente a otra galaxia… incluso, por qué no, en otro universo… ya que los planos cuánticos “saltan” de un lado a otro siguiendo un orden matemático imposible de descifrar, al menos no apto para humanos en sus lógicas, al menos no apto para humanos en sus razones… indudablemente, la lógica de las dimensiones no cabe en la mente humana… lo cual no quiere decir que estas no existan, sino todo lo contrario, el ser humano está limitado a las posibilidades de un cuerpo, mientras que el océano de los universos se expande y se contrae según un orden que supera a cualquier mentalización de estados de caos, esto es que el sistema de relojería que lo administra es perfecto, hasta en su más mínima expresión, o bien, hasta límites insospechados… los universos están conectados y se acomodan a leyes que están muy lejos de las capacidades humanas de interpretación de los hechos, aún cuando la soberbia académica diga todo lo contrario…
Como sea se lo quiera ver, tres dimensiones laten en paralelos simultáneos… la vida que parece real… los sueños que transitan un plano diferencial de lo humano… y ahora, el plano de los ancestros, los que fueron, los que estuvieron, los que ya no son pero siguen siendo en alguna parte… si embargo, hablamos de onces dimensiones, así es que en cada una de ellas, debe haber algo, un espacio ocupado por alguien, por algunos, que conservan los sentidos del existir… así es que es de suponer, que hay una dimensión donde residen los ángeles, esos que ayudan a los humanos en sus vidas, así como ayudan a otras entidades a atravesar las suyas, esto es que hay ángeles para cualquier ser que esté viviendo en cualquiera de las dimensiones potencialmente posibles… ello significa que los ángeles tienen dimensión propia, espacio propio, geometrías propias que responden a un universo matemáticamente posible, yendo y viniendo, colaborando con los designados para ser atravesados por sus vidas y ayudándolos a “vivir”, o si se quiere, ayudándolos a ser atravesados por sus destinos… todo parece sonar igual pero es evidente que los planos son distintos… vida real… sueños… ancestros… ángeles… cuatro dimensiones en un mismo plano cuántico, o en distintos planos cuánticos, no sabemos, no podemos saberlo, ni siquiera podemos intuirlo de tan grande que parece ser…
La siguiente dimensión, la quinta, podría ser aquella donde reside la luz en su máxima expresión… una luz inmutable… una luz que no tiene sombra posible… una luz sin contraluces… una luz incólume… una luz que es distinta de la que concibe el ser humano… pero que se trata de una luz de la que emana el orden que regula al universo visible a todos los otros intangibles… entonces su plano es propio de Dios, o del ente regulador de todo lo que existe en cada plano cuántico, o del orden en sí mismo… una dimensión donde todo se ordena a sí mismo a partir de la luz como esencia de las esencias… como sea se lo quiera ver, la luz en sí misma es una dimensión que ocupa al menos un plano dentro de los planos, por lo tanto tiene espacio propio y se desenvuelve en un lugar a donde las existencias no tienen acceso, sencillamente porque allí no puede ingresar ni siquiera una pizca de oscuridad… un lugar donde no pueden ingresar los grises… un lugar donde no hay espacio para la negrura en ninguna de sus formas… digamos, que se trata de una dimensión donde la luz es suprema… por lo tanto, inalcanzable… ¿cómo es la luz inalcanzable?... sencillamente, inaccesible… de tanta luz, no hay oscuridad posible, pero ése es un lugar sólo para inmaculados…
Superando la mitad de las dimensiones evidentes, la sexta aparece como un desafío… ¿de qué podría tratarse?... ¿de qué sería espacio?... ¿para qué cedería un lugar semejante?... hasta ahora tenemos cinco dimensiones, de las cuales una sería de la falsa vida real, y una segunda de los sueños… luego, los ancestros… más tarde, los ángeles… y la luz, sobre todo la luz enceguecedora, esa que no permite sostener la vista, esa para la cual no hay ojos, esa que sólo acepta almas puras… ¿para qué, entonces, una sexta?... si hay once, necesariamente hay una sexta… así es que esta bien podría ser un espacio para las ideas, la idea