viernes, 2 de julio de 2021

CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 6© [2] By Víctor Norberto Cerasale Morteo®

CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 6© [2] By Víctor Norberto Cerasale Morteo® Juan Amaro (Ruiz Pinto) es químico y farmacéutico, es nacido en Piura, Perú, pero está radicado en Santiago del Estero, Argentina, en la madre de ciudades, desde vaya a saber cuándo… nos une una amistad nutrida por las distancias… esto es que hablamos seguido, pero nos vemos poco, casi nada, desde aquel lejano 2017… él sabe de plantas… él sabe de yuyos… él sabe de mieles y de abejas… él sabe de flores y colibríes… él sabe de tallos y raíces… él sabe de hojas y de brotes… él sabe de surcos y de huertos… nuestras charlas oscilan entre la vida y la poesía… entre los covidianos y los no covidianos… entre la muerte y la resurrección… entre la filosofía y la sinfonía… él sabe que supe andar por la escuela de medicina nativa de Bisbee, en Arizona (Southwest School of Botanic Medicine), pero él sabe de fitomedicina mucho más, porque sabe cómo combinar los yuyos para un determinado fin, yo sólo toco de oído… yo sólo estudié un poco de aquello que los indios americanos del hemisferio norte sabían sobre plantas y yuyos, pero la mayor parte de dicho conocimiento se ha perdido, gracias a la colonización y gracias al desplazamiento de los pueblos originarios, gracias a la competencia descarnada y gracias a negar lo evidente… lo que queda es nada comparado con lo que ellos sabían, pero al menos hay quienes han logrado rescatar algo de todo ese saber… de esa experiencia revelada por siglos… que las ciencias de conveniencias han venido a ocultar, porque hoy mismo, las conveniencias son otras… y el planeta está empastillado y con novedosas enfermedades que crecen devorando la condición humana… como sea, Juan Amaro suena a un amauta andino… honra su profesión escuchando a la naturaleza, un estilo de conocimiento que se ha ido extraviando desde los mochicas hasta hoy, desde los uros hasta hoy, desde los incas hasta hoy… el hombre actual prescinde de la naturaleza, la niega, y luego le reza a Dios para que le devuelva el árbol para conseguir un poco de sombra… luego le reza a Dios para que le purifique el aire… luego le reza a Dios para que le conceda agua potable… luego le reza a Dios para que haya lluvias… pero mientras tanto, niega Dios mediante acciones que van contra el orden natural, dando lugar a una paradoja insoportable que está consumiendo al planeta… curiosamente, el problema no es Dios, el problema no reside en la naturaleza, el problema no es ni el aire ni el agua, el problema es el ser humano peleado consigo mismo… el problema reside en el conflicto que anida en el alma de los humanos que han perdido el sentido de su condición humana… esos humanos que se creen dioses, o al menos, se creen más de lo que son, y se mueren pidiendo por favor, por el temor a lo que sigue, que es encontrarse que desperdiciaron la vida amarrocando cosas para no llegar a ninguna parte… Como te digo, Juan Amaro es un poema viviente, y al igual que todos los poetas, se refleja en inspiraciones espontáneas donde comulgan el tiempo presente con los ancestros que pretenden despejar el camino a efectos que exista un futuro posible… él se comunica, me comenta algo, y me adjunta un poema… te lo paso… En mi niñez, pude gozar, de las delicias gratas, aromas de lindas plantas, de un jardín de azahar… qué con delicado afán, mi abuelita cultivaba, y asimismo me enseñaba, virtudes de salud y pan… hoy te quiero agradecer, por el libro que mostraste, en tierra lo encontraste, adornado, bello florecer… por lo caminos del tiempo, acompañaron mi vida, devolviendo la sonrisa, de un prójimo afligido… de azahar y de nostalgia, tengo mi vida curtida, de la aurora hasta el ocaso, por esta tierra querida… y ver por los horizontes, de este Santiago querido, adornado de colores, gratamente conocido… si supieran que se tiene, paz y calma al despertar, después de libar su té, antes de ir a dormitar… Santiago del Estero representa la circunstancia que nos unió durante el lapso 2005 a 2017, de manera presencial… en la consciencia de los suelos se respira algo ancestral que no se puede definir con palabras… convergen conocimientos quechuas y aymaras, y simultáneamente la llegada de europeos movidos por la riqueza intangible de oros, platas, y metales preciosos del lejano Potosí, europeos desesperados por el Paititi, el Dorado y las amazonas, europeos enfermos de sífilis y de patologías desconocidas en la América precolombina, europeos enloquecidos por el poder y la gloria de una falsa historia escrita mediante el sacrificio de los despojados, y de los otros, los atropellados… ladrones devenidos en conquistadores… asesinos devenidos en gobernadores… de hecho, podría decirse, que allí comienza la Argentina real… en un campo de aerolitos mezclados con silencios antidiluvianos… ¿dónde ha ido a parar el hombre perdido de sí mismo?... ¿dónde ha ido a parar el ser humano despojado de la consciencia de su alma?... ¿dónde ha ido a parar el ser humano sin su espíritu comulgando con la tierra que pisa, con el aire que respira, con el agua que bebe, con el fuego que lo cobija?... se ha perdido la tribu y la soledad ha ganado a un ser humano sombrío… no había infierno en la América de antes de la conquista… no había purgatorio en la América precolombina… ni siquiera había paraíso, ya