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Las 6 Conciencias (Santideva).-
Para escuchar las enseñanzas de Dharma, debemos tener una actitud de humildad. Se dice que “en la cima de la montaña de la arrogancia, las aguas de las enseñanzas no permanecen y las flores de las realizaciones no crecen.
En el valle de la humildad, las aguas de las enseñanzas permanecen y las flores de la realización pueden crecer”. Humildad no quiere decir sentirse inferior, sino reconocer nuestras cualidades y límites, reconociendo asimismo las cualidades de los demás, sin considerarlos superiores o inferiores a nosotros.
Para escuchar las enseñanzas de Dharma lo primero es reconocernos como enfermos. Sabemos que estamos enfermos a través de los síntomas de la enfermedad. ¿Cuáles son estos síntomas? El sufrimiento y la insatisfacción principalmente. ¿Y cuál es la enfermedad? La enfermedad es la ignorancia, el enfado, el apego, el deseo. Reconocernos enfermos es requisito para poder curarnos.
Cuando reconocemos la enfermedad y pensamos “no quiero estar enfermo” buscamos un médico, un sanador que nos ayude a sanar la enfermedad. Hasta que no tengamos conciencia de que estamos enfermos interiormente, no haremos nada para sanar la enfermedad.
La primera conciencia es vernos como un paciente enfermo. Nuestra enfermedad es la ignorancia, los celos, el enfado, el miedo, el deseo y la insatisfacción, que se manifiestan con sufrimiento.
Esto no significa que seamos enfermos mentales, es algo mucho más profundo. No tenemos que escuchar las enseñanzas solo para aprender algo nuevo, sino para sanar algo dentro de nosotros.
La segunda conciencia es contemplar el Dharma, las enseñanzas de Buda, como la medicina que nos va a ayudar a sanar nuestra enfermedad. Recibimos las enseñanzas es para sanar la propia enfermedad y el Dharma es la medicina.
La tercera conciencia es contemplar al maestro espiritual como el médico. Además de la medicina, necesitamos un médico, una persona que haga el diagnóstico, que prescriba la medicina que necesitamos. El maestro espiritual nos da la medicina del Dharma, la medicina espiritual, que nos guía hacia la sanación.
Se dice que Lama Gangchen Rimpoché es un lama sanador, que tiene el poder de sanar todas las enfermedades. Nuestra enfermedad más profunda es la de la mente, es nuestro sufrimiento. Las otras enfermedades que podemos tener, sean del cuerpo o las que llamamos normalmente enfermedades mentales, son el resultado de la enfermedad más profunda, la ignorancia.
La ignorancia es una visión errónea de nosotros y del mundo que se manifiesta en egoísmo. El egoísmo, a su vez, se manifiesta en aversión y atracción, a través de los celos, del enfado, del miedo y de todos los demás venenos mentales. Es muy importante ver al maestro espiritual como al médico que nos da la medicina.
Santideva en el Bodisatvachariavatara decía que escuchar las enseñanzas de Dharma y no practicarlas, es igual que ir al médico y leer solo la receta, sin tomar las medicinas.
¿Qué diferencia hay entre no tener medicinas y, tenerlas y no tomarlas? Ninguna. En el monasterio se hace algo parecido con los textos. Por ejemplo, yo tengo muchos textos que no he leído y probablemente, no leeré en mucho tiempo, pero ¡ah! tengo todos los textos de lama Tsong Khapa, de Pabonka Rimpoché, del Lam Rim, los comentarios de los Tantras, todos los textos están ahí, pero ¿que diferencia existe entre no tener los textos y tener los textos y no leerlos?.
Del mismo modo, que diferencia existe entre no recibir enseñanzas de Dharma y recibirlas y no practicarlas. La única diferencia es que las enseñanzas de Dharma dan una impronta positiva a nuestra mente para poder practicar en el futuro. Es mejor que nada, pero si no practicamos, es muy parecido a nada.
La cuarta conciencia es la práctica sincera del Dharma como un proceso de curación. Esto quiere decir que si quiero sanarme, tengo que tomar la medicina del Dharma, que es la práctica sincera. No es suficiente decir los mantras mientras pensamos en otras cosas y tener muchas imágenes de Buda sino conectamos la mente con las imágenes. La sinceridad en la práctica es muy importante y no es fácil.
