martes, 17 de septiembre de 2019

El esculpido de la piedra de crisantemo de Liuyang: flores que nunca se marchitan

El esculpido de la piedra de crisantemo de Liuyang: flores que nunca se marchitan



El esculpido de la piedra de crisantemo de Liuyang

El pulido depende de la forma de las venas del crisantemo.



El esculpido de la piedra de crisantemo de Liuyang: flores que nunca se marchitan

El esculpido de la piedra de crisantemo de Liuyang (Hunan) conforma, junto a los tradicionales de Qingtian (Zhejiang) y Shoushan (Fujian), las “tres grandes artesanías del pulido de piedra” de China y, al igual que estas dos últimas, deriva su belleza de la armonía entre la naturaleza y la mano del hombre a la hora de colaborar en la creación de una nueva obra.

Un reportaje deRen Zirui
任姿睿
En cada trozo de piedra florecen con todo su esplendor los crisantemos blancos, y los espectadores no pueden dejar de maravillarse ante la magia y el refinamiento de tales obras de arte. El esculpido de la piedra de crisantemo de Liuyang (Hunan) conforma, junto a los tradicionales de Qingtian (Zhejiang) y Shoushan (Fujian), las “tres grandes artesanías del pulido de piedra” de China y, al igual que estas dos últimas, deriva su belleza de la armonía entre la naturaleza y la mano del hombre a la hora de colaborar en la creación de una nueva obra.
El esculpido de la piedra de crisantemo de Liuyang
El peculiar atractivo del esculpido de la piedra de crisantemo debe mucho a las características propias de la materia prima de la que se vale. Durante los trabajos de extracción de piedra para la construcción de una presa, los operarios locales descubrieron por casualidad este tipo de roca fuera de lo común que databa, según los registros del distrito de Liuyang, del periodo de reinado del emperador Qianlong (1736-1796) de la dinastía Qing. En su mayor parte es de un color verdoso y negruzco pero los trabajadores advirtieron asombrados cómo la piedra también exhibía una serie de venas blancas dispuestas de forma radial, en un dibujo que se asemejaba enormemente al de un crisantemo en flor. Por ello, y rendidamente admirados por su belleza, la bautizaron con el nombre de “piedra de crisantemo”.
Los mejores ejemplares de esta piedra esculpida provienen de Liuyang, y por ese motivo, circulan por dicha localidad numerosas historias y leyendas en torno a ella. Una de ellas cuenta cómo en la ciudad de Yonghe vivía un viejo erudito que amaba tanto la flor del crisantemo que dio a su propia hija ese nombre. Cuando se hizo mayor, la muchacha empezó a relacionarse con un joven pero su padre se opuso firmemente y los dos amantes no tuvieron más salida que sacrificarse lanzándose al río. Después de muerta, su alma se adhirió a la roca convirtiéndose así en la piedra de crisantemo. Hay también otra historia legendaria según la cual un ser divino cortejaba a un hada y, para ganarse su afecto, esparció semillas de flores por el mundo terrenal por lo que la semilla del crisantemo cayó precisamente sobre las rocas de Liuyang y en esas piedras brotó dicha flor.       
Durante mucho tiempo, el esculpido de la piedra de crisantemo pervivió como tributo al emperador. Según la Revista del Museo del Palacio Imperial, la corte de la dinastía Qing conservaba numerosos ejemplares de este mineral para entintar de todos los tamaños aunque, debido a las limitaciones técnicas de la época, las piezas más tempranas presentaban todas un esculpido liso y sin relieve. 
El esculpido de la piedra de crisantemo de Liuyang

Gran salto cualitativo

La técnica del esculpido fue transmitiéndose progresivamente a las clases populares. A finales de la dinastía Ming (1368-1644) y comienzos de la Qing dicho proceso dio un gran salto cualitativo. Aparecieron nuevos métodos como el relieve y el bajorrelieve que le imprimieron una tercera dimensión a lo que antes era solo una superficie plana, gracias a lo cual se alcanzaron exquisitos niveles de creación. En 1915, las dos obras del maestro Dai Qingsheng, el jarrón florero Reflejos de nieve y el biombo Ciruela, orquídea, bambú y crisantemo participaron en la Exposición Internacional de Panamá-Pacífico donde, al ser presentadas en público, causaron una gran sensación. Estas dos valiosas piezas se conservan desde entonces en el Museo de las Naciones Unidas. Otra obra, La flor que nace de la piedra, recibió una enorme atención y obtuvo pronto una medalla de oro. 
El esculpido de la piedra de crisantemo de Liuyang
La piedra presenta normalmente un color verdoso y negruzco.
A la hora de esculpir uno de estos ejemplares el primer paso es también el más importante: escoger la materia prima. El esculpido depende de la forma de las venas del crisantemo, su número y disposición determinan en gran medida el resultado final. En segundo lugar hace falta establecer un diseño que tendrá que dar prioridad a la flor y centrarse en la configuración. Una vez decidido ese patrón comienza el proceso del esculpido y pulido. Debido a las características de la piedra, se requiere de un meticuloso retoque y pulimentado que difieren de otras técnicas de esculpido más acentuadas. Después de haber elaborado la pieza en su conjunto, de lo general al pequeño detalle y de la parte superior a la inferior, todavía hace falta pulirla varias veces hasta dejar la superficie completamente suave al tacto. Una vez acabado, el siguiente paso es utilizar un tipo de esmalte natural para decorar el ejemplar y, finalmente, se le añade un pedestal adecuado dando así por concluido el trabajo.
En una obra de estas características los dos componentes, la naturaleza por un lado y la intervención manual por el otro, resultan imprescindibles. Si no existiera la piedra de crisantemo no podría realizarse este tipo de obra que, sin el elaborado esculpido de la mano humana, solo sería un extravagante trozo de roca y no la exquisita obra de arte en que se acaba convirtiendo. Por lo tanto, en cierta manera puede afirmarse que este proceso técnico constituye un símbolo de la armónica colaboración entre el hombre y la naturaleza.
El esculpido de la piedra de crisantemo de Liuyang
Los nuevos métodos, como el relieve y el bajorrelieve, le imprimieron una tercera dimensión a lo que antes era sólo una superficie plana.
La técnica experimentó un declive debido a los conflictos bélicos y a otros motivos pero, tras la fundación de la República Popular China en 1949, entró en una nueva fase de desarrollo. En 1961 el Instituto de Investigación de Artes y Oficios de la provincia de Hunan estableció un departamento dedicado al estudio del esculpido de la piedra de crisantemo y comenzó el reclutamiento de nuevos aprendices, otorgando nueva savia a dicho arte ancestral y asegurando su futura transmisión y pervivencia. En 1999 el maestro artesano Yuan Yaochu y otros cinco especialistas realizaron una obra de grandes dimensiones, titulada Bola de dragón, para celebrar la transferencia de soberanía de Macao a China y la ofrecieron como presente al gobierno de esta región administrativa especial. En el año 2008 el esculpido de la piedra de crisantemo entró finalmente a formar parte de la lista nacional de patrimonio cultural intangible de China.

pdfPublicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 55. Volumen IV. Julio de 2019.Leer este reportaje en la edición impresa

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