Cuando atraviesas experiencias paranormales, no necesitas explicaciones de otra persona… cuando atraviesas circunstancias que involucran a seres de otros mundos, no necesitas que nadie venga a decirte algo diferente a lo que sientes… a veces buscas tus propias respuestas… a veces te formulas preguntas que ningún humano puede responder… a veces escuchas algo sobre experiencias parecidas, o atiendes a otras semejantes… a veces intentas entender los significados dando tu atención a documentales de televisión… pero en la práctica, en la diaria, en la rutina, nadie puede responder eso “extraño” que sientes en tu interior… desde la experiencia te sabes diferente y no quieres que nadie venga a decirte cuál fue el significado de aquello que viste con tus propios ojos, que sentiste con tu propia piel, que percibiste con tus propios sentidos, que descifraste con tu propia mente… tal cuál fue el significado de aquello que escuchaste con tus propios oídos… has vivido “algo” que no puede traducirse a palabras, porque siempre faltan… la vivencia es sólo una experiencia, pero esta no puede reflejar su intensidad mediante palabras… a veces, mientras intentas contarla a alguien de confianza, sientes que es imposible transmitir la envergadura de la circunstancia en sí misma… sucede lo propio con los sueños… es como estar en una dimensión paralela donde las explicaciones suenan distinto, donde lo que puedes contar representa apenas el uno por ciento de lo que has vivido, por lo tanto se vuelve intransmisible… y quien oye el relato, siente que le faltan piezas en el tablero… y quien escucha el cuento, siente que el rompecabezas tiene fichas que no encajan… justamente, porque las palabras no pueden reflejar el verdadero contenido de aquello que se ha atravesado… falta algo, tu lo sientes, y el otro lo percibe… quien no ha atravesado tu experiencia, no tiene ni idea de lo que le estás hablando… lo percibe como un cuento de hadas o de duendes… sin embargo, tú sí lo has vivido… pero el sentimiento supera el valor de las palabras… pero aquello que fue vivido, y de tanta significancia para ti, no hay manera de contarlo a un tercero, porque éste siempre se sentirá fuera del cuento, y por tanto, lo sentirá como algo ajeno… no más que un simple cuento… aquellas luces no se veían normales… tenían trayectorias extrañas… giraban en ángulos cerrados y tenían trayectorias rectas cortas, hasta la siguiente angulación, siempre abrupta… no se lograba ver la forma, sólo se sabía que allí había una luz, semejante a la de una estrella, pero con movimientos bruscos, imposibles para un artefacto humano… no hay tecnología humana capaz de realizar semejantes giros… realmente no la hay… quien mira, quien observa, quien contempla, puede sentirlo… aún mirando, lo siente en su espíritu… hay algo allí que no es humano… lo que te están mostrando no es humano… te están permitiendo ver algo que no pertenece a esta dimensión… te han elegido para que seas testigo de algo que se siente único… no sabes quién te eligió, pero indudablemente alguien lo hizo… alguien te estaba observando y dijo “éste”… entonces te enfrentas a algo que está por fuera de la habitualidad y que está lejos de cualquier normalidad… si lo cuentas, se reirán de ti… puede que haya intervenciones militares… puede que ocurran intervenciones de personas indeseables que hacen preguntas pero se guardan cualquier respuesta, sencillamente, porque no las tienen… harán un informe que luego archivarán, aduciendo razones de seguridad… harán un informe que luego se perderá en la vorágine humana, pero donde tú quedarás señalado con el dedo, como el “loco” de aquel suceso que tuvo un único testigo, tú mismo, vos mismo… sin embargo, las luces estaban allí, “yo las vi”, piensas… quizás se encendían o se apagaban… quizás parecían ingresar a una zona oscura… quizás parecían entrar a una luz de mayor envergadura… quizás dicha luz soltaba luces con semejantes conductas… el salto cuántico demuestra que la física de los libros no coincide con la física de las dimensiones, la física del relato no coincide con la realidad descripta… el salto cuántico enseña que las matemáticas de los libros no se reflejan en la numerología cuántica… entonces, sientes, sabes, que hay algo más allá del allá… entonces sientes que lo que has visto te lo tienes que guardar… no hay nadie capacitado para entenderte… no hay nadie dispuesto a comprenderte… no hay nadie capaz de interpretar el valor de tu experiencia… la luz representa a un aparato de una inteligencia distinta y sus movimientos no responden a nada que pueda considerarse humano… punto… lo que digan los demás, carece de importancia… lo que intenten explicar, los terceros no involucrados, no es más que una explicación inexplicable de algo que no responde a nada conocido… las luces se movían hasta que dejaron de hacerlo… simplemente desaparecieron… simplemente se esfumaron… no se trata de haber dejado de ver, sino que desaparecieron de la vista… el fenómeno dejó de ocurrir y el cielo quedó como siempre, estrellado, intenso… el fenómeno desapareció pero quedó impregnado en tu ser… tú lo viste… los demás no pudieron hacerlo… tú tuviste la experiencia… los demás no la tuvieron… por lo tanto, eres único, tienes algo que te pertenece sólo a ti y no pertenece a nadie más… quizás algún otro sí vió lo mismo, desde otra posición, desde otra perspectiva, pero tampoco lo contará, así es que quedará guardado en el silencio de los inocentes desconocidos… ser desconocido tiene sus ventajas… puedes seguir siendo el mismo, sin necesidad de darle explicaciones a nadie… ser desconocido tiene la desventaja de la necesidad de saber callar… de no pronunciar palabra mientras otros relaten algo parecido, casualmente semejante… te lo guardas y lo conservas en lo íntimo de la consciencia… eres consciente de que el fenómeno que viste, es único, tuvo lugar, y te pertenece, para siempre… en lo íntimo, sabes que te eligieron… no hace falta decir nada más… te eligieron… y pudiste verlo… el testimonio te pertenece para la eternidad a la cual perteneces… no hace falta más… Salta, 26 de octubre de 2021.
Aquellas luces no pertenecen al ámbito humano…
Aquellas luces hacían cosas que el ser humano no puede realizar…
No hay tecnología humana capaz de reproducir semejante fenómeno…
Las luces tenían trayectorias atípicas, y de tanto, anómalas…
Aquella luz pareció introducirse en una masa oscura que era invisible…
La luz demuestra que hay algo más allá del conocimiento humano, algo para lo cual no hay palabras…
Quien tiene la experiencia, la percibe irrepetible, única, y que, ciertamente le pertenece por derecho de participación…
Hay quienes se sienten agradecidos por haber participado en dicha experiencia…
Hay quienes se sienten honrados por haber tenido semejante posibilidad…
La llevan consigo como se lleva un tesoro…
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La pintura pertenece a María del Carmen Conde Quintela (Sedemiuqse) | ESPAÑA, Galicia
http://carmenmolins1.blogspot.com/
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