Los grandes museos se meten en política
Las exposiciones de arte también hacen la revolución. Las grandes instituciones internacionales se enfrentan a las nuevas realidades y ajustan sus colecciones a los debates sociales de la actualidad
Dos mujeres contemplan la obra 'Retrato de Madeleine' (1800), de Marie-Guillemine Benoist, en el Museo de Orsay en marzo pasado. FRANÇOIS GUILLOT AFP / GETTY IMAGES
Lo llaman el Davos del arte contemporáneo. Cada mes de febrero, los grandes nombres de este sector recorren las serpenteantes carreteras que conducen hacia la blanca Verbier, en uno de los rincones más exclusivos de los Alpes suizos. A 1.500 metros de altura, entre pintorescos chalés de madera y adinerados viajeros que cargan con sus esquís montaña arriba, se encierran durante un fin de semana en un hotel de lujo para debatir sobre los desafíos que inquietan a las instituciones del arte. La pasada edición del Verbier Art Summit escogió un tema candente: el papel de los museos frente a un contexto social turbulento. Sobre el escenario, la artista Tania Bruguera, detenida en diciembre pasado durante una protesta contra la censura gubernamental en Cuba, acudió a relatar su reciente intervención en la Tate Modern, donde aprovechó la invitación del museo londinense para promover proyectos de cooperación a escala vecinal. “Como artista no puedes cambiar el mundo, solo a las personas y su comportamiento político. No es poco, pero tampoco lo es todo”, advirtió.
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