del sí mismo, la idea existencial, la idea necesaria del uno mismo destinado a existir, no cómo cuerpo, sino como esencia… es necesario tener una idea de lo que se quiere ser, para poder ser, no en el acá sino en el allá, donde la eternidad regula todos los movimientos y las verdaderas presencias… en la Tierra sólo hay ausencias que cursan en la vida real, en una dimensión donde la gente necesita tocar para saberse vida, pero en las dimensiones contiguas eso no sucede, porque cuánticamente el espíritu salta de sí mismo para sintonizar con la luz que todo lo sostiene… la idea es lo que impulsa la existencia… la existencia adherida a la eternidad a la cual pertenece… la existencia que revela que sé es a partir del reconocimiento del sí mismo respecto de los demás… los demás tienen un espacio donde las esencias se reconocen, se saben existentes, se saben atravesadas por la eternidad que todo lo domina… todo es a partir de una idea… qué se quiere ser… qué se pretende al ser… qué se busca al ser… cuál la dirección del ser… cuál es la significancia de ser… la idea es la que justifica el argumento, pero el argumento es el ser en sí mismo, aceptando ser atravesado por sucesivas vidas acompañadas por estados donde no hay cuerpo, pero donde el sí mismo permanece unido al uno mismo, donde el alma y el espíritu se conjugan, donde la consciencia está plena y desatada hacia un espacio donde no hay condicionante temporal… allí está la idea para poder existir… todo lo que existe parte de una idea primordial… todo lo que existe parte de una idea original… allí está el origen de todas las cosas, demostrándose que sin idea original la existencia es inviable, por lo tanto, la idea motora propulsa la existencia, no la vida real tal cual la entiende el ser humano, sino la existencia, el ser más allá del respirar… el ser más allá de tener un cuerpo… el ser sin necesidad de sentidos… el ser sin necesidad de ojos ni de oídos… auténticamente, ser… expresado de otra forma, no se puede existir si no hay una idea que mueva la existencia… la idea es cuántica, por lo tanto es transformadora… la idea es cuántica, por lo tanto es convertidora… transforma la energía en algo creativo… convierte la energía gravitatoria en polos de conexión... la conexión es convectiva…
Entonces, hay una dimensión de la vida real, mientras que hay otra dimensión que atañe y contiene el sentido de los sueños… paralelamente, hay una dimensión donde se concentran los ancestros, los que fueron, los que han sido, los que ocuparon un lugar y dejaron huellas… más tarde, se encuentra la dimensión de los ángeles, de los que ayudan, de los que contribuyen, de los que respaldan o enseñan, de los que guían o señalan, de los que trabajan para que los destinos escritos se cumplimenten… luego, la luz, que de tan intensa no se puede ver ni alcanzar… y seguidamente el espacio de las ideas del sí mismo… la idea de la existencia genuina en el allá, en el más allá, donde la eternidad envuelve el todo y lo sostiene fuera del tiempo…
Entonces, aparece la posibilidad de una séptima dimensión, esta sería la dimensión de la memoria, donde todo está escrito… la memoria de lo que acaba de ocurrir… la memoria de lo que acaba de tener lugar… la memoria de lo que ha sido, pero que aún dejando de ser, permanece latente en el sí mismo conjugado con el alma… se descubre ante el olvido circunstancial y se reencuentra a efectos de poder proyectarse en el más allá… traduciendo justo el momento donde la luz que todo lo comprende, absorbe a la existencia y la hace nuevamente suya… mostrándole que para existir sólo es necesaria una idea genuina y fundamental… mostrándole que la memoria estaba por fuera del cerebro y no dentro de él… mostrándole que el espíritu es la memoria universal del cada uno en su espacio… evidenciando que cada espacio se atiene a una justificación cuántica que explica las geometrías que emanan de cada presencia en relación a los otros, los demás, los que también guardan un espacio para crear y proyectar la necesidad de existir, no como cuerpo, sino como alma… ahí es donde caes en la cuenta que durante la vida, aquella que llamabas real, todo estaba