miércoles, 16 de junio de 2021

CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 5© [11] By Víctor Norberto Cerasale Morteo®

CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 5© [11] By Víctor Norberto Cerasale Morteo® Había olor a leña quemada, mientras tanto la salamandra hacía de las suyas, astillas, cenizas, raro perfume a madera evaporada, algún papel, quizás, una carta olvidada, todo atiza el fuego, cuando la vida te da sus estocadas… afuera el frío cala los huesos, nada es suficiente, nada alcanza, ropa de lana, medias de lana, pantalones de invierno, suéter de llama… adentro, se está como si nada… cuando el ambiente se calienta, no se nota la diferencia, parece verano en medio del invierno… uno se siente cómodo y permanece ensimismado en su propia estancia… lecturas… notas… cálculos… mentalización de ideas extrañas… todo se mezcla mientras piensas… todo se revuelca mientras extrañas… alguien recuerda lo que otro ya ha olvidado… alguien se acuerda el haber sido empujado… alguien memoriza que tal vez ha sido estafado… alguien se da cuenta que ha sido engañado… todo sucede casi en simultáneo, alcanza con estar solo, consigo mismo, apenas por un rato… la tierra conecta con el espectro de al lado… de golpe la mente se aclara y el giro hace que te des cuenta que fuiste atropellado… las imágenes se superponen… las palabras se contraponen… y los hechos se transparentan a sí mismos, poniendo en evidencia aquello que fue trampeado… no sucede todo el tiempo, sino a veces, cuando la soledad envuelve el silencio que, antes, te fue aislando… es como verse por la magia, alcanzado… lo demás se entrelaza por mera “causalidad”, de combinar aquello que parecía separado… de unir las partes de algo distanciado… juntar el rompecabezas que estaba desparramado… de repente todo se une, de pronto todo está claro, alguien hizo de las suyas, mientras permanecías ensimismado, guardado en el sí mismo, desaparecido del mundo que ya estaba ocupado… no fue el mismo diablo, sino el infierno que mora dentro de la persona cuya hoguera anda flameando… nadie logra escapar al propio infierno, porque es la esencia la que se está quemando… es lo que trae el karma, cuando se viene naufragando… arrugas del alma que se consume intentando conseguir aquello que no le pertenece, o tratando de mostrar aquello que no es… ocurre todo el tiempo… porque las cosas no suceden de una a la vez, sino todas juntas, mientras duermes o mientras estás despierto observando el revés… no te das cuenta, pero la leña quemada te hace pensar, ahumando la mente, para que abras los ojos hacia el más allá… el más allá que te llama, te hace recordar que el viaje celestial, es un camino que realizas en soledad… personas suben y bajan, a veces te siguen, a veces te acompañan, a veces se acercan, algunas te abrazan, otras te aplauden, alguna te palmea la espalda, pero finalmente, estas solo, contigo mismo… en dirección a la eternidad… no tienes tan presente el pasado, pero eres consciente que todo ha venido sucediendo, como si hubiese estado planeado… como si alguien superior lo hubiese diseñado… este aquí… el otro allá… siguiendo el camino que le fue señalado… dicen que todo está escrito… está inscripto en el árbol… seguramente es así, no vale la pena, siquiera, preguntarlo… mejor es dejarse llevar, el secreto de ser empujado, tomado de la mano invisible… de algún ángel alado… esos seres sin cuerpo que caminan al lado… Afuera el frío encoge el alma… alrededor es puro campo… los árboles crean un microclima, pero a medida que te alejas, la temperatura desciende abruptamente, todo está congelado… el piletón… hasta el viejo aljibe… hasta el tanque de agua que está en la altura… el aire se respira helado… los pájaros buscan alimento entre los pastos… tal vez un zorro… quizás una liebre… tal vez una mulita excavando… hay bichos que uno no ve, pero ellos andan trabajando… cada quien sobrevive según el mandato… se divisa la soledad, no hay nadie esperando… el tren ya no llega, hace tiempo que fue cancelado… no se escucha la campana, tampoco el silbato… la estación es una tapera, la parálisis le fue ganando el espacio… mientras todo se oxida, nadie limpia, nadie se acuerda, nadie hace cambio de vías, han estirado demasiado la cuerda… a nadie le importa… las gentes se encierran en sus zozobras… lo demás es historia… alguien anduvo saqueando… la Argentina de la ignorancia, es política, propia de personas incapaces, que han aprendido robando… es lo único que saben, porque eso es lo que le han enseñado… sus mayores eran ladrones, que asaltaban pobres, que saqueaban a vecinos, porque la escuela no les enseñó a ser finos, sino que es bueno que los demás anden descalzos… eso aporta votos, para que la maldad