SIN ESTAMPILLA (diario del pensamiento) © [6]
By Víctor Norberto Cerasale Morteo®
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Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
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Querido David: espero te encuentres bien en ese lugar que has encontrado… como te dije en su momento, la vida no termina con la vida… estaba memorando, estaba rememorando que, cuando nos conocimos, ya había transitado por cinco entrevistas de distintos actores de recursos humanos del directorio… todos cumpliendo roles de puesta a prueba… te preguntaban, de dónde eras, de dónde venías, que habías hecho de tu vida, que habías hecho de tu matrimonio, o bien, que habías hecho de tus parejas, que habías hecho con tus hijos, dónde habías estado, dónde habías trabajado, a quiénes conocías, quiénes te conocían, que habías construido, qué habías destruido, dónde te considerabas triunfador, dónde te consideras perdedor, qué comías, cuáles eran tus entretenimientos, qué te distraía, si habías estado o no en Israel, si habías vivido en Europa, si habías trabajado en Europa, cómo se te reconocía, cuál era tu trayectoria conocida, cuál era tu trayectoria desconocida, qué hacías de tu tiempo libre, qué medicamentos tomabas, con qué soñabas, qué tenías y qué dejabas de tener, no sólo dónde vivías, sino que te había impulsado a querer trabajar allí, o allá, o aquí, o acá, o más acá, cómo habías conseguido lo que habías conseguido… las preguntas no cesaban, y siempre había un giro que verificaba el giro anterior… las reuniones duraban una hora, o más de una hora y se hacían tan intensas que terminabas agotado… siempre entre las dieciocho y las veinte horas… es decir, entrevistarte cuando ya el día te ha consumido y tu capacidad de respuesta se ve reducida por el cansancio… allí es donde la persona es pasible de cometer muchos errores que, en otro momento, no se detectaría… todo prolijamente planificado… siempre las mismas preguntas con diferentes perspectivas… conversaciones grabadas y además registradas palabra por palabra… recuerdo que entraba a los encuentros dispuesto a dar examen… un examen minucioso donde nada quedaba librado al azar… te aseguro que salía destruido… todo era amable, pero las preguntas eran contundentes… no daban posibilidad a un titubeo… dejaban al descubierto cualquier duda… tanto es así es que mucha gente fue quedando por el camino… no tengo dudas que mientras eso sucedía, había consultas, significativas consultas con el servicio de inteligencia israelí, donde todo era sabido, todo era conocido, la historia anterior, la anterior de la anterior, y el qué del cómo de cada cosa… no hacía tanto, había sucedido el atentado a la embajada de Israel, el atentado a la AMIA… del segundo me había salvado por circunstancias del destino, ya que nos habíamos quedado conversando con un amigo judío, demorados allá en la oficina de la calle Rivadavia, un retraso que había favorecido que no llegáramos antes del atentado… también había nota de ello, alguien lo había dicho, alguien lo había contado, alguien tenía registro de lo sucedido… los detalles, los detalles… las personas se conocen por los detalles, dijiste… no te equivocaste…
Nuestro primer encuentro se produjo en un lugar del centro de Buenos Aires, no tengo presente dónde, pero sé que era un lugar extremadamente reservado… una oficina con mucha luz artificial, donde no llegaba nunca la luz natural… muchos marrones intensos, oscuros… muchos libros de no sé qué cosa… muy encerrado… nos presentamos y discurrimos acerca del clima, estaba nublado y lluvioso… ambos vestíamos traje, y sobre todo exhibíamos corbata… no recuerdo que el ambiente estuviese pesado… te veía muy distinto… yo no estaba ni ansioso, ni alterado, la paz me ha caracterizado siempre, y este encuentro era el número seis de la lista… nadie daba señales y todos guardaban una prolija reserva del lugar de trabajo… te limitaste a decir que el lugar de trabajo posible, estaría muy cerca de dónde residía… pero inmediatamente comenzaste con un protocolo de preguntas que atravesaron mi espíritu… viajamos desde la niñez hasta ese momento preciso… yo tenía 44 años, así es que había mucho para contar… dije que mi niñez había sido desastrosa, comenzando por la muerte prematura de mi madre biológica… agregué que mi adolescencia había sido una calamidad y que me había despegado tempranamente del departamento que mi padre ocupaba en Villa Celina… por tus preguntas, me vi obligado a explicarte que no me llevaba bien con mi padre, ni tampoco con mi madre sustituta, y gracias al hilván de la conversación, nos