por fuera del cuerpo, pero mientras eso ocurría, todo sucedía dentro del espacio de la trilogía que conforman el alma, el espíritu y la consciencia, como una unidad de existencia imprescindible para poder ser… allí entiendes que la memoria es parte de la esencia, y a su vez, ésta forma parte del karma donde se replica a cada paso, aportando luz mediante la experiencia que explica el por qué de cada cosa… cada existencia se asocia a una memoria de sí misma… pero dicha memoria es sólo referencial y de corto plazo, porque sirve para darse cuenta de la importancia del sí mismo reencontrado con el uno mismo… entonces, dicha memoria es reveladora… descubre que la respuesta carece de sentido porque la pregunta no era necesaria… entonces, una vez más, el espíritu se encuentra con todas las respuestas a disposición, pero ya no hay pregunta adecuada que satisfaga aquello que se representa en las búsquedas del alma… la barrera se ha superado, la conjunción entre alma, espíritu y consciencia se revela a sí misma, y la memoria es inherente a ellos, estaba allí antes de… está allí después de… ser es sinónimo de existir, pero sin cuerpo… de hecho, la consciencia es cuántica, así como el alma lo es, así como el espíritu lo es… entenderlo es una magia maravillosa… descubrirlo es una magia transcendente… que envuelve al yo y lo despersonaliza… la memoria está en el amor dado, brindado, ofrecido, aportado… la memoria está en cómo se ha tratado al otro, al prójimo, al próximo, al igual o al distinto… la memoria está en aquello que se propuso para hacer a los demás en representación del sí mismo… la memoria está en las inspiraciones aportadas para que otros pudiesen brillar… la memoria está en las contribuciones para con los demás… dicha memoria, construye el sentido del sí mismo y lo revela tal cual es… una memoria donde todo consta, de cara a la eternidad…
Luego, le siguen los recuerdos que aportan las perspectivas, esto es la octava dimensión, la dimensión de los recuerdos según la posición respecto de las circunstancias, qué se vio, qué se escuchó, qué se tuvo presente, qué se perdió, cuáles fueron los alcances de cada experiencia, cuáles fueron las revelaciones, cuáles las dudas, cuáles las preguntas, cuáles las sombras, dónde apareció la luz, dónde se maduró lo sucedido, cuál fue el aporte auténtico y cuál el genuino, qué se guarda, qué no se guarda… estos recuerdos representan la reflexión que regresa mediante imágenes para que estas sean pensadas, analizadas, una y otra vez, para que el hecho sea comprendido desde los presentes sucesivos, para que todo permanezca activo en el devenir de los karmas… el karma se escurre hacia la eternidad a la que pertenece y regresa agregando valor al pensamiento pendiente… el karma es una idea del sí mismo, en flotación… está en el espacio, ocupando una ínfima parte de la geometría dimensional… pero dicho karma es tan cuántico como la memoria lineal y tan cuántico como la memoria direccional… va descubriendo cosas poco a poco… cosas que se ven de una manera pero, quizás, sucedieron de otra bien distinta, bien diferente, diametralmente opuestas a lo que se interpretó en su momento… el recuerdo es una memoria con perspectiva, no es lineal, no es preciso, mezcla la visión con la interpretación, mezcla el momento con la instancia, mezcla el suceso con la sensación… no pertenece a la eternidad en sí misma sino a los contraluces del karma… el karma percibe las cosas según donde está parado respecto de los sucesos… no ve la totalidad de lo que ocurre sino una parte de ello… el recuerdo se conforma mediante apreciaciones siempre limitadas a las circunstancias, y también por ellas… entonces, se diferencia de la memoria existencial y se hace presente con una dimensión propia, donde todo queda registrado para siempre… funciona al modo de una gigantesca biblioteca, a la que se accede recurriendo a la revisión… no está presente mientras se respira sino cuando el karma se revela a sí mismo… existencia universal que ocupa un espacio en función de los otros, de los demás, de las demás almas, de los demás espíritus, de las demás consciencias… es, en tanto y en cuanto hay un otro...
