CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 2© [6]
By Víctor Norberto Cerasale Morteo®
Todos los árboles producen sombra, pero no todas las sombras son iguales… la sombra de los fresnos es calurosa… las sombras de las casuarinas operan al modo de una tela media sombra… pero la sombra de los álamos es como un aire acondicionado, purifica el aire y lo refresca… sucede con otros miembros del reino vegetal, por ejemplo el eucaliptus, cuya sombra es dispersa, se siente pesada… y a medida que avanzas en la “sensación” te das cuenta que todos generan sombras, pero que estas no son iguales y que las diferencias se perciben en la piel, más allá de lo que reciten los libros… más allá de quien diga que todas son sombras… tal vez por eso se hizo culto pampeano al Ombú… tal vez por eso mismo se haga culto a los lapachos rosados, respecto de los amarillos y los blancos… del mismo modo, la sombra del árbol pata de buey tiene algo de mágico… incluso la sombra del jacarandá tiene algo distintivo… como sea, todo es cuestión de sensibilidad, y por qué no, también de perspectiva… no todos los cuerpos que reciben sombras se amparan en ellas… no todas las consciencias expuestas a sombras comprenden sus dimensiones… cada esencia tiene su grado de sensibilidad…
Curiosamente sucede algo parecido con las flores… todas son bellas a los ojos… mejor aún, todas son hermosas a los ojos del alma… las hay frondosas… las hay luminosas… las hay brillosas… las hay llamativas… las hay distintivas… las hay destacadas… las hay que atraen… las hay que repelen… las hay que llaman… las hay que te miran y te identifican… las hay que te califican… las hay… y tú te acercas a ellas y ellas te devuelven una fragancia, un perfume, un “aire”, o simplemente una imagen para que te deleites, o para que se deleiten tus sentimientos… siempre hay una flor que te llama y te dice algo… a veces lo entiendes al primer toque, a veces lo entiendes tiempo después… a veces caes en la cuenta cuando te marca su ausencia y te revela el recuerdo… la llave está en aprender el valor de cada flor… todas tienen algo para decir… pero no toda la gente está preparada para entender lo que ellas dicen, expresan, cuentan… las rosas hablan… las orquídeas dicen mucho sin pronunciar una sola palabra… los pensamientos te imaginan… la corona de cristo te emociona…
Sucede algo parecido con los seres humanos, hay algunos que sólo producen sombras, hay otros que con su sola presencia imponen la oscuridad, algunos operan al modo de telas media sombra, así como hay otros que reparten luz, sin faltar otros que “atraen” o “repelen” según sus respectivas cargas eléctricas… se ve en sus auras, para quien las puede ver… pero también se siente en la piel, y algo indica que este sí y aquel otro no… no es cuestión de rostros, es cuestión de piel… a veces, hay errores conceptuales y otras veces sensaciones aberrantes que distorsionan el significado del “otro”… dado que nadie nace con prospecto… dado que nadie nace con manual… dado que no hay una guía de operaciones… dado que nadie enseña la diversidad… te lo vas aprendiendo a medida que conoces a los otros y los distingues entre palabras y hechos… en la tribu hay gente de palabra fácil pero de hechos escasos… en la tribu hay gente que describe la voluntad pero no la utiliza… en la tribu hay gente que habla del esfuerzo pero no lo ejerce… en la tribu hay gente que tiene las manos ajadas mientras que otros las portan suaves, delicadas… en la tribu hay gente que tiene el rostro curtido, mientras que otros pareciera que recién se despiertan, sin una huella de almohada… en la tribu hay de todo, pero no todo lo que se ve es lo que parece, así es que sobran los que aportan problemas a cualquier solución, y los hay en pequeñas cantidades que proveen soluciones simples donde sobran los problemas inventados…
