martes, 29 de noviembre de 2022

LA ISLA© [5] By Víctor Norberto Cerasale Morteo

Crédito de la Pintura: Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes LA ISLA© [5] By Víctor Norberto Cerasale Morteo el dispensador dice: tanto el oficial como los marineros, jóvenes todos ellos, se habían embarcado por la imperiosa necesidad de apagar el hambre... una condición resultante de las guerras... esa terrible sensación de desamparo que resulta del despojo y viceversa... navegar era una forma de comer... lo demás no importaba... ya que morir estaba garantizado por el simple hecho de saberse nacido... por ende, morir era lo de menos... mientras tanto había que sortear la vida... ¿qué los había llevado a semejante destino?... ¿por qué esa suerte de quedar capturados en un experimento militar?... algo rondaba en la cabeza del oficial... morir no es nada, la cuestión es sufrir... padecer por la locura de otros... ¿para qué?... de él dependía la inocencia de tres hombres sumergidos en una gesta de obediencias... ahora no faltaba comida, pero sobraban las dudas... sabido era que los japoneses no tenían piedad... sabido era que los alemanes habían avanzado en las ciencias tomando todo aquello que había sido abandonado por los otros... y eran buenos en hurgar los pasados olvidados... el genio llama al genio así como el sabio llama al sabio, sin omitir que las ignorancias condenan siempre a peores ignorancias... las cavilaciones agobiaban al oficial que no atinaba a desentrañar qué les estaba pasando... dando vueltas revolviendo neuronas, el oficial se alejó sin quererlo de la casa... descendió por una ladera hacia el mar quieto, oliendo a sales de brisas suaves... y caminó largo rato hacia ninguna parte... superponiendo imágenes y tratando de recordar qué le había dicho el capitán antes de subir al bote... ¿por qué la isla estaba en unas coordenadas desde su lado este, y por qué se situaba en otras coordenadas desde su lado oeste?... algo había dicho sobre naves fantasmas, pero al no prestarle atención, lo aseverado era una mezcla de palabras huecas... se habría alejado un kilómetro aturdido en sus propio laberinto, cuando al detenerse, cayó en la cuenta que era de noche... se veían las estrellas como jamás las había visto antes... pero no estaban ni la Osa Mayor, ni la Osa Menor, ni la Cruz de Sur, ni Canopus, ni Orión, ni las Pléyades, ni el Cisne... ése cielo nocturno mostraba otra cosa... había espiras de una galaxia desconocida... cruzándose... ¿dónde estaba?... diez metros atrás había un SOL radiante, calentando a pico... se quedó absorto contemplando lo inexplicable... esas constelaciones eran todas desconocidas... no las había estudiado en su escuela de marinería... no estaba Sirio, ni alfa y beta Centauris, todo era un mapa desconcertante tachonado de formas globulares y galaxias que parecían poder ser tocadas con sólo extender la mano... de hecho elevó sus manos hacia el cielo y tuvo una rara sensación indescriptible, imposible de traducir con palabras eso de sentirse cósmicamente conectado con lo que estaba viendo... ¿estaría muerto?... caminó unos pasos hacia atrás... cinco metros... diez metros... cincuenta metros... el cielo estaba inmóvil... como si alguien estuviese tratando de mostrarle algo que no llegaba a entender... fue entonces cuando una luz blanca e intensa se encendió y se apagó sin dejar rastro... sabía lo que había visto... primero pensó en un meteorito... pero inmediatamente comprendió que no había sido tal cosa... el fenómeno trascendía lo humano y se acercaba una vez más al experimento militar... una luz con forma de disco que se consume en sí misma... se funde en la oscuridad... como si hubiese cruzado un límite... volvió a retrotraer metros hacia atrás... otros cinco... otros diez... otros cincuenta... de pronto el SOL brillaba como si nada... incólume... majestuoso... quieto... ante semejante experiencia... avanzó nuevamente hasta un punto donde la noche reaparecía oscura, profunda, indescifrable... ¿qué cielo era ése?... ¿qué universo había allí?... él no había estudiado esos mundos... pensó en regresar con un papel y registrar lo que estaba viendo, pero no recordaba haber visto hojas en blanco en la biblioteca, tampoco lápices... debía grabarse esa visión en la