domingo, 5 de febrero de 2023

CONVERSACIONES DE ÁNGELES©… Memorias de encuentros en el Tíbet Autor: Víctor Norberto Cerasale Morteo® 1944, EL AÑO DEL VUELO ETERNO

CONVERSACIONES DE ÁNGELES©… Memorias de encuentros en el Tíbet Autor: Víctor Norberto Cerasale Morteo® 1944, EL AÑO DEL VUELO ETERNO
Crédito: NASA Podría decirse que esta historia comienza en el 1900, justo cuando amanecía el siglo XX, pero no sería del todo verdad… ya que la historia comienza cada vez que nace una persona… o mejor aún, la historia comienza cada vez que amaneces… una persona que cuando sale de madre, ya hace nueve meses que está en la Tierra, aún cuando muchos sigan sin entender que la vida se inicia en el preciso instante en que sé es engendrado… es decir, esto significa que hay tantas historias como humanos hay, pero han quedado por detrás tantas historias como humanos ha habido… es decir, hay tantas historias como humanos en sus días hay… alcanzando una magnitud de la que nadie guarda dimensión ni idea… historias reales que nadie ha documentado, e historias reales que no han pasado ni por Egipto, ni por Grecia, ni por Roma… es decir, historias concretas de gentes que pasaron por la vida sumando experiencias y aportando sus hechos, muchos de los cuales fueron utilizados y usufructuados por los siguientes que tomaron la posta para seguir corriendo hacia una meta que se mueve constantemente… que nadie alcanza… que nadie compra ni nadie vende… una meta que no se negocia… y una meta que va variando de generación en generación modificando las expectativas… unos creen en una cosa y van tras ellas… los siguientes creen en algo diferente y van tras ello, pero los anteriores también tuvieron visión propia y fueron tras lo que sentían que debían hacer… tal como te dije, aquí no hay fracasos, pero tampoco hay triunfos… nadie gana (aunque crea que lo hace)… nadie pierde (aunque crea que lo hace)… y nadie se lleva ninguna gloria, apenas si se van con el alma, el espíritu y la consciencia que traían con su karma… si no aprendieron su lección, no se llevan nada… si no dieron su examen, regresan tan vacíos como cuando comenzaron… siempre dependiendo del karma y su trayectoria… una vez más, la gente que importa es aquella que nadie entrevista… que nadie conoce… que nadie vio ni se cruzó… que quizás estuvo cerca de otro ilustre desconocido… los grandes nombres de la historia, fueron colocados allí por intereses ajenos… pero los verdaderos grandes nombres de la historia son los miles de millones de anónimos que no figuran en ninguna parte… cuya tumba nadie visita… cuya memoria se esfuma apenas te vas… A veces da risa… pero si lo piensas, la humanidad ha vivido millones de años sin heladera, sin lavarropas, sin cocina, sin agua corriente, sin baño ni cloacas, sin aire acondicionado, y sobre todo, sin televisor y sin telefonía celular… entonces las gentes eran libres y tenían idiosincrasia, pero además portaban lo más preciado de un ser humano, su dignidad… se vivía por la dignidad y valía la pena morir por ella… había códigos así como había valores… los valores eran universales y hasta la Biblia, la mujer tenía tanto valor como el hombre, entendiéndose que ambos eran humanos ante sus creencias, respirando por un ratito y volviéndose ancestros que debían velar por los siguientes… luego de la biblia comenzó el desprecio y la sumisión… hoy, 2020, cunde la incomunicación… la soledad se ha vuelto una condena de una humanidad que se entiende a sí misma como descartable, y que viene a vivir apurada por una fecha de vencimiento que nadie conoce, pero que pesa desde el preciso instante en que comienzas a tomar consciencia de que eres nada en medio de un desconcierto generalizado… algo anda mal en este planeta… donde la gente trabaja para comer, y para inmediatamente ser despojada de derechos por estados políticos que se dicen democráticos, pero no representan a nadie, y no son más que dictaduras donde los pocos despojan a los muchos de sus legítimos derechos existenciales, el humano, y el ciudadano… Hubo un tiempo en el que no había internet y las cartas demoraban en llegar a sus destinos… un mes… dos meses… tres meses… siempre o nunca… el que la escribía no sólo sabía de ortografía, también sabía de caligrafía, en cualquier lengua… era de prudentes escribir con prudencia… y lo que se escribía representaba un acto de privacidad inalienable… mientras que aquel que aguardaba dicha carta, además de esperanza, guardaba la ilusión del contenido, preparando su espíritu para la respuesta consiguiente… por entonces el tiempo iba más lento… el teléfono con cable era un lujo… un lujo para muy pocos… las cartas viajaban por tren o por barco según el lugar del mundo que se tratase, hasta que los sobres estampillados lograron subir a un avión, yendo un poco más rápido, pero ¿sabes?... ¿tienes idea cuántas cartas se perdieron durante la primera y la segunda guerra mundiales?... ¿cuántas esperas se transformaron en torturas y en inmensas decepciones?... no es bueno que los mensajes queden pendientes… ni de uno ni de otro lado… en la eternidad, lo pendiente representa una paradoja matemática a resolver… una ecuación a despejar… una cuerda con extremos, pero sin medio… en aquellos años la correspondencia era algo