“África trae la alegría a Europa”
Becha Sita Kumbu promociona lo mejor de su continente a través de la moda, la cultura y la gastronomía
Madrid
“Siendo una mujer migrante en España he llegado a una conclusión: que África se dimensiona no solamente por sus aspectos negativos. Por eso, yo quiero utilizar lo más positivo de África”, afirma Becha Sita Kumbu sentada tras una máquina de coser en su tienda de moda en pleno barrio madrileño de Lavapiés, muy cerca de la Plaza de Tirso de Molina, en la calle Esgrima 5. Para ello ha diseñado un proyecto que cuenta con tres fases. La primera ya esta lanzada, es la textil. Ella estudió costura en la República Democrática del Congo y por eso tira de ella para poder vivir. Pero también para ayudar a otros africanos que llegan a Madrid y que no tienen trabajo. “Personas que ya cosían en África y que no encuentran otro trabajo, o que quieren aprender” acuden a su tienda a la que ha llamado Beshawear. De hecho, en la tienda se reúnen personas procedentes de diversas partes de África, como Costa de Marfil o de Camerún, detrás de las máquinas de coser o con la plancha.
Para ella, el diseño africano es una forma de dar a conocer África mejor y romper muchos de los estereotipos que se tienen sobre ella: “Siempre se dice que África es triste, pobre, que no tiene remedio…, pero la ropa transmite alegría, mientras que la moda europea es muy sosa. África trae la alegría a Europa a través de sus diseños y telas”. Por cierto, las telas africanas con las que diseña los modelos que vende en su negocio, las trae directamente. Africanos que viajan a sus países de origen regresan cargadas con estos paños.
La segunda pata de su plan pasa por la música y las danzas africanas. También está en marcha parcialmente. Becha da clases en algunos colegios por la tarde.
El tercer aspecto es el gastronómico y va más lento. Será de cáterin y en estos momentos gestiona los permisos de sanidad y arregla todo el papeleo necesario para ponerlo en marcha. “No será solo comida congoleña, será de distintos países, para mostrar la diversidad y riqueza de África. Lo que también es una forma de integrar a personas llegadas de distintos países”, opina Kumbu. “Con mi proyecto no quiero hablar solamente de Congo, sino de África en general. Yo nací en Kinshasa, en la República Democrática del Congo, pero he crecido en Angola, he estado en Sudáfrica, Ghana y Namibia. Yo me considero africana y ahora también europea”.
Becha llegó a España para estudiar en 2007, “en avión y con visado”, enfatiza. “Cuando mi familia decidió que estudiara fuera buscó a algún conocido que me pudiera alojar en su casa, porque entonces todavía era muy joven, 20 años. Mi padre tenía un amigo que residía aquí y que de vez en cuando iba de vacaciones a la República Democrática del Congo. Por eso llegué a España, a Madrid, al barrio de Villaverde, donde estaba su casa”.
“Cuando llegué aquí me dije que tenía que buscarme la vida"
Es la primera hija de su madre, y tiene otros siete hermanos. “Cuando llegué aquí me dije que tenía que buscarme la vida. Entonces fui a la asociación Karibu a aprender español, y luego empecé a trabajar. Al principio todo me resultó muy difícil. He estado ocho años sin papeles, y eso no es fácil”.
La dificultad para encontrar trabajo, sobre todo por ser madre, fue lo que le hizo poner en marcha este proyecto. “Buscaba trabajo y no lo encontraba. A eso se unían los problemas de ser madre soltera… Así que al final he optado por lo que me gusta y me permite vivir. Además, me ayuda a difundir mi cultura. Llegó un momento en el que me identificaba más con España que con mi país de origen, así que me dije que tenía que buscar algo que me ayudase a identificarme más con mi cultura. Y esto es lo que he encontrado”.
Ser mujer, migrante y emprendedora, no es tarea fácil. “A mí me cuesta mucho, pero yo sé que soy fuerte y puedo, pero me cuesta mucho por toda la burocracia y gestiones que se necesitan para hacer algo”.
"Creo que el migrar me ha hecho crecer mucho"
Después de 11 años en Madrid, Kumbu tiene en su mochila muchas experiencias, pero confiesa que siempre mira el lado positivo: “Creo que el migrar me ha hecho crecer mucho. Pienso que si me hubiera quedado con mis padres, quizás no haría lo que hago, porque me doy a valer mucho. El estar sola, sin papá, sin mamá, con una niña te enseña a luchar”.
“Ahora mismo veo que he conseguido muchas cosas, si miro atrás recuerdo cuando comencé y vendía forros polares decorados con telas africanas por la calle o en las discotecas. Cada vez me veo que crezco más y más. No me veo grande, sino que veo que mi sueño se va a hacer realidad. Aunque con todo lo que he hecho hasta ahora, ya estoy muy orgullosa de mí”.
A pesar de ello, reconoce que también hay momentos de bajones: “A veces sientes que necesitas estar con los tuyos. No digo que aquí no tengo lo mío, pero me gustaría estar con mi madre, me falta el calor de mi padre. A veces, también, hay episodios de racismo, gente que te mira con otros ojos, y eso es algo que molesta. Es una pena que este tipo de actitudes sucedan cada vez más. Pero no hay que detenerse en ese punto. Hay que mirar más al de la interculturalidad y ver las posibilidades que nos ofrece. Ahora con los jóvenes españoles, y los de todo el mundo, cuando nos reunimos veo que pensamos lo mismo, nos movemos desde el mismo pensamiento, eso ayuda a romper todas las cosas malas. El poder juntarnos más nos ayuda a ser más fuertes”.
Su deseo es que “todos optemos por la multiculturalidad y dejemos de lado el racismo y el odio en general. Que nos juntemos, porque yo creo que cuanto más unidos, mejor para todos”. Pero también que mucha gente acuda a su tienda y le compre para que ella y las otras personas que son parte del proyecto puedan vivir
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