que el ser humano se reconocía a sí mismo, simplemente, viviendo… labrando los suelos… criando ganado… documentando el paso de los días… documentando los cielos en las noches… entendiendo cómo habla la tierra… entendiendo cómo habla el águila… entendiendo cómo habla el puma… entendiendo cómo habla la vicuña… y yendo más lejos aún, entendiendo cómo hablan las estrellas, y cómo lo hacen el Sol y la Luna… entendiendo cómo hablan los cielos cuando te recomiendan esperar… reconociendo los ciclos de las aguas y las secas… entendiendo que los dioses se hacen presentes no para quitar comidas sino para alentar herencias… entendiendo que los dioses se hacen presentes en la naturaleza a través de un orden que el humano no puede esquivar, porque de hacerlo, la propia naturaleza se encarga de corregir a como sea… cuando el ser humano se sabe finito, no espera, se dedica a hacer… cuando el ser humano se reconoce “infinito”, sabe que después del aquí, viene el allá… cuando el ser humano se cree inmortal, no hace, habla y repite, repite el relato, pero comete el error de negar al otro, y entonces, haciéndolo, se niega a sí mismo… y al hacerlo, sucumbe a su propia muerte… entonces, ya no hay memoria, ya nadie lo recuerda, ya nadie lo tiene presente, y se vuelve ausencia sin medida… La vida de cada ser humano es un poema no escrito… para escribirlo, el tiempo demanda alma… para escribirlo, la consciencia demanda espíritu… para escribirlo, el ser humano debe reconocerse descendiente de la eternidad… para escribirlo, el ser humano debe saberse viajero de la eternidad… cuando eso no sucede, cuando eso no ocurre, aún gritando, el alma permanece envuelta en el silencio de la inconsciencia, grita sí, pero nadie oye… aún aullando no se encuentra la manada… aún mirando no se logra ver, porque el espíritu no logra descifrar la presencia divina de un Dios que se expresa más allá de las circunstancias… un Dios que existe por fuera de los tiempos humanos… un Dios que observa el orden universal y aceita su sistema de relojería para que nada quede librado al azar… donde el ser humano mete su mano, todo se va al carajo… donde el ser humano mete su empecinamiento, todo se va a la mierda… donde el ser humano mete su desidia, todo se pierde y nada se transforma… Santiago del Estero es una especie de tierra prometida… una promesa que no consiste en palabras, tampoco en anuncios, sí en revelaciones que pueden sentirse a medida que las circunstancias se desenvuelven… no son necesarios manuscritos… no son necesarios los códices… no son necesarios los mantos… alcanza con escuchar la Tierra dando sus consejos… alcanza con entender el vuelo de las aves… alcanza con perderse en el monte desolado… allí los duendes te guían paso tras paso… señalando que tu estancia aquí es finita, y que por lo tanto, debes concentrarte en ser y hacer, en ser parte del sí mismo en sus búsquedas, en ser parte del uno mismo en su eterno comulgar… si no eres, no estás… si no estás, eres un hueco ocupando espacio… cuando eres hueco ocupando espacio, absorbes energía para ningún fin… no dejas huella… eres un vacío que contiene a la misma nada… cuando eso sucede, Santiago del Estero te rechaza… te impide estar… porque se trata de una Tierra Santa que se vivifica cada vez que es olvidada… de allí que elija a quienes residen en ella… provengan de donde provengan… esa Tierra selecciona, deja permanecer, protege… hay algo en ella que bendice a los que se quedan… cuando el frío asoma, arrecia y hay que entender los fríos para soportarlo… cuando el calor se muestra, arrecia, y hay que entender los calores para transpirarlos… luego, todo es apacible… y los días transcurren sin pasar… la gente pasa sus días sin que los días les pasen, pero no se trata de un juego de palabras, es un hecho mágico que sucede únicamente allí… sorprendentemente… es el único lugar de la Tierra donde se produce dicha magia… por eso, muchos a la provincia, sencillamente huyen… les apabulla la llanura interminable… les entra el miedo de las distancias… no comprenden el sentido de las rectas, mucho menos el de las curvas… temen al monte tanto como a los relieves, por eso, Santiago es para pocos… gente sensible de mirada extensa, miradas que buscan horizontes amplios… miradas que buscan la distancia hecho paisaje… te repito, los duendes te llevan de la mano, pero entonces es necesario dejarse llevar… ¿Sabes?, según las ciencias de conveniencias, la abeja no tiene alas para poder volar, sin embargo, vuela, y vaya que lo hace… según esas mismas ciencias, las alas de la abeja deberían impedirle volar, sin embargo vuela, y vaya que lo hace… eso te demuestra una vez más, que las cosas son más allá de las falsas explicaciones… alcanza con plantar árboles que ellas visitarán… alcanza con plantar flores que ellas visitarán… lo demás es una tarea invisible que se renueva todo el tiempo, cada estación, cuando la colmena revive en un mundo hexagonal… el ser humano toma su miel y se nutre, pero la miel traduce la esencia de ese ser diminuto que vuela a pesar de la ingeniería y la arquitectura, vuela a pesar de las ecuaciones y las geometrías… De eso sabe Juan Amaro, sólo lo miro y sé que sabe… porque, aunque no lo creas, la abeja en sí misma guarda una poesía… y cuando ingieres su miel, simplemente te inspiras… de eso se trata, ser traductor de las inspiraciones que descienden sobre tu alma…

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