mente... dos espiras cruzadas y repletas de mundos... estrellas de magnitudes similares a Sirio, pero más intensas... en la intensidad de los oscuros, se percibían reflejos rojos en una de las espiras, violetas en la otra, y en el medio azules azabaches raros, jamás vistos por él... quizás por nadie... estos alemanes habían descubierto una frontera del espacio-tiempo... intentó determinar el límite entre el día paralizado con un SOL radiante y la noche cerrada de un cielo irreconocible, pero todo parecía indicar que la visión dependía de su mente y no del espacio en el que se detenía a observar... en medio de ello escucha un zumbido... no, no era un zumbido... era un ruido acompasado como el que producía el motor del barco... había un sonido repiqueteando en su cabeza pero no lo identificaba como algo conocido... parecía un ruido a engranajes y pistones pero suave comparado con los que guardaba en su memoria... no había un límite entre día y noche... no había una frontera entre noche y día... se le pasó por la cabeza que no estaban en la Tierra... pero no podía ser, era imposible... ridículo... estaban en una isla desconocida... punto... lo demás debería ser parte del experimento... regresó a la casa y buscó a sus marineros que estaban concentrados en la biblioteca, intentando descubrir literatura que aclarase el "desperfecto" que los estaba afectando... otra vez se repetía la escena de abrir los libros desde su contratapa... leerlos de atrás hacia adelante sin omitir una sola hoja... según se colocaba el libro frente a los ojos se podía leerlo en inglés, siendo que a veces se veía en francés, otras en alemán... otras, al colocar el libro de canto, podían percibirse escrituras en una lengua parecida al sánscrito... y si se lo invertía aparecían los mismos textos en cirílico... uno de los marineros se reía para sus adentros girando los libros y viendo los efectos que esto producía en sus contenidos... estos alemanes eran geniales, habían logrado desarrollar traductores instantáneos... según la naturaleza del lector... otra que Alejandría! esto sí que era un descubrimiento... el libro detectaba qué lengua hablaba el que pretendía leerlo... eso sí que era tecnología... ¿qué otras lenguas identificaría y en qué posición había que colocar a los libros para leerlos?... ninguno de ellos había reparado aún en que en occidente las neuronas humanas funcionan de izquierda a derecha, mientras que en el oriente lo hacen a la inversa, de derecha a izquierda... ¿cómo saberlo?... la genética del caos ni se acercaba al pensamiento práctico de estos marineros sobrevivientes de sus pobrezas... la genética del orden de la creación tampoco... al encontrarse en la biblioteca, oficial y marineros cada cual se apresuró a contar sus descubrimientos... confusión mediante, se miraron perplejos... esto era más grave que lo estimado... uno de los marineros tuvo necesidad de ir al baño, para lo cual debía transponer un extenso pasillo vinculante con habitaciones... pretendió llevar el libro consigo... pero una pared de aire se interpuso y aun cuando quería avanzar por el pasillo, el aire parecía ser un muro aislante impidiéndole el paso... desesperado por su urgencia se empecinó en cruzar ése aire denso... no pudiendo hacerlo dejó el libro sobre una mesa para presionar con todas sus fuerzas, pero al hacerlo descubrió que el aire era solo aire, no había pared ni muro, y el paso estaba despejado para ir a servir a la necesidad fisiológica... no tenía tiempo de pensar en ello... mientras tanto el oficial relataba su experiencia a dos marineros que lo miraban como troglodita escapado de un museo... ¿qué pavadas decía este hombre?, deliraba... el oficial estaba cayendo en la cuenta que estaban en un plano de realidades alteradas... un fenómeno nunca antes descrito... nada alguna vez documentado... nadie había escrito sobre ello, salvo este francés Julio Verne... que exploraba mundos distantes desde una mente prodigiosa... pero él no había vivido siquiera la primera guerra mundial... había ciertas similitudes... pero... cuando la duda te carcome, mejor no moverse en su búsqueda... ABRIL 23, 2017.- tanto el espacio como el tiempo son independientes de la luz... y de la mente.

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