siga triunfando… sólo que la solución se va saturando, hasta que algún día, alguien se da cuenta que lo han estado estafando… y allí se da vuelta la cosa, y la resistencia va tomando forma, de menor a mayor, cuando los ciudadanos se van cansando de tanto engaño… pero los pueblos son chicos y las almas andan desparramadas, muchas iniciativas frustradas, muchas fábricas abandonadas… es rudo el andarlos juntando… el paisano sólo entiende lo que tiene en el bolsillo, lo que lleva en la cintura, facón, hebilla de plata, y algún lustre para el fin de semana… lo demás es viento soplando… eso lo vas aprendiendo a medida que la vida te va pasando… la distancia comienza con la calidad de las almas… y lo demás sigue en continuado, como desbarrancando, yéndose a la banquina, siguiendo de largo… cuando no se quiere entender lo que ocurre, no sirve de nada intentar explicarlo… el pobre se acomoda a su pobreza y cree que la culpa es de aquel que fue acompañado por su voluntad, su esfuerzo y su trabajo… entonces, ve los resultados… pero no comprende cómo fue que las cosas se fueron dando… pero no entiende que los huertos hubo que trabajarlos… que mover la tierra, que hacer los surcos, que fabricar los invernaderos, que sembrar las semillas, que cuidarlas, que regarlas, que mimarlas, que cantarles al amanecer y al ocaso, sucede que los frutos contienen mucho más que un simple resultado… todo lo que sucedió antes, nadie lo ha apreciado… llegan entonces aquellos de espíritu frágil, y toman lo que les conviene, y desconocen los apremios, así como ignoran los pasos… quien roba, se lleva adherido sustancias contenidas en el pasado… algo de eso se le va pegando… no se da cuenta, pero el peso de la historia se lo va fagocitando… ocurre todo el tiempo, pero desde luego, al importarle sólo el momento presente, no tiene acceso a lo que está pasando… es más, viven yéndose al carajo, sin navegar, aun sin barco… Ella corría por el campo en los duros inviernos… pero ella corría por el campo en los tensos veranos… a pesar de la edad subía al molino, para arreglarlo, nadie sabía si tenía setenta, ochenta o noventa, más aún, nadie conocía su fecha de nacimiento… a pesar de la edad saltaba alambradas, apenas calzada con viejas alpargatas… conviviendo entre tarántulas y víboras, que a pesar de todo, la respetaban… la reconocían parte de la tierra… la reconocían parte del paisaje… para algunas personas el tiempo solo pasa en la piel, añorando la vieja Italia que alguna vez quedó detrás… antes de la guerra, pero ya no recuerda cual… ¿fue la primera?, ¿fue la segunda?, vaya a saber, quizás, el barco era de a comienzos del siglo XX… la miseria humana se da igual aquí que allá… pero la estupidez humana se repite tanto aquí como allá… y así ocurría antes… y así se repitió después… y todo se mantiene hacia el mañana a medida que llega… porque todo es cuestión de esencias y de contenido moral… si no lo llevas adentro, lo de afuera no te dice nada más que las palabras recitan llenando el costal… hay gente a la que le gusta hacer… pero hay gentes a las que les gusta hablar… muchos son verseros sin poemas… a otros, la prosa les da igual… Un día, la quitaron de su contexto, la robaron de su lugar mediante algún pretexto… ¿cómo iba a estar sola en el campo abierto?... ¿qué entendía por libertad aquella mujer de tantos años?... ¿no se daba cuenta de las arrugas en su piel?... ella se sentía niña de papel… ella se sentía niña de estampillas… ella tenía marca de agua en su frente… el día que se la llevaron comenzó a morir… un poco cada vez… ya no había distancias ni tampoco alambradas… no había tranqueras, ni varillas ni palos, ni estacas… sólo el silencio de saberse lejos… ¿dónde quedaba Italia?... ¿dónde quedaba la vieja Europa?... ¿qué sería de la casa sola?... ¿qué sería de los eucaliptos?... ¿qué sería de las casuarinas?... ¿qué sería de tantas plantas donde ya nadie se arrodilla?... Finalmente murió… Finalmente el campo se vendió… la miseria humana se enquistó… dos millones de dólares es mucha plata, se dijeron para sus adentros los miserables… ella ya no estaba, pero desde las estrellas, seguro que estaba mirando… seguro que miraba… cómo se repartían los dineros… cómo la estupidez los ganaba… allí llegaban las almas buitres, para ver qué tomaban, qué comían, qué arrancaban, qué desgarraban… tal te dije, la hoguera que consume el alma está dentro… entonces, el infierno también lo está… el que tiene la hoguera dentro no ve, no piensa, carece de capacidad para descifrar los juegos que propone el destino… el que tiene el infierno adentro del sí mismo, no se da cuenta de lo que sucede en su entorno… simplemente asume que se trata de dinero fácil, que debe ser tomado, que debe ser usado, para