Flor del melocotón, la rosa oriental sin espinas, símbolo del amor chino
La flor del melocotón (o del durazno, 桃花), es desde tiempos ancestrales la flor favorita de los chinos para expresar el amor. La flor del melocotón posee varios pétalos de dos colores, rojo pálido y blanco, con un degradado de tonos rosáceos por medio. Representan el colorido, la indulgencia, la elegancia más pura, el refinamiento, la generosidad y el buen temperamento.
En Occidente, para expresar amor se suele regalar un ramo de rosas, generalmente rojas, durante los últimos diez años cada vez más chinos han adoptado esta costumbre tan romántica. Así, los jóvenes chinos ya celebran el Día de San Valentín (14 de febrero) y regalan rosas a la persona amada igual que hacen los occidentales.
Sin embargo, los chinos han tenido y tienen desde tiempos ancestrales su flor favorita para expresar su amor y esta es la del melocotón (o del durazno, 桃花). Así pues, la flor del melocotón posee varios pétalos de dos colores, rojo pálido y blanco, con un degradado de tonos rosáceos por medio. Representan el colorido, la indulgencia, la elegancia más pura, el refinamiento, la generosidad y el buen temperamento. En el Libro de las odas (诗经 o Shījīng), perteneciente a los Cinco Clásicos que enseñaba Confucio y formado por 305 poemas, se dice: “La flor del durazno florece como el fuego, las chicas se casan con luminosidad y armonía”. La flor del melocotón, en realidad, no acapara para sí toda la belleza entre cientos de flores, sino que comparte generosamente su belleza con otras. Además, contiene cumarina, kaempferol, glucósidos de soja y vitaminas A, B y C entre otros nutrientes, que refuerzan la piel y aportan vitalidad a las células faciales. Su efecto en los medicamentos permite una epidermis hidratada, luminosa, suave y elástica, por lo que se conoce la como la “flor de la belleza”.
La flor del melocotón florece en primavera, sonríe encantadora al mundo y nos ayuda a recordar lo maravilloso de la vida. Hace 1700 años, Tao Yuanming (陶渊明, 365-427), gran poeta de la dinastía Jin (265-420), ya citó lo que para él suponía el mundo ideal en su obra titulada El manantial de la flor del melocotón (桃花源 o Táohuāyuán).
Las formas en la que la flor del melocotón expresa el amor son únicas en la cultura china, siendo comúnmente aceptadas por todos los chinos. Según la astrología china, dependiendo del signo astrológico al que pertenece una persona que busque enamorarse, activando la energía de la flor del melocotón en la zona adecuada de sus hogares, aumentará la posibilidad de encontrar el romance en su vida.
“La flor del melocotón sonríe dulce, su capullo es el más afectuoso”. En realidad, su capullo expresa el significado de mantener pero no de apresar, siendo esta la forma en la que los chinos expresan su amor. Según una perspectiva histórica, la flor del melocotón es elegante, encantadora, tierna y bonita. En la poesía y en las canciones el autor expresa su más profundo sentimiento a través de la belleza de la flor del melocotón. Muchos literatos de la antigüedad escribieron poesías metafóricas para mostrar el amor y usaron la flor del durazno en multitud de ocasiones. Así, una poesía que aparece en la obra En una casa del pueblo de Nanzhuang, escrita por Cui Hu en el periodo de la dinastía Tang (618-907), se hizo muy famosa por narrar la historia de una pareja perdidamente enamorada el uno del otro, y que dice así:
Tal día como hoy hace un año, en esta puertaSu cara refleja las florecientes flores del melocotónSu cara se ha ido ahora y no se sabe dónde estáLa flor del melocotón sonríe como viento de primavera (1)
Esta poesía está inspirada en realidad en una historia que le ocurrió al propio poeta. Durante la fiesta de la Claridad Pura, Cui Hu visitó un pueblo fuera de la ciudad de Chang’an. De repente sintió sed y se acercó a una casa a pedir agua. Una jovencita le abrió la puerta y le dio al poeta un vaso de agua. Después de beberla, ella no pudo dejar de mirar al visitante sentado en un patio repleto de flores del melocotón. La chica era tierna y tímida, y no le dijo nada a Cui Hu. Después de despedirse de ella, el joven sintió algo especial en su corazón. La chica era encantadora y las flores del melocotón reflejaban su belleza. Desde entonces no pudo dejar de pensar en ella y quiso volver a visitarla al año siguiente. Sin embargo, la puerta de la casa estaba cerrada, aunque las flores del melocotón del patio seguían floreciendo. Cui Hu triste escribió la citada poesía en la pared.
Cui Hu, melancólico, no paraba de sufrir, así que a los pocos regresó a la casa de la joven. Mientras llamaba a la puerta, escuchó que dentro había alguien llorando, así que empujó la puerta sin pedir permiso. La chica estaba postrada en la cama y a su lado había un anciano gimiendo. Cui Hu enseguida preguntó qué había pasado. El viejo dijo que la joven era su única hija y ella cuidaba de él con mucho cariño. Sin embargo, desde hacía un año, estaba deprimida y muy triste, con lo que cayó enferma. El hombre la llevó al médico y éste le dijo que sufría de amor. Después de volver a casa, descubrieron la poesía que Cui Hu había escrito en la pared, su hija dio un grito y se desmayó. Desde entonces ni comía ni bebía, sólo deseaba morirse. Cui Hu le dijo sin dudarlo al viejo que él era la persona que escribió la poesía. El anciano miró a Cui Hu y pensó que su hija seguramente había entendido el significado de esa poesía y que los dos deberían ser pareja. Sin embargo, no había milagro alguno que pudiese salvar la vida de su hija y el viejo lloraba desconsolado. Cui Hu conmovido y enamorado cogió la cabeza de la chica y se la puso en sus rodillas. Inesperadamente, su lloro despertó a la joven que me miró llena de dicha. Al final se enamoraron y se casaron felizmente.
En China, aunque las flores del melocotón significan el amor, la manera de expresarlo es diferente al de la rosa, pues nadie arranca las flores del melocotón ni las regala a su amada. Cuando dos personas se enamoran, los orientales buscan más el sentimiento romántico de un corazón unido a otro corazón, una flor sin espinas, un símbolo puro y duradero.
Nota: (1) Traducción realizada por Carmelo Elorduy. Elorduy (1984). Romancero chino. Editora Nacional, Madrid. Una interpretación más libre y actual de esa poesía sería: El año pasado visité el pueblo de Nanzhuang y pasé por una casa repleta de flores del melocotón. Una chica encantadora me recibió cariñosamente, y nos dimos muy buena impresión. Hoy estoy aquí de nuevo, su puerta está cerrada, no sé dónde está esa chica, sin embargo las flores del melocotón siguen floreciendo.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 12. Volumen III. Mayo de 2012.
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