miércoles, 19 de febrero de 2025

Conjuros y cantos

https://www.labellavarsovia.com/conjuros-y-cantos/ «Conjuros y cantos se publicó por primera vez en 2016 por Kriller71 Ediciones. Era mi segundo libro y su escritura hoy me parece, a un mismo tiempo, la más arriesgada y la más segura de sí. La seguridad en la experimentación que existió entonces y que al releer me sorprende, creo que viene del hecho de que yo misma estaba entonces entregada a una especie de asombro o encantamiento, capaz de indagar en el misterio sin exigir su resolución. A los veintipocos vivía en Londres, investigaba sobre utopías queer y buscaba en tiendas de esoterismo libros sobre el culto pagano a la diosa. Leía a Monique Wittig, a Jill Dolan y buscaba en el local de Oxfam del barrio de Dalston libros de segunda mano de editoriales feministas británicas que antologaban el deseo compartido de otros mundos posibles. Esos otros mundos se imaginaban colectivos, en conversación e intercambio, pero no se conformaban nunca con el plano abstracto de las ideas, sino que imaginar ya era una forma de transformar las lógicas de relación y las formas de vivir el ahora. Pensar distinto se hacía con el objetivo de poder estar juntas en un espacio material-simbólico que nos fuese afín y propicio. Leyendo libros de “magia” de distintas tradiciones me propuse estudiar cierta ordenación del lenguaje que fuese propia del conjuro. Había recursos comunes; entre ellos el lenguaje directo, la repetición, y la cláusula de cierre. Pensé el conjuro como lenguaje performativo, movido por un deseo profundo de transformar la realidad con palabras. Escuchando mantras rastreé ritmos de recitación y aperturas de la voz que facilitaban la respiración atenta y la vibración placentera del cuerpo. Creo que la corporalidad de lo poético está de un modo muy especial en el uso de la lengua que es el conjuro y también en el mantra. Está en los rituales que nos acercan y nos asientan como comunidad con signos compartidos. Solo había que tomar estos elementos y hacer que sirviesen a un mundo de sentido que escapaba de la ley binaria y heterosexual. En este tiempo me preocupaba mucho que, aunque las tránsfugas del sistema heterosexual existíamos, y en nuestro camino nos encontrábamos, todavía nos faltaban canciones con las que respirar juntas. Conjurar el deseo lesbiano sigue siendo un ejercicio de seducción que requiere conjurar el misterio. El misterio de la otra, el misterio de un nosotras de naturaleza incierta, aunque movido por una disposición obcecada a perseverar incluso en las peores circunstancias. En este libro quise imaginar cómo serían los rituales y las oraciones de los cuerpos lesbianos que habitaban la isla de mi primer libro La otra genealogía (Torremozas, 2014), pero también referir a nuestras formas extrañas, brillantes, de habitar y sobrevivir en ciudades hiperproductivistas, violentas, incómodas.»

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