viernes, 25 de abril de 2025

Viaje alrededor de mi habitación

https://www.nuevarevista.net/viaje-alrededor-de-mi-habitacion-de-xavier-de-maistre-literatura-del-confinamiento/ En 1790, en Torino, Xavier de Maistre se batió en duelo con un oficial del ejército y fue condenado a cuarenta y dos días de arresto en una fortaleza militar. Gracias a su origen aristocrático (era hijo del presidente del parlamento del Reino de Cerdeña y hermano de uno de los críticos más furibundos de la Revolución francesa, el conservador Joseph de Maistre), se le permitió gozar de un encarcelamiento en unas condiciones de muchísima comodidad: tenía un sirviente a tiempo parcial y estaba siempre acompañado de su perrita Rosine. Encerrado en esta modesta habitación, De Maistre decidió emprender un viaje al «encantador país de la imaginación». Empezó a dedicar atención a elementos hasta entonces banales (el escritorio, la butaca, el espejo), que tomaron una nueva dimensión y se convirtieron en territorios inexplorados, viaductos hacia un nuevo y desconocido paisaje espiritual. «¿Existe un escenario más propicio a la imaginación, que despierte ideas más enternecedoras, que el mueble en el que me abandono algunas veces?», sentenció De Maistre en Viaje alrededor de mi habitación, el libro que resultó de esa exploración literaria. Durante los meses de cuarentena de la pandemia, en 2020, fueron muchos los que volvieron a leer este libro prendidos por las posibilidades de la imaginación y la fuerza de la subjetividad: la única posibilidad de huida estaba en la mente. El personaje de Monsieur Teste –que da nombre al libro del filósofo francés Paul Valéry– lo decía así: «El infinito no es gran cosa, solo una cuestión de escritura». Algunos lo descubrieron entonces, pero otros hacía mucho tiempo que conocían el poder de la mente para huir de la condena del presente: los lectores voraces y los shifters. Los primeros ya los conocemos: aquellos que hacen de la lectura la posibilidad de trasladarse a vidas, paisajes y mundos que no son los suyos. Los segundos son los que practican el reality shifting y son el sujeto de investigación de Gabriel Ventura en El mejor de los mundos imposibles, donde explora los viajes al multiverso de aquellos jóvenes, la mayoría de ellos nativos digitales, que, a modo de meditación, son capaces de trasladarse a mundos de ficción e interactuar con sus ídolos o personajes favoritos, y piensan y viven el mundo de una forma del todo distinta.

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