semejante a lanzar parte del espíritu al aire… para volar… Este hombre había aprendido a volar en su juventud… y de dicho aprendizaje había aprendido a conocerse a sí mismo… a pensar… a reflexionar… a apreciar… a anotar… a llevar un libro de bitácora de viajes… a descifrar cada experiencia… y desde luego, sabía de motores como de alturas… sabía de África tanto como de las Américas… sabía de Asia como de Oceanía… sabía de nubes y tormentas… sabía de rayos y centellas… sabía de vientos y derivas… sabía de ángulos y de inclinaciones… sabía de despegues y de aterrizajes… sabía de pistas siempre cortas… sabía de alisados y de escarpados… sabía de arenas y de ripios… léase, sabía… y para lo que no sabía, conservaba un fuerte remanente de imaginación… se había nutrido de lo que la vida le proporcionaba a efectos de sostener la idea y el motivo por los cuales había nacido… su talento estaba en emular a los pájaros… ascender y dejarse llevar sin perder atención… descender y posarse sin perder de vista el horizonte que lo traía nuevamente a un suelo, conocido o desconocido… volar de noche le permitía soñar despierto… ¿sabes lo que eso significa?... Es increíble lo que te enseña la soledad… lo primero que te exige es conocerte a ti mismo, no sobrevalorarte, reconocerte cansado o descansado, descubrirte ciego o iluminado… pero además, esa misma soledad le había impuesto el entender el valor de los silencios… la necesidad de no pronunciar lo innecesario, así como la necesidad de no agregar comentarios que caerían por el hueco de la incomunicación… por entonces, no había Twitter, no había Facebook, y tampoco había Google… así es que las gentes se ocupaban en nutrir el alma, a sabiendas que lo efímero domina la existencia y que de aquí nadie se lleva nada más que el sí mismo… Sus viajes a Asia le habían enseñado la importancia de la monotonía… donde estaba solo con su avión, su motor, ruidos acompasados, turbulencias, corrientes ascendentes y descendentes, fríos, y esos etcéteras que los pilotos aprendían andando… por entonces, las rutas no estaban diseñadas a conveniencia, así es que cada quien trazaba la propia y la seguía dentro de lo que las circunstancias le permitían… que ¿qué hacía?... llevaba correspondencia… escribía en sus extensos viajes… recordaba los detalles que alimentaban su talento… y sobre todo nutría el don que le confería identidad como persona… era él y su sí mismo… todo lo demás podía esperar… Sus viajes a Argentina le habían enseñado la importancia de saber un poco de cada cosa y sobre todo, despertar el ingenio para poder resolver los problemas que surgían de pronto, sin avisar… es decir, sabía la importancia de estar alerta… lo demás era una cuestión de maña, nunca de fuerza… nadie llevaba herramientas por demás, lo justo y necesario, así es que si faltaba la tuerca, había que arreglárselas… los aviones no tenían cajas negras y la aviónica era simple, lo suficiente como para saber que volabas… para él volar de noche era como soñar despierto, ya te lo dije… y desde luego, también había aprendido a soñar despierto, con todo lo que ello implica y significa… su experiencia recogida en el Sahara era de tal magnitud que su ángel lo había condecorado con la cruz de la eterna sapiencia, sin que él mismo lo supiese… ni siquiera había asistido a acto alguno… se lo había ganado por voluntad e iniciativa… la eternidad reconoce a sus hijos pródigos… ¿Qué si Dios estaba de su lado?, no lo sé, pero indudablemente no había perdido su tiempo… y era algo semejante a un tuareg sin caravana… las arenas, ¿sabes?, producen poetas… y ellos elevan la poesía… Aquel 31 de julio era un día cualquiera, sólo que sucedió algo que nadie vio, que nadie atinó a entender… cursaba la segunda guerra mundial… Europa era un caos de horror y muerte… gentes huyendo… penas y lágrimas… huecos en el alma, vacíos en el espíritu… él se preparó para un vuelo no demasiado largo, pero como tantas otras veces, su ángel se le adelantó y subió primero al avión… se colocó apenas por detrás, de manera etérea, invisible, imperceptible a los sentidos humanos… sin embargo, él sentía al igual que siempre, que “alguien” volaba junto a él, como tantas otras veces… siempre juntos, nada distinto, nada diferente… compañeros de la misma soledad y del mismo silencio… amigos de conversaciones no registradas por nadie… pensamientos enrollados bajo una misma consciencia… él despegó con la misión de ir… y voló hasta que el avión se fundió entre las nubes del Mar Mediterráneo… no hubo accidente… no fue derribado… en Tierra, los que esperaban lo siguieron haciendo hasta darlo por perdido… primero… luego lo dieron por muerto… ¿qué había pasado?... sencillo… los que acuden a su propio espíritu encuentran finalmente un portal que los conduce directamente a la eternidad del sí mismo… aquellos que creen que el avión se estrelló se equivocan… él continúa volando por inmensos pasillos llenos de rosales y arenas… su ángel jamás lo abandonó… porque ambos han colocado una flor en la esencia de las cosas… una flor que jamás se marchita, porque es idea y motivo de futuros que aún no llegan… no tienes idea lo que es volar de ida, sin tener que regresar a ninguna parte…

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