viernes, 25 de abril de 2025

White Girls Hilton Als

https://letrascorsarias.com/tienda/ensayo/white-girls/ “Nuestros escritores están llenos de clichés, como los viejos graneros están llenos de murciélagos. No hay una regla obvia al respecto, excepto que cualquier cosa que sospeches que es un cliché, sin duda lo es, y sería mejor eliminarlo”, escribió Wolcott Gibbs en una especie de manual de estilo fundacional que definió la línea literaria de la revista ‘The New Yorker’. Gibbs fue durante aquellos primeros años –¡hace un siglo!– editor de mesa del departamento de ficción y después se dedicó a escribir perfiles y artículos y ocupó un puesto esencial en la publicación neoyorkina, el de crítico teatral. El documento –recogido por James Thurber en Mis años con Ross– es un ejemplo canónico del uso de la ironía y de la importancia de una línea editorial no como una traba a la creación individual sino como la base de un estilo colectivo que acabaría convirtiéndose en una influencia detectable en mucha de la escritura norteamericana posterior, especialmente en el género de no ficción. Con una treintena de puntos, concluye así: “Intenta preservar el estilo de un autor, si es un autor y tiene un estilo”. Podemos afirmar con total seguridad que Hilton Als es un autor y tiene un estilo, y también que en 2017 recibió el Premio Pulitzer por sus críticas teatrales para New Yorker, donde empezó a escribir a finales de los ochenta. El jurado valoró su audacia y originalidad y su deseo por ubicar su escritura “dentro del contexto cultural del mundo real, particularmente en el panorama cambiante del género, la sexualidad y la raza”. Un antídoto contra los clichés, añadiríamos nosotros: su granero es un espacio libre de murciélagos. Hemos leído White Girls, un libro en el que Als recoge algunos de sus ensayos y que ahora publica Los Tres Editores con traducción de Rubén Martín Giráldez. Vamos a llamarlos ensayos: Als hace todo lo posible por escapar del molde, también en esto. Abre un capítulo literario autobiográfico donde se exponen de manera muy clara sus ideas sobre la identidad fuera de cualquier etiqueta, los procesos poco fiables y bastardos que nos definen, la diferencia entre quién somos hacia adentro y hacia afuera. Y después se alternan perfiles de personajes de la cultura en un estilo más objetivo –a lo newyorker– con productos de la imaginación dirigidos a ahondar todavía más en la personalidad de quienes retrata. Él ha definido White Girls como un intento de “honrar a personas complejas de una manera compleja”, y nos parece una definición excelente. Todos los perfiles comparten algún tipo de desesperación, una indefensión que surge del contraste entre lo que representan y lo que sienten: Truman Capote elaborando máscaras para encontrar un lugar dentro de la narrativa masculina norteamericana; Michael Jackson siendo él mismo una máscara, tanto como la actriz de cine mundo Louise Brooks; Eminem, los guetos de Detroit y su posesiva madre; Flannery O’Connor y su capacidad para hacer de la vida del Sur un motivo universal. Richard Pryor reventando las relaciones raciales a golpe de chistes, tristeza y vulnerabilidad. Chicas blancas: cualquiera con una posición desprotegida dentro de una escala de poder que tiene a otra mucha gente por debajo. Als es capaz de percibir señales complejas, como si viviera a partir de la observación y la escritura. Su lectura crítica no parte de las ideas como haría un Mark Fisher ni tiene esa especie de alcance divulgativo y cartográfico de un Simon Reynolds, sino que comienza con los detalles de la vida de los personajes y se centra en lo que esas historias le hacen sentir y a partir de ahí ahondar en lo contradictorio de las relaciones de poder derivadas del género, la raza y la condición sexual. “Me interesan los personajes desesperados, personas para quienes no hay otra manera de ser otra cosa que completamente ellos mismos”, ha dicho. Dos ejemplos: le dedica un capítulo a Richard Pryor que ya merecería llevarse el libro a casa, y lo continúa con una ficción en la que se mete en la cabeza de una de sus hermanas que ofrece otro deslenguado punto de vista. Periodismo y ficción, análisis y vida corriente. Complacencia, cero. Clichés, ya está dicho. Un escritor brillante que estaba inédito en España, donde tal vez no haya un terreno tan fértil para la crítica cultural de calidad como en otras partes del mundo. White Girls, libro de la semana.

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