La vida… este tránsito indescifrable… ese tiempo que te atraviesa… demanda de tu espíritu, inspiración… cuando la inspiración está ausente, la vida es una carga insoportable… y la gente sin inspiración transita la vida buscando culpables… de sus propios pesares… reclamando a los prójimos por aquello que no les llega o que no les llueve, para lo cual no mueven un dedo, para lo cual no hacen ningún esfuerzo, para lo cual no traspiran ninguna camiseta, para lo cual no hacen absolutamente nada más que reclamar… la gente sin inspiración suele blandir lanzas y usarlas indiscriminadamente contra cualquiera… la gente sin inspiración suele desenvainar espadas ensartando al primero que se les cruza… la gente sin inspiración suele tener palabras como hachas, lastiman, pero no dicen nada, no aportan nada, no agregan valor a nada… la gente sin inspiración carece de hechos, pero disparan flechas que fabrican historias que salvan su alma a cambio de ensuciar la de los prójimos… la gente sin inspiración siempre anda buscando excusas para justificar lo injustificable, así como siempre anda fabricando argumentos vacíos que explican lo inexplicable… la gente sin inspiración atropella y descalifica, para luego ensañarse con el caído, con el desplazado, con el señalado… busca fuera del “sí mismo” al culpable de sus frustraciones, y lo destroza para erigirse grande ante la vista de los otros, creando escenarios propicios a sus intereses, creando circunstancias favorables a sus designios… pero aunque hagan esto o aquello, siempre se caracterizan por algo definitivo que los marca, están faltos de inspiración y entonces, están incapacitados para crear… para desarrollar… para construir… o simplemente para hacer… tan simple como eso… entonces, sin inspiración, no hacen, son simples recitadores de los hechos de los otros… no es lo único… sin inspiración no hay virtud…
Hay personas cuyos ángeles están impedidos de contribuir… hay personas cuyos ángeles están impedidos de intervenir… hay personas cuyos ángeles están impedidos de participar… sólo pueden asistir, dar testimonio, mirar, observar… esas personas suelen andar por la vida blandiendo lanzas, sin medir los daños que producen, sin evaluar las heridas que dejan, sin cuantificar los dolores que producen… simplemente pasan y dejan sus marcas en las almas ajenas, en los espíritus ajenos, en las consciencias ajenas, continuando con su afán de destruir por el simple placer de hacerlo… esas lanzas suelen ser palabras de desprecio y humillación… esas lanzas atraviesan al desprevenido tanto como al inesperado… hay personas cuya estela, cuya trayectoria, se diseña a partir del dolor del otro, del dolor en el otro, de la herida hartera… presumen del desasosiego ajeno… se sienten poderosos… abruman al otro atribulado… apabullan el próximo desconcertado…
La cama 9 contenía una paciente con esas características… desde su entidad como persona, sólo había hecho daño, más aun, era lo único que sabía hacer, era lo único que era capaz de hacer… tanto había en su camino que algunos se congraciaban y hasta le ponderaban su poder para producir tragedias en el espíritu del prójimo, esos mismos atravesaban la oscuridad de sus propias sombras, transitando un eterno eclipse… tanto daño había ejercido en sus 94 años que los ángeles que la acompañaban estaban azorados… desde pisar una mano, hasta hacer caer a un inválido, desde mentir una historia hasta insultar a un inocente… para ella el daño era un triunfo que le regocijaba ante el despojo ajeno… pero el daño acumulado, trae soledad y aislamiento… aquellos que otrora le aplaudían ya no están… aquellos que otrora le festejaban los falsos triunfos, ya se han ido a sus propias tormentas… aquellos que vivían de sus dineros, se fueron olvidando, por el aburrimiento… muchos miran desde el más allá, como aguardando, ¿qué sucederá con la balanza?