Nuestra TIERRA es una mezcla de azules y verdes.
Apreciamos un cielo azul.
La TIERRA es azul vista desde el espacio.
El contenido enseña distintos tonos de verdes leves y otros profundos.
Dependemos del SOL y de nuestro satélite la LUNA.
Los ciclos de todo lo que hay sobre la superficie,
de todo lo que existe, de todo lo que vive,
en el tiempo respirable... depende de las armonías de la naturaleza.
Sin el SOL en su justo lugar no habría vida...
Sin la LUNA en su justo lugar los ciclos serían otros...
Para que el cielo sea azul, debemos cuidar los verdes...
Lo sabían los antiguos. Lo despreciamos nosotros.
Para que la TIERRA conserve la vida que contiene, depende de sus azules...
Para ello, hay que entender, asumir, digerir, pensar, analizar,
meditar, reflexionar, que siempre, siempre, hay algo detrás del horizonte,
algo que nos supera, que nos excede, que es más importante que nosotros
como raza y mucho más que cada uno de nosotros, en lo individual.
La Tierra no es nuestra. El SOL estaba ahí antes que nosotros naciéramos...
La Tierra ha estado aquí desde siempre, acompañando al SOL.
Apenas nos la prestan por un ratito,
atisbo de la nada del tiempo,
para que juguemos a vivir...
En ese juego, muchas veces, casi siempre, desmerecemos a la CREACIÓN.
EL DISPENSADOR. Febrero 2009.
DEDICADO: al consciente colectivo de las esencias humanas.
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