Ficción huracanada
‘El origen de los brunistas’ (1966), la primera novela de Robert Coover, narra el delirante periplo de un minero convertido en mesías
Rescate de un minero en Illinois en 1951. AP
El revoltoso y juguetón Robert Coover (Charles City, Iowa, 1932), el más quijotesco y español de los escritores posmodernos norteamericanos —aún recuerda los años que pasó en Tarragona tratando de escribir mientras sus hijos crecían—, decidió encerrarse en una cabaña a la vuelta de la guerra —la de Corea, en la que estuvo a cargo de la biblioteca del frente— y deconstruir cuentos de hadas macabros, explorando no una posibilidad sino todas a la vez para poder desactivarlas. De dicho experimento surgió El hurgón mágico, que en 1969 le colocó en la cresta de una ola (la de aquellos que querían reinventar el relato, entronizar lo pulp, retorcer y hacer degustable y revolucionario lo narrado) en la que brillaban William Gaddis y Thomas Pynchon.
Antes de eso, el posmodernismo de Coover se basó en el detalle —en agrandar sus cientos de personajes—, la travesura de raíz absurda —el hecho real se deforma para disparar contra casi todo: la ingenuidad paleta de lo norteamericano; los albores salvajes del capitalismo; la prensa como reformuladora de la nunca única verdad— y el placer de la ficción huracanada.
De todo eso es un ejemplo brillante El origen de los brunistas (1966), su primera y más accesible novela, en la que narra el delirante periplo del minero Giovanni Bruno, único superviviente de una explosión real, la ocurrida en West Frankfort en 1951, convertido, en el universo perversamente divertido de Coover, en mesías.
Un mesías cubierto de hollín que le va como anillo al dedo al iluso matrimonio de los Norton, un par de pillos que recorren pueblos tratando de convencer a mentes frágiles (chavales de instituto en su mayoría) de que Domiron (su propio dios repelente) anda en busca de un Elegido. La sátira, rumor de pueblo pequeño infierno grande mediante, es feroz y ataca desde dentro aquello en lo que Norteamérica basa su encanto: la ilusión —el sueño— que tan cerca está de la perdición —el engaño— en las manos incorrectas. En tanto que primer disparo, El origen de los brunistas es como el Pájaro Blanco que aleteó en la mina segundos antes de la explosión: un auténtico (y disfrutable) milagro.
El origen de los brunistas. Robert Coover. Traducción de José Luis Amores. Pálido Fuego, 2019. 509 páginas. 24,90 euros.
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