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El 23 de febrero de 2025, Martha Pelloni cumplió ochenta y cuatro años. Ante la mirada atenta de la escritora y periodista Liliana Viola, dijo que le podía preguntar lo que ella quisiera: iba a responder a todo. Pelloni era un misterio. Una excepción. O una monja. Puede que solo fuera una monja.
Pelloni es la mujer que, a comienzos de los noventa, en Argentina, pasó a la historia como «la monja del caso María Soledad», una estudiante de la provincia de Catamarca que fue violada y asesinada por jóvenes de la élite política. Al enterarse del crimen, Martha Pelloni decidió buscar la justicia y «se enfrentó a jueces, políticos y testigos comprados o amenazados de muerte».
«En la prensa la llaman “la monja justiciera”; en los pueblos del litoral, “la hermana sapucai”», afirma Viola de quien fue la principal impulsora de las «marchas del silencio», manifestaciones pacíficas que se convirtieron en un símbolo de la lucha contra la impunidad en los noventa, y las cuales culminaron con la caída de un Gobierno cómplice y corrupto: «los violadores y asesinos de la adolescente de diecisiete años eran los hijos de esos representantes de los poderes legislativo, judicial, policial y ejecutivo. A casi diez años de recuperada la democracia, la población comenzaba a sospechar que con esa democracia no necesariamente “se comía y se educaba” como había prometido en su campaña el presidente Raúl Alfonsín». Su lucha se retrata en La hermana, de Liliana Viola, obra ganadora del Premio Anagrama de Crónica / Fundación Giangiacomo Feltrinelli.
Luis «el Flaco» Tula, el supuesto novio de María Soledad Morales, fue acusado de entregar a la joven a Guillermo Luque, hijo del entonces diputado nacional Ángel Luque. Fue él quien la llevó primero a una fiesta en la discoteca Le Feu Rouge y después a otra llamada Clivus, en la que estaban dos sobrinos del intendente de la ciudad, un primo del gobernador Arnaldito Saadi y el hijo del jefe de la policía. La drogaron y abusaron sexualmente de ella. Todos ellos eran hijos del poder. María Soledad quería ser maestra jardinera. Era la segunda de siete hijos. Su cuerpo fue encontrado el lunes 10 de septiembre de 1990 en el Parque Daza, a siete kilómetros de la capital catamarqueña.
«Este es el país de Messi, Maradona, la grieta, la soja, el papa y las marchas», le dice Pelloni a Viola, y continúa: «cuesta mucho que los funcionarios vean algo si no ven que la gente marcha». Su implacable tenacidad la convirtió en una figura clave para otras personas que también habían sido víctimas de crímenes atroces. «Pensaban que como yo había buscado justicia contra viento y marea, ahora podía luchar contra todas las mafias que operaban en la zona.»
A día de hoy la hermana Pelloni vive a más de mil kilómetros de Catamarca, el lugar donde libró la primera de sus múltiples batallas. «Una batalla cultural, se dirá ahora. Una batalla feminista. Un camino largo que baja y se pierde.»
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