Con el tiempo, tendemos a hacer la práctica basándonos en nuestra imagen, no solamente la imagen que damos a los demás, sino para decirnos a nosotros mismos “soy un gran practicante, hago la puya al guru, la autocuración, etc” sin tener un contacto directo con las prácticas en nuestro corazón. Es muy importante para nosotros, tener la conciencia de que el proceso de curación es practicar con sinceridad.
Es importante recordar que el Dharma está dentro de nosotros. El Dharma no está en las estatuas, en las imágenes, en los textos, no está en el maestro, todo esto es muy importante para representar el Dharma que nosotros tenemos que desarrollar dentro. El verdadero Dharma está dentro de nosotros y tenemos que practicarlo. Esta es una de las razones por las que el budismo no gusta a alguna gente; es un camino espiritual donde somos responsables de nuestro desarrollo.
Algunas personas dicen “llevo ya cinco años practicando con mucho esfuerzo y todo sigue igual, el Dharma no funciona.” La pregunta sería, ¿ estás más calmado que tres años atrás? Dice sí. ¿Sientes menos insatisfacción? Dice si. ¿Tienes más concentración? Dice si. ¿Eres menos violento? Dice si. ¿Como puedes decir que no está funcionando?
El problema es que tenemos la expectativa de que en cinco años vamos a alcanzar la iluminación y ser un bodisatva. Tenemos que recordar que es un proceso gradual, tenemos un conocimiento mínimo de nosotros mismos. Cuando se empieza a practicar con sinceridad, con el tiempo, vamos a conocernos a nosotros mismos más profundamente, vamos a ver muchos defectos que antes no veíamos. Podemos pensar que hemos empeorado, pero no es así.
La quinta conciencia la larga permanencia en el sendero del Dharma. Para obtener un resultado, es necesario practicar durante mucho tiempo. No basta un día, dos días, un año, dos años. Si tengo una enfermedad crónica ¿en pocos días se puede sanar o necesita de un tiempo más largo?.
La enfermedad de nuestra mente es crónica, El proceso de curación es gradual. Dentro de este proceso de curación, tenemos que regocijarnos de cada paso que damos y no pensar que es mucho tiempo. Cada paso que damos nos tiene que hacer felices.
Para transformarnos necesitamos tiempo y mucho esfuerzo, hasta que lleguemos al punto de no retorno. El camino espiritual es un camino donde se necesita constancia y esfuerzo. Si yo quiero hacer el maratón de las próximas olimpiadas, tengo que entrenar de forma constante, no es suficiente con entrenar diez días con mucho esfuerzo y después estar tres meses sin hacer nada. Tengo que hacerlo todos los días.
No tenemos que pensar “¡Ah, se necesita mucho tiempo! entonces yo no puedo porque tengo ya muchos años.” Tenemos que recordar que el tiempo es relativo. Se puede practicar muchos años y hacer muy poco, y en un día, hacer mucho. Lo que marca la diferencia del tiempo es la calidad del tiempo.
No es el tiempo material de minutos, horas, días, años. Si pudiéramos usar los sesenta segundos de un minuto, un minuto sería muy largo. Si conseguimos dedicar nuestra vida a practicar el Dharma en todas las circunstancias; con la familia, en el trabajo, a solas, con otras personas, es posible hacer mucho en un tiempo material pequeño.
Si para practicar el Dharma tenemos que estar sentados en meditación, necesitaremos de mucho más tiempo material para practicar. Del mismo modo, si me siento a meditar cada día quince minutos o media hora, después de un mes voy a tener buenos resultados. Si medito media hora, una hora, cada quince días, necesito de mucho más tiempo para tener algún resultado. Tenemos que usar el tiempo con calidad, en un día se puede hacer mucho, en un año se puede hacer mucho.
La quinta conciencia es que necesito practicar el Dharma con sinceridad, de forma constante y largo tiempo para ver los resultados completos.
La sexta conciencia es la conciencia del estado de ser de un buda. Si no creo en la posibilidad de alcanzar el estado de iluminación, no puedo hacer esfuerzo para practicar el Dharma. Quiero alcanzar la iluminación, porque creo que es posible, porque creo en mi naturaleza pura. Sin esta conciencia de reconocimiento de nuestro potencial, es muy difícil poner esfuerzo para alcanzar el estado de un buda.
Resumiendo los pasos son: Estoy enfermo. El Dharma es la medicina que puede curar mi enfermedad. El maestro espiritual es el médico que me da la medicina. Practicar con sinceridad el Dharma, es el proceso de curación. Este proceso de curación necesita de un tiempo largo y de constancia. Es posible alcanzar el resultado final que es la iluminación.
Thuk Je Che Tibet
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