Una aproximación a la historia de la fotografía en China
La fotografía llega a China desde occidente durante las Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860), aunque el principal fundamento de la fotografía, la cámara oscura, ya fue citada por el filósofo Mozi en sus trabajos durante el periodo de los Reinos Combatientes (475-221 a.C.).
Resulta curioso que en casi todos los libros sobre fotografía que existen en librerías especializadas, por no hablar de las generales en las que ni encontramos un texto sobre esta técnica, se olvida la historia de la fotografía que se ha realizado fuera de Occidente. Y con ello limitan la historia a los felices descubrimientos de fotógrafos como Niépce, Daguerre o Talbot.
Si leemos esos textos hallaremos multitud de notas, fragmentos de periódicos o avisos de la época donde se da un pormenorizado balance de la evolución del invento en Francia e Inglaterra. En función de la procedencia del autor o hacia qué público se enfoque encontraremos más o menos información sobre dicho país.
Pero raros son los casos en los que se da alguna mención sobre Oriente y la mayoría obvian las posibles raíces asiáticas de algunos descubrimientos occidentales. Sin ir más lejos el principal fundamento de la fotografía, la cámara oscura, ya fue citada por el filósofo Mozi (墨子) en sus trabajos durante el periodo de los Reinos Combatientes (战国时代, 475-221 a.C.). En ellos habla de cómo la luz proyecta imágenes invertidas al pasar por una pantalla que posee un orificio. Este pequeño fragmento en uno de sus textos es la primera referencia conocida de la cámara oscura, anterior incluso a las explicaciones que da Aristóteles o Alhazen.
La fotografía entra en China de la mano de exploradores occidentales durante las Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860). Uno de los primeros del que se tiene constancia es Felice Beato quien, durante el conflicto, toma unas de las que son consideradas las primeras imágenes de China, llegando a fotografiar las ciudades de Hong Kong y Guangdong. A partir de ese momento, y gracias a la apertura de China a Occidente desde 1842, comienzan a proliferar los artistas y las fotografías de China.
En el periodo entre 1846 y 1912 se censaron en el país 84 fotógrafos, la mayoría de ellos occidentales pero ya se enumeran 24 locales. Salvo dos, el resto establecieron sus estudios en Hong Kong.
En esta época la fotografía era un medio nuevo para la población china y esto se percibe en la lenta proliferación de artistas locales en contraposición con la gran masa que venía de Occidente. Sin embargo se aprecia cómo, poco a poco, muchos aprendices de fotógrafos occidentales nacidos en China deciden, cuando dominan la técnica, montar sus estudios independientes.
Es en la segunda mitad del siglo XIX cuando vuelve a existir un interés hacia Oriente en gran parte debido al romanticismo imperante en Europa durante esos años y, también, motivado por la apertura de fronteras tras siglos de aislamiento. Muchos fotógrafos consiguieron gran fama gracias a sus viajes a Oriente como John Thomson quien, gracias a sus imágenes captadas durante su estancia en China, consiguió una gran reputación de vuelta a Londres. Sus imágenes de Beijing y Hong Kong se pueden considerar hoy en día los primeros trabajos documentales en territorio chino.
Con el fin de la dinastía Qing (清, 1644-1911), China se impone una mirada al futuro y modernizar su sociedad. Por ello, pese a que la fotografía se conocía en algunas zonas, no es hasta ese momento cuando se empieza a emplear de manera masiva. También ese cambio de actitud hace que muchos extranjeros visiten el país para fotografiarlo y, así, las técnicas inventadas durante el principio del siglo las asimilaron rápidamente los fotógrafos chinos.
No obstante la fotografía china, durante el siglo XIX, tuvo la dificultad de no ser buscada por el público occidental quien ya estaba acostumbrado a una estética fotográfica concreta y no poseía aún la suficiente capacidad para incorporar otras tradiciones más próximas al gusto chino. En Occidente se buscaban escenas pintorescas como las pagodas o los palacios y la fotografía que creaban los artistas chinos bebía de otras fuentes más antiguas, y recreaban una paisajística casi bidimensional poniendo en valor en muchos casos caligrafías o sellos sobre la propia fotografía con una clara continuidad de la pintura y el grabado que para los occidentales se hacía molesto.
A pesar de todo ello, en los últimos tiempos se ha podido observar cómo hay de nuevo un creciente interés en la fotografía china y en su historia al reconocer a fotógrafos que habían caído en el olvido y ahora se han vuelto indispensables para entender el gran valor de este legado como Fu Bingchang (傅秉常), Lai Fong (赖阿芳), Wu Yinxian (吴印咸) o Li Zhensheng (李振盛).
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 33. Volumen VI. Noviembre de 2015.
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