viernes, 28 de julio de 2023

AL MARGEN DEL OLVIDO © By Víctor Norberto Cerasale Morteo® [MEMORIAS ROTAS - 7]

AL MARGEN DEL OLVIDO © By Víctor Norberto Cerasale Morteo® [MEMORIAS ROTAS - 7]
Imagen crédito: Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes https://www.facebook.com/sedemiuqse https://www.facebook.com/photo/?fbid=10226942096450118&set=a.1573485948783 A veces, la memoria se rompe… así lo parece, pero sigue intacta, en algún lugar recóndito de la existencia… cuando el ser no quiere recordar, cuando el ser evita recordar, cuando el ser esquiva pensar el pasado evidente, la memoria parece romperse, pero, sin embargo, sigue incólume… el pasado no se rompe… la memoria tampoco lo hace… el pasado está atado a la memoria y sus ejercicios, pero esa misma memoria representa una sumatoria de la sucesión de presentes… A veces, la memoria se quiebra… a veces se siente como si se hiciera pedazos, pero ella sigue allí, sin manchas, sin lesiones, sin heridas y sin daños… cuando el pasado es acuciante, la existencia se resiste a recordar, no quiere hacerlo, porque la memoria le pone en peligro el presente… es necesario digerir lo sucedido, pero ello demanda tiempo, y muchas veces, ni siquiera el tiempo resuelve los contenidos de cualquier pasado… sin embargo, todo pasado condiciona la memoria, y viceversa, toda memoria contiene evidencias del pasado, aunque este parezca renuente… no hay que perder de vista que la memoria está adherida a la esencia… tampoco hay que perder de vista que la memoria del karma es indeleble… A veces, la memoria se niega, no se niega a sí misma, sino que la niega quien ostenta la existencia… la existencia no quiere saber nada con sus propios pasos, con sus propias huellas, con sus propios hechos, con sus propias palabras, con sus propios pensamientos, con sus ideas que van y vienen, con sus dobles intenciones… se niega el recuerdo pero este permanece intocable, proporcionando revelaciones sobre lo acontecido… la memoria no se despega de la secuencia de pasados, y los pasados no se modifican en la memoria, aunque la voluntad del ser se empecine en olvidar, en omitir, en negar aquello que tuvo lugar… así como la consciencia no se borra jamás, la memoria tampoco se borra jamás… todo lo que tuvo lugar guarda una significancia y es un documento de lo que atraviesa cada existencia… A veces, la memoria se disimula… no se tienen en cuenta sus mensajes, tampoco sus señales, ni siquiera sus imágenes, mucho menos sus evidencias… cuando la memoria necesita aclarar la mente, esta huye evitando darse cuenta… la existencia esquiva la evidencia de un pasado que regresa a colocarse delante del alma para que esta reflexione, se de cuenta, madure, comprenda… el disimulo sólo alarga el sufrimiento del espíritu, o lo sume en la confusión… como sea, la memoria permanece y la existencia no quiere saber nada con el pasado que se vuelve recurrente… pero disimular la memoria es un camino de trayecto corto… finalmente todo regresa a golpear la puerta de la consciencia… A veces, la memoria se nubla… el ser no quiere ver cómo fue su participación en el pasado cercano o lejano… la memoria va para un lado y la mente huye hacia el opuesto… hay nubes en la memoria que instrumenta el paso reflexivo, se ven partes pero no se divisa el todo… quizás se trata de nieblas, pero todo se ve difuso, o tal vez, confuso, o tal vez, fragmentado… la existencia no encuentra la llave del entendimiento del rol jugado por unos y otros… se produce una especie de eclipse, o bien, no se encuentra claridad en el pensamiento, entonces, el ser escapa del sí mismo, evitando encontrarse con la verdad revelada… A veces, la memoria naufraga… sin embargo, es la existencia la que lo hace, la que naufraga ante el pasado que se muestra, se enseña, se pone como evidencia de lo que tuvo lugar en algún momento de lo transitado por esa persona… el alma naufraga ante la propia memoria, busca de donde asirse pero no hay isla, no hay salvavidas, no hay quien estire el brazo, no hay quien de una mano, y la existencia se ahoga ante los hechos que ya no se pueden borrar, quiere respirar, pero el aire no es suficiente, quiere huir, pero todo se percibe como parte de un presente continuo… sin embargo, curiosamente, no es la memoria la que naufraga, sino la existencia ante su propia evidencia… A veces, la memoria se convierte en un remolino de sensaciones… los remolinos son frecuentes, tanto como inevitables… la mente es un torbellino de recuerdos en los que no se quiere pensar, porque lo que vuelve no es placentero, sino que demanda reflexión… mientras