domingo, 19 de marzo de 2023

PERSPECTIVAS, la evidencia de lo evidente © [27] By Víctor Norberto Cerasale Morteo®

PERSPECTIVAS, la evidencia de lo evidente © [27] By Víctor Norberto Cerasale Morteo® “yo le duro lo que usted me cuide, yo le hablo como usted me trate y le creo lo que usted me demuestra” Frida Kahlo
Imagen crédito: Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes https://www.facebook.com/photo/?fbid=10226022690865553&set=a.1573485948783 Las evidencias indican que la verdad es invisible… muchos se refieren a ella, pero pocos, muy escasos la atienden… la verdad es molesta para la mayoría… la verdad es incómoda para esa misma mayoría, y también para otra… la verdad descubre ciertas aristas peligrosas… la verdad destapa ollas… la verdad impone ciertos parámetros que nadie quiere asumir… la verdad duele, cuando el alma está atrapada entre mentiras… la verdad desnuda espíritus que se esconden en la oscuridad… la verdad expone las segundas intenciones de quienes se mueven entre las sombras… la verdad permanece más allá de la voluntad humana… Las evidencias indican que la mentira es invisible… muchos dicen renegar de ella, pero la utilizan para esquivar responsabilidades y compromisos… la mentira no es molesta para quien la esgrime… la mentira es realmente cómoda para quien la utiliza como medio de vida… la mentira facilita los segundos planos de las segundas intenciones… la mentira anula la voluntad propia y se apodera de la ajena… la mentira es escudo de circunstancias… la mentira oculta el golpe artero de los oportunismos… la mentira ilumina, curiosamente, la más temible de las oscuridades, pero sólo lo hace durante un lapso que suele ser corto… la mentira dura lo suficiente como para atropellar al desprevenido… la mentira vomita la auténtica miseria humana que anida en las almas… la mentira traduce la estupidez humana que mueve conductas de seres que se condenan a sí mismos a vagar por la vida sin poder encontrar el motivo que los ha traído a respirar… Las evidencias señalan que tanto las verdades como las mentiras, son invisibles… Además, las intenciones son invisibles… por lo tanto, nadie conoce la intención que hay en el otro… nadie sabe lo que mueve al prójimo a hacer lo que hace… nadie conoce el supuesto plan ajeno… nadie sabe cómo se expresa la esencia del otro, así como nadie sabe lo que guarda el karma de ese mismo otro, por lo tanto, se desconoce el karma de cualquiera de los demás, asimismo de sus respectivas esencias… lo cual impide dimensionar lo que hay en las intenciones de cada quien… al tener que enfrentarse con algo que es invisible, el ser se expone al dolor, así como lo hace al sufrimiento, así como lo hace a la decepción, del mismo modo que lo hace a la sorpresa… curiosamente, el dolor, el sufrimiento, la decepción, y la sorpresa, también son invisibles… se sienten en el alma, pero nadie sabe dónde está el alma cuando se expone a todo ello… La maldad, también es invisible… nadie ve la maldad que hay en el otro, por lo tanto se expone a ser atropellado por ella… la maldad expresada, deja huellas en el otro… no modifica nada en quien la ejerce, quizás satisfacción de ver al otro sometido, o despojado, o burlado, pero la maldad no agrega valor al que la usa, y sí desagrega valor en la víctima, que descubre que el otro no era lo que decía ser, ni representaba lo que decía representar… la maldad produce un hueco en quien la descubre, un hueco que rápidamente se traduce como vacío del que cuesta recuperarse… sin embargo, para quien utiliza la maldad, esta se vuelve práctica habitual… a sabiendas que la misma sigue invisible para cualquier otro… el que la descubre, se va, si tiene la oportunidad, de lo contrario, si la maldad es significativa, o sale herido, muy lastimado, o muere como consecuencia de ella… pero… pero… pero… como la realidad es circular, eternamente circular, la maldad termina devorando a quien la ejerce, no importa cuando, pero lo hace por sí misma, debida el orden cósmico que rige el todo… pero la maldad siempre se ejerce en el otro, nunca en el sí mismo… La bondad también es invisible… nadie sabe apreciar la bondad que puede anidar en el otro, hasta que esta se hace manifiesta… hasta que se traduce en realidad en alguien que la recibe… la bondad tiene muchas maneras de canalizarse, y a veces, lo hace en todas direcciones, cuando sale de alguien que la emite… quien la emite atrae a quienes se benefician de ella… los atraídos no siempre son movidos por