derivamos en la historia de los tíos postizos, en Ituzaingó, en Córdoba (Capilla del Monte), en Tucumán, en Croacia (Yugoslavia), y no sé cómo, fuimos a parar a la historia de la primera guerra mundial, un ataque alemán, la entrega, el abandono, y la posterior huida a la Argentina… me escuchaste con atención, en especial la historia de mi madre sustituta, devenida en pobre después de haber tenido un comienzo acaudalado, sobrina directa del primer presidente político del Líbano, en 1947, a ella le decían Cuca, pero muchos la conocían como Vicky (amigas alemanas), y otros le decían la “turca”, ya que no podía negar que llevaba los genes… me animé a decirte que mi madre sustituta estaba llena de traumas que se reflejaban en agresiones hacia mi persona, y complementé, en referencia a mi padre, que todas sus frustraciones se descargaban en mi persona mediante un singular estado de violencia constante, lo que demostraba su impotencia para resolver sus propios problemas… me preguntaste qué había sacado en limpio de todo ello, y te respondí que lo había superado mediante una significativa paz interior, cultivada con los años, de menor a mayor, algo que me había permitido vivir libre de las cargas del pasado, dicho de otra forma, el problema de ellos no estaba en mí, cuando me di cuenta, automáticamente me liberé… veía la vida con otros ojos… mis sensaciones eran bien otras… mi manera de encarar la vida era distinta, y los resultados de mis hechos tenían sus propias evidencias, las que no necesitaba aclarar… asentiste con la cabeza, y no hiciste ni una mueca… te limitaste a escuchar… agregué que no iba por la vida haciendo un inventario de mi pasado, simplemente la transitaba siempre de frente al mañana inesperado…
Cuando sucedió nuestro encuentro ya contabas con una radiografía de mis años de trabajo, desde 1963 hasta 1970, y desde allí hasta el justo momento de nuestra conversación… conocías mis vínculos, del mismo modo que tenías registro de mi trayectoria laboral y personal… para estos puestos, no se deja nada librado al azar… la persona se representa en todo lo que no se ve de ella… lo que dices debe coincidir con lo que haces…
No obstante, no te detuviste… y fuiste por más… profundizando lo que ya conocías… tu mirada atravesaba mi ser, pero yo estaba demasiado tranquilo… la conversación se producía sin vueltas, éramos transparentes y las miradas no declinaban en ningún momento…
En algún momento te dije que la decisión más importante que había tomado en relación a mi trabajo, había sido instalar un proyecto industrial en la provincia de Córdoba… la decisión había sido correcta en sí misma, pero había mostrado fisuras en el aspecto humano… que se habían confabulado en circunstancias societarias y personales, donde las societarias me habían excedido en mis expectativas, donde las personales me habían arrollado los sentimientos… lo societario estaba fuera de mi alcance y debía someterme a hechos que superaban mis estimaciones… lo personal me había atropellado mediante una humillación que me había resultado inmanejable ya que los hilos se habían tejido desde la propia familia política… pero a pesar de ello, residiendo en el lugar de referencia, había tomado contacto con alemanes que conocían minuciosamente de producciones industriales a escala, señalándome que ellos apoyarían cualquier iniciativa que tomase en el futuro, donde fuese que estuviera… así fue, al regresar a Buenos Aires, supuestamente quebrado, otro alemán me pidió colaborar con él en el mismo desarrollo industrial donde se combinaba lo metalúrgico con lo patológico, abriéndose puertas otrora impensadas… dicho proyecto estaba siendo monitoreado por la corporación farmacéutica alemana, lo que me significó incorporarme a la estructura, luego de un extenso proceso de preguntas y respuestas, atravesado por consultas efectuadas desde Alemania misma… léase, de la catástrofe de la humillación, pasé a modificar mi estilo de vida casi a través de un efecto espiral que no era perceptible desde ningún otro ángulo… y de repente, sin quererlo aparecí en un medio diametralmente opuesto al que traía… alguien me había tocado con la varita mágica y el destino hizo un giro totalmente inesperado, una vez más…
Te detuviste en los detalles… pero decidiste repasar los antecedentes de los hechos…
Me preguntaste cuáles eran mis conclusiones de mi paso por la Comisión Nacional de Energía Atómica… te respondí que no siendo ingeniero nuclear, se había tratado de un suceso impensado… una conversación sobre desarrollos industriales me había conducido a una reunión, que luego derivó en que permaneciera colaborando con dos equipos de investigación que, curiosamente, eran observados desde Alemania, sin que yo lo supiera… ello me había abierto la mente, razonando los procesos, analizando las variables, estudiando las causas de algunas enfermedades, que derivaban en consecuencias que no siempre resultaban equivalentes, ni parecidas, ni semejantes… te di todos y cada uno de los nombres de los interlocutores… con quienes había compartido vínculos, y con quienes había colaborado… hice algunas aclaraciones acerca de las relaciones personales… dije que aquello que comenzó causalmente en 1976, se había extendido, con algunas interrupciones, hasta 1992… y que de alguna forma, ello me había empujado a comprender el estado de la ciencia en estado puro… esa que nunca llega al público… esa misma que nunca llega a ninguna profesión, es decir, es desconocida en la trinchera, ya que se trata de estudios que no se filtran… no se escurren… no se publican, al menos no en aquellos años…
Me preguntaste cuáles eran mis conclusiones de mi paso por Alemania… te respondí que llegar allá fue una experiencia maravillosa, no sólo por el recibimiento sino por lo que había significado mi residencia en algo que me sonaba lejano… había ido como funcionario de una filial argentina, pero dependiendo jerárquicamente de jefes alemanes, lo que me había abierto la puerta a un mundo inimaginable, donde me había encontrado con personas cuya apariencia era de dureza extrema, pero con quienes había terminado cultivando una amistad que iba más allá de la oficina, que se expresaba a través de la familia, y que en definitiva, había terminado formando parte de un paisaje para el que nunca había tenido planes… te dije que Alemania había sido un aprendizaje de esos que quedan grabado a fuego, en el alma… y que sólo me había podido desprender parcialmente, después de un cambio en la política de la corporación, porque no tenía afinidad con los nuevos jefes, quienes no entendían el significado de lo que tenían que conducir, y que se limitaban a recibir órdenes y ejecutar, lo que condujo al desmantelamiento de la división, algo que se produjo en un relativo corto lapso… agregué que conservaba mis vínculos originales con aquellos que me había encontrado al comienzo, y que eso se había sostenido por años… no obstante, te comenté que había recorrido Alemania, centímetro a centímetro, y que había viajado por el mundo, habiendo trabajado en Holanda, China, Japón, India, sin que nadie supiese dónde estaba realmente… te explicité mis vínculos con Francia y con los grupos de investigación médico farmacéutica de años anteriores… nunca perdí de vista que todo lo que hablábamos, ya lo conocías en detalle, y sólo te servía para verificar el cuento… al final, te dije que en Alemania me había sentido considerado persona, me había sentido comprendido, me había sentido escuchado, me había sentido contenido, y sobre todo, me había sentido reconocido como nunca antes, habiendo podido participar de decisiones que afectaban a otros… fui más lejos, y te dije que en Alemania me había sentido en mi hogar, cosa que nunca me había pasado, ni antes ni después, ni siquiera en mi propia casa en Buenos Aires…
Cuando concluimos con el ida y vuelta, me dijiste que te hiciera todas las preguntas que quisiera, y recuerdo haberte dicho que no necesitaba hacerlas, no en ese momento, que estaba satisfecho con lo charlado… para cerrar, dijiste que todo lo que faltaba para la decisión final, eran encuentros formales para completar los detalles faltantes… todo estaba decidido… y se produjo tal lo expresaste, papeles, más papeles, nuevas reuniones y la decisión final que se demoró ante la ansiedad de todos los que habían participado… la siguiente vez que nos encontramos, ya fue en el hospital… me habían designado miembro del directorio, es decir, formaba parte del paisaje… la responsabilidad consistía en expandir los servicios médicos más allá de lo preexistente… a partir de allí, nuestros encuentros fueron diarios, al amanecer, en tu oficina del ala sur del edificio, al anochecer, en mi oficina… todos los días, sin excepciones… además de los viajes que hicimos juntos… además de los encuentros con terceros que, también, tuvimos juntos… compartimos sólo tres años de gestiones… mi decisión de irme en 1998 no fue de tu agrado, tampoco del mío… fue una mala decisión, pero no había detrás… a veces, la vida nos empuja, mucho más cuando estamos en malas compañías que te alteran la rutina… cuando se razonan las circunstancias, todo deriva en malas decisiones… por eso, siempre hay que dejarse guiar por el instinto… esa vez, aquella vez, no lo tuve en cuenta… perdón…
Con el tiempo, mucho, me vi obligado a regresar a la industria de la cual procedía, algo de lo que no me arrepentiría… los giros de la vida te van cambiando la forma de ser, la forma de ver, la forma de sentir, la forma de pensar, y sobre todo la manera de entender los contextos, además, te modifican cómo ves al resto de las personas, digamos que todas las fichas te caen de golpe, y cuando te das cuenta de todo, te ves obligado a tomar decisiones supremas, esas de las que no hay vuelta… en 1999, la vida hizo un giro dramático y tomé la decisión de separar mi matrimonio, algo que no funcionaba desde 1978, o tal vez desde 1976, y que subsistía por inercia… casi sin darme cuenta, la circunstancia me había empujado a la indigencia… así es que me vi obligado a comenzar de nuevo, desde cero, sin un techo donde cobijarme, sin nada de lo que había sabido construir… todos los aprendizajes suelen ser dolorosos, esa vez no había sido la excepción… donde no hay confianza, no es posible permanecer, ni un segundo… allí caí en la cuenta que lo sucedido en 1998, sólo era el preludio de lo que estaba por venir… di gracias por ello, di gracias por todo, y seguí caminando como si nada hubiese ocurrido… los daños siempre regresan a quien los infringe… las heridas en el alma, no sé cómo, pero se curan…
David Goldberg falleció el 11 de diciembre de 2004. Había sido presidente de la DAIA entre los años 1984 y 1991. Había nacido en presidente Roque Sáenz Peña, Chaco. Se había graduado de médico en 1955, habiendo estudiado en la Universidad de Buenos Aires. Se había especializado en endocrinología y en medicina nuclear. Fue presidente del directorio de Institutos Médicos Antártida. Sus restos descansan en el cementerio de La Tablada.
Notas al pie: en una de nuestras conversaciones te lo dije… me salió del alma y sé que te sorprendí… no pudiste contenerte y lo demostraste, sé que se te escapó una lágrima… te lo dije: somos viajeros… somos viajeros cósmicos que para llegar a la Tierra necesitamos de una madre… pero procedemos de las estrellas, no de la misma estrella, sino de una de ellas, pertenecemos a sólo una de ellas, nadie recuerda cuál… la consigna es atravesar la vida sin un plan… quienes planifican la vida, fracasan… fracasan ante ellos mismos… se cargan con un montón de cosas que no pueden llevarse, que no podrán llevarse, y esas cargas se derraman en los demás, en los otros, en los que quedan, que se creen herederos de lo que no supieron construir, porque no participaron… fueron usuarios pero no sudaron sus frentes… fueron usuarios pero no supieron lo que es empujar la propia voluntad… fueron usuarios, pero desconocen el sentido del esfuerzo necesario para desplegar los hechos y las obras… usar no implica entender… utilizar no significa comprender… usar no implica gastar el propio sudor… por lo tanto quien no lo sufrió en carne propia, no sabe concederle exacto valor… te lo repito… aquel que hace de su vida un plan, fracasa… porque la vida es un dejarse llevar, un dejarse conducir, verse impulsado por un viento que no sabes de dónde procede, quien lo sopla, quien lo empuja… más allá, no es necesario llegar a alguna parte… mucho más allá, no es necesario ir hacia ninguna parte… porque el viaje no tiene fin… nacemos sí, pero existimos desde mucho antes… luego, morimos, sí, pero continuamos existiendo hacia la eternidad de la que procedemos… no es figurativo… no es una figura literaria… es real… de eso se trata… existir es estar más allá de las cosas… las cosas, duran un destello, y nada nos pertenece… todo lo que disponemos, es un obsequio… todo aquello con lo que podemos contar, es una concesión… darse cuenta representa un primer paso en el camino hacia el uno mismo… descubrirse y fundirse en un abrazo, es conseguir unir el alma con el espíritu… todo lo demás es superfluo, no tiene importancia, mucho menos tiene valor… cuesta darse cuenta tanto como cuesta entenderlo… pero cuando te cae la ficha, ves todo con mucha claridad… una claridad que te permite divisar cualquier horizonte… te repito, existimos desde siempre y para siempre… la medicina intenta impedir la muerte, pero ello es un error que proviene del pensamiento científico sin bases filosóficas… finalmente se muere, sí, todos lo hacemos, pero revelar la propia existencia, no es otra cosa que regresar a los fundamentos filosóficos del uno mismo… aquella lágrima que derramaste, fue suficiente para entender que sí, habías comprendido el mensaje…
SIN ESTAMPILLA (diario del pensamiento) © [6]
By Víctor Norberto Cerasale Morteo®
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