no haya entendimiento, el remolino permanece, volviéndose constante… la existencia evita pensar, pero el pasado regresa, y nada lo impide, ni puede hacerlo… el pasado, siempre es inexorable, la memoria también… por lo tanto, aunque la existencia quiera desprenderse del pasado, este sigue allí, esperando por el regreso de la evidencia… A veces, la memoria se fisura… la mente no quiere pensar, mucho menos reconocer, ni siquiera darse cuenta… el pasado se muestra fisurado, pero se trata de una imagen distorsionada por la voluntad del espíritu… las señales que descienden desde la memoria, son bloqueadas y el esfuerzo por conseguirlo es desesperado… lo que pasó, nunca pasó dice la existencia para sus adentros, sin embargo, sí pasó, sí tuvo lugar, sí sucedió, sí produjo al menos un cambio, o más de uno… las fisuras no son tales, sólo están en la decisión de aquel que no quiere reflexionar sobre lo evidente… no es la memoria la que se fisura, sino el alma… A veces, la memoria se resquebraja… se resquebraja en la voluntad, pero no lo hace en la realidad del recuerdo… la mente fragmenta el recuerdo, y la existencia se ahoga en la confusión de realidades alteradas… la memoria entrega imágenes fidedignas, pero el ser evita volver a ellas, impidiéndose entender aquello de lo que supo participar, aquello que lo afectó, aquello que lo sumergió en un cambio, donde él mismo se vio obligado a tomar por una bifurcación del camino, o bien, se vio obligado a modificar el curso del viaje… muchas veces, se huye de la consecuencia, o de las consecuencias, pero estas siguen allí, como evidencia de que el cambio es inevitable… A veces, la memoria se deforma… queda sometida a los vaivenes del desconocimiento profundo, o de la ignorancia atravesada por la desidia… a pesar de todo, la deformación no está en la memoria misma, sino en la existencia que pretende huir de la evidencia… Curiosamente, esa misma memoria expuesta a tantos cambios, posibles, potenciales, y otros etcéteras, nunca se borra… queda a resguardo de la maduración de las perspectivas… permanece como un documento silencioso que persigue al tenedor de las vivencias… sigue estando allí, aun cuando las circunstancias sean otras… se conserva durante los sueños, y regresa al despertar, aunque el poseedor no las quiera admitir… la memoria cósmica está adherida a cada existencia, del mismo modo que lo hace la memoria acústica… desde cierto ángulo de la intimidad, cada existencia reconoce que junto a su memoria, hay un cosmos que regresa de vez en cuando a dar señales, asimismo, cada existencia reconoce que junto a su memoria, hay una música cuyos acordes se hacen presente, de vez en cuando, dejándose ver para luego esfumarse… cuando la existencia cree que la memoria se ha disuelto, ella le enseña el camino de la cual proviene, poniendo de manifiesto imágenes precisas que imponen la realidad de lo acontecido, todo eso que pasó tal cual tuvo lugar, y aunque la mente se apropie y lo deforme, recupera en algún punto la forma original y se muestra tal cual es… cada vez que la existencia padece un cambio, la memoria se hace presente y le recuerda de dónde viene, desde dónde se proviene, que hubo en el antes, dejando en claro que lo que tuvo lugar, permanece en alguna parte… y que, aunque parezca intangible, sigue estando con entidad propia, más allá de la voluntad del ser en sí mismo… la memoria de la existencia, pertenece a la eternidad… el pasado no puede ser modificado, pero se puede aprender de él, pero todo depende de la voluntad de la existencia… allí están los condicionamientos potenciales… Aunque la memoria parezca romperse, sigue intacta… y aunque la existencia rehúya en su presencia, y no quiera ni sus imágenes, ni tampoco las evidencias que proporciona, todo permanece incólume, dentro del alma portadora… hay una conexión invisible entre dicha memoria y la eternidad, nadie lo puede explicar, ni encuentra evidencias físicas de ello, pero el pasado guarda sus propios registros de todo lo que aconteció, y en algún momento, ese mismo ser se verá expuesto a ello… ante la eternidad, nadie puede negar lo que compone su propio pasado… ante la eternidad, la evidencia reside en uno mismo… La vida resulta ser una geometría donde la alteración se vuelve frecuente… cada alteración es un cambio en la dirección de la existencia… la mayoría de las veces, dichos cambios no son debidamente registrados por el ser, sin embargo, los cambios demandan atención y producen modificaciones en las trayectorias… nada distinto a lo que sucede en el cosmos, respondiendo a un orden matemático