buenas intenciones (también invisibles) sino por voracidad… dejando en claro que la voracidad es tan invisible como la codicia, como la avaricia, como la desesperación, o como la esperanza… nada de ello se ve… y nunca se perciben hasta que se manifiestan en el otro, expresadas como conductas que son irreversibles… una vez producidas las conductas, ya no hay detrás, no hay vuelta, no hay regreso… llamativamente, la bondad suele dejar significativas huellas en quienes son receptores de ella… El miedo también es invisible… quien lo siente, queda atrapado en él… el miedo pesa en el espíritu, se percibe como una carga, pero no puede definirse el lugar donde se sitúa… se sabe que está dentro del uno mismo… se sabe que forma parte del sí mismo… a veces un extraño frío recorre el cuerpo, pero otras veces la sangre parece hervir ante su sola presencia… el miedo es intenso, y supera largamente el rango del temor, que también es invisible… que sea invisible, no impide que sea tangible para quien lo vive… el miedo paraliza… el miedo inmoviliza… el miedo impone más de una duda… y conduce a la confusión al multiplicar no sólo el tenor de las dudas, sino de las confusiones consecuentes… el ser queda estupefacto, capturado por una especie de telaraña indetectable que está en alguna parte, impidiendo que el ser avance, justamente, porque está paralizado por el miedo… hasta que dicha realidad no se despeja, el ser no se mueve… Todo lo que importa, no se ve… Todo lo que representa un cambio, no se ve, hasta que se manifiesta… La voluntad es invisible… así como las ganas lo son… así como la predisposición lo es… nadie ve la voluntad del otro hasta que ese la traduce en un hecho… Del mismo modo, las palabras son intangibles hasta que son escuchadas, sin embargo, nadie sabe al pronunciarlas, qué es lo que el otro, el receptor, entenderá de ellas… a veces se escucha una parte… a veces se escucha el todo, pero aún haciéndolo, nadie sabe qué entiende el otro sobre lo que se dijo… lo cual promueve una duda existencial, que también resulta ser invisible… la duda queda en el uno mismo, expectante del resultado de aquello que fue dicho… a veces, el resultado es una correspondencia con lo expuesto… a veces, el resultado es una coincidencia con lo expresado… pero curiosamente, eso ocurre las menos de las veces, ya que la mayoría de ellas, las respuestas no encajan con lo dicho, generándose discusiones, distanciamientos, desencuentros, que hacen que los intervinientes se repelan… las evidencias indican que ello se repite una y otra vez… a veces, las menos, instalando puentes… a veces, la mayoría, quebrando confianza entre las partes… más allá, la confianza, también era invisible antes de la circunstancia, y lo sigue siendo después de ella… un ser siente que algo se rompió dentro de él… no puede definir dónde se rompió, pero puede sentirlo, puede darse cuenta, y dicha ruptura lo lleva a tomar distancia de quien le produjo la decepción… más allá, quien supo producir la decepción el otro, permanece inalterable, como si nada hubiese pasado, haciendo siempre lo mismo, ya que la esencia sigue igual, insistiendo en aquello que le da resultados… Se ve el suelo que se pisa… Pero no se ve el aire que se respira… sin embargo, algo impulsa a la existencia a seguir respirando… nadie lo nota, pero respira… Se ve el cielo que está sobre la cabeza, pero muy pocos se detienen a ver qué hay realmente en él… a veces es celeste intenso… a veces se llena de estrellas… pocos lo aprecian… casi nadie repara en el día, como tampoco lo hace en la noche… quienes lo hacen, acuden a un mundo distinto a los de los otros… a veces más profundo, a veces más intenso, a veces más entrañable, a veces más feliz… sea profundo, sea intenso, sea entrañable, sea feliz, eso se despliega dentro del uno mismo, mientras que por fuera todo sigue igual, inalterable… La realidad que parece estar fuera del uno mismo, es, en verdad, un reflejo de lo que hay dentro de uno… uno es feliz con aquello que lo hace feliz… uno se ve afectado por aquello que entiende que lo afecta… dependiendo ello de lo que se siente en algún rincón del alma, en algún lugar del espíritu, en alguna de las geometrías de la consciencia… aun así, nadie sabrá dónde está el alma, dónde lo hace el espíritu, y mucho menos, dónde queda la consciencia… lo invisible establecido como parte de un cuerpo, que es, en definitiva, prestado para la ocasión, por un corto lapso, para transitar la vida… lo invisible, sigue sin