fines para nada altruistas, esto es que debe ser asaltado para acomodar lo que ya estaba acomodado… debe proporcionar más bienestar al bienestar que ya venía acumulado… como te digo, cuando tienes los valores invertidos, todo da igual, todo da lo mismo, y esas almas se arrastran para conseguir algo, como si se tratase de mendigos que tienen ojos, pero no ven… tienen oídos, pero no oyen… tienen espíritu, pero no saben qué es… Curiosamente convergieron varias muertes, de almas sanas, de almas inocentes… una, dos, tres, cuatro, cinco, hasta seis… así es que todo quedó a disposición de los depredadores… los buitres se arremolinaron sobre los restos… y tomaron esto, como tomaron aquello… y sumaron los dólares por cientos… por cientos de miles… por millones… la saliva les chorreaba, no sabían qué hacer con tanta plata, pero algún uso le encontrarían, porque les había llovido, como siempre, desde arriba… los buitres se miraban para ver qué parte se llevaban… cada tanto se picoteaban entre ellos, porque no lo podían creer… pero también se picoteaban para meter miedo y ahuyentar a los desprevenidos… Pero mirá que raro es todo… El campo quedó abandonado… fue olvidado por aquellos que los compraron… repararon la casa, cambiaron las tranqueras y las alambradas, pero como se trataba de un juego de amantes, de sábanas, de cobijas, de traiciones y de risas, todo murió como ocurre después de la cama… cada uno sigue con su vida… naufragando en cada destino, según fue escrito en cada uno de los libros de la vida… y cuando la cama ya no une, nadie confiere valor a aquello que lo tenía… así es que desde el cielo se veía con claridad como nada había servido para nada… se veía con claridad cómo el todo se había convertido en nada… se percibía que las gentes, al modo de las basuras, flotaban… ya no era un campo, sino un vertedero de almas despojadas… Los que se llevaron los dólares, siguieron más miserables que antes… más codiciosos… más angurrientos… más desconfiados, por el miedo a que pudieran quitarles algo… y ya no se trató de una cuestión de herederos, sino de hambrientos saciando el hambre con los restos… como te dije, al modo de buitres, peleándose por los despojos arrojados al “tiempo”… los dinosaurios depredadores se comen a los herbívoros, hasta que no quedan más, entonces se comen entre ellos, hasta que queda el último, que finalmente se muere de hambre, porque ya no hay qué comer… justamente, eso fue sucediendo con estos humanos hambrientos de oros, dólares, y poder… se fueron devorando entre ellos… sin embargo, el tiempo siguió pasando, y a ellos también se les fue arrugando la vida… algunos se fueron yendo, y otros siguieron tomando lo que quedaba… desconociendo los esfuerzos y las voluntades… desconociendo el valor del propio huerto… desconociendo el valor de navegar en soledad hasta encontrar el puerto… desconociendo la vía, el tren, el vagón, la estación, y la importancia del aliento… encontrarse con todo, de repente, hace que las almas pobres y miserables, procedan con estupidez… y una estupidez, conduce a otra estupidez… y una mentira lleva a una mentira mayor… y en medio del viaje, les ha llegado la vejez… ya no recuerdan cuánto robaron… porque otros más desesperados han venido por ellos, a proceder de la misma forma… extrañamente, dado que todos los humanos que nacen de madre, están condenados a morir, los miserables no podrán llevarse nada… y desde sus respectivos infiernos podrán apreciar cómo todos los bienes se les escurren de las manos inertes… y desde sus respectivas hogueras verán cómo otros disponen del fruto de sus saqueos… aunque seguramente, seguirán sin diferenciar lo propio de lo ajeno… aunque seguramente, seguirán sin entender que uno no sopla el propio viento, sino que la vida depende de la calidad del esfuerzo… sino que la vida depende de la voluntad que se le haya puesto… El manto del olvido ha caído sobre el campo… Ella ha entendido que nada fue en vano… se ha ganado su estrella… y allí nadie habla en italiano… Los agoreros se quedaron con las manos vacías, deseando… ilusionados… Los buitres se han comido las sobras… pero dado que nada les ha sido suficiente… también se acercan a sus respectivas muertes… donde nada podrán llevarse… sólo que estos, no conseguirán la propia estrella, sino apenas un fuego dentro de la propia hoguera… Como alma lo he visto, y dejo testimonio de ello, para que los próximos, si pueden, si quieren, aprendan… porque puede pasarles… porque la historia puede repetirse… y siempre son los mismos, los que se llevan los finales tristes… no añoro el espacio… me quedo con la riqueza de aquellas almas, que se fueron en silencio, que se fueron en calma…

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