Nuevamente, revisas las dimensiones posibles… las repiensas… hay una dimensión de la vida real, donde las sensaciones dominan, donde son necesarios los ojos y los oídos, y sobre todo la piel… mientras que hay otra dimensión que atañe y contiene el sentido de los sueños, un plano donde se está sin estar consciente, un plano donde suceden cosas que no se pueden explicar con palabras, un espacio donde todo se olvida tan pronto como ha sucedido… paralelamente, hay una dimensión donde se concentran los ancestros, los que fueron, los que han sido, los que ocuparon un lugar y dejaron huellas, los que construyeron para que otros continuaran, y los que construyeron para que otros destruyeran, los que fueron victimarios y los que fueron víctimas, los que fueron conscientes y los que estuvieron perdidos… más tarde, se encuentra la dimensión de los ángeles, de los que ayudan, de los que contribuyen, de los que respaldan o enseñan, de los que guían o señalan, de los que trabajan para que los destinos escritos se cumplimenten, los que están presentes siempre que haya un destino en curso, los que están presentes siempre que haya un tiempo respirable en proceso de desarrollo… luego, la luz, que de tan intensa no se puede ver ni alcanzar, una luz que trasciende el todo y lo acomoda en un plano donde nada es modificable, todo es armonía, todo es estable… y seguidamente el espacio de las ideas del sí mismo… la idea de la existencia genuina en el allá, en el más allá, donde la eternidad envuelve el todo y lo sostiene fuera del tiempo… la idea que explica por qué cada quien tiene un espacio concedido para ser sin estar… la idea explica por qué la existencia no está atada a un tiempo sino a un lugar que le revela el sí mismo en sus búsquedas, una búsqueda que conduce al propio encuentro… a reconocer la importancia del otro en su lugar y en su finalidad… nada de esto sucede en la Tierra que pareciera tangible, sino fuera de ella, en sus paralelos, pero estos ocupan un espacio intangible para los sentidos, por lo tanto son cuánticos… pertenecen a dimensiones donde la revelación se descubre a sí misma, y se proyecta a todo lo que existe en el más allá… los universos se multiplican por once o por más, no se sabe, se desconoce, sólo se intuye que hay un espacio más allá de los espacios, que hay un lugar más allá del lugar, dando sentido a lo que realmente vale la pena, que es el ser… navegando un camino de cara a la eternidad… latiendo la eternidad en la senda de los encuentros posibles… construyendo desde la luz sin sombras… hasta aquí, ocho dimensiones que sirven para reflexionar sobre la importancia de la existencia más allá de la presencia en sí misma… caes en la cuenta que hay algo más allá del allá, así como caes en la cuenta que hay un espacio que está por fuera del espacio… te encuentras con que no hay muros en las Tierras paralelas, como tampoco los hay por fuera de los universos posibles y de los otros imposibles… te das cuenta que las fronteras son propias de las miserias humanas… te das cuenta que no hay banderas que enarbolar, que no hay escudos de armas ni de nombres ni de apellidos… te das cuenta que las posesiones pesan, así como te das cuenta que las palabras también pesan, no sólo en el espacio sino en el alma… no sólo en el momento sino en el lugar… no sólo en el instante sino en el después… y lo hacen para siempre, por lo tanto es de cuidado la prudencia que conserva al alma en su propio espacio… no eras consciente de ello cuando respirabas, pero ahora, en los planos de la eternidad, sí lo sos, plenamente consciente… vas de camino a encontrarte… es necesario un abrazo… conjugar el sí mismo con el uno mismo… vibrando, latiendo…
Quizás las once dimensiones son posibles…
Quizás existen espacios más allá de los espacios…
Quizás los lugares que visitabas en sueños son tan reales como la realidad que recuerdas…
Quizás los sueños te devolvían la memoria de un tiempo paralelo…
Quizás los sueños te enseñaban las intenciones invisibles de los otros…
Quizás las voces eran mucho más que simples voces…
Entonces era tú y no otro el que estaba allí, revisando los estados de la memoria cuántica…
Entonces, el plano real, no lo era tanto y se trataba de una ilusión circunstancial…
Si hay ocho dimensiones posibles, todavía puede haber espacio cuántico para tres más…
