Hijos de vencedores, víctimas del franquismo
Un ensayo recorre la vida política y personal de Enrique Ruano, Lola González Ruiz y Javier Sauquillo, que se opusieron al régimen y sufrieron el fracaso de la lucha por la libertad
Lola Gutiérrez Ruiz, Enrique Ruano y Javier Sauquillo, en primavera de 1968. FOTO CEDIDA POR MARGOT RUANO
En el epílogo del libro llega la sentencia, de apenas una línea, como un escupitajo: “La historia de la oposición al franquismo es la historia de un fracaso”. El lector que ha seguido con empatía las vicisitudes políticas y personales de los tres protagonistas de este ensayo, que pagaron con la vida y la decadencia su lucha por la libertad y el socialismo, asume la frase con mucho dolor. El texto finaliza con la melancolía existencialista del autor: “Uno no puede pasar por Antón Martín y no imaginarse a Lola [González Ruiz] en sus últimos años, mirando la escultura [de los abogados de Atocha asesinados] en silencio y proyectando lo que podría ser su vida en la figura de la chica del retrato. Esperanzada, Lola acaba girando la cabeza a la izquierda y ve el bloque de Atocha, 55 [el lugar del atentado de la extrema derecha], y los fantasmas de General Mola, 60 [donde Enrique Ruano fue arrojado al vacío desde un séptimo piso por policías de la siniestra Brigada Política Social]. En silencio, la única mujer víctima de Atocha camina hacia el cine Doré con multitud de recuerdos dolorosos y esperanzas defenestradas. Piensa que su lucha no ha merecido la pena”.
Desde hace unos meses, en la ciudad de Madrid, en plena zona nacional, el nombre del Pasaje del General Mola ha sido sustituido por el de Pasaje de Enrique Ruano. Apenas dos kilómetros más allá, en la plazuela de Antón Martín, está el grupo escultórico que representa El abrazo, de Juan Genovés, con el que se honra a los abogados laboralistas asesinados o heridos de gravedad, como fueron Javier Sauquillo y Lola González Ruiz. Este libro recorre a través de ese espacio la vida política y personal de Ruano, Sauquillo y González Ruiz desde que entraron en la Universidad, militaron en el Frente de Liberación Popular (FLP) y se enamoraron, hasta que muere la última superviviente varias décadas después, pasando por el Partido Comunista y su activismo en los despachos laboralistas que defendían a los obreros utilizando los intersticios del derecho del trabajo franquista, y la creación de las primeras asociaciones que dieron lugar a un poderoso movimiento vecinal. Los tres amigos, hijos de vencedores de la Guerra Civil, provenientes de familias con buena posición en el régimen, tuvieron que renegar de una realidad de la que fueron beneficiarios.
Cuando Enrique Ruano y Lola González se ennoviaron cayó el primero, con 21 años. Detenidos ambos por “siembra de propaganda ilegal”, Ruano fue llevado a un piso de su familia y arrojado por las escaleras, aunque al principio los policías hablaron de suicidio. Seis años antes, la técnica de caer por la ventana había sido ensayada contra el dirigente comunista Julián Grimau, y un sádico, el multipensionado policía Billy el Niño, se dirigió después a otro detenido con estas palabras: “No importa, hacemos como con Ruano, lo tiramos por la ventana y decimos que quería escapar”.
La historia de Sauquillo y Lola (pareja años después de que muriese su amigo Ruano) es más conocida: el 24 de enero de 1977, apenas iniciada la Transición, un comando fascista entró en el despacho de abogados de Atocha, 55; asesinó a cinco abogados de CC OO y dejó malheridos a otros cuatro. Lola, superviviente, nunca se recuperó de la muerte de sus dos amigos Enrique y Javier, y es la que hace las reflexiones más nihilistas. Dice el autor que nunca retomó su actividad y que su vida comenzó a girar en torno al pasado. Votó a Podemos en las elecciones europeas del año 2004.
Libro imprescindible para quienes quieran conocer los costes de la Transición y para quienes pretendan recordar con gratitud a los que se quedaron por el camino. Tres cauciones sobre el texto: en él se mezclan las categorías y las anécdotas demasiado frecuentemente, sin un orden de prelación; aparecen citados de pasada muchos personajes que convendría identificar bien para los lectores que no los conocieron (por ejemplo, no se puede despachar la figura de Antonio María de Oriol, ministro de Justicia de Franco y presidente del Consejo de Estado, como “abogado y político español”); por último, en varias ocasiones, las opiniones del autor interceptan el relato aséptico de los hechos, lo que resulta artificioso.
Son reparos menores. Lo fundamental es que los que aborden este texto agradezcan a Ruano, Sauquillo y Lola González ese compromiso que les impidió desarrollarse personal y políticamente en la normalidad de la libertad. Y que extraigan un criterio sobre qué hubiese sido de sus vidas si no se hubiesen cruzado tan pronto con el huevo de la serpiente.
A finales de enero. Javier Padilla. Tusquets, 2019. 412 páginas. 22 euros.
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