preciso que ordena todo lo pasible de ser desordenado… pero en el caso de las existencias, la geometría cósmica abre y cierra exclusas, dando lugar a que se acerquen nuevas existencias, o bien, que otras permanezcan por lapsos regulares, o bien, que aporten a la comprensión, o bien, que aporten al conocimiento, o bien, que ayuden a la reflexión, o bien, que tomen algo y desaparezcan, o bien, que tomen algo y suban la apuesta, esperando algo más de la relación, hasta que esta se agota, nuevamente abre y cierra exclusas, y se enfrenta una normalidad diferente, que se asumirá como tal (normal) hasta que se produzca el siguiente el cambio, donde la realidad se modificará para proveer un nuevo ángulo de perspectiva… estas alteraciones se mantienen a lo largo de la vida de cada existencia, exigiéndole algo de atención, o bien, algo de voluntad, o también, algo de esfuerzo, o quizás, algo de concentración para despertar la consciencia del foco en lo que ha tenido lugar… cada uno que se va deja huellas, así como cada uno que llega, también las dejará, por lo tanto, nada es intrascendente en la vida de nadie, de uno, de alguien, de muchos, de todos, pero cada uno apenas si se puede ocupar de uno mismo… todo guarda un motivo y dicho motivo explica, de alguna forma, la expresión matemática que le dio espacio para que el viaje se modificara, conservando un sentido que atañe a la existencia, aunque esta no sea del todo consciente de ello… en la sucesión de acontecimientos, todo resulta recíproco, a veces más o a veces menos… en la secuencia de realidades y perspectivas, también todo resulta recíproco, estableciéndose un mayor volumen de huellas en algunos, y un menor rango en otros, lo cual determinará los cambios que se producirán en el futuro de cada quien… no obstante, la persona que llega a la Tierra mediante el nacimiento, no es la misma que se va de la Tierra mediando la muerte… en el medio, todo lo que tuvo lugar en la realidad de cualquier persona, determinó cambios profundos o superficiales que hicieron de aquella persona que vino, otra diferente… esa geometría introduce alteraciones que se suceden sin que la persona sea demasiado consciente de ello… los cambios se digieren con el tiempo humano que se corresponde con el tiempo terrestre, que en el cosmos, no es más que un simple destello… El tiempo humano que se corresponde con el tiempo terrestre, a veces te impulsa a madurar aquello que alguna vez tuvo lugar, entonces, hay personas que reflexionan sobre el pasado, y progresivamente van sacando conclusiones que resultan útiles para enfrentar lo que propone el futuro de cada quien… la reflexión es una especie de digestión progresiva de lo acontecido, donde la mente se acomoda, y el análisis proporcional de las circunstancias, ofrece el despliegue de la posición según la perspectiva, los roles desempeñados por uno mismo y por los demás, y los contenidos expresados, esto es, las palabras versus las intenciones, esto es, las palabras versus los hechos, esto es, los gestos y las actitudes, replicándose imágenes que dejan huella y empujan a la existencia, a seguir existiendo, pero con una personalidad modificada, en un distinto contexto de la realidad… Muchas veces, el tiempo humano no coincide con el tiempo terrestre… los engranajes parecen engranados… el pasado introduce un bloqueo, y éste produce inmovilidad… el ser cree que se mueve, pero no lo hace… permanece inmóvil ante la realidad que se le propone… no hay una maduración del pasado, ni tampoco hay un aprendizaje resultante de él… no hay una reflexión sobre lo cursado, y tampoco hay conclusiones que despierten a la existencia y le propongan, al menos, una salida, una alternativa, o bien, que le ofrezcan un nuevo camino… hay seres que quedan golpeados por lo vivido, y quedan, a su vez, atrapados por ese pasado que les impide escapar hacia su propio mañana necesario… no entienden los roles cumplidos… no encuentran las perspectivas… porque no logran desentrañar la conductas de los otros, ni siquiera la propia… tienen muchas preguntas para ninguna respuesta… no descubren las intenciones de los otros, porque necesitan mantener ocultas las propias… las palabras del sí mismo, suenan a huecas, mientras que sucede lo propio con las palabras de los otros… lo que vio uno, no lo vio el otro, o quizás sí, pero lo atravesado no habilita a sacar conclusiones… lo que se detiene, retuerce el alma y le produce pesadez, densidad, dolor, o algún tipo de padecimiento psicológico… con el pasado detenido en el uno mismo, la existencia se ve atrapada y acosada… describiéndose