La novena dimensión es la dimensión de los destinos, de lo que aún no sucede, pero está por suceder, no importa cuándo, no importa cómo, no importa dónde, o sí lo hace y no lo sabemos… los destinos revelan el devenir de los karmas… representan el desarrollo de la esencia de cara a la eternidad… los destinos son escritos para ser atravesados, o bien, los destinos atraviesan los cuerpos mientras dura y se extiende un tiempo respirable, donde hay un rollo que se representa en un pasado que se va desenvolviendo en una sucesión de presentes donde ciertas ecuaciones deben ser resueltas para explicar la propia existencia… no la existencia humana per se, sino todas las existencias potencialmente posibles… el más allá de las existencias… los destinos sólo son una sumatoria de circunstancias presentes que deben ser resueltas en tiempo y forma… pero los destinos pasan y los pasados se acumulan en el karma, y éste es un hecho cuántico… y dado que los universos lo son, las dimensiones también lo son… las dimensiones se mueven al modo de océanos, a veces se combinan, pero nunca pierden sus respectivas identidades… a veces se unen produciendo saltos cuánticos, pero enseguida se regresa la orden de un modelo de relojería que se perfecciona a sí mismo sin desordenarse… en dicho plano los destinos se explican mediante una sucesión de pasados para los cuáles hay un espacio paralelo de memorias y otro bien distinto, también paralelo, de recuerdos… es decir, el destino explica la vida a partir de lo que ha sucedido, de lo que quedó pendiente, de lo que no tuvo explicación, de lo que no fue resuelto, de lo que no se pudo apreciar, de lo que no se pudo desvelar, de aquello que no se encontró o de aquello otro que sí se perdió… el destino es el paso que sigue a lo ya vivido… el destino se explica en los contenidos del karma… el destino se explica en la esencia del alma… el destino se explica en la búsqueda de la consciencia… el destino se explica en los contenidos del espíritu… los destinos son tejidos a partir de aquello que se pudo extraer de las vivencias, y para ello la luz es el instrumento mediante el cual los ángeles contribuyen a desarrollar un futuro que jamás tendrá lugar… creerás vivirlo, pero será una ilusión… el momento es un aprendizaje… el instante es una revelación… lo tomas o lo dejas… si lo tomas, avanzas… si lo dejas, vuelves, regresas, indefectiblemente así…
Vamos llegando al final… las evidencias dicen que hay once, por lo tanto, la décima es una dimensión donde todo se regula a sí mismo, la dimensión del orden, donde todo encaja en engranajes que mueven el sistema de relojería que conduce a los universos, los visibles y los invisibles, los infrarrojos y los ultravioletas, los evidentes y los que no fueron pensados, perfeccionando la creación orientada hacia la eternidad de la cual proviene… es la creación mejorándose a sí misma… buscando que el equilibrio se expanda y que la armonía se instale… colocando vida donde el espacio lo merece y elaborando destinos donde estos sean necesarios… el orden se contiene y se desarrolla con visión de eternidad… es necesario para que todo funcione… no requiere explicarse porque parte de una ecuación que se resuelve a sí misma… el orden es el que impulsa que haya un espacio sostenido que conceda lugar a aquello que lo necesita… el orden proviene de la luz, pero está en otro plano, por lo tanto reside en otra dimensión… el orden provee el sentido de las explicaciones, de lo explicable, respondiendo a una lógica cuántica que no puede ser alcanzada mediante los sentidos humanos… el orden es la existencia en sí misma… una existencia que contiene a todas las otras existencias en sus cursos… no hay palabras para el orden… el orden es un pensamiento que da forma a una idea organizada desde y por la creación… de alguna forma, respira, y al hacerlo se justifica…
Queda entonces la undécima, la dimensión del caos, donde se guardan las paradojas a efectos que estas sean resueltas, alguna vez, en algún tiempo, en algún momento… las paradojas emanan desde las contradicciones… y las contradicciones son alteraciones en los hechos escritos para la sucesión de los destinos… representando aquello que es una desviación del orden estipulado… representando aquello que alteró algo, un poco, mucho, de lo que estaba estimado como “realidad” concerniente a un tiempo… el caos atañe a todo lo que existe… desde una molécula ínfima hasta un complejo estelar… desde la nada misma hasta el todo… no se trata de partes sino de un todo, donde las partes explican el espacio ocupado para poder existir, estar presente… el caos representa aquello que aún no está ordenado… el caos representa aquello que estuvo más allá de la consideración… el caos representa la alteración en sí misma… el caos representa el salto cuántico que nadie supo distinguir antes de que tuviera lugar… todo caos amerita un orden, y el orden debe ser construido a partir de la idea… y la idea demanda luz… y la luz se reconoce a sí misma en la memoria, una memoria que se construye mediante recuerdos… entonces, todo comienza a percibirse con claridad… entonces, la lógica se traduce en la explicación de todo lo que existe… entonces, todo lo que existe lo merece, en tanto y en cuanto se justifica en el espacio concedido…
Once dimensiones no son suficientes, seguramente hay más… descubrirlo es un hallazgo del sí mismo… sólo es cuestión de proponérselo… quizás, la voluntad se esconda en una dimensión que le resulte inherente… la voluntad es la traducción de la consciencia explícita, por lo tanto, bien merece una dimensión…