… ¿qué será de tu pesada de palabras?... ¿qué será de tu pesada de intenciones?... ¿qué será cuando verifiquen que no hay hechos y que todo representó un despojo para alguien?... la pesada de los ángeles siempre es contra un pluma de ganso… cuando la pluma pesa más que la historia dejada detrás, viene el ser juzgado por el sí mismo desperdiciado, y allí las facturas son inapelables… tanto era así que la muerte la rechazaba… tanto era así que los ancestros no querían ayudarle a despegarse… tanto era así que los anteriores le negaban la entrada a la eternidad… todos aquellos que ella había despreciado, ahora la castigaban con la permanencia en la tierra al modo de una piltrafa… al no haber espíritu genuino, el cuerpo está inerte… aquí no tiene a nadie que la reconozca… allá no tiene a nadie que la quiera… todos los observadores portan marcas de lanzazos trágicos, huellas donde se aborrece su presencia… en la eternidad no hay distancias, tampoco hay tiempo y mucho menos espacio tal lo entienden los humanos, la eternidad no tiene arriba ni abajo… el paraíso de cada quien, reside sólo en su alma… el infierno de cada quien, está sólo en su espíritu… vivir con un infierno a cuestas conlleva precios que no sólo consumen el destino, sino que lo evaporan… y finalmente llega el día en que al enfrentarte con la muerte, no eres más que un despojo retenido en el limbo… te consumes y ves cómo te consumes… los pasillos del hospital tienen gentes circulando, que hablan, ríen, lloran, pero que están fuera de la circunstancia del postramiento, la cama 9 no deja de ser una anécdota de tantas que ya pasaron por ahí… los médicos van y vienen y no distinguen las almas de aquellos que deben ser curados, les curan la piel, les curan el cuerpo, pero están impedidos de repararle el alma, el alma rota desde el nacimiento no tiene solución… cuando el tormento se apodera del espíritu opera al modo de una hoguera, te deja ver cómo estás siendo consumido, pero al mismo tiempo no te deja desprenderte… la cama 9 es un presagio, sólo eso… el hospital no es más que un escenario, lo que no trajiste, no te lo llevas, así de simple…
La casa en la Avenida fue un palacio, un castillo en miniatura… era su orgullo, para mostrarlo a quien lo quisiera ver… era parte de su ego, presumía de ello… ella no había hecho nada para tener dicha casa, sin embargo las circunstancias que ella misma había escenificado no sólo le habían conferido el poder sobre el bien, sino que le había concedido el poder en soledad y más tarde en aislamiento… en sus 68 años su vida se había construido mediante mentiras y la imposición de tragedias a los otros… podía arrogarse el derecho de los hijos, pero no se trataba de afectos, mucho menos de amor, sino de vínculos por conveniencia, estar tiene sus privilegios, se toma lo que se cae… era bueno tener de todo sin hacer nada… era bueno participar de los sobrantes… era bueno ser dueña de la abundancia… era bueno jugar al futuro con el huerto ajeno… era bueno saquear el huerto a discreción para luego humillar al socio de oportunidad… la vida es un juego de remolinos que te suben y te bajan, es bueno cuando estás en la cresta de la ola mirando a los mortales, pero no es tan bueno cuando la ola se convierte en hondonada y te absorbe para revolearte… la vida es un concierto de remolinos desconcertantes donde aquellos que te acarician la espalda, sólo te envidian, y aguardan el momento justo para saquearte el espíritu y luego echarte a las brasas, para quedar expectantes ante la reacción, donde si sobrevives te aplauden… había acumulado bienes sin haber hecho absolutamente nada, se arrogaba el derecho de propiedad sobre todo, y contaba historias inexistentes sobre sus grandes triunfos… la casa de la Avenida se fue volviendo tapera… se fue oxidando… de tan grande se había vuelto pequeña… sus posesiones fueron convirtiéndose en recuerdo… la imagen esta y la imagen de la imagen, esto había sucedido pero ya no lo hacía… esto había ocurrido pero ya no ocurría… siempre había alguien detrás de aquello que se arrogaba como sus propios logros… ése alguien ya no estaba… el bullicio se había ido, las promesas del amor oportunista también se habían evaporado… la conveniencia hace monumentos con las vaginas calientes, pero cuando no puede tomar lo que quiere, toma distancia y desprecia… cuando la vida se está terminando, los recuerdos acosan y atrapan el espíritu para retorcerlo, sacarle el remanente de agua y dejarte con la sed del “haber sido”… tuviste todo y lo tiraste por la borda… de tantas mentiras, una sola alcanzó para volverse en tu contra… y la sorpresa se apoderó de la distracción, y esta te envolvió en la humillación que habías sembrado… finalmente, se recoge lo que se siembra… cuando siembras odio, sólo recoges desprecio… y cuando las fuerzas merman, ya no hay regreso al pasado esplendoroso… sólo queda la soledad que te carcome el alma… ni siquiera las envidias vienen a socorrerte… la casa en la Avenida es ahora parte del infierno que se cultiva en su propio espíritu…
