Robert Forster: “Lo más rebelde que puedes hacer con tu carrera es que sea extensa y digna”
El músico australiano, colíder de la banda The Go-Betweens, vuelve con ‘Inferno’, uno de sus mejores discos en solitario y rebosante de hits
Ahí está Robert Forster. Genio de The Go-Betweens. De hecho, acabo de conjurarlo en mi despacho como un genio literal, frotando un milagro llamado Skype. Un momento: ha desaparecido. No, vuelve a estar ahí. Está claro que tiene mala conexión. Pide ayuda a su hija adolescente, quien, como todos los hijos adolescentes, trata a su padre como si tuviese un tumor alojado en el cráneo y le espeta que se acerque al módem. Robert Forster toma el laptop y me conduce, estancia a estancia, por su casa de Brisbane (Australia), lo que por un lado me permite admirar el interiorismo antipódico, pero por el otro me deja más mareado que si hubiese realizado un viaje en 127 por las costas del Garraf cuando mi padre fumaba Ducados (ventanas subidas).
Robert Forster (Brisbane, 1957) presenta su séptimo álbum en solitario(decimosexto si contamos los de The Go-Betweens), Inferno. Es uno de los más logrados de su carrera. Los laureados The Evangelist (2008) y Songs to Play(2015) me gustaron en su momento, pero no los canté; faltaban hits. Inferno, por el contrario, rebosa de ellos, tanto en modo balada honda como rocanroleo zumbón. Es uno de los grandes discos de Forster. Tras asegurarle que me encuentro bien y que ahora se me pasa, hablamos.
PREGUNTA. Es un disco muy narrativo. Y optimista. “I am good where I am”, canta. El álbum rezuma plenitud.
RESPUESTA. Es un disco de naturaleza clásica, lleno de claridad. Alguna gente me dijo que era un disco deprimente, lo que me pilló por sorpresa. Creo que alguna gente no pilla mi humor. Hay un cachondeo bravucón en 'Remain' que creo que algunos no pillaron, como tampoco pillaron que 'Life Has Turned a Page' no va de mí. En realidad es un disco juguetón. Feliz. Las canciones, el proceso, me pusieron de un humor excelente. No le encuentro un lado oscuro.
P. Aunque es axiomático que la gente interpreta las obras de arte como le da la gana, ¿no le resulta frustrante la literalidad de algunos oyentes?
Hubo una época, en los noventa, en que me sentía olvidado. Pero incluso entonces estaba satisfecho con mis canciones
R. Puede serlo. Me ha sucedido en más de una entrevista (aunque exclusivamente con críticos). Me temo que, como decía, mi humor no es obvio. Es sutil. Y desde luego mis canciones no son casi nunca confesionales. Una parte de mí piensa que no hay nada que pueda hacer al respecto, y la otra parte piensa que tal vez debería ser aún más claro en mis afirmaciones (lo cual no es malo por sí mismo). En general, asimismo, creo que mi público me entiende, y que en directo ese humor del que hablamos se ve más claramente; hay menos zonas interpretables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario