domingo, 6 de octubre de 2024

Sonata cartesiana y otros relatos William H. Gass

https://letrascorsarias.com/tienda/narrativa/sonata-cartesiana-y-otros-relatos/ Hemos pasado una semana bajo el influjo de una frase que le leímos una vez a William H. Gass: “La metáfora tiene un poder transformador”, decía. Bueno, también ha habido otros factores que nos han mantenido ocupados, consistentes todos en hacer funcionar la maquinaria necesaria para que las metáforas que algún día escribieron Gass y otros miles de personas escritoras lleguen a las manos de quien las quiera leer. Tal vez una librería sea una metáfora de algo, aunque no sabemos muy bien de qué. Podríamos celebrar un concurso de ideas. Seguramente no haya otro autor como Gass para pensar en estas cosas mientras lees. Él, que escribió incluso más ensayos que obra narrativa, expresó muy claramente su concepción de la literatura. Utilizó para eso una metáfora, claro, una muy buena, que podríamos llamar la ventana sucia. Refiriéndose a lo que llamó “la propulsión horizontal a través de las páginas” –ese fenómeno de inercia que establece un texto para engancharal lector y absorberlo–, decía que “cualquier factor que aleje al lector del mundo imaginario que las páginas intentan crear y lo aleje o interfiera con él es como tener suciedad en la ventana”. Frente al intento de que evitar fricción, de ofrecer un producto limpio, dijo: “No me interesa tanto lo que ves al otro lado de la ventana. Sólo quiero que mires la ventana y disfrutes de la suciedad mientras todavía esté allí”. Hemos estado leyendo a Gass. La Navaja Suiza está recuperando su obra –quizá la menos conocida aquí de los grandes transformadores de la narrativa norteamericana de mediados del siglo pasado– en una labor encomiable que, de momento, tiene su último escalón en Sonata cartesiana y otros relatos, con traducción de Ce Santiago. Antes publicaron En el corazón del corazón del país, La suerte de Omensetter y el ensayo Sobre lo azul. Decir que este es un libro de cuentos sería quedarse corto: son más bien cuatro pequeñas novelas en las que Gass explora todos sus grandes temas: la relación entre el mundo y la ficción, la coexistencia de lo mezquino y lo magnánimo, el ritmo de la escritura como un magma que lo envuelve todo, la construcción de las tramas como una base musical que suena lejana al fondo mientras los solistas se divierten en el primer plano. Tarea titánica del traductor traer esto a nuestra lengua. “El mundo estaba anegado de amalgamas. Y aquellos objetos se habían abierto camino hasta allí, a veces, como las velas eléctricas, incluso de dos en dos, hasta el bed & breakfast de Bettie, donde podrían dejarse llevar con seguridad, rodeados de paz y diligencia. Y un día, cuando las amalgamas se hubiesen retirado, se marcharían de aquellas habitaciones, de aquella casa, para regresar al mundo y rellenarlo de cosas materializadas como es debido, y dar ejemplo de la excelencia por la que esforzarse, de historia que enriquecer”, escribe en Bed & Breakfast, una especie de zoom gigante sobre las capas de acumulación de significados a través de los objetos que se encuentran en esas habitaciones de paso. La pieza que abre el libro, Emma entra en una frase de Elizabeth Bishop es una suerte de fantasía gótica en la que la pulsión por la poesía aparece como la única salvación posible para una mujer que yace abandonada en el interior de sí misma, la febril actividad del pensamiento mientras un mundo hostil y empobrecedor rodea su existencia física. “Consecuentemente, en ocasiones, se desvanecía con la delicadeza de un espumillón que cae, vestida con camisola verde, para despertar después, pasado el ocaso, más ligera que la oscuridad, un pelín fría, sin marcas, huesos más que quebradizos, sin saber dónde o cómo había tomado la decisión de tumbarse en una línea de versos y que la enterraran allí; es decir, renacer como simple conjunto de palabras, «la burbuja en el nivel espiritual». Bien, dijo a cuanto quedaba de su ser, ¿qué palabras iban a ser?, palabras graves y educadas, señales en mapas”. Su lectura siempre es un reto que activa todos los receptores que puedas usar mientras lees, una celebración de la literatura como forma de complejizar el mundo o, mejor dicho, de hacer transparente su complejidad frente a la intención de aplanarlo y ofrecerlo masticado al por mayor, o lo que es lo mismo, alejar la ficción de la estirpe imaginativa de Rabelais o Cervantes.

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