como algo semejante a un laberinto… no hay forma de salir de allí, y eso no deja que el alma avance… Lo antedicho se repite de manera constante a lo largo de la existencia de muchas personas… muchas encuentran su propia salida, posiblemente atravesando los portales que encuentran en su propio muro… así como muchas otras jamás encuentran ninguna salida, porque los muros se tornan una constante, entonces no hay portales que conduzcan al otro lado de las propias circunstancias… en cualquiera de las situaciones, la memoria juega un rol preponderante… o el alma en paz consigo misma enfrenta lo pasado y lo supera, o el alma en guerra consigo misma evita enfrentar dicho pasado y se condena a sí misma a repetir los errores una y otra vez… unos, los primeros, encontrarán sus propias respuestas, mientras que los segundos se estrellarán siempre contra la misma pared… unos, los primeros, aceptarán lo que les propone la vida, y encontrarán la manera de avanzar… los otros, los segundos, establecerán una guerra con ellos mismos que condicionará cómo enfrentan lo que jamás podrá ser resuelto… todo lo que queda pendiente, irremisiblemente vuelve, toma entidad, y se transforma en un monstruo… Muchos aprenden que la soledad es un lugar seguro… Muchos aprenden que el silencio es un lugar seguro… Muchos aprenden que el sí mismo guarda las respuestas… Muchos aprenden que, en el uno mismo, todo se resuelve… Muchos aprenden que algunos de los otros son un reflejo de la propia alma… Muchos aprenden que esos otros, que se reflejan en la propia alma, son garantía de la propia existencia… que es necesario estar cerca de ellos, conservando el vínculo… Muchos aprenden que muchos otros resultan ser peligrosos, porque sus palabras no coinciden con sus hechos, porque sus intenciones no encajan con lo que expresan mediante sus dichos, porque su presencia es tóxica, o bien, porque sólo buscan obtener algún beneficio de la relación, para luego negar que allí hubo una conexión… de esas personas hay que tomar distancia… y la memoria juega un papel preponderante… porque permite descifrar la mentira, tanto como el engaño, tanto como la traición, tanto como la negación, tanto como la burla, tanto como el desprecio… el conflicto sólo se resuelve mediante la distancia, porque las esencias sólo traducen lo que hay dentro de ellas… estar cerca implica contaminarse… La memoria juega un papel determinante en la voluntad… En aquellas personas donde la memoria está rota, no hay voluntad… no hay salidas… el alma permanece atrapada en su propio laberinto, que a veces es tal, una serie de pasillos sin salida aparente, o bien, una hoguera circunstancial, o bien, un infierno constante donde el espíritu arde… esas mismas personas evitan salir de donde se encuentran, y recurren a cualquier tipo de ardid para permanecer en su singular estado de sufrimiento… esas mismas personas esquivan las ayudas y se apoderan de las contribuciones, así como de los aportes ajenos… regresando siempre al laberinto, a los laberintos, a la hoguera, o al infierno… porque de ellos alimentan su toxicidad, por ende acrecientan los venenos con los que contaminan el entorno, contaminando todo lo que tocan… también atropellan a aquel que intenta sacarlos de la varadura, quitarles peso, o bien, disminuir el volumen de los obstáculos que deben enfrentar… pero sucede que estas personas tóxicas, necesitan del veneno que producen, porque eso les hace sentir libres, y nunca asumen que están atrapadas, o paralizadas, porque se alimentan del veneno que producen, y entienden que es eso lo que las mantiene con vida… nunca comprenderán que eso es lo que las mantiene atrapadas, por lo tanto, renegarán de cualquier ayuda que les modifique eso que entienden como su estado de confort… esto es que siempre regresarán a aquello que las alimenta, sea el veneno, sea la contaminación, sea la hoguera en la que se queman, porque describen a dicho paisaje como su propio bienestar… al no haber voluntad para salir, se permanece en un estado donde la memoria está rota… no se resuelven los pasados, como tampoco lo hacen los presentes, entonces, tampoco hay un futuro posible, porque esto ni siquiera puede pensarse, sencillamente, porque lo anterior está pendiente en una constante matemática que consume el espíritu y devora el alma… Cuando la memoria se conjuga con la voluntad, el futuro se describe a sí mismo, envuelve al alma, y la bendice… la quita de donde está, y la proyecta… AL MARGEN DEL OLVIDO © By Víctor Norberto Cerasale Morteo® [MEMORIAS ROTAS - 7] v

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