Chile le había agrandado el ego… a sus 73 años sus glorias sólo representaban las tragedias que había sembrado en los huertos ajenos que había saqueado… había hecho trizas su dignidad varias veces, muchas veces, hasta el cansancio, pero ella no se había dado por aludida, iba al frente destrozando almas extrañas, repitiendo la receta… seguía atropellando el destino de los otros para fabricar el propio, no había sido capaz de defender la tesis de su propio destino… al no haber virtudes no había perlas visibles… todo lo que había conseguido refería a esfuerzos ajenos, jamás propios… por lo tanto los frutos de su camino estaban vestidos del dolor en los otros, por lo tanto los frutos de su trayecto se habían impregnado de heridas invisibles recogidas mediante golpes de espada a diestra y siniestra… la vida le había hecho un giro para intentar enseñarle cuánto dolor había en lo que había dejado atrás, pero al poco tiempo de recibir el golpe, ya estaba intacta y dispuesta a destrozar, otra vez, a quien se le cruzara… estaba tan acostumbrada a robar los huertos de los otros, que hacía culto de ello, y lo vendía como verdaderos triunfos… había justificado lo injustificable, había pronunciado lo impronunciable, había dicho lo que nadie se hubiese animado, siquiera, a decir… había sembrado odios por doquier y había dejado sentimientos perplejos consumidos entre la sorpresa y la duda… sin embargo, la vida siempre guarda un último remolino inesperado… siempre cuando estás ocupado… siempre cuando estás distraído… siempre cuando estás ensimismado envidiando el destino del otro… el remolino que genera el ego, se lleva los remanentes del alma… se agranda el yo a cambio de empequeñecer el espíritu… de pronto, miras a tu alrededor y la compañía ya no es tal… antes de creerte el aplauso, deberías saber quién es el que aplaude… los aplaudidores sobran, pero cuando pides su mano, la misma se retrae y se desvanece… allí cuando estás sólo frente al espejo, sólo se percibe el vacío… la vida ha transcurrido y tu alma está hueca, tan hueca como cuando llegaste… una vez más, la pluma de ganso pesa más que tus hechos, y eso no es buena señal, porque eres, finalmente, tu propio juez… y el karma que no suma, simplemente resta… y aunque pretendas borrarlo, aunque quieras modificar la historia, la misma ya está estampada en la eternidad…
La cama 9… la casa de la Avenida… la gloria de Chile… se vuelven memoria ajena hasta que el tiempo juega en contra y apaga los recuerdos… lo que no fue sembrado no dio fruto… el árbol que no fue plantado no arrojó sombra… la flor que no fue apreciada no fue valorada y su tiempo se esfumó en un falso sentido de oportunidad… cada destino es un conjunto de ecuaciones que deben ser resueltas… es un aprendizaje que merece ser atendido para que las experiencias se nutran de eternidad… el pasado queda por detrás como una estampa, indeleble… el presente se detiene… el futuro deja de tener entidad… todo aquello que no se hizo no se puede repetir… todo aquello que no sumó, perdió su sentido de oportunidad… las lanzas fueron útiles mientras había víctimas, pero finalmente, cuando todo se cierra, cuando todo concluye, aquella lanza desplegada se vuelve contra el victimario, lo hiere y le muestra todo el dolor que se produjo… nada traes… nada te llevas… no hay gloria… no hay triunfos… el dolor que se produjo, es el mismo que tarde o temprano te consume… la pluma de ganso es inapelable, siempre… la pluma de ganso es la puerta de entrada a la eternidad… si no ingresas por allí, no entras…
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