pertenecer al cuerpo, sino a la existencia… lo invisible, eso mismo que no pertenece al cuerpo, sí pertenece al ser… quien es, a veces sabe que es, aunque no se detiene a pensar en ello… hay una consciencia que revela que se es, que se existe, y ello se asume como cuerpo, sin embargo, ni el alma, ni el espíritu, ni la consciencia, ni la esencia, ni el karma, ocupan espacio en el cuerpo, están por fuera de él, permanecen por fuera de él, y existen más allá de él… entenderlo, es sólo el comienzo de un camino que se despeja sólo en la muerte, sólo con la muerte, sólo cuando el verdadero ser se desprende del cuerpo y regresa a ser existencia genuina… La tristeza es invisible, pero se manifiesta en la fibra del ser… La alegría es invisible, pero se siente en la fibra del ser… Quien siente alegría lo manifiesta en lo íntimo de su ser… quien siente tristeza, lo percibe dentro del sí mismo… Del mismo modo, yendo más lejos aún, el amor es invisible, así como el odio lo es… a veces reconoces el amor cuando lo sientes aflorar en tu ser, pero ni siquiera así sabes si lo que el otro expresa es amor o interés, amor o conveniencia, siendo que siempre será más probable que sea interés o conveniencia, y no precisamente amor, pero claro está, eso se revela con el tiempo, con las conductas de los otros, con los hechos de los otros… en los actos ajenos se revela qué interés movió al ser a hacer lo que hizo… amor es un afecto que envuelve, pero para muchos se trata de un instante que diluye tan rápido como comenzó… amor, en la práctica, es un puente de ida y de vuelta, pero para la mayoría se sacarse las ganas con el sexo, terminado el acto sexual, el amor se dio por terminado y se regresa a una rutina pesada, donde estar con el otro, estar con la otra, se vuelve un tormento, que algunos soportan, otros admiten, y la mayoría esquiva… no es lo único, el odio es una expresión que está dentro de muchos humanos, se expresan mediante él, forma parte de sus intenciones explícitas o veladas, forman parte de su esencia y proceden en consecuencia… esconden y deforman sus sentimientos por un rato, un lapso, un tiempo, para luego mostrar las garras y darse a conocer… también sucede todo el tiempo… una vez más, amor y odio son invisibles hasta que se manifiestan mediante las conductas ajenas, allí se descubre el verdadero ser que hay en el otro… de lo que se demuestra, no hay regreso, para bien o para mal… lo que anida en el alma del otro, suele mantenerse oculto… de allí la necesidad imperiosa de disponer de máscaras y disfraces, que se cambian habitualmente para evitar que alguien descubra lo que hay dentro… Así como el amor es un puente invisible, el odio es un abismo que separa a las personas… El odio, por su parte, conduce al rencor, este a la revancha, y esta a la venganza… con diferentes tonos… aunque se diga lo contrario, del odio no se vuelve… y quien lo ejerce, siempre va por más… aumenta la apuesta y va desde el insulto hasta la agresión… El dolor es invisible a los ojos ajenos… nadie siente lo que el otro siente… se puede solidarizar con el dolor, pero aún así seguirá siendo invisible… El sufrimiento también es invisible, imperceptible a los sentidos ajenos… puede haber afinidad, así como puede haber sintonía, puede haber acercamiento, pero la sensación de sufrimiento es única e intangible para el otro… La mayoría de las cosas que afectan a una vida, son invisibles, sin embargo, cada ser puede dar testimonio de lo que siente… lo invisible es irrefutable… lo invisible tiene entidad… lo invisible se hace visible en la esencia, se agrega al karma, y se lleva para siempre, en quien lo ha vivido… lo que cada ser siente en sí mismo, es incuestionable, pero sólo es conocido por quien lo siente… pero eso no revela lo que verdaderamente siente el otro, lo que el otro piensa, así que cada quien no puede sino responder por sí mismo… Lo que hay dentro de cada alma es una incógnita… Lo que hay dentro de cada espíritu es una incógnita… Lo que hay dentro de la consciencia es una incógnita… Lo que se porta en la esencia es una incógnita… Lo que se arrastra en el karma es una incógnita… Cada vez que un humano se revela, impregna su huella en el otro, y dicha huella se torna indeleble… de la huella, de cualquier huella, no hay regreso… queda allí marcada para siempre… dando lugar a que cada quien tome su camino y siga adelante según sus convicciones… el pasado permanece en la eternidad…

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