Sor Angélica virgen del brazo de Lucifer
Estimulante recorrido fragmentario a través de los secretos de la obra del cineasta Francisco Regueiro
Fotograma de 'Madregilda', de Francisco Regueiro.
Un pueblo castellano brota de la entrepierna o de los pechos de una mujer que adopta diferentes posturas en la serie de 250 dibujos que el cineasta Francisco Regueiro realizó bajo la inspiración de La Venus del espejo, de Velázquez. Para algunos estudiosos de su obra, la intersección entre esa comunidad mesetaria y las curvas de un cuerpo femenino podría sintetizar la poética de un creador al que se intentó vincular con una cierta herencia buñueliana pasando por alto que su acusada singularidad merecía ocupar categoría aparte. Con sus 10 largometrajes, el vallisoletano Francisco Regueiro ocupa un lugar insular dentro de la generación que se dio a conocer bajo esa etiqueta de Nuevo Cine Español que, en realidad, acogía sensibilidades dispares. Coordinado por Álvaro Arroba y Fernando Ganzo, el libro colectivo Francisco Regueiro. La importancia del demonio, editado originalmente con motivo de la retrospectiva que le dedicó el festival BAFICI en 2017 y que ahora recupera Athenaica, intenta no sólo romper con esa inercia que parece haber condenado su obra a ser uno de los secretos mejor guardados del cine español, sino asimismo rendir justicia a la diversidad de la obra creativa de un artista que también se expresó a través de la escritura, el periodismo, el humor gráfico de fondo negrísimo, la realización televisiva y la pintura.
Regueiro es uno de esos autores que parecen haber accedido a los claroscuros del alma española como quien desciende a una gruta donde lo sagrado y lo infernal conspiran para formular un acertijo irresoluble. Como escribe Víctor Erice en el prefacio del libro: “Cuando el artista lleva en su interior a una sor Angélica virgen del brazo de Lucifer, cabe pensar que le va a ser difícil circular por la vida en general. No digamos por los dominios de la producción cinematográfica en particular”. Entre la exploración del tedio de El buen amor(1963) y la fantasmagoría edípica de Madregilda (1993) —película que reciclaba la memoria histórica en pesadilla atravesada por el esperpento—, el cine de Francisco Regueiro libró su particular pulso entre la narración y la expresión poética, al tiempo que intentaba capear los obstáculos que una industria no demasiado receptiva a lo extraordinario colocaba a su paso. Uno de sus trabajos más radicales, Carta de amor de un asesino (1973), fue la película que Elías Querejeta nunca quiso estrenar por el capricho de contar con un título maldito en su catálogo.
Con textos firmados por Quintín, Daniel V. Villamediana, Gonzalo García Pelayo, Ángel Fernández-Santos, Gonzalo de Lucas y Elsa Fernández-Santos, entre otros, el volumen propone un estimulante recorrido fragmentario a través de la obra cinematográfica de Regueiro, huyendo de la ortodoxia académica, siempre bajo la convicción de que no se está diseccionando un discurso cerrado, sino dialogando con una obra viva necesitada de una urgente reivindicación. La larga conversación con Regueiro que proponen Álvaro Arroba y Alicia Mendoza es el incuestionable plato fuerte del libro: el cineasta se muestra libre y casi impúdico al hablar de todo y de todos —incluidos sus desencuentros con Miguel Delibes y Elías Querejeta— desde la posición de quien ya no espera nada y no tiene que rendir cuentas a nadie. La entrevista sirve como bisagra dentro de un libro que dedica su segunda parte a rescatar algunos trabajos gráficos y literarios del artista: ahí están los brutales dibujos, entre la herencia más feroz de La Codorniz y el trazo pánico de Roland Topor, de su libro Ven, ven, Lucifer, que prologó Juan Benet; dos relatos y un fragmento del guion Raskayú, un sórdido fantaseo en torno a la vida amorosa del cómico Miguel Gila.
Francisco Regueiro. La importancia del demonio. Álvaro Arroba y Fernando Ganzo. Athenaica, 2018. 188 páginas. 15 euros.
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