lunes, 30 de noviembre de 2009
andando, simplemente andando
andando, simplemente andando,
fui dándole color a la música...
los mejores acordes salen del alma,
sin siquiera saber ni cómo ni dónde...
apenas asoma en la mente,
fluye en los ojos el sonido cadente...
andando, simplemente andando,
fui escribiendo una sinfonía plena de colores...
notas, tonos, números y formas,
brindan perspectiva a las paralelas del silencio...
todo se entrelaza desde el espíritu,
siempre que te resignes a aceptarlo...
andando, simplemente andando,
escuché otras músicas,
vi otros colores,
percibí tonos caídos y otros tantos engañosos,
algunos habían sido plagiados,
robados de otros pentagramas...
el pentagrama puede aparecer bello,
pero muchas veces desafina...
te miran a la cara pero te mienten en la esencia,
revelando la intención de quien da la nota...
a veces tarda en suceder,
pero finalmente el tono que se quiebra,
desvela la mano que se cerró justo...
justo cuando debía abrirse.
cuando el silencio invade la música,
cuando el color se cae del pentagrama,
el corazón se marchita,
protegiéndose del dolor,
buscando una senda sonora que lo conduzca a la calma,
si el latido no es suave,
sólo hay pesadumbre en el alma.
el amor no es una apuesta,
la compañía lo es mucho menos,
si en la amistad no existen puentes,
el sentido que lleves será doliente...
si no sabes compartir,
y apenas pretendes usar,
como fiel oportunista,
finalmente quedará a la vista,
la esencia del atropello...
no importa cuando será el día,
el reclamo reiterado,
como factura inconsistente,
se licua en el inconsciente,
quebrando el puente del doliente,
que en silencio perdió la nota,
el tono, el color hacia el poniente.
el dispensador: de días rotos y pentagramas quebrados. Noviembre 30, 2009.-
DEDICADO A: los que llevan la música en